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Las pruebas de armas de destrucción masiva de Corea del Norte

Redacción
11 de enero, 2016

No es la primera vez que Corea del Norte hace detonar sus armas de destrucción masiva para lograr obtener ayuda y concesiones por parte de la comunidad internacional, una práctica que se ha venido repitiendo desde que inició sus pruebas nucleares la década pasada. Una vez más el líder de Pyongyang, Kim Jong-un, desafía al mundo haciendo detonar una bomba nuclear, está vez la primera bomba de hidrógeno, según Corea del Norte, que se estima que es de mayor potencia que la bomba nuclear.

Kim Jong-un, un joven de 33 años, educado en Suiza y que lleva 4 años de ser el líder supremo de esa nación, se ha caracterizado por su crueldad. En 2013 mandó a matar a su propio tío, quien representaba una amenaza y traidor de su régimen, sin duda fue una maniobra en la que explícitamente advirtió a todo aquel de su régimen que intentara despojarlo.

Países alrededor del mundo, incluyendo Guatemala, han condenado la prueba de la bomba de hidrógeno y el Consejo de Seguridad analiza imponer sanciones más severas contra Corea del Norte. En su comunicado, la Cancillería guatemalteca acertadamente “condena categóricamente el ensayo nuclear realizado por la República Popular Democrática de Corea del Norte, el cual constituye una flagrante violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y del régimen de no proliferación nuclear”.

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El gobierno Norcoreano inauguró el 1 de enero de 2016 el Centro de Tecnología y Ciencia de Corea del Norte, un centro con un diseño futurista en un país en que su población hambrienta carece de los recursos más básicos, característica de ese gobierno que gusta construir gigantescas edificaciones y monumentos gloriosos, mantener unos de los ejércitos más grandes del mundo en términos de efectivos, en un intento de mostrar su poderío al mundo exterior y apaciguar a su población indoctrinada por el gobierno y reprimida por el miedo a su policía secreta en la que la subversión o conspiración contra su líder supremo se paga con la muerte.

El gobernante norcoreano justificó la prueba de la bomba de hidrógeno como importante para la defensa de Corea del Norte, la península coreana y la seguridad regional de los poderes adversos a su régimen.

A raíz de la detonación, Corea del Sur ha intensificado la seguridad en su frontera con Corea del Norte, en donde soldados surcoreanos, con no menos de 1.80 metros de estatura, se apostan estratégicamente a vigilar sus adversarios del norte. Corea del Sur ha vuelto a retomar su propaganda política en la frontera con Corea de Norte con altavoces de largo alcance, acción que denota uno de los talones de Aquiles de Pyongyang. En el discurso de su propaganda, Corea del Sur transmite el mensaje a la población norcoreana criticando al régimen de Kim Jong-un, hace sonar música occidental y comenta sobre los lujos en que vive la esposa de Kim Jong-un.

El Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama se comunicó con su homóloga surcoreana, Park Geun-hye, y discutieron sobre la necesidad de adoptar las sanciones más rigurosas contra el régimen de Kim Jong-un. De igual forma Japón mostró su preocupación tras las pruebas y el Primer Ministro Japonés, Shinzo Abe, ha mantenido contactos con el Presidente estadounidense.

Las sanciones interpuestas hasta ahora por la comunidad internacional no parecen desafiar al líder norcoreano, hecho demostrado la semana pasada. Esfuerzos previos de negociaciones multilaterales en el 2007, lograron que Corea del Norte apagara el reactor nuclear en Yongbyon a cambio de ayuda y concesiones. No obstante, las negociaciones en ese entonces se detuvieron porque Corea del Norte acusó a los países negociadores de no cumplir sus obligaciones y compromisos. En esa mesa se sentaban los Estados Unidos, Corea del Sur, China (el único aliado de Corea del Norte) y Rusia. En el 2009 Corea del Norte se retiró de esa mesa y llevo a cabo su segunda prueba nuclear. Las últimas sanciones fueron aprobadas por el Consejo de Seguridad en el 2013, a raíz de una tercera prueba nuclear, que contemplaban restricciones financieras y bloqueos de carga internacional.

En esta nueva ocasión el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión de emergencia tras la prueba nuclear de Corea del Norte y condenó de forma unánime las pruebas nucleares y están discutiendo la forma de las nuevas sanciones contra Pyongyang. El Secretario General de la ONU también condenó la acción.

Otras naciones que han externado su preocupación es la China, que manifestó su malestar en contra de Corea del Norte por la prueba nuclear y por no haberle avisado previamente del ejercicio, como era la práctica. China expresó a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, su preocupación sobre la escalada de tensiones en la región, hecho demostrado también con el reciente sobrevuelo en territorio surcoreano del bombardero B-52 de los Estados Unidos y las discusiones con Corea del Sur de enviar más armas estratégicas a ese país. Las actitudes de Kim Jong-un sin duda ponen en deterioro las relaciones con la China, Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU que lo coloca ante una difícil posición, que tendrá que decidir sobre adoptar las sanciones del Consejo de Seguridad o aceptar mayor presencia militar de los Estados Unidos en la península coreana.

La nueva prueba nuclear sin duda pone en riesgo la estabilidad y la paz en la región asiática y pone en cuestionamiento la eficacia de las sanciones de la ONU hasta ahora adoptadas en contra de un régimen que desafía constantemente los esfuerzos diplomáticos. El Consejo de Seguridad tendrá que mostrar liderazgo ante esta nueva circunstancia y adoptar nuevas sanciones que cercioren que el régimen norcoreano no pueda llevar a cabo más pruebas nucleares.

Las pruebas de armas de destrucción masiva de Corea del Norte

Redacción
11 de enero, 2016

No es la primera vez que Corea del Norte hace detonar sus armas de destrucción masiva para lograr obtener ayuda y concesiones por parte de la comunidad internacional, una práctica que se ha venido repitiendo desde que inició sus pruebas nucleares la década pasada. Una vez más el líder de Pyongyang, Kim Jong-un, desafía al mundo haciendo detonar una bomba nuclear, está vez la primera bomba de hidrógeno, según Corea del Norte, que se estima que es de mayor potencia que la bomba nuclear.

Kim Jong-un, un joven de 33 años, educado en Suiza y que lleva 4 años de ser el líder supremo de esa nación, se ha caracterizado por su crueldad. En 2013 mandó a matar a su propio tío, quien representaba una amenaza y traidor de su régimen, sin duda fue una maniobra en la que explícitamente advirtió a todo aquel de su régimen que intentara despojarlo.

Países alrededor del mundo, incluyendo Guatemala, han condenado la prueba de la bomba de hidrógeno y el Consejo de Seguridad analiza imponer sanciones más severas contra Corea del Norte. En su comunicado, la Cancillería guatemalteca acertadamente “condena categóricamente el ensayo nuclear realizado por la República Popular Democrática de Corea del Norte, el cual constituye una flagrante violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y del régimen de no proliferación nuclear”.

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El gobierno Norcoreano inauguró el 1 de enero de 2016 el Centro de Tecnología y Ciencia de Corea del Norte, un centro con un diseño futurista en un país en que su población hambrienta carece de los recursos más básicos, característica de ese gobierno que gusta construir gigantescas edificaciones y monumentos gloriosos, mantener unos de los ejércitos más grandes del mundo en términos de efectivos, en un intento de mostrar su poderío al mundo exterior y apaciguar a su población indoctrinada por el gobierno y reprimida por el miedo a su policía secreta en la que la subversión o conspiración contra su líder supremo se paga con la muerte.

El gobernante norcoreano justificó la prueba de la bomba de hidrógeno como importante para la defensa de Corea del Norte, la península coreana y la seguridad regional de los poderes adversos a su régimen.

A raíz de la detonación, Corea del Sur ha intensificado la seguridad en su frontera con Corea del Norte, en donde soldados surcoreanos, con no menos de 1.80 metros de estatura, se apostan estratégicamente a vigilar sus adversarios del norte. Corea del Sur ha vuelto a retomar su propaganda política en la frontera con Corea de Norte con altavoces de largo alcance, acción que denota uno de los talones de Aquiles de Pyongyang. En el discurso de su propaganda, Corea del Sur transmite el mensaje a la población norcoreana criticando al régimen de Kim Jong-un, hace sonar música occidental y comenta sobre los lujos en que vive la esposa de Kim Jong-un.

El Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama se comunicó con su homóloga surcoreana, Park Geun-hye, y discutieron sobre la necesidad de adoptar las sanciones más rigurosas contra el régimen de Kim Jong-un. De igual forma Japón mostró su preocupación tras las pruebas y el Primer Ministro Japonés, Shinzo Abe, ha mantenido contactos con el Presidente estadounidense.

Las sanciones interpuestas hasta ahora por la comunidad internacional no parecen desafiar al líder norcoreano, hecho demostrado la semana pasada. Esfuerzos previos de negociaciones multilaterales en el 2007, lograron que Corea del Norte apagara el reactor nuclear en Yongbyon a cambio de ayuda y concesiones. No obstante, las negociaciones en ese entonces se detuvieron porque Corea del Norte acusó a los países negociadores de no cumplir sus obligaciones y compromisos. En esa mesa se sentaban los Estados Unidos, Corea del Sur, China (el único aliado de Corea del Norte) y Rusia. En el 2009 Corea del Norte se retiró de esa mesa y llevo a cabo su segunda prueba nuclear. Las últimas sanciones fueron aprobadas por el Consejo de Seguridad en el 2013, a raíz de una tercera prueba nuclear, que contemplaban restricciones financieras y bloqueos de carga internacional.

En esta nueva ocasión el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión de emergencia tras la prueba nuclear de Corea del Norte y condenó de forma unánime las pruebas nucleares y están discutiendo la forma de las nuevas sanciones contra Pyongyang. El Secretario General de la ONU también condenó la acción.

Otras naciones que han externado su preocupación es la China, que manifestó su malestar en contra de Corea del Norte por la prueba nuclear y por no haberle avisado previamente del ejercicio, como era la práctica. China expresó a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, su preocupación sobre la escalada de tensiones en la región, hecho demostrado también con el reciente sobrevuelo en territorio surcoreano del bombardero B-52 de los Estados Unidos y las discusiones con Corea del Sur de enviar más armas estratégicas a ese país. Las actitudes de Kim Jong-un sin duda ponen en deterioro las relaciones con la China, Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU que lo coloca ante una difícil posición, que tendrá que decidir sobre adoptar las sanciones del Consejo de Seguridad o aceptar mayor presencia militar de los Estados Unidos en la península coreana.

La nueva prueba nuclear sin duda pone en riesgo la estabilidad y la paz en la región asiática y pone en cuestionamiento la eficacia de las sanciones de la ONU hasta ahora adoptadas en contra de un régimen que desafía constantemente los esfuerzos diplomáticos. El Consejo de Seguridad tendrá que mostrar liderazgo ante esta nueva circunstancia y adoptar nuevas sanciones que cercioren que el régimen norcoreano no pueda llevar a cabo más pruebas nucleares.