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Entre el cambio y la decadencia

Redacción
15 de enero, 2016
Ayer cerramos un capítulo y abrimos otro en la historia política y democrática de nuestro país. Esto nos obliga a tener que darle una mirada a los procesos antes que a los eventos, para poder entender mejor los papeles cambiantes y tensiones latentes en el ajedrez de la política mundial y nacional.
Además estamos empezando el  año y suelen abundar los análisis e informes, que bajo títulos proféticos y en los diversos medios de comunicación, predicen el futuro del mundo, de la bolsa de valores, de las economías y guerras, lo que va a suceder con ISIS, la desintegración de la Unión Europea o de cualquier otra cosa en nuestra región y país.
Pero para mí juicio eso de “predecir” es como adivinar, es dejar a un lado lo que las ciencias y sobre todo el aprendizaje de lo pasado nos deja.
Nos podrán marear o dormir hasta el infinito los analistas con sus predicciones, tenemos que aprender del pasado, es la mejor manera de entender el futuro.
En el contexto global, vemos a los países de Europa y el modelo que los unificó en plena decadencia. Amenazados por todos los flancos: economías en recesión y un Euro debilitado, violentos ataques provenientes del terrorismo sin fronteras, millones de refugiados provenientes de Siria, Irak y el Norte de África, y el incremento al rechazo al cambio de la cara de Europa.
Por eso, este año Europa brillará por la ausencia de liderazgo de las grandes potencias en materia de política exterior. Ya nadie aparece como el líder unipolar del mundo. De hecho, esta es una tarea indeseable para muchos países.
Donald Trump lo dice sin titubear, los problemas del mundo no son de los Estados Unidos, y si llegara a ganar la presidencia, vería como retirar a su país de todos los frentes que no son su problema directo. Una miopía total, temerario y no valiente, porque es hoy más que nunca que el mundo necesita que los Estados Unidos se involucre más. No es el repliegue lo que se necesita, sino que la presencia y la tenacidad de su liderazgo.
En Guatemala, arranca un nuevo presidente y gobierno, y algunos nuevos diputados en el Congreso. Estos con tremenda presión de todos los guatemaltecos para hacer lo mínimo en estos cuatro años: ser honesto él y sus funcionarios, perseguir con contundencia implacable la corrupción y la impunidad, mantener a flote la poca institucionalidad que tenemos, y que la justicia de resultados con condenas a quienes se les demuestre en juicio justo su culpabilidad, como oxígeno al sistema político.
La paciencia ciudadana está en cero. No hay “Luna de miel”. Necesitará liderar con un estilo de gobernar con la gente como su mástil, y sus acciones correctas como el viento para impulsarlo. Ser un presidente con toda la intención de llegar a consensos para lograr una agenda mínima de país.
No hay cómo hacer predicciones, pero urge aprender de las lecciones y poner al gobierno a trabajar ejerciendo ese acicate insoslayable en medios y redes sociales, porque es la única manera que hemos visto los políticos entienden. Una alianza entre ciudadanía y medios de comunicación para este propósito.
Mientras en Europa y en la China las cosas van en decadencia, el cambio en Guatemala nos da la esperanza y el entusiasmo para seguir adelante.

Entre el cambio y la decadencia

Redacción
15 de enero, 2016
Ayer cerramos un capítulo y abrimos otro en la historia política y democrática de nuestro país. Esto nos obliga a tener que darle una mirada a los procesos antes que a los eventos, para poder entender mejor los papeles cambiantes y tensiones latentes en el ajedrez de la política mundial y nacional.
Además estamos empezando el  año y suelen abundar los análisis e informes, que bajo títulos proféticos y en los diversos medios de comunicación, predicen el futuro del mundo, de la bolsa de valores, de las economías y guerras, lo que va a suceder con ISIS, la desintegración de la Unión Europea o de cualquier otra cosa en nuestra región y país.
Pero para mí juicio eso de “predecir” es como adivinar, es dejar a un lado lo que las ciencias y sobre todo el aprendizaje de lo pasado nos deja.
Nos podrán marear o dormir hasta el infinito los analistas con sus predicciones, tenemos que aprender del pasado, es la mejor manera de entender el futuro.
En el contexto global, vemos a los países de Europa y el modelo que los unificó en plena decadencia. Amenazados por todos los flancos: economías en recesión y un Euro debilitado, violentos ataques provenientes del terrorismo sin fronteras, millones de refugiados provenientes de Siria, Irak y el Norte de África, y el incremento al rechazo al cambio de la cara de Europa.
Por eso, este año Europa brillará por la ausencia de liderazgo de las grandes potencias en materia de política exterior. Ya nadie aparece como el líder unipolar del mundo. De hecho, esta es una tarea indeseable para muchos países.
Donald Trump lo dice sin titubear, los problemas del mundo no son de los Estados Unidos, y si llegara a ganar la presidencia, vería como retirar a su país de todos los frentes que no son su problema directo. Una miopía total, temerario y no valiente, porque es hoy más que nunca que el mundo necesita que los Estados Unidos se involucre más. No es el repliegue lo que se necesita, sino que la presencia y la tenacidad de su liderazgo.
En Guatemala, arranca un nuevo presidente y gobierno, y algunos nuevos diputados en el Congreso. Estos con tremenda presión de todos los guatemaltecos para hacer lo mínimo en estos cuatro años: ser honesto él y sus funcionarios, perseguir con contundencia implacable la corrupción y la impunidad, mantener a flote la poca institucionalidad que tenemos, y que la justicia de resultados con condenas a quienes se les demuestre en juicio justo su culpabilidad, como oxígeno al sistema político.
La paciencia ciudadana está en cero. No hay “Luna de miel”. Necesitará liderar con un estilo de gobernar con la gente como su mástil, y sus acciones correctas como el viento para impulsarlo. Ser un presidente con toda la intención de llegar a consensos para lograr una agenda mínima de país.
No hay cómo hacer predicciones, pero urge aprender de las lecciones y poner al gobierno a trabajar ejerciendo ese acicate insoslayable en medios y redes sociales, porque es la única manera que hemos visto los políticos entienden. Una alianza entre ciudadanía y medios de comunicación para este propósito.
Mientras en Europa y en la China las cosas van en decadencia, el cambio en Guatemala nos da la esperanza y el entusiasmo para seguir adelante.