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Los negocios de Panamá

Redacción
10 de abril, 2016

Hay cuatro principios sobre los cuales descansa la economía: trabajo duro, ahorro, inversión y buena vida. Cualquier negocio que se inicia en la economía formal o no-formal procura garantizar a quien la inicia un buen nivel de vida.

Usted no espera que el Estado en el cual se ve hipostasiada la idea de ciudadano invada la esfera de la vida privada plenamente garantizada en los derechos individuales y que no dependa del Derecho natural sino del ensayo y error que a lo largo de generaciones procura el bienestar de los seres humanos.

Los negocios no son pensados para provocar conflicto, corrupción o ilegalidad sino bienestar. El Estado no tiene la función, atributo actitud o cualidad de producir dinero sino de gastarlo. No es posible bajo la lógica del sentido común que el Estado esté interesado en hacer fracasar empresas o negocios criminalizando medios económicos que no dependen de la acción política.

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Los empresarios de Guatemala no son corsarios ni piratas protegidos por la soberanía de un pueblo en detrimento de otro. Eso es mercantilismo y confunde perversamente el poder con la economía.

Los documentos de Panamá generan diversas reacciones en el empresario: frustración, agresividad, indiferencia, odio, conflictos legales porque en el siglo XXI se confunde la honradez con el bien común y modernas formas de socialismo que incluso dan significado poco claro a los conceptos económicos vistos a través de la lupa de la política que instrumentaliza la justicia.

Aliento la actividad productiva y espero que la cadena se haga cada vez más larga y produzca como bien afirmaba Jesús Huerta de Soto, que la deflación positiva se produce cuando aparecen mucho más productos en el mercado y los individuos tienen de donde escoger.

La persecución penal de las que se ven objeto los empresarios, políticos, escritores tiene todos las características de la estupidez estatal que con su falsa filantropía creen que ellos si alimentan al pueblo cuando usan dinero que procede de expoliar a empresarios que con su esfuerzo contribuyen a satisfacer a un consumidor tan cruel que diariamente exige mucho más ventajas en los productos a mejor costo.

Guatemala es el mejor ejemplo de empresarios exitosos que dan lecciones al mundo que a pesar de la expoliación legal del Estado de Guatemala tutelado por el embajador de los Estados Unidos de América en Guatemala y jueces internacionales que buscan protagonismo y sensacionalismo se olvidan de la necesidad fundamental de la prosperidad de los pueblos. Estoy claro de que no hay que confundir el sebo con la manteca o la paja con el trigo pero no debe perderse de vista que la prosperidad de los pueblos no depende de los Estados sino del empresario.

Los negocios de Panamá

Redacción
10 de abril, 2016

Hay cuatro principios sobre los cuales descansa la economía: trabajo duro, ahorro, inversión y buena vida. Cualquier negocio que se inicia en la economía formal o no-formal procura garantizar a quien la inicia un buen nivel de vida.

Usted no espera que el Estado en el cual se ve hipostasiada la idea de ciudadano invada la esfera de la vida privada plenamente garantizada en los derechos individuales y que no dependa del Derecho natural sino del ensayo y error que a lo largo de generaciones procura el bienestar de los seres humanos.

Los negocios no son pensados para provocar conflicto, corrupción o ilegalidad sino bienestar. El Estado no tiene la función, atributo actitud o cualidad de producir dinero sino de gastarlo. No es posible bajo la lógica del sentido común que el Estado esté interesado en hacer fracasar empresas o negocios criminalizando medios económicos que no dependen de la acción política.

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Los documentos de Panamá generan diversas reacciones en el empresario: frustración, agresividad, indiferencia, odio, conflictos legales porque en el siglo XXI se confunde la honradez con el bien común y modernas formas de socialismo que incluso dan significado poco claro a los conceptos económicos vistos a través de la lupa de la política que instrumentaliza la justicia.

Aliento la actividad productiva y espero que la cadena se haga cada vez más larga y produzca como bien afirmaba Jesús Huerta de Soto, que la deflación positiva se produce cuando aparecen mucho más productos en el mercado y los individuos tienen de donde escoger.

La persecución penal de las que se ven objeto los empresarios, políticos, escritores tiene todos las características de la estupidez estatal que con su falsa filantropía creen que ellos si alimentan al pueblo cuando usan dinero que procede de expoliar a empresarios que con su esfuerzo contribuyen a satisfacer a un consumidor tan cruel que diariamente exige mucho más ventajas en los productos a mejor costo.

Guatemala es el mejor ejemplo de empresarios exitosos que dan lecciones al mundo que a pesar de la expoliación legal del Estado de Guatemala tutelado por el embajador de los Estados Unidos de América en Guatemala y jueces internacionales que buscan protagonismo y sensacionalismo se olvidan de la necesidad fundamental de la prosperidad de los pueblos. Estoy claro de que no hay que confundir el sebo con la manteca o la paja con el trigo pero no debe perderse de vista que la prosperidad de los pueblos no depende de los Estados sino del empresario.