Este gobierno tiene una oportunidad de oro. Al no haber tenido una campaña cuantiosa, no tener una bancada de conocidos politiqueros, al tener un pueblo dispuesto a tomar el parque ante la menor provocación.

Este gobierno no es claro aliado de los aprovechados empresarurios de siempre. Recuerden que no recibió ese apoyo. El apoyo lo recibió doña Zury.

Esas circunstancias no son usuales en este país. Acá quien gana la elección casi es coronado rey y tiene el beneplácito de todos.

Espero que la dispersión de los poderes haga un poco más cautelosos a quienes lo ejercen. La presión social debe hacer meditar las decisiones de corruptelas un poco más. Por no estar plegado a las cámaras empresariales, me gustaría que tampoco haga una alianza con ellos. Trato cordial, trato de escuchar propuestas, perspectivas y consideraciones, está bien. Pero la cautela debe prevalecer. Es fácil recordar que los empresarios, obvio que no todos, siempre han aprovechado para proponer legislaciones en las que todos perdemos menos ellos.

Claro, tampoco un pleito frontal con el sector empresarial es prudente, pues eso es de beneficio para otros y peor.

La labor de un gobierno es buscar implementar esas ideas que nos impulsen, a todos, hacia adelante.

En el fondo espero que lo logre hacer. Que actúe con prudencia y sabiduría, escuchando y ponderando adecuadamente las propuestas que reciba, de manera que se empiece un proceso de modificación del sistema que nos aleje de este nocivo mercantilismo que llevamos cargando por décadas.