Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

ELLA

Redacción
18 de marzo, 2016

Todos la conocen. Y su fama no es precisamente buena. Las madres le ruegan y aconsejan a sus hijos que no se le acerquen, y que si se topan con ella la ignoren. Y es que no importa el tiempo, circunstancia o lugar, es un hecho que todos se toparán con ella en más de alguna ocasión. La oportunidad de caer en sus brazos es grande, sobre todo en un mundo como el de hoy, porque ella los persigue a todos: a los despistados y a los que se creen más listos.

En este momento acaba de visualizar a su presa. Él está sentado detrás de un elegante escritorio. Bien vestido y con los zapatos muy lustrados. Pareciera que no le falta nada, pero ella detecta algo: la carne humana es débil y si se ataca en el lugar preciso, se conquista.

Pero primero, tiene que llamar la atención. No sirve de nada tentar si no juega con el tentado. Es tan experta (porque lo ha hecho cientos de veces) que ya sabe como hacerlo. Aplica sus técnicas sin dudarlo y espera.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Ahora él la ve y le cuesta alejar la mirada. Se ve apetitosa, se ve gratificante y se ve fácil. No necesita más. En realidad su puesto detrás del escritorio y sus zapatos bien lustrados le han dado una buena vida… pero pudiera tener “una mejor vida” y esa es razón suficiente para considerarla y verla un rato más. Ella significa un escape de la vida aburrida y tan cotidiana. Es como unas vacaciones a media jornada laboral.

Pero es mala. O al menos eso dicen los que se creen más listos pero que nunca la han conocido bien. Ella es como la manzana prohibida esperando la mordida de locura, curiosidad y avaricia de Eva. Es como esa gacela, presa fácil del león, que se pasea por las praderas tentándolo, para que este la alcance y la devore. Es mala y él lo sabe, pero desearía ignorarlo sin que su consciencia le taladrara el alma.

Poco a poco se va embriagando de ella y la conciencia se apaga. Cada vez la escucha menos. Ella cada vez habla más.

Así pasan los días. Es una presa difícil pero ella sabe que caerá. Al fin y al cabo, solo es cuestión de tiempo. Lo tienta con el ejemplo de pasados clientes, que ahora tienen una “mejor vida”; esa que el tanto quiere, o que piensa que quiere.

Ahora ella ve como él, una mañana, actúa distinto. Pareciera haber tomado una decisión que no fue fácil. ¿Habrán tenido efecto sus actos de conquista?

Él se acerca, a unos metros de ella, quien lo espera paciente. Se acercan un poco más. Ahora solo quedan centímetros entre ellos. Él puede observar todas sus aparentes perfecciones y la encuentra atractiva, bella. Están a un aliento de distancia. El corazón les palpita a ambos. Un poco más cerca y su vida cambiará por siempre. Todo se decidirá en los próximos minutos; todo depende de él y solo de él.

Ella, mientras tanto, lo espera sonriente, como ratón que caerá en la trampa. Sabe que él es humano, pero ¿sabrá él su verdadero nombre?

Pasan los segundos. Ella espera que él acceda, que la toque y que la haga suya. De lo contrario, no quiere perder más tiempo, porque sabe que hay más como él en esa ciudad, muchísimos más a los que tiene que ir a tentar. A pesar de todo, la corrupción también tiene una lista larga de clientes pendientes.

ELLA

Redacción
18 de marzo, 2016

Todos la conocen. Y su fama no es precisamente buena. Las madres le ruegan y aconsejan a sus hijos que no se le acerquen, y que si se topan con ella la ignoren. Y es que no importa el tiempo, circunstancia o lugar, es un hecho que todos se toparán con ella en más de alguna ocasión. La oportunidad de caer en sus brazos es grande, sobre todo en un mundo como el de hoy, porque ella los persigue a todos: a los despistados y a los que se creen más listos.

En este momento acaba de visualizar a su presa. Él está sentado detrás de un elegante escritorio. Bien vestido y con los zapatos muy lustrados. Pareciera que no le falta nada, pero ella detecta algo: la carne humana es débil y si se ataca en el lugar preciso, se conquista.

Pero primero, tiene que llamar la atención. No sirve de nada tentar si no juega con el tentado. Es tan experta (porque lo ha hecho cientos de veces) que ya sabe como hacerlo. Aplica sus técnicas sin dudarlo y espera.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Ahora él la ve y le cuesta alejar la mirada. Se ve apetitosa, se ve gratificante y se ve fácil. No necesita más. En realidad su puesto detrás del escritorio y sus zapatos bien lustrados le han dado una buena vida… pero pudiera tener “una mejor vida” y esa es razón suficiente para considerarla y verla un rato más. Ella significa un escape de la vida aburrida y tan cotidiana. Es como unas vacaciones a media jornada laboral.

Pero es mala. O al menos eso dicen los que se creen más listos pero que nunca la han conocido bien. Ella es como la manzana prohibida esperando la mordida de locura, curiosidad y avaricia de Eva. Es como esa gacela, presa fácil del león, que se pasea por las praderas tentándolo, para que este la alcance y la devore. Es mala y él lo sabe, pero desearía ignorarlo sin que su consciencia le taladrara el alma.

Poco a poco se va embriagando de ella y la conciencia se apaga. Cada vez la escucha menos. Ella cada vez habla más.

Así pasan los días. Es una presa difícil pero ella sabe que caerá. Al fin y al cabo, solo es cuestión de tiempo. Lo tienta con el ejemplo de pasados clientes, que ahora tienen una “mejor vida”; esa que el tanto quiere, o que piensa que quiere.

Ahora ella ve como él, una mañana, actúa distinto. Pareciera haber tomado una decisión que no fue fácil. ¿Habrán tenido efecto sus actos de conquista?

Él se acerca, a unos metros de ella, quien lo espera paciente. Se acercan un poco más. Ahora solo quedan centímetros entre ellos. Él puede observar todas sus aparentes perfecciones y la encuentra atractiva, bella. Están a un aliento de distancia. El corazón les palpita a ambos. Un poco más cerca y su vida cambiará por siempre. Todo se decidirá en los próximos minutos; todo depende de él y solo de él.

Ella, mientras tanto, lo espera sonriente, como ratón que caerá en la trampa. Sabe que él es humano, pero ¿sabrá él su verdadero nombre?

Pasan los segundos. Ella espera que él acceda, que la toque y que la haga suya. De lo contrario, no quiere perder más tiempo, porque sabe que hay más como él en esa ciudad, muchísimos más a los que tiene que ir a tentar. A pesar de todo, la corrupción también tiene una lista larga de clientes pendientes.