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Colombia habló, sin contundencia

Betty Marroquin
03 de octubre, 2016

Este fin de semana 13 de los 35 millones de colombianos se pronunciaron en el plebiscito derrotando al Presidente Santos y a su Acuerdo con un mísero 50.2%. Contundente, no me parece. Según sondeos mucha gente en favor del sí no acudió a las urnas por el mal tiempo causado por el huracán Mathew y me imagino que lo mismo a muchos del “no”. Es un plebiscito porque es el mecanismo constitucional usado para que los ciudadanos se manifiesten sobre un tema eminentemente político.

La guerrilla en el hermano país de Colombia inició en 1964, con un movimiento campesino indoctrinado en el Marxismo, como las guerrillas en todos los escenarios de combate de la Guerra Fría. Después de 52 años de lucha, que ha dejado aproximadamente 220,000 (si, doscientos veinte mil) muertos y 7 millones (efectivamente, siete millones) de desplazados, la guerrilla y el gobierno se sentaron en la mesa de negociación ya en serio, nada más y nada menos que en Cuba. En Cuba, bastión de la libertad y la paz, promotor principal de la democracia. Obviamente estoy siendo sarcástica. Más bien digamos claro, en Cuba, principal promotor de los movimientos guerrilleros en el continente, incluyendo en Colombia. Irónico, es decir poco.

Ni las cifras de guerrilleros activos han sido claras en este proceso teñido de sarcasmo y que pareciera una burla a las víctimas. De los 20 mil combatientes que las FARC declararon a principios del presente siglo, bajaron a 6500 en abril del 2016, y en agosto declararon como parte del Acuerdo de Paz que los 7500 (siete mil quinientos) guerrilleros deberían deponer sus armas en 180 días después de firmados los acuerdos. Esperemos los señores de las FARC se pongan de acuerdo con sus cifras. (Información recopilada de varios artículos de The Economist)

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Las FARC se han caracterizado por ser de ideología marxista, pero amantes del capitalismo. Dueños de empresas varias, de propiedades por toda Colombia, y hasta inversionistas en la bolsa de valores, han sido muy hábiles en lavar el dinero recavado de sus lucrativas actividades como narcotraficantes de drogas (producción, procesamiento, exportación y comercialización de su asqueroso producto), de su actividad minera como explotador de minas de oro ilegales, de su magistral uso de la extorsión y el secuestro. Los empresarios marxistas de las FARC tienen cuentas en Costa Rica, Venezuela, Ecuador y Panamá. Ah, pero el Comandante Iván Márquez, negociador por parte de esta emprendedora guerrilla marxista, dijo a la BBC el 17 de diciembre del 2015, durante una entrevista que le hicieran en La Habana, que el Estado podía confiscar todas las cuentas en el exterior que quisiera sólo que no tenían. A principios del presente siglo las FARC tenían entre 200 millones y 3.5 mil millones de Dólares Estadounidenses. Para el 2012 se estimaba que su fortuna en activos llegaba a los 10.5 mil millones de Dólares Estadounidenses. Ah, pero cuando finalmente se dignaron aceptar la posibilidad de resarcir a las víctimas del conflicto armado declararon estar en bancarrota. Que alguien por favor me diga si ésto no huele a mentiras y embustes. Para rematarla, si bien en Colombia existe una ley que permite el congelamiento de activos de dudosa procedencia hasta que ésta sea aclarada, a nivel mundial, únicamente el lavado de 20 centavos de cada 100 dólares estadounidenses vienen detectados según la Oficina de Drogas y Crimen de la ONU, a nivel mundial. Es decir, lavar dinero es realmente fácil, en todo el globo terráqueo, incluyendo Colombia.

Me parece más que obvio entender porqué el Senador Alvaro Uribe, ex Presidente de Colombia (que cabe mencionar mantuvo un récord de popularidad arriba del 70% durante la mayor parte de su mandato), lidera el NO al acuerdo tal cual sobre todo porque no castiga a los criminales de la guerrilla.

Los Acuerdos de Paz de Colombia contienen 6 puntos fundamentales: 1. la admisión de las FARC como partido político (que de entrada vendría premiada con 10 curules en el Congreso); 2. la reforma rural; 3. el resarcimiento de las víctimas (al que accedieron declarándose en bancarrota); 4. el cese de las actividades de las FARC en el narcotráfico; 5. el cese al fuego (que han prometido mantener aún después del referendo adverso) y 6. el desarme e implementación de los puntos en el acuerdo. Sólo el costo del desminado y la reparación de infraestructura dañada mayormente por las FARC costará entre 15 y 30 mil millones de dólares estadounidenses, según estimaciones de expertos.

Con el NO recibido en el plebiscito, el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri alias Timochenko aseguró que el plebiscito no tiene validez jurídica, según la Constitución de Colombia, únicamente política, y que las FARC continuarán con lo firmado y acordado, incitando a sus simpatizantes a manifestar en favor del Acuerdo y en apoyo a las FARC.

Que la paz en Colombia es deseada por la gran mayoría de la población, no me cabe duda, especialmente sabiendo lo trabajadores que son los Colombianos, emprendedores, innovadores, alegres y llenos de vida. Sin embargo, lo que Uribe busca es que a diferencia de otros ejemplos, en Colombia si se haga justicia pareja, y que o todos sean “hijos, o todos entenados” como debiera de ser. El perdonarle los 52 años de abusos, asesinatos, etc a la guerrilla sólo creará mayor antagonismo y ha ya generado gran indignación entre los colombianos. Uribe y su grupo se oponen a la impunidad en favor de las FARC, a que se vuelvan partido político (que de paso les regalan 10 curules de un plumazo), y al término “justicia transicional”. Los partidarios del No quieren renegociar esos puntos álgidos del Acuerdo, lo que implicará sentar a Uribe con Timochenko en la mesa de negociaciones. Esperemos en Colombia se den mejores resultados que en Guatemala, que su gente encuentre el camino para seguir adelante como colombianos, unidos y sin resentimientos y que o todos paguen o todos se vayan a su casa, pero que no se haga una cacería de brujas como hemos visto en nuestro país.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Colombia habló, sin contundencia

Betty Marroquin
03 de octubre, 2016

Este fin de semana 13 de los 35 millones de colombianos se pronunciaron en el plebiscito derrotando al Presidente Santos y a su Acuerdo con un mísero 50.2%. Contundente, no me parece. Según sondeos mucha gente en favor del sí no acudió a las urnas por el mal tiempo causado por el huracán Mathew y me imagino que lo mismo a muchos del “no”. Es un plebiscito porque es el mecanismo constitucional usado para que los ciudadanos se manifiesten sobre un tema eminentemente político.

La guerrilla en el hermano país de Colombia inició en 1964, con un movimiento campesino indoctrinado en el Marxismo, como las guerrillas en todos los escenarios de combate de la Guerra Fría. Después de 52 años de lucha, que ha dejado aproximadamente 220,000 (si, doscientos veinte mil) muertos y 7 millones (efectivamente, siete millones) de desplazados, la guerrilla y el gobierno se sentaron en la mesa de negociación ya en serio, nada más y nada menos que en Cuba. En Cuba, bastión de la libertad y la paz, promotor principal de la democracia. Obviamente estoy siendo sarcástica. Más bien digamos claro, en Cuba, principal promotor de los movimientos guerrilleros en el continente, incluyendo en Colombia. Irónico, es decir poco.

Ni las cifras de guerrilleros activos han sido claras en este proceso teñido de sarcasmo y que pareciera una burla a las víctimas. De los 20 mil combatientes que las FARC declararon a principios del presente siglo, bajaron a 6500 en abril del 2016, y en agosto declararon como parte del Acuerdo de Paz que los 7500 (siete mil quinientos) guerrilleros deberían deponer sus armas en 180 días después de firmados los acuerdos. Esperemos los señores de las FARC se pongan de acuerdo con sus cifras. (Información recopilada de varios artículos de The Economist)

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Las FARC se han caracterizado por ser de ideología marxista, pero amantes del capitalismo. Dueños de empresas varias, de propiedades por toda Colombia, y hasta inversionistas en la bolsa de valores, han sido muy hábiles en lavar el dinero recavado de sus lucrativas actividades como narcotraficantes de drogas (producción, procesamiento, exportación y comercialización de su asqueroso producto), de su actividad minera como explotador de minas de oro ilegales, de su magistral uso de la extorsión y el secuestro. Los empresarios marxistas de las FARC tienen cuentas en Costa Rica, Venezuela, Ecuador y Panamá. Ah, pero el Comandante Iván Márquez, negociador por parte de esta emprendedora guerrilla marxista, dijo a la BBC el 17 de diciembre del 2015, durante una entrevista que le hicieran en La Habana, que el Estado podía confiscar todas las cuentas en el exterior que quisiera sólo que no tenían. A principios del presente siglo las FARC tenían entre 200 millones y 3.5 mil millones de Dólares Estadounidenses. Para el 2012 se estimaba que su fortuna en activos llegaba a los 10.5 mil millones de Dólares Estadounidenses. Ah, pero cuando finalmente se dignaron aceptar la posibilidad de resarcir a las víctimas del conflicto armado declararon estar en bancarrota. Que alguien por favor me diga si ésto no huele a mentiras y embustes. Para rematarla, si bien en Colombia existe una ley que permite el congelamiento de activos de dudosa procedencia hasta que ésta sea aclarada, a nivel mundial, únicamente el lavado de 20 centavos de cada 100 dólares estadounidenses vienen detectados según la Oficina de Drogas y Crimen de la ONU, a nivel mundial. Es decir, lavar dinero es realmente fácil, en todo el globo terráqueo, incluyendo Colombia.

Me parece más que obvio entender porqué el Senador Alvaro Uribe, ex Presidente de Colombia (que cabe mencionar mantuvo un récord de popularidad arriba del 70% durante la mayor parte de su mandato), lidera el NO al acuerdo tal cual sobre todo porque no castiga a los criminales de la guerrilla.

Los Acuerdos de Paz de Colombia contienen 6 puntos fundamentales: 1. la admisión de las FARC como partido político (que de entrada vendría premiada con 10 curules en el Congreso); 2. la reforma rural; 3. el resarcimiento de las víctimas (al que accedieron declarándose en bancarrota); 4. el cese de las actividades de las FARC en el narcotráfico; 5. el cese al fuego (que han prometido mantener aún después del referendo adverso) y 6. el desarme e implementación de los puntos en el acuerdo. Sólo el costo del desminado y la reparación de infraestructura dañada mayormente por las FARC costará entre 15 y 30 mil millones de dólares estadounidenses, según estimaciones de expertos.

Con el NO recibido en el plebiscito, el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri alias Timochenko aseguró que el plebiscito no tiene validez jurídica, según la Constitución de Colombia, únicamente política, y que las FARC continuarán con lo firmado y acordado, incitando a sus simpatizantes a manifestar en favor del Acuerdo y en apoyo a las FARC.

Que la paz en Colombia es deseada por la gran mayoría de la población, no me cabe duda, especialmente sabiendo lo trabajadores que son los Colombianos, emprendedores, innovadores, alegres y llenos de vida. Sin embargo, lo que Uribe busca es que a diferencia de otros ejemplos, en Colombia si se haga justicia pareja, y que o todos sean “hijos, o todos entenados” como debiera de ser. El perdonarle los 52 años de abusos, asesinatos, etc a la guerrilla sólo creará mayor antagonismo y ha ya generado gran indignación entre los colombianos. Uribe y su grupo se oponen a la impunidad en favor de las FARC, a que se vuelvan partido político (que de paso les regalan 10 curules de un plumazo), y al término “justicia transicional”. Los partidarios del No quieren renegociar esos puntos álgidos del Acuerdo, lo que implicará sentar a Uribe con Timochenko en la mesa de negociaciones. Esperemos en Colombia se den mejores resultados que en Guatemala, que su gente encuentre el camino para seguir adelante como colombianos, unidos y sin resentimientos y que o todos paguen o todos se vayan a su casa, pero que no se haga una cacería de brujas como hemos visto en nuestro país.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo