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Yo también me comprometí Señor Presidente…

José Carlos Ortega
17 de enero, 2016

Por José Carlos Ortega S. C.

A una vida de honor, sacrificio y esperanza, a hacer el bien siempre, en público y en privado, a defender lo que hemos logrado, a no dar un paso atrás, me comprometo a esto cada día, para lograr la Guatemala feliz, la Guatemala inmortal, que todos queremos.”

Con este párrafo el Señor Presidente de la República se comprometía, y luego nos llamaba a todos los guatemaltecos, a unirnos en ese compromiso de “TRABAJAR, TRABAJAR y TRABAJAR” con los máximos valores que su mejor educación y valores, exaltados por Max Webber, lo formaron desde su juventud.

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Un discurso de unidad, tal y como lo establece la Constitución Política de la República, como función del presidente de nuestro país, un discurso que resalta logros, no de él, sino de un país un poco más libre, justo y democrático. Iniciando con un agradecimiento profundo, como debe ser, con un corazón que exalta sus creencias y valores. Resaltar lo positivo, y no dar un simple discurso esperanzador donde promete, de forma populista, todo lo que va a hacer desde el trono presidencial, sino de los valores que la mayor parte de los guatemaltecos, una sociedad moral, una sociedad de valor, que sale a trabajar todos los días para mantener a sus familias y contribuir con este nuestro país. Un mensaje positivo de responsabilidad, un mensaje que al igual que el presidente John F. Kennedy en su discurso inaugural, no habla de todo lo que el gobierno puede dar, sino lo que todos juntos, como país, “sin que nadie se quede atrás”, podemos dar, y crear milagros, para que nuestro país, pueda desarrollarse en paz, en unidad, solidaridad, en valor, tolerancia, responsabilidad y trabajo, sin olvidar el perdón y la misericordia.

Yo también juré Señor Presidente, porque he venido trabajando, como usted, como millones de guatemaltecos por construir esta nación. Una nación que nos es recordada cada vez que usted recita el himno nacional, o lo parafrasea, para crear esa guatemalidad, una nación grande que incluya a todas las otras naciones.

Sería una irresponsabilidad no aprovechar esta oportunidad. No se ha logrado todo. Falta mucho por hacer. En el proceso de esta república, de esta democracia, de un país con justicia, hay mucho qué hacer. Su mejor fortaleza es, y debe continuar siendo, su sencillez y humildad de leer al guatemalteco más común, de reconocer que no lo puede todo y de llamar a la unidad para el trabajo, en equipo, de todos.

Los grandes males, los dinosaurios, que usted tan adecuadamente ha sabido ilustrar por medio de nuestro orgullo Tito Monterroso, son los que tienen los valores de confrontación, egoísmo, avaricia. Pero la mayoría silenciosa y trabajadora creemos que las “cosas deben ser como pueden ser, y las cosas pueden ser como deben ser”.

Los guatemaltecos de bien luchamos todos los días por construir un futuro para nosotros, para nuestras familias y para nuestro país, al igual que usted Señor Presidente. Nosotros seguiremos, con sacrificio, con esperanza, con honor, con responsabilidad, con trabajo, con amor y valores haciéndolo todos los días. Esperamos que usted sepa liderar, por el bien de todos, esta oportunidad, con la ayuda de Dios y de todos, para poder obtener este país que no exporte a sus ciudadanos, un país que no necesite de la ayuda internacional, un país digno. ¡Señor Presidente, nosotros vamos a seguir trabajando!

Yo también me comprometí Señor Presidente…

José Carlos Ortega
17 de enero, 2016

Por José Carlos Ortega S. C.

A una vida de honor, sacrificio y esperanza, a hacer el bien siempre, en público y en privado, a defender lo que hemos logrado, a no dar un paso atrás, me comprometo a esto cada día, para lograr la Guatemala feliz, la Guatemala inmortal, que todos queremos.”

Con este párrafo el Señor Presidente de la República se comprometía, y luego nos llamaba a todos los guatemaltecos, a unirnos en ese compromiso de “TRABAJAR, TRABAJAR y TRABAJAR” con los máximos valores que su mejor educación y valores, exaltados por Max Webber, lo formaron desde su juventud.

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Un discurso de unidad, tal y como lo establece la Constitución Política de la República, como función del presidente de nuestro país, un discurso que resalta logros, no de él, sino de un país un poco más libre, justo y democrático. Iniciando con un agradecimiento profundo, como debe ser, con un corazón que exalta sus creencias y valores. Resaltar lo positivo, y no dar un simple discurso esperanzador donde promete, de forma populista, todo lo que va a hacer desde el trono presidencial, sino de los valores que la mayor parte de los guatemaltecos, una sociedad moral, una sociedad de valor, que sale a trabajar todos los días para mantener a sus familias y contribuir con este nuestro país. Un mensaje positivo de responsabilidad, un mensaje que al igual que el presidente John F. Kennedy en su discurso inaugural, no habla de todo lo que el gobierno puede dar, sino lo que todos juntos, como país, “sin que nadie se quede atrás”, podemos dar, y crear milagros, para que nuestro país, pueda desarrollarse en paz, en unidad, solidaridad, en valor, tolerancia, responsabilidad y trabajo, sin olvidar el perdón y la misericordia.

Yo también juré Señor Presidente, porque he venido trabajando, como usted, como millones de guatemaltecos por construir esta nación. Una nación que nos es recordada cada vez que usted recita el himno nacional, o lo parafrasea, para crear esa guatemalidad, una nación grande que incluya a todas las otras naciones.

Sería una irresponsabilidad no aprovechar esta oportunidad. No se ha logrado todo. Falta mucho por hacer. En el proceso de esta república, de esta democracia, de un país con justicia, hay mucho qué hacer. Su mejor fortaleza es, y debe continuar siendo, su sencillez y humildad de leer al guatemalteco más común, de reconocer que no lo puede todo y de llamar a la unidad para el trabajo, en equipo, de todos.

Los grandes males, los dinosaurios, que usted tan adecuadamente ha sabido ilustrar por medio de nuestro orgullo Tito Monterroso, son los que tienen los valores de confrontación, egoísmo, avaricia. Pero la mayoría silenciosa y trabajadora creemos que las “cosas deben ser como pueden ser, y las cosas pueden ser como deben ser”.

Los guatemaltecos de bien luchamos todos los días por construir un futuro para nosotros, para nuestras familias y para nuestro país, al igual que usted Señor Presidente. Nosotros seguiremos, con sacrificio, con esperanza, con honor, con responsabilidad, con trabajo, con amor y valores haciéndolo todos los días. Esperamos que usted sepa liderar, por el bien de todos, esta oportunidad, con la ayuda de Dios y de todos, para poder obtener este país que no exporte a sus ciudadanos, un país que no necesite de la ayuda internacional, un país digno. ¡Señor Presidente, nosotros vamos a seguir trabajando!