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Inclusión o integración. ¿Cuál es la diferencia?

Redacción
01 de febrero, 2016

Ahora más que nunca se conoce y se reconocen los distintos estilos de aprendizaje. Las metodologías educativos de vanguardia enfatizan y celebran los variados talentos de las personas. El trabajo cooperativo, tanto dentro del aula, desde los niveles de preprimaria hasta el superior, se enriquece con los dones de los participantes en el equipo, que en una amalgama de esfuerzo unido, resuelven problemas con creatividad y complementariedad. Las destrezas del siglo veintiuno, que es el parámetro para la nueva fuerza laboral, exigen esta labor colaborativa, uniendo competencias de todos. Se incluyen a todos.

Esta diversidad de dones en el aula es el reflejo de la diversidad real y vital. Y de acuerdo a la manera de cómo se incluyen a todos, con respeto, empatía, paciencia, se continuará con ese talante, cada ser humano dentro de la sociedad.

También se habla de los hemisferios cerebrales; la facilidad de una persona hacia o las ciencias o las humanidades. Todo ser humano tiene un estilo de aprendizaje individual, y la necesidad de una educación especial, a su medida. Es la condición humana.

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Además de las personas que se llaman regulares, hay personas con capacidades especiales. Así las llama la ley guatemalteca que regula su inclusión, Decreto Número 58-2007, Ley de Educación Especial para las Personas con Capacidades Especiales y el Acuerdo Ministerial 3613-2011 Reglamento de la Ley de Educación Especial para las Personas con Capacidades Especiales, en la cual se reconoce la obligatoriedad de atender a toda la población; se contempla la adaptación de la infraestructura, y el desarrollo de adecuaciones curriculares, para así asegurar el cumplimiento constitucional de la educación para todas las personas. Y dentro de la población, que cuenta con una inmensa gama de necesidades especiales, se encuentran a las personas con Síndrome de Down.

La última semana de enero del año en curso, una nueva organización en pro de las personas con Síndrome de Down, mayormente a las que están en edad escolar, ofreció una serie de charlas informativas, impartida por la experta costarricense Marcela Álvarez López. Se dedicó cada charla a poblaciones especificas, padres de familia, docentes y directores de centros educativos públicos y privados. La meta fue provocar un cambio de actitud, basado en el conocimiento.

Se discutieron los mitos y paradigmas existentes; y sobre todo se enfatizó la importancia de incluir a las personas con Síndrome de Down en el ambiente de la educación regular. Pues la inclusión asegura un aprendizaje de todos los involucrados, con el reconocimiento de bondades y retos, siendo esto un retrato de la vida real. No es una integración, es una inclusión. ¿Y cuál es la diferencia? El mismo Diccionario de la Real Academia es puntual en indicar que incluir es “Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto…” ; en cuanto integrar es “Completar un todo con partes que faltan.” Pareciera semántica simple, pero el fondo es que cuando se proyecta integración es mantener un grupo aparte, dentro de otro. La inclusión es formar un solo grupo. Y esa inclusión es una situación de ganancia total.

Se exploraron las actitudes de docentes, directores y otros padres de familia; que es esencia la energía que impulsa la inclusión. Las personas con Síndrome de Down son capaces; hay que reconocer sus competencias, respetarlas, y darles la libertad para su perfeccionamiento.

La Fundación Margarita Tejada ha trabajado por años con el mismo ímpetu; ahora la acompaña la nueva entidad, Asociación Inclusión Down 502. Y lo que comparten con la población en general es el conocimiento sobre el síndrome, qué es, porqué es, y las estrategias de inclusión en todos los ámbitos de la vida.

Es necesaria compartir con todas las personas, niños, jóvenes y adultos, lo complejo de la vida con el Síndrome de Down y los retos sobresalientes que se vencen. Es imprescindible una educación sensata y factual para erradicar los prejuicios, los miedos, y el uso de términos peyorativos que lastiman a cualquier persona.

Todo individuo requiere una educación especial, que lo incluya dentro de su grupo, con sus pares, y que pueda desarrollar sus competencias especiales. Todo ser humano es especial, y su educación por ende, es especial.

Se felicita a la nueva instancia de concientización ciudadana.

Inclusión o integración. ¿Cuál es la diferencia?

Redacción
01 de febrero, 2016

Ahora más que nunca se conoce y se reconocen los distintos estilos de aprendizaje. Las metodologías educativos de vanguardia enfatizan y celebran los variados talentos de las personas. El trabajo cooperativo, tanto dentro del aula, desde los niveles de preprimaria hasta el superior, se enriquece con los dones de los participantes en el equipo, que en una amalgama de esfuerzo unido, resuelven problemas con creatividad y complementariedad. Las destrezas del siglo veintiuno, que es el parámetro para la nueva fuerza laboral, exigen esta labor colaborativa, uniendo competencias de todos. Se incluyen a todos.

Esta diversidad de dones en el aula es el reflejo de la diversidad real y vital. Y de acuerdo a la manera de cómo se incluyen a todos, con respeto, empatía, paciencia, se continuará con ese talante, cada ser humano dentro de la sociedad.

También se habla de los hemisferios cerebrales; la facilidad de una persona hacia o las ciencias o las humanidades. Todo ser humano tiene un estilo de aprendizaje individual, y la necesidad de una educación especial, a su medida. Es la condición humana.

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Además de las personas que se llaman regulares, hay personas con capacidades especiales. Así las llama la ley guatemalteca que regula su inclusión, Decreto Número 58-2007, Ley de Educación Especial para las Personas con Capacidades Especiales y el Acuerdo Ministerial 3613-2011 Reglamento de la Ley de Educación Especial para las Personas con Capacidades Especiales, en la cual se reconoce la obligatoriedad de atender a toda la población; se contempla la adaptación de la infraestructura, y el desarrollo de adecuaciones curriculares, para así asegurar el cumplimiento constitucional de la educación para todas las personas. Y dentro de la población, que cuenta con una inmensa gama de necesidades especiales, se encuentran a las personas con Síndrome de Down.

La última semana de enero del año en curso, una nueva organización en pro de las personas con Síndrome de Down, mayormente a las que están en edad escolar, ofreció una serie de charlas informativas, impartida por la experta costarricense Marcela Álvarez López. Se dedicó cada charla a poblaciones especificas, padres de familia, docentes y directores de centros educativos públicos y privados. La meta fue provocar un cambio de actitud, basado en el conocimiento.

Se discutieron los mitos y paradigmas existentes; y sobre todo se enfatizó la importancia de incluir a las personas con Síndrome de Down en el ambiente de la educación regular. Pues la inclusión asegura un aprendizaje de todos los involucrados, con el reconocimiento de bondades y retos, siendo esto un retrato de la vida real. No es una integración, es una inclusión. ¿Y cuál es la diferencia? El mismo Diccionario de la Real Academia es puntual en indicar que incluir es “Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto…” ; en cuanto integrar es “Completar un todo con partes que faltan.” Pareciera semántica simple, pero el fondo es que cuando se proyecta integración es mantener un grupo aparte, dentro de otro. La inclusión es formar un solo grupo. Y esa inclusión es una situación de ganancia total.

Se exploraron las actitudes de docentes, directores y otros padres de familia; que es esencia la energía que impulsa la inclusión. Las personas con Síndrome de Down son capaces; hay que reconocer sus competencias, respetarlas, y darles la libertad para su perfeccionamiento.

La Fundación Margarita Tejada ha trabajado por años con el mismo ímpetu; ahora la acompaña la nueva entidad, Asociación Inclusión Down 502. Y lo que comparten con la población en general es el conocimiento sobre el síndrome, qué es, porqué es, y las estrategias de inclusión en todos los ámbitos de la vida.

Es necesaria compartir con todas las personas, niños, jóvenes y adultos, lo complejo de la vida con el Síndrome de Down y los retos sobresalientes que se vencen. Es imprescindible una educación sensata y factual para erradicar los prejuicios, los miedos, y el uso de términos peyorativos que lastiman a cualquier persona.

Todo individuo requiere una educación especial, que lo incluya dentro de su grupo, con sus pares, y que pueda desarrollar sus competencias especiales. Todo ser humano es especial, y su educación por ende, es especial.

Se felicita a la nueva instancia de concientización ciudadana.