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Nuestra Fiscal de Hierro

Betty Marroquin
24 de septiembre, 2015

Muchas mujeres han dejado huella a lo largo de la Historia por diversos factores, unas admirables otras no tanto, algunas dignas del peor desprecio. Hoy día, es realmente gratificante que luego de lo que Guatemala ha vivido en manos de una mujer como Roxana Baldetti, venga otra a redimir la imagen de la mujer en política, a limpiar el nombre de la mujer profesional, y a poner en alto a la chapina excelsa. Después de que la Baldetti hiciera quedar a las mujeres profesionales peor que la suela del zapato embarrada de estiércol, viene una dama a restaurar esa imagen. Una mujer de modales mesurados y discretos, voz suave pero firme y clara, y sobre todo, con un aire de seguridad y aplomo que le dan la fuerza y autoridad que a muchas les falta. Una de las pocas cosas que hiciera bien Otto Pérez fue nombrar a esta profesional del Derecho como Fiscal General de la Nación. La Licda. Telma Aldana a demostrado que no sólo tiene la preparación sino el carácter y la determinación de hacer su trabajo en la mejor forma posible y con ello, dejar su huella positiva en la Historia de Guatemala.

¿Quién es la Licda. Thelma Aldana? Una mujer de clase media de Quetzaltenango, que se esforzó por graduarse como abogada de la Universidad de San Carlos en 1982. Tiene una Maestría en Derecho Civil y Procesal Civil, y está por concluir o se graduó ya de otra Maestría en Derecho de las Mujeres, Género y Acceso a la Justicia. A esto se suman varios estudios sobre Derecho Mercantil y Laboral cursados en Argentina y en España, con becas obtenidas de la OEA y otros entes internacionales. Es decir, queda claro que esta Señora con la S mayúscula tiene las credenciales para ocupar el cargo que hoy día ostenta. Gracias a la Baldetti, varios señores compartieron comentarios machistas y retrógrados en redes sociales como “eso nos pasa por dejar a las mujeres en política” o que “el lugar de las mujeres es en la cocina”. Evidente está que esos hombres olvidan los horrores y abusos cometidos por otras personas de su mismo sexo. ¿Me pregunto si se permitirían decir semejantes cretinadas obtusas a una dama con puño de hierro como la Licda. Aldana, que ha demostrado más pantalones que sus antecesores de sexo masculino?

A nivel experiencia, la Licda. Thelma Aldana inició su vida profesional en 1981 como Conserje del Juzgado de Familia de Quetzaltenango. De allí subió poco a poco en el escalafón judicial, hasta llegar a ser Magistrado de la Corte Suprema de Justicia en el 2009. Según investigué en diversas fuentes, y de nuevo a diferencia de muchas otras mujeres de su mismo gremio, ella ha construido su carrera con base a resultados en su trabajo, a su mérito e innegable talento como abogada y experta en su campo. Todos conocemos ejemplos de mujeres que han llegado donde están no precisamente por sus méritos intelectuales, pero gracias a Dios, existen mujeres de mujeres. En un mundo machista como Guatemala, eso es doblemente admirable.

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Esta Señora con la S mayúscula nos está devolviendo la esperanza en el sistema, en que no todo está podrido, que nuestro sistema judicial puede llegar a funcionar como una máquina bien aceitada. La administración de justicia es esencial para que cualquier democracia funcione, y la nuestra obviamente, necesita una limpieza profunda a su sistema. Necesitamos por consiguiente que los diversos actores en ese ámbito permitan a la Licda. Aldana cumplir con su misión, y nosotros, la sociedad civil, debemos apoyarla y defenderla para que ella pueda continuar limpiando Guatemala. Sola no puede hacerlo, todos debemos colaborar para que ese objetivo común se realice. Y más admirable aún, no es sólo una profesional ejemplar, sino además es Madre.

Símbolo de unidad y orgullo patrio, considero que los premios que ha recibido, si bien respetables, se quedan cortos. El Presidente Alejandro Maldonado Aguirre debiera darle la Orden del Quetzal a esta mujer, para premiarla por su trabajo, por lo que representa, y para incentivarla a seguir adelante. Y el gobierno de los Estados Unidos, quien nos ha acompañado y apoyado en el proceso de depuración política y democrática que estamos viviendo, debieran dar a esta abogada si no mayores honores, mínimo, los mismos otorgados a su antecesora, quién lejos de unir al país, lo dividió y polarizó con su retórica mal intencionada. Como diría el Calvin Coolidge, “Ninguna persona ha sido honrada por lo que recibe. El Honor es el premio a lo que se da”.

Nuestra Fiscal de Hierro

Betty Marroquin
24 de septiembre, 2015

Muchas mujeres han dejado huella a lo largo de la Historia por diversos factores, unas admirables otras no tanto, algunas dignas del peor desprecio. Hoy día, es realmente gratificante que luego de lo que Guatemala ha vivido en manos de una mujer como Roxana Baldetti, venga otra a redimir la imagen de la mujer en política, a limpiar el nombre de la mujer profesional, y a poner en alto a la chapina excelsa. Después de que la Baldetti hiciera quedar a las mujeres profesionales peor que la suela del zapato embarrada de estiércol, viene una dama a restaurar esa imagen. Una mujer de modales mesurados y discretos, voz suave pero firme y clara, y sobre todo, con un aire de seguridad y aplomo que le dan la fuerza y autoridad que a muchas les falta. Una de las pocas cosas que hiciera bien Otto Pérez fue nombrar a esta profesional del Derecho como Fiscal General de la Nación. La Licda. Telma Aldana a demostrado que no sólo tiene la preparación sino el carácter y la determinación de hacer su trabajo en la mejor forma posible y con ello, dejar su huella positiva en la Historia de Guatemala.

¿Quién es la Licda. Thelma Aldana? Una mujer de clase media de Quetzaltenango, que se esforzó por graduarse como abogada de la Universidad de San Carlos en 1982. Tiene una Maestría en Derecho Civil y Procesal Civil, y está por concluir o se graduó ya de otra Maestría en Derecho de las Mujeres, Género y Acceso a la Justicia. A esto se suman varios estudios sobre Derecho Mercantil y Laboral cursados en Argentina y en España, con becas obtenidas de la OEA y otros entes internacionales. Es decir, queda claro que esta Señora con la S mayúscula tiene las credenciales para ocupar el cargo que hoy día ostenta. Gracias a la Baldetti, varios señores compartieron comentarios machistas y retrógrados en redes sociales como “eso nos pasa por dejar a las mujeres en política” o que “el lugar de las mujeres es en la cocina”. Evidente está que esos hombres olvidan los horrores y abusos cometidos por otras personas de su mismo sexo. ¿Me pregunto si se permitirían decir semejantes cretinadas obtusas a una dama con puño de hierro como la Licda. Aldana, que ha demostrado más pantalones que sus antecesores de sexo masculino?

A nivel experiencia, la Licda. Thelma Aldana inició su vida profesional en 1981 como Conserje del Juzgado de Familia de Quetzaltenango. De allí subió poco a poco en el escalafón judicial, hasta llegar a ser Magistrado de la Corte Suprema de Justicia en el 2009. Según investigué en diversas fuentes, y de nuevo a diferencia de muchas otras mujeres de su mismo gremio, ella ha construido su carrera con base a resultados en su trabajo, a su mérito e innegable talento como abogada y experta en su campo. Todos conocemos ejemplos de mujeres que han llegado donde están no precisamente por sus méritos intelectuales, pero gracias a Dios, existen mujeres de mujeres. En un mundo machista como Guatemala, eso es doblemente admirable.

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Símbolo de unidad y orgullo patrio, considero que los premios que ha recibido, si bien respetables, se quedan cortos. El Presidente Alejandro Maldonado Aguirre debiera darle la Orden del Quetzal a esta mujer, para premiarla por su trabajo, por lo que representa, y para incentivarla a seguir adelante. Y el gobierno de los Estados Unidos, quien nos ha acompañado y apoyado en el proceso de depuración política y democrática que estamos viviendo, debieran dar a esta abogada si no mayores honores, mínimo, los mismos otorgados a su antecesora, quién lejos de unir al país, lo dividió y polarizó con su retórica mal intencionada. Como diría el Calvin Coolidge, “Ninguna persona ha sido honrada por lo que recibe. El Honor es el premio a lo que se da”.