Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Piquetes de hormiga

Redacción
19 de marzo, 2016

Cinco veces a la semana es lo mismo. Madrugar, bañarse, ir a estudiar/trabajar, mal desayunar, estudiar/trabajar, mal almorzar, seguir, ir al tránsito y llegar a casa para volver a dormir, y así repetir el proceso al día siguiente. Pero entre alguno de esos pasos, entre la rutina, y el corre corre de cada día, están presentes esos pequeños piquetes de hormiga. Que duelen, molestan y nos hacen detenernos por un momento. Puede que sean estos pequeños instantes los que nos ayuden a regresar un poco a la realidad y nos saquen de la burbuja en la que hemos decidido vivir. Nos hacen pensar en los nuestros, a lo que se enfrentan. Nos hacen pensar en el señor que vemos caminar todos los días a su trabajo, en el piloto del bus que no nos cedió el paso, en el señor de la tienda que siempre está comiendo una sopa instantánea. Nos hace sentir empatía, pues, hasta con los que no conocemos.

Hay unos piquetes más graves que otros. Esta semana han existido varios que no solo nos regresaron a la realidad también hicieron que esta nos diera un golpe directo al estómago y nos derribara frente al día a día que hay al que debemos sobrevivir. Y del que muchas veces decidimos huir.

“Profesor asesinado frente a sus alumnos” A Gustavo Arias le dispararon 5 veces delante de 14 estudiantes. Estaba en la Universidad ese martes cuando leí la noticia y me puse a pensar acerca de eso. Pobres niños, mataron al profe en su segunda casa, en el otro lugar donde se supone que están más seguros. Me imaginé el hecho narrado por la voz de una de las conductoras de esos noticieros que ven los latinos en Estados Unidos. Ya me habían dicho que ser maestro es uno de los trabajos más estresantes del mundo, pero llegar hasta estos extremos solo es posible aquí. Mis mejores amigas son maestras, mi mamá también lo fue ¿Qué debo esperar? En un país con un promedio de 16 asesinatos al día, no hay trabajo seguro.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

“Ataques con explosivos incrementan” Desde que pasó lo del bus donde estalló una mochila hace algunos años, transportarme en camioneta es siempre mi última opción, mejor dicho, dejó de ser una opción. Pero eso porque tengo la dicha de poder escoger. ¿Y los que no? Pienso en mi abuelo y su necesidad (necedad) de transportarse en estos medios. En el último mes, se han capturado varias personas que llevan este tipo de artefactos. Se consumó uno en un bus y otro en una cafetería. Armas dignas de una guerra… ¿no se había firmado la paz? ¿La que era firma y duradera? Parece que mal cerramos una puerta para toparnos con otra que está abierta y deja escapar diez mil demonios.

“Incendio en La Terminal deja dos niñas calcinadas” Viernes de dolores, 5 de la mañana. Algunos ya están preparando todo para “vacacionar”, para huir aún más de la realidad. Pero resulta que hay personas que no pueden huir de ella ni cuando duermen. Ángela y Verónica estaban durmiendo en el local que además de sitio de trabajo fungía como hogar. De 15 y 13 años las niñas. Seguro estaban cansadas, trabajaban por las mañanas, para ayudar a su mamá que enviudó hace dos meses, y estudiaban en las tardes. De hecho su mamá ya había salido a trabajar, limpiando las calles de la ciudad. Duele pensar en este hecho. Da algo en el corazón al leer que la hermana mayor se culpa por lo ocurrido. Ese local era lo más cercano que tenían por hogar, una casa sin luz, que debía alumbrarse con velas.

Los piquetes de hormiga nos hacen más humanos, quizá. Nos recuerdan que aún sentimos y que no está mal hacerlo. Pero ¿Por qué algo tiene que doler para hacernos reflexionar? Hay que estar atentos a nuestra realidad, a lo que nos rodea y dejar de limitar todo a nuestra nariz.

Piquetes de hormiga

Redacción
19 de marzo, 2016

Cinco veces a la semana es lo mismo. Madrugar, bañarse, ir a estudiar/trabajar, mal desayunar, estudiar/trabajar, mal almorzar, seguir, ir al tránsito y llegar a casa para volver a dormir, y así repetir el proceso al día siguiente. Pero entre alguno de esos pasos, entre la rutina, y el corre corre de cada día, están presentes esos pequeños piquetes de hormiga. Que duelen, molestan y nos hacen detenernos por un momento. Puede que sean estos pequeños instantes los que nos ayuden a regresar un poco a la realidad y nos saquen de la burbuja en la que hemos decidido vivir. Nos hacen pensar en los nuestros, a lo que se enfrentan. Nos hacen pensar en el señor que vemos caminar todos los días a su trabajo, en el piloto del bus que no nos cedió el paso, en el señor de la tienda que siempre está comiendo una sopa instantánea. Nos hace sentir empatía, pues, hasta con los que no conocemos.

Hay unos piquetes más graves que otros. Esta semana han existido varios que no solo nos regresaron a la realidad también hicieron que esta nos diera un golpe directo al estómago y nos derribara frente al día a día que hay al que debemos sobrevivir. Y del que muchas veces decidimos huir.

“Profesor asesinado frente a sus alumnos” A Gustavo Arias le dispararon 5 veces delante de 14 estudiantes. Estaba en la Universidad ese martes cuando leí la noticia y me puse a pensar acerca de eso. Pobres niños, mataron al profe en su segunda casa, en el otro lugar donde se supone que están más seguros. Me imaginé el hecho narrado por la voz de una de las conductoras de esos noticieros que ven los latinos en Estados Unidos. Ya me habían dicho que ser maestro es uno de los trabajos más estresantes del mundo, pero llegar hasta estos extremos solo es posible aquí. Mis mejores amigas son maestras, mi mamá también lo fue ¿Qué debo esperar? En un país con un promedio de 16 asesinatos al día, no hay trabajo seguro.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

“Ataques con explosivos incrementan” Desde que pasó lo del bus donde estalló una mochila hace algunos años, transportarme en camioneta es siempre mi última opción, mejor dicho, dejó de ser una opción. Pero eso porque tengo la dicha de poder escoger. ¿Y los que no? Pienso en mi abuelo y su necesidad (necedad) de transportarse en estos medios. En el último mes, se han capturado varias personas que llevan este tipo de artefactos. Se consumó uno en un bus y otro en una cafetería. Armas dignas de una guerra… ¿no se había firmado la paz? ¿La que era firma y duradera? Parece que mal cerramos una puerta para toparnos con otra que está abierta y deja escapar diez mil demonios.

“Incendio en La Terminal deja dos niñas calcinadas” Viernes de dolores, 5 de la mañana. Algunos ya están preparando todo para “vacacionar”, para huir aún más de la realidad. Pero resulta que hay personas que no pueden huir de ella ni cuando duermen. Ángela y Verónica estaban durmiendo en el local que además de sitio de trabajo fungía como hogar. De 15 y 13 años las niñas. Seguro estaban cansadas, trabajaban por las mañanas, para ayudar a su mamá que enviudó hace dos meses, y estudiaban en las tardes. De hecho su mamá ya había salido a trabajar, limpiando las calles de la ciudad. Duele pensar en este hecho. Da algo en el corazón al leer que la hermana mayor se culpa por lo ocurrido. Ese local era lo más cercano que tenían por hogar, una casa sin luz, que debía alumbrarse con velas.

Los piquetes de hormiga nos hacen más humanos, quizá. Nos recuerdan que aún sentimos y que no está mal hacerlo. Pero ¿Por qué algo tiene que doler para hacernos reflexionar? Hay que estar atentos a nuestra realidad, a lo que nos rodea y dejar de limitar todo a nuestra nariz.