En primer lugar, será importante invertir la lógica predominante de servirse del gobierno. Guatemala ha estado permeada durante muchos años por los crímenes de la cleptocracia, lo cual ha causado daños irreversibles y un sufrimiento irremediable para muchos guatemaltecos. Entre esos crímenes está un desmedido tráfico de influencias, los pseudo-empresarios proveedores del Estado, los abusos a los pactos colectivos, entre muchos otros. Nuestra lucha contra la cleptocracia no debe claudicar. Somos todos los responsables de promover una lógica de Estado al servicio de su población, para ponerle un fin a los abusos de la corrupción.
En segundo lugar, será importante promover un gobierno de unidad y resistir a las tentaciones y presiones de recaer en los viejos hábitos de la polarización. Debemos centrar el trabajo en aquellos temas que nos unen como población, tales como la lucha contra la corrupción, el cierre de la brecha digital en la educación, el mejoramiento del sistema de salud pública, entre tantos otros temas. Lo mejor será ignorar a quienes buscan polarizar a la ciudadanía. Guatemala ha vivido una especie de condicionamiento pavloviano, un tipo de aprendizaje asociativo ideado por Ivan Pavlov. Este fisiólogo ruso descubrió que se podía condicionar un comportamiento con la presentación de un estímulo, realizando experimentos con perros. Cuando iba a alimentarlos, sonaba una campana, de modo que cada vez que el perro escuchaba el sonido de la campana –el estímulo-, asociaba ese suceso con ser alimentado, por lo que comenzaba a salivar-la respuesta-.
Los ciudadanos guatemaltecos fuimos sujetos de un experimento similar al que realizó Pavlov con sus perros. Fuimos entrenados durante 36 años por las entonces superpotencias del mundo, a responder de una forma bélica ante ciertos estímulos. De esta manera, estamos acostumbrados a enfrentarnos entre nosotros, como en un ring de pelea, cada vez que suena la campana. Ese condicionamiento del que hemos sido objeto, es una enorme limitante, ya que en ese ring de pelea no hay espacio para el humanismo, la compasión y el sueño compartido de construir una Guatemala mejor. Es momento de silenciar por completo esas campanas del ring de pelea. Ignoremos a quienes buscan polarizar, pues el simple acto de prestarles atención nutre su irrelevante lucha. Sustituyamos nuestro mal habito de asumir nuestra esquina en el ring, con buenos hábitos que nos unan como país, como ir semanalmente a la plaza para manifestarnos contra la corrupción, tener buenos modales en el tráfico de la ciudad, denunciar sin miedo, etc.
Finalmente, el 2015 fue el año en que nos activamos como ciudadanos para exigir el fin a la problemática de la corrupción que tanto daña nuestra nación. Este 2016 debemos ir un paso más allá y activarnos en la búsqueda de soluciones concretas. Es el momento para que apoyemos a Guatemala en la búsqueda de cómo atender las necesidades más apremiantes que afectan a muchos, entre ellas la generación de empleo en las areas rurales, tapar las fugas que drenan recursos, hacer una lluvia de ideas sobre cómo formalizar la economia o generar mas recursos al erario público, etcétera. El presidente debe de proponer las prioridades y marcar el rumbo. Sin embargo, haría bien en aprovechar la chispa del chapín para resolver los problemas tan complejos que enfrentamos como nación.
Hoy, llenos de esperanza, empezamos a redactar un nuevo cápitulo para Guatemala. Por mi parte, no me queda más que desearle a nuestro nuevo presidente éxitos en su gestión. Sin duda, su mandato estará lleno de obstáculos y grandes retos, y liderar esta unión nacional no será fácil. Guatemala depende críticamente de la gestión que él y su equipo lleven a cabo a partir de este día. Estoy seguro que la ciudadanía permanecerá activa y en la búsqueda de un mejor país. ¡Vamos patria hacia delante!
@salva_paiz
En primer lugar, será importante invertir la lógica predominante de servirse del gobierno. Guatemala ha estado permeada durante muchos años por los crímenes de la cleptocracia, lo cual ha causado daños irreversibles y un sufrimiento irremediable para muchos guatemaltecos. Entre esos crímenes está un desmedido tráfico de influencias, los pseudo-empresarios proveedores del Estado, los abusos a los pactos colectivos, entre muchos otros. Nuestra lucha contra la cleptocracia no debe claudicar. Somos todos los responsables de promover una lógica de Estado al servicio de su población, para ponerle un fin a los abusos de la corrupción.
En segundo lugar, será importante promover un gobierno de unidad y resistir a las tentaciones y presiones de recaer en los viejos hábitos de la polarización. Debemos centrar el trabajo en aquellos temas que nos unen como población, tales como la lucha contra la corrupción, el cierre de la brecha digital en la educación, el mejoramiento del sistema de salud pública, entre tantos otros temas. Lo mejor será ignorar a quienes buscan polarizar a la ciudadanía. Guatemala ha vivido una especie de condicionamiento pavloviano, un tipo de aprendizaje asociativo ideado por Ivan Pavlov. Este fisiólogo ruso descubrió que se podía condicionar un comportamiento con la presentación de un estímulo, realizando experimentos con perros. Cuando iba a alimentarlos, sonaba una campana, de modo que cada vez que el perro escuchaba el sonido de la campana –el estímulo-, asociaba ese suceso con ser alimentado, por lo que comenzaba a salivar-la respuesta-.
Los ciudadanos guatemaltecos fuimos sujetos de un experimento similar al que realizó Pavlov con sus perros. Fuimos entrenados durante 36 años por las entonces superpotencias del mundo, a responder de una forma bélica ante ciertos estímulos. De esta manera, estamos acostumbrados a enfrentarnos entre nosotros, como en un ring de pelea, cada vez que suena la campana. Ese condicionamiento del que hemos sido objeto, es una enorme limitante, ya que en ese ring de pelea no hay espacio para el humanismo, la compasión y el sueño compartido de construir una Guatemala mejor. Es momento de silenciar por completo esas campanas del ring de pelea. Ignoremos a quienes buscan polarizar, pues el simple acto de prestarles atención nutre su irrelevante lucha. Sustituyamos nuestro mal habito de asumir nuestra esquina en el ring, con buenos hábitos que nos unan como país, como ir semanalmente a la plaza para manifestarnos contra la corrupción, tener buenos modales en el tráfico de la ciudad, denunciar sin miedo, etc.
Finalmente, el 2015 fue el año en que nos activamos como ciudadanos para exigir el fin a la problemática de la corrupción que tanto daña nuestra nación. Este 2016 debemos ir un paso más allá y activarnos en la búsqueda de soluciones concretas. Es el momento para que apoyemos a Guatemala en la búsqueda de cómo atender las necesidades más apremiantes que afectan a muchos, entre ellas la generación de empleo en las areas rurales, tapar las fugas que drenan recursos, hacer una lluvia de ideas sobre cómo formalizar la economia o generar mas recursos al erario público, etcétera. El presidente debe de proponer las prioridades y marcar el rumbo. Sin embargo, haría bien en aprovechar la chispa del chapín para resolver los problemas tan complejos que enfrentamos como nación.
Hoy, llenos de esperanza, empezamos a redactar un nuevo cápitulo para Guatemala. Por mi parte, no me queda más que desearle a nuestro nuevo presidente éxitos en su gestión. Sin duda, su mandato estará lleno de obstáculos y grandes retos, y liderar esta unión nacional no será fácil. Guatemala depende críticamente de la gestión que él y su equipo lleven a cabo a partir de este día. Estoy seguro que la ciudadanía permanecerá activa y en la búsqueda de un mejor país. ¡Vamos patria hacia delante!
@salva_paiz