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Los inmigrantes ilegales y el fenómeno Trump, parte II.

Nicholas Virzi
23 de marzo, 2016

Este articulo sigue con el tratamiento del tema de la emigración hacia Estados Unidos y la relevancia política que ha cobrado ese tema tanto en el Norte como en nuestras latitudes.

Con la atención puesta en los medios Americanos sobre los temas de la candidatura de Donald Trump y sus posiciones expuestas hacia la inmigración ilegal, no ha de sorprender que existiera confusión sobre los posibles escenarios que podrían llegar a darse en Estados Unidos en este materia. Lejos de iluminar la situación, o dar perspectiva o contexto, los medios masivos Americanos enmarcan las narrativas de las noticias que deciden cubrir según sus intereses políticos e ideológicos.

La narrativa que quieren contar los medios ahora tiene un sustento en la verdad. El candidato Trump ha dicho cosas muy ofensivas contra el proceso de inmigración ilegal, y la gente que participa en ello. Su error, si es que es error (políticamente hablando) consiste en que ha cometido un nivel de ofensa que solo le es permitido a un progresista pacífico que aboga por los derechos de alguna minoría.

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¿A qué me refiero? Fácil. A los farsantes del discurso de identidad, por razones de raza, etnia, género o preferencia sexual, etc., los conocemos todos. Son los que llaman a todos racistas, sexistas, homofóbicos por simplemente tener y afirmar opiniones contrarias a la sabiduría recibida de la incontestable corrección política. Para dar un ejemplo simple, últimamente, en Estados Unidos tan solo afirmar que “todas” las vidas importan, en vez de “SOLO las vidas de los negros importan” basta con clasificar a uno como racista. Tan solo negarse a afirmar positivamente que uno es creyente de la falsa narrativa de turno del progresismo extremo es suficiente como para tildar a uno de racista.

La pregunta lógica, si es que todavía vale usar la lógica como herramienta de la razón human, es ¿por qué es no es “discurso de odio” categorizar a alguien con la peor etiqueta imaginable en nuestros tiempos sin fundamento alguno? A la izquierda le fascina encubrirse con la manta de la superioridad moral. Sus posiciones, y solo las suyas, son las correctas. Todas las demás son tachadas de todos los odiosos “ismos” imaginables, racismo, sexismo, machismo, y algunas fobias, como la homofobia, transfobia, etc.

Este tema no puede ser mas relevante. Al tomar un poco de contexto, e incluyendo la información omitida, rápido nos damos cuenta de las falsedades que nos cuentan a propósito.

Si bien es cierto que Donald Trump dice cosas burdas y de una manera ofensiva, también es cierto que vivimos en tiempos de corrección política, en el cual se ha vuelto negocio ofenderse, por cualquier cosa. Es preciso recordar que no solo Trump es acusado de ser racista, cualquiera que abogue por conceptos tan sencillos como la seguridad fronteriza es racista, según los grupos autodenominados “pro migrantes”. Estas acusaciones son absurdas y, además, hipócritas.

Repasemos, para dar contexto. Estados Unidos tiene hoy el sistema migratorio más generoso de toda la región. Los retrógradas y discriminatorios en materia de migración son los “países latinos”, no Estados Unidos. De todas las “reformas” que los latinos exigen de Estados Unidos, ningún país latinoamericano las tiene, ni uno solo. En toda la región, es ilegal entrar sin permiso oficial a un país. En toda la región, para inmigrar a un país por razones de trabajo, el empleador debe hacer una declaración jurada, bajo la amenaza de castigo penal, que el trabajo que desea contratar del extranjero no lo puede hacer NINGUN nacional. En toda la región, una persona carente de un documento oficial de identificación del gobierno nacional no podría obtener una licencia de conducir. En toda la región, se requiere de un documento oficial emitido por el gobierno nacional para poder votar en las elecciones del país.

Todas estas medidas son tildadas de racistas por los grupos “pro migrantes” en Estados Unidos, y los medios en español transmitidos desde Estados Unidos. Sin embargo, no dicen nada sobre el hecho que los países latinos aplican las mismas medidas. ¿Cómo no vamos a caer mal, ante tan obvia hipocresía?! No hay otra conclusión. Los latinoamericanos somos infantiles en nuestra manera de hacer política. Pedimos beneficios para los inmigrantes latinos cosas que nosotros mismos no estamos dispuestos a dar a … los inmigrantes latinos.

Regresemos al escenario político de Estados Unidos, en cuanto concierne al tema de inmigración. La inmigración no solo trata el tema de la importación de trabajadores. Si fuera asi, la lógica económica imperaría con su dictamen positivo, entre mas (trabajadores), menos (costoso). No obstante, la inmigración trae nuevos votantes y nuevos agentes de cambio, no todos que son positivos. Si tan solo una centésima parte del 1% de los migrantes fuesen terroristas, el problema sería enorme, y es así. La negación de siquiera admitir esta realidad desnuda las intenciones de los grupos dizque pro migrantes. No abogan por los intereses de los migrantes, los usan como peones para cambiar la estructura de los debates políticos en Estados Unidos. Eso explica porque los Demócratas rechazaron las propuestas de reforma migratoria cuando George W. Bush era presidente.

Las cosas se ponen peor. Cuando, deshonestamente, se callan todas las críticas razonables con los más ofensivos insultos y deshonrosas etiquetas imaginables en el mundo moderno, “racista”, “odiador”, etc. no ha de sorprender que eventualmente la gente responda de una manera igual de grosera, sobre todo cuando tiene la razón fundamental. Un país Occidental sin control fronterizo en tiempos de guerra mundial del terrorismo islámico no será seguro; un país sin fronteras no es país.

Pareciera que por conveniencia máxima de los latinos, se espera que Estados Unidos deje de velar por su seguridad fronteriza, en el momento preciso en el que es el blanco principal del terrorismo islámico, cuyos agentes fácilmente estarán usando las mismas rutas abiertas que usan los inmigrantes latinos, no para trabajar como hace nuestra gente, sino para matar a ciudadanos Americanos.

Bajo esta lupa se empieza a entender el enojo de millones de personas, Demócratas y Republicanos, que han acudido a las urnas en las primarias para votar para el Demócrata que lidera en las primarias … Donald Trump.

Los inmigrantes ilegales y el fenómeno Trump, parte II.

Nicholas Virzi
23 de marzo, 2016

Este articulo sigue con el tratamiento del tema de la emigración hacia Estados Unidos y la relevancia política que ha cobrado ese tema tanto en el Norte como en nuestras latitudes.

Con la atención puesta en los medios Americanos sobre los temas de la candidatura de Donald Trump y sus posiciones expuestas hacia la inmigración ilegal, no ha de sorprender que existiera confusión sobre los posibles escenarios que podrían llegar a darse en Estados Unidos en este materia. Lejos de iluminar la situación, o dar perspectiva o contexto, los medios masivos Americanos enmarcan las narrativas de las noticias que deciden cubrir según sus intereses políticos e ideológicos.

La narrativa que quieren contar los medios ahora tiene un sustento en la verdad. El candidato Trump ha dicho cosas muy ofensivas contra el proceso de inmigración ilegal, y la gente que participa en ello. Su error, si es que es error (políticamente hablando) consiste en que ha cometido un nivel de ofensa que solo le es permitido a un progresista pacífico que aboga por los derechos de alguna minoría.

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¿A qué me refiero? Fácil. A los farsantes del discurso de identidad, por razones de raza, etnia, género o preferencia sexual, etc., los conocemos todos. Son los que llaman a todos racistas, sexistas, homofóbicos por simplemente tener y afirmar opiniones contrarias a la sabiduría recibida de la incontestable corrección política. Para dar un ejemplo simple, últimamente, en Estados Unidos tan solo afirmar que “todas” las vidas importan, en vez de “SOLO las vidas de los negros importan” basta con clasificar a uno como racista. Tan solo negarse a afirmar positivamente que uno es creyente de la falsa narrativa de turno del progresismo extremo es suficiente como para tildar a uno de racista.

La pregunta lógica, si es que todavía vale usar la lógica como herramienta de la razón human, es ¿por qué es no es “discurso de odio” categorizar a alguien con la peor etiqueta imaginable en nuestros tiempos sin fundamento alguno? A la izquierda le fascina encubrirse con la manta de la superioridad moral. Sus posiciones, y solo las suyas, son las correctas. Todas las demás son tachadas de todos los odiosos “ismos” imaginables, racismo, sexismo, machismo, y algunas fobias, como la homofobia, transfobia, etc.

Este tema no puede ser mas relevante. Al tomar un poco de contexto, e incluyendo la información omitida, rápido nos damos cuenta de las falsedades que nos cuentan a propósito.

Si bien es cierto que Donald Trump dice cosas burdas y de una manera ofensiva, también es cierto que vivimos en tiempos de corrección política, en el cual se ha vuelto negocio ofenderse, por cualquier cosa. Es preciso recordar que no solo Trump es acusado de ser racista, cualquiera que abogue por conceptos tan sencillos como la seguridad fronteriza es racista, según los grupos autodenominados “pro migrantes”. Estas acusaciones son absurdas y, además, hipócritas.

Repasemos, para dar contexto. Estados Unidos tiene hoy el sistema migratorio más generoso de toda la región. Los retrógradas y discriminatorios en materia de migración son los “países latinos”, no Estados Unidos. De todas las “reformas” que los latinos exigen de Estados Unidos, ningún país latinoamericano las tiene, ni uno solo. En toda la región, es ilegal entrar sin permiso oficial a un país. En toda la región, para inmigrar a un país por razones de trabajo, el empleador debe hacer una declaración jurada, bajo la amenaza de castigo penal, que el trabajo que desea contratar del extranjero no lo puede hacer NINGUN nacional. En toda la región, una persona carente de un documento oficial de identificación del gobierno nacional no podría obtener una licencia de conducir. En toda la región, se requiere de un documento oficial emitido por el gobierno nacional para poder votar en las elecciones del país.

Todas estas medidas son tildadas de racistas por los grupos “pro migrantes” en Estados Unidos, y los medios en español transmitidos desde Estados Unidos. Sin embargo, no dicen nada sobre el hecho que los países latinos aplican las mismas medidas. ¿Cómo no vamos a caer mal, ante tan obvia hipocresía?! No hay otra conclusión. Los latinoamericanos somos infantiles en nuestra manera de hacer política. Pedimos beneficios para los inmigrantes latinos cosas que nosotros mismos no estamos dispuestos a dar a … los inmigrantes latinos.

Regresemos al escenario político de Estados Unidos, en cuanto concierne al tema de inmigración. La inmigración no solo trata el tema de la importación de trabajadores. Si fuera asi, la lógica económica imperaría con su dictamen positivo, entre mas (trabajadores), menos (costoso). No obstante, la inmigración trae nuevos votantes y nuevos agentes de cambio, no todos que son positivos. Si tan solo una centésima parte del 1% de los migrantes fuesen terroristas, el problema sería enorme, y es así. La negación de siquiera admitir esta realidad desnuda las intenciones de los grupos dizque pro migrantes. No abogan por los intereses de los migrantes, los usan como peones para cambiar la estructura de los debates políticos en Estados Unidos. Eso explica porque los Demócratas rechazaron las propuestas de reforma migratoria cuando George W. Bush era presidente.

Las cosas se ponen peor. Cuando, deshonestamente, se callan todas las críticas razonables con los más ofensivos insultos y deshonrosas etiquetas imaginables en el mundo moderno, “racista”, “odiador”, etc. no ha de sorprender que eventualmente la gente responda de una manera igual de grosera, sobre todo cuando tiene la razón fundamental. Un país Occidental sin control fronterizo en tiempos de guerra mundial del terrorismo islámico no será seguro; un país sin fronteras no es país.

Pareciera que por conveniencia máxima de los latinos, se espera que Estados Unidos deje de velar por su seguridad fronteriza, en el momento preciso en el que es el blanco principal del terrorismo islámico, cuyos agentes fácilmente estarán usando las mismas rutas abiertas que usan los inmigrantes latinos, no para trabajar como hace nuestra gente, sino para matar a ciudadanos Americanos.

Bajo esta lupa se empieza a entender el enojo de millones de personas, Demócratas y Republicanos, que han acudido a las urnas en las primarias para votar para el Demócrata que lidera en las primarias … Donald Trump.