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Reflexiones ambientales de Semana Santa

Redacción
22 de marzo, 2016

Además del período de reflexión espiritual que sugiere esta semana los guatemaltecos generalmente aprovechamos estos días para visitar lugares turísticos que nos brindan aire puro, relajación y paisaje. El Lago de Amatitlán y el Lago de Atitlán, son dos especiales cuerpos de agua que aún, más en el caso del segundo, nos ofrecen placer al verles entre imponentes volcanes y cerros.

Lamentablemente estos recursos naturales se encuentran en continuo deterioro. Decenas, sino cientos, de intentos se han realizado por recuperar la calidad del agua de estos dos importantes lagos. Incluidas dos grandes instituciones (AMSA y AMSCLAE) que suponen coordinar aquellos esfuerzos. Ninguno ha funcionado a la fecha; gobiernos nacionales y municipales van y vienen, leyes y normas especiales se emiten sin efecto alguno. No ha habido poder político que logre realmente corregir el problema y restaurar estos valiosos recursos naturales.

La premisa común de la cual parten todas estas iniciativas, sean estas públicas o privadas, o de cooperación internacional, es que estos recursos son bienes públicos, por tanto es el Estado quien debe protegerlos.

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Un bien público se define como aquel cuyos servicios son “inagotables” y “no-excluyentes”, es decir, que todos pueden hacer uso de él sin menoscabo de su cantidad y calidad. Así, surgen entonces instituciones, entendidas estas como esquemas pautados de comportamiento, que estimulan a los interesados en aprovechar al máximo el recurso sin la mínima consideración por los demás…bienvenida la naturaleza humana!

Aristóteles enunciaba ya desde aquellos días tan lejanos que “lo que es común de muchos es lo que recibe menor cuidado, porque todos los hombres estiman más lo que es suyo que lo que poseen en común con otros”. Y ciertamente, aunque tres-mil años después se ha comprobado que existen cierto tipo de instituciones que contradicen este comportamiento, en la mayoría de los casos se cumple aquel sabio pensamiento (tragedia de los comunes).

El problema de la contaminación de los lagos en Guatemala debe observarse desde la óptica de los derechos de propiedad y no desde la óptica de la política pública. Cuando los derechos de propiedad están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y legalmente garantizados ofrecen incentivos más poderosos y apegados a la naturaleza humana: la oportunidad de lucro (ético) por un lado, y la tendencia a obtener sus satisfacciones con la menor cantidad de trabajo y esfuerzo. Sólo aquellas soluciones bajo estas premisas posibilitarán la conservación de los recursos naturales pues nadie, en su sano-juicio, rehúye de las ganancias que ofrecen los intercambios ni opta por caminos largos y difíciles para alcanzar su propósito.

El Dr. Eduardo Mayora, en sus columnas El agua, bien escaso y Agua y bienes públicos ha propuesto un esquema interesante de derechos de propiedad para los cuerpos de agua cuya propiedad, hoy por hoy, es de todos (estatal). La idea fundamental detrás de su propuesta es que Tú seas propietario-real de una pequeña porción de estos recursos y que prevalezca la posibilidad de ejercer el derecho a “elegir” qué quieres hacer con ellos. Un esquema de esta naturaleza supone que la información que tú posees es la relevante para la mejor decisión y derivado de ello, y de tu naturaleza-humana, emergerán mejores usos y soluciones para la protección del recurso en cuestión.

Durante tus reflexiones de Semana Santa te invito pues a meditar estas ideas y principalmente, a cuestionar todas aquellas iniciativas inútiles que han tenido lugar desde hace décadas y que no han funcionado, ni funcionarán…sólo aquellas instituciones que ofrecen los incentivos adecuados podrán salvar esos recursos que tanto valoramos en esta época.

__________________________

Jorge David Chapas es guatemalteco y empresario forestal. Fundador y CEO de Rana. Miembro del CEES, del PERC y del Heartland Institute. Sus opiniones se publican en República.gt, Rana, Diario AltaVoz (Perú) y Notiminuto (Venezuela).

Reflexiones ambientales de Semana Santa

Redacción
22 de marzo, 2016

Además del período de reflexión espiritual que sugiere esta semana los guatemaltecos generalmente aprovechamos estos días para visitar lugares turísticos que nos brindan aire puro, relajación y paisaje. El Lago de Amatitlán y el Lago de Atitlán, son dos especiales cuerpos de agua que aún, más en el caso del segundo, nos ofrecen placer al verles entre imponentes volcanes y cerros.

Lamentablemente estos recursos naturales se encuentran en continuo deterioro. Decenas, sino cientos, de intentos se han realizado por recuperar la calidad del agua de estos dos importantes lagos. Incluidas dos grandes instituciones (AMSA y AMSCLAE) que suponen coordinar aquellos esfuerzos. Ninguno ha funcionado a la fecha; gobiernos nacionales y municipales van y vienen, leyes y normas especiales se emiten sin efecto alguno. No ha habido poder político que logre realmente corregir el problema y restaurar estos valiosos recursos naturales.

La premisa común de la cual parten todas estas iniciativas, sean estas públicas o privadas, o de cooperación internacional, es que estos recursos son bienes públicos, por tanto es el Estado quien debe protegerlos.

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Aristóteles enunciaba ya desde aquellos días tan lejanos que “lo que es común de muchos es lo que recibe menor cuidado, porque todos los hombres estiman más lo que es suyo que lo que poseen en común con otros”. Y ciertamente, aunque tres-mil años después se ha comprobado que existen cierto tipo de instituciones que contradicen este comportamiento, en la mayoría de los casos se cumple aquel sabio pensamiento (tragedia de los comunes).

El problema de la contaminación de los lagos en Guatemala debe observarse desde la óptica de los derechos de propiedad y no desde la óptica de la política pública. Cuando los derechos de propiedad están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y legalmente garantizados ofrecen incentivos más poderosos y apegados a la naturaleza humana: la oportunidad de lucro (ético) por un lado, y la tendencia a obtener sus satisfacciones con la menor cantidad de trabajo y esfuerzo. Sólo aquellas soluciones bajo estas premisas posibilitarán la conservación de los recursos naturales pues nadie, en su sano-juicio, rehúye de las ganancias que ofrecen los intercambios ni opta por caminos largos y difíciles para alcanzar su propósito.

El Dr. Eduardo Mayora, en sus columnas El agua, bien escaso y Agua y bienes públicos ha propuesto un esquema interesante de derechos de propiedad para los cuerpos de agua cuya propiedad, hoy por hoy, es de todos (estatal). La idea fundamental detrás de su propuesta es que Tú seas propietario-real de una pequeña porción de estos recursos y que prevalezca la posibilidad de ejercer el derecho a “elegir” qué quieres hacer con ellos. Un esquema de esta naturaleza supone que la información que tú posees es la relevante para la mejor decisión y derivado de ello, y de tu naturaleza-humana, emergerán mejores usos y soluciones para la protección del recurso en cuestión.

Durante tus reflexiones de Semana Santa te invito pues a meditar estas ideas y principalmente, a cuestionar todas aquellas iniciativas inútiles que han tenido lugar desde hace décadas y que no han funcionado, ni funcionarán…sólo aquellas instituciones que ofrecen los incentivos adecuados podrán salvar esos recursos que tanto valoramos en esta época.

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Jorge David Chapas es guatemalteco y empresario forestal. Fundador y CEO de Rana. Miembro del CEES, del PERC y del Heartland Institute. Sus opiniones se publican en República.gt, Rana, Diario AltaVoz (Perú) y Notiminuto (Venezuela).