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El Congreso: El Prototipo de una Corrupción Repugnante

Redacción
20 de enero, 2016

La reciente bomba “taracénica” que reveló los sueldos de los trabajadores del Congreso ha dado mucho que hablar, y no es para menos. Con el perdón de los contados miembros del hemiciclo que pueden jactarse de ser personas probas, honorables e íntegras, déjeme expresarle, querido lector, la repugnancia que me causa dicho despilfarro, el cual conlleva muchas aristas propias del mayor circo político y nido de corruptelas llamado Congreso de la República. Las plazas del personal permanente, técnico y temporal desafortunadamente se han convertido en una moneda para el pago de favores políticos y otra de las formas, siempre tan creativas, de enriquecimiento ilícito, usando su dinero y el mío. Recordemos que probablemente la razón de estos salarios tan inflados recae, además del pacto colectivo, en acuerdos por debajo de la mesa con diputados que reciben una porción del mismo, un modus operandi que recientemente salió a ojo público con figuras como Muadi

También debemos ser mesurados en aplaudir el acto de Taracena. Si bien se requiere de coraje y voluntad política para dar a conocer uno de los secretos mejores guardados del Congreso, Taracena está solamente cumpliendo con la Ley de Acceso a la Información Pública, algo que él mismo ha reconocido. Debemos leer bien el trasfondo y tiempos políticos detrás de cualquier acto en el gobierno. Por lo tanto, no será de extrañar que el liderazgo tomado por Taracena sea parte de una estrategia política por parte de la UNE para posicionarse y consolidarse desde el legislativo como una oposición constructiva que ha sabido leer las demandas de la ciudadanía por transparencia y la reducción de la impunidad, aprovechando en el camino las debandadas de las bancadas de LIDER y PP, luego del grotesco espectáculo de transfuguismo horas después de la toma de posesión. Sandra Torres, vieja conocida del sistema y una hábil política, seguro que estará contando los réditos políticos de este acto “heroico” de Taracena y pensando en la siguiente jugada. Independientemente de la motivación detrás de esto, el ciudadano de a pie lo debe ver como una victoria y continuar con la presión social para una mayor fiscalización.

El Congreso de la República está en boca de todos hoy pero me temo que no será por mucho, cuando el siguiente escándalo del gobierno estalle en otro organismo estaremos centrando nuestra atención ahí. Sin embargo, es importante extraer lecciones de esta situación y recordar que es el organismo legislativo el ente donde la depuración y la fiscalización ciudadana deben de estar más presentes y constantes. Es de aquí donde se dictaminan las leyes que afectaran la vida de todos y donde, bajo el orden republicano y constitucional actual, se pueden impulsar los cambios y reformas que tanto urgen al país.

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Para usted, amigo lector, que le indignó la noticia de los aumentos descaradamente exorbitantes (en relación a perfil, productividad, desempeño… sentido común pues) que devengan ciertos trabajadores del Congreso, le pregunto: ¿aun así se siente cómodo cuando le piden más impuestos? Me podrán acusar de incurrir en una argumentación falaz pero, con este despilfarro – que no es más que un ejemplo de miles en el gobierno y todas sus dependencias (compras sobrevaloradas, gastos superfluos, pactos colectivos lesivos, contratos onerosos, etc.), ¿no

debemos demandar un reordenamiento de las finanzas públicas, leyes correspondientes, y una reevaluación del presupuesto antes de tener la decencia de exigir más impuestos? Con las necesidades de un país tan precario como el nuestro, es indignante este derroche. Hasta al más prosocialdemocracia, pro-modelo escandinavo, pro-regulación del gobierno le debe de indignar este desorden descarado, repulsivo y francamente inadmisible que tenemos en nuestro gobierno. Yo me pregunto, aquellos que piensan que el gobierno es el problema, ¿por qué piden más gobierno? Asco, simplemente un asco.

Jorge V. Avila Prera

@jorgeavilaprera

El Congreso: El Prototipo de una Corrupción Repugnante

Redacción
20 de enero, 2016

La reciente bomba “taracénica” que reveló los sueldos de los trabajadores del Congreso ha dado mucho que hablar, y no es para menos. Con el perdón de los contados miembros del hemiciclo que pueden jactarse de ser personas probas, honorables e íntegras, déjeme expresarle, querido lector, la repugnancia que me causa dicho despilfarro, el cual conlleva muchas aristas propias del mayor circo político y nido de corruptelas llamado Congreso de la República. Las plazas del personal permanente, técnico y temporal desafortunadamente se han convertido en una moneda para el pago de favores políticos y otra de las formas, siempre tan creativas, de enriquecimiento ilícito, usando su dinero y el mío. Recordemos que probablemente la razón de estos salarios tan inflados recae, además del pacto colectivo, en acuerdos por debajo de la mesa con diputados que reciben una porción del mismo, un modus operandi que recientemente salió a ojo público con figuras como Muadi

También debemos ser mesurados en aplaudir el acto de Taracena. Si bien se requiere de coraje y voluntad política para dar a conocer uno de los secretos mejores guardados del Congreso, Taracena está solamente cumpliendo con la Ley de Acceso a la Información Pública, algo que él mismo ha reconocido. Debemos leer bien el trasfondo y tiempos políticos detrás de cualquier acto en el gobierno. Por lo tanto, no será de extrañar que el liderazgo tomado por Taracena sea parte de una estrategia política por parte de la UNE para posicionarse y consolidarse desde el legislativo como una oposición constructiva que ha sabido leer las demandas de la ciudadanía por transparencia y la reducción de la impunidad, aprovechando en el camino las debandadas de las bancadas de LIDER y PP, luego del grotesco espectáculo de transfuguismo horas después de la toma de posesión. Sandra Torres, vieja conocida del sistema y una hábil política, seguro que estará contando los réditos políticos de este acto “heroico” de Taracena y pensando en la siguiente jugada. Independientemente de la motivación detrás de esto, el ciudadano de a pie lo debe ver como una victoria y continuar con la presión social para una mayor fiscalización.

El Congreso de la República está en boca de todos hoy pero me temo que no será por mucho, cuando el siguiente escándalo del gobierno estalle en otro organismo estaremos centrando nuestra atención ahí. Sin embargo, es importante extraer lecciones de esta situación y recordar que es el organismo legislativo el ente donde la depuración y la fiscalización ciudadana deben de estar más presentes y constantes. Es de aquí donde se dictaminan las leyes que afectaran la vida de todos y donde, bajo el orden republicano y constitucional actual, se pueden impulsar los cambios y reformas que tanto urgen al país.

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Para usted, amigo lector, que le indignó la noticia de los aumentos descaradamente exorbitantes (en relación a perfil, productividad, desempeño… sentido común pues) que devengan ciertos trabajadores del Congreso, le pregunto: ¿aun así se siente cómodo cuando le piden más impuestos? Me podrán acusar de incurrir en una argumentación falaz pero, con este despilfarro – que no es más que un ejemplo de miles en el gobierno y todas sus dependencias (compras sobrevaloradas, gastos superfluos, pactos colectivos lesivos, contratos onerosos, etc.), ¿no

debemos demandar un reordenamiento de las finanzas públicas, leyes correspondientes, y una reevaluación del presupuesto antes de tener la decencia de exigir más impuestos? Con las necesidades de un país tan precario como el nuestro, es indignante este derroche. Hasta al más prosocialdemocracia, pro-modelo escandinavo, pro-regulación del gobierno le debe de indignar este desorden descarado, repulsivo y francamente inadmisible que tenemos en nuestro gobierno. Yo me pregunto, aquellos que piensan que el gobierno es el problema, ¿por qué piden más gobierno? Asco, simplemente un asco.

Jorge V. Avila Prera

@jorgeavilaprera