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La Teoría de los Saltos Productivos

Redacción
20 de enero, 2016

La teoría de los saltos productivos fue introducida en el año 2007 por los investigadores Cesar A. Hidalgo, Bailey Klinger, Ricardo Hausmann y Albert-László Barabási. La misma se basa en la idea que el desarrollo económico de un país depende de su sofisticación productiva e intenta demostrar la relación entre distintos productos a través de una serie de redes. La relación de un producto con otro, depende de los recursos que se necesitan para desarrollarlo, estos incluyen; capital humano, maquinaría y condiciones agrícolas.

“The Atlas of Economic Complexity” es una herramienta virtual de la Universidad de Harvard que representa gráficamente la teoría de los saltos productivos y que resalta la relación de aquellos productos que se están exportando actualmente con productos más sofisticados. En el caso de Guatemala, por ejemplo, se observa la relación del banano con el café, del café con la pimienta, de la pimienta con los crustáceos, y de los crustáceos con los moluscos.

Esta herramienta virtual, permite visualizar oportunidades productivas basadas en las capacidades existentes y la distancia que existe entre distintos mercados agrícolas e industriales. Sin embargo, no especifica el retorno financiero de cada salto productivo, por lo que es difícil definir hacia donde dirigirse cuando existen distintas opciones. Estudios de mercado que calculan el crecimiento anual de los distintos productos pudieran servir de complemento.

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Hay muchos productos que están creciendo a nivel mundial que no se están produciendo en Guatemala, a pesar de que existen las capacidades y condiciones necesarias. El coco es una fruta que proviene de las palmeras y que crece en las áreas costeñas del país, pero cuyo mercado está saturado. No obstante, el aceite y el agua de coco están creciendo a niveles exponenciales y se producen al procesar la fruta manual o industrialmente. Hacer el salto hacia la exportación de aceite o agua de coco, en lugar de cocos en su estado natural, generaría mayores ganancias al país y pudiera ayudar en la creación de empleos.

Otro ejemplo, es la semilla del chan, un producto actualmente cultivado en Guatemala que se ha popularizado a raíz de la tendencia de comer más saludable. En este caso, la semilla se pudiera exportar en su estado natural pero con un empaque que resalte sus beneficios nutricionales y que despliegue su nombre en inglés “chia seed” con el cual se le conoce alrededor del mundo.

Muchos de estos saltos productivos requieren de inversiones relativamente bajas, que se recuperarían con el incremento en los márgenes de ganancia de los nuevos productos. Tanto “The Atlas of Economic Complexity” como estudios de mercado pueden ayudar a definir que saltos hacer con las capacidades existentes. La sofisticación productiva por sí misma no desarrollará al país, pero sí impulsará a la economía y será un paso clavo en la erradicación de la pobreza.

La Teoría de los Saltos Productivos

Redacción
20 de enero, 2016

La teoría de los saltos productivos fue introducida en el año 2007 por los investigadores Cesar A. Hidalgo, Bailey Klinger, Ricardo Hausmann y Albert-László Barabási. La misma se basa en la idea que el desarrollo económico de un país depende de su sofisticación productiva e intenta demostrar la relación entre distintos productos a través de una serie de redes. La relación de un producto con otro, depende de los recursos que se necesitan para desarrollarlo, estos incluyen; capital humano, maquinaría y condiciones agrícolas.

“The Atlas of Economic Complexity” es una herramienta virtual de la Universidad de Harvard que representa gráficamente la teoría de los saltos productivos y que resalta la relación de aquellos productos que se están exportando actualmente con productos más sofisticados. En el caso de Guatemala, por ejemplo, se observa la relación del banano con el café, del café con la pimienta, de la pimienta con los crustáceos, y de los crustáceos con los moluscos.

Esta herramienta virtual, permite visualizar oportunidades productivas basadas en las capacidades existentes y la distancia que existe entre distintos mercados agrícolas e industriales. Sin embargo, no especifica el retorno financiero de cada salto productivo, por lo que es difícil definir hacia donde dirigirse cuando existen distintas opciones. Estudios de mercado que calculan el crecimiento anual de los distintos productos pudieran servir de complemento.

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Hay muchos productos que están creciendo a nivel mundial que no se están produciendo en Guatemala, a pesar de que existen las capacidades y condiciones necesarias. El coco es una fruta que proviene de las palmeras y que crece en las áreas costeñas del país, pero cuyo mercado está saturado. No obstante, el aceite y el agua de coco están creciendo a niveles exponenciales y se producen al procesar la fruta manual o industrialmente. Hacer el salto hacia la exportación de aceite o agua de coco, en lugar de cocos en su estado natural, generaría mayores ganancias al país y pudiera ayudar en la creación de empleos.

Otro ejemplo, es la semilla del chan, un producto actualmente cultivado en Guatemala que se ha popularizado a raíz de la tendencia de comer más saludable. En este caso, la semilla se pudiera exportar en su estado natural pero con un empaque que resalte sus beneficios nutricionales y que despliegue su nombre en inglés “chia seed” con el cual se le conoce alrededor del mundo.

Muchos de estos saltos productivos requieren de inversiones relativamente bajas, que se recuperarían con el incremento en los márgenes de ganancia de los nuevos productos. Tanto “The Atlas of Economic Complexity” como estudios de mercado pueden ayudar a definir que saltos hacer con las capacidades existentes. La sofisticación productiva por sí misma no desarrollará al país, pero sí impulsará a la economía y será un paso clavo en la erradicación de la pobreza.