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La religión del fútbol

Redacción
02 de abril, 2016

“El deporte rey” no se le puede catalogar de otra manera. Es el deporte más apoyado alrededor del mundo, en el que más invierten las personas, del que todos quieren ser estrellas, el que une a millones de personas y causa guerras entre otras. Y en un país como el nuestro, no importa si es una chamusca o un partido de clasificación mundialista, se debe de tomar con toda la seriedad del mundo, tanta que hasta parece que se trata de una religión.
Mis amigos de la Universidad no pueden hablar de otra cosa. 24/7 es el bendito fútbol, del que saben todo y con el que quieren todo. Es tanto el amor por este que hasta les sacó su lado emprendedor, un proyecto dónde ponen todo el esfuerzo, amor y empeño que pocas veces los he visto poner en las asignaturas. Y no está mal, hasta inspirador es verlos así. Pero a la hora de saber sobre un acontecimiento nacional ¿Qué tan informados están? ¿Qué tantas ganas de involucrase les da? ¿Y cuántas veces se repite esto en el día a día con las demás personas?
En su teoría de las 10 estrategias de manipulación mediática, Sylvian Timsit destaca varios elementos en los que somos sumergidos a través de los medios para que nuestras opiniones, actitudes y acciones se encaminen hacia cierto punto. En el caso de Guatemala y el fútbol puedo decir que relaciono directamente tres de estas: Distracción, pensamiento emocional vs. el crítico y conocer a la audiencia mejor de lo que ellos se conocen. En general los deportes nos sirven para salir un poco de las realidades que vivimos, para descansar algo la mente. El problema es cuando se utiliza para hacer invisibles acciones que puedan afectarnos. El fútbol, como mencioné antes, es pura emoción. Y claro, en nuestro país no hay rincón en el que no se sepa que los días que juega la selección le vaya como le vaya los restaurantes estarán a tope y la mayoría de televisores en el mismo canal. Total que se vuelve como ir a misa, ¡Shhhh, callate que está jugando la selección!
Hay que decir que el fútbol no es el problema, uno no está en contra del fútbol. Yo también me emociono y voy al estadio. Pero lo que sí es un problema es que se utilice esta distracción “tan sagrada” para conseguir otras cosas, para alejarnos de lo que realmente debemos vivir y sobre todo también es un problema que el fútbol vaya antes que muchos otros temas que hay que arreglar en el país.
Después de un comentario totalmente innecesario sobre el fútbol de nuestro país, David Faitelson escribió una columna donde cuestionaba cómo era posible que en un país como el nuestro el Presidente se ocupara más de situaciones como su comentario que de la cantidad de problemáticas que tenemos en el país, violencia, desnutrición, educación y salud precaria, etc. Y aunque este señor no me agrada nada… ¡¡Tiene razón!! Y parece que los hechos de esta semana en el país trataron de hacerlo más evidente aún. El Presidente debe de tener en prioridad máxima situaciones distintas a esta, pero está claro que a él lo que le interesa es seguir siendo una figura pública y no un mandatario. Le da prioridad a este tema porque sabe que es en lo poco que la mayoría de personas están de acuerdo. Y no es el único que ha utilizado esto para conseguir simpatía ¿o ya se olvidó de las promesas de ir al mundial?
¿Qué hacer? Informarnos de todo y poner nosotros mismo en prioridad algunas cosas, tener en cuenta que siempre hay una realidad a la que hay que regresar y que hay juegos aún más importantes que ganar.

La religión del fútbol

Redacción
02 de abril, 2016

“El deporte rey” no se le puede catalogar de otra manera. Es el deporte más apoyado alrededor del mundo, en el que más invierten las personas, del que todos quieren ser estrellas, el que une a millones de personas y causa guerras entre otras. Y en un país como el nuestro, no importa si es una chamusca o un partido de clasificación mundialista, se debe de tomar con toda la seriedad del mundo, tanta que hasta parece que se trata de una religión.
Mis amigos de la Universidad no pueden hablar de otra cosa. 24/7 es el bendito fútbol, del que saben todo y con el que quieren todo. Es tanto el amor por este que hasta les sacó su lado emprendedor, un proyecto dónde ponen todo el esfuerzo, amor y empeño que pocas veces los he visto poner en las asignaturas. Y no está mal, hasta inspirador es verlos así. Pero a la hora de saber sobre un acontecimiento nacional ¿Qué tan informados están? ¿Qué tantas ganas de involucrase les da? ¿Y cuántas veces se repite esto en el día a día con las demás personas?
En su teoría de las 10 estrategias de manipulación mediática, Sylvian Timsit destaca varios elementos en los que somos sumergidos a través de los medios para que nuestras opiniones, actitudes y acciones se encaminen hacia cierto punto. En el caso de Guatemala y el fútbol puedo decir que relaciono directamente tres de estas: Distracción, pensamiento emocional vs. el crítico y conocer a la audiencia mejor de lo que ellos se conocen. En general los deportes nos sirven para salir un poco de las realidades que vivimos, para descansar algo la mente. El problema es cuando se utiliza para hacer invisibles acciones que puedan afectarnos. El fútbol, como mencioné antes, es pura emoción. Y claro, en nuestro país no hay rincón en el que no se sepa que los días que juega la selección le vaya como le vaya los restaurantes estarán a tope y la mayoría de televisores en el mismo canal. Total que se vuelve como ir a misa, ¡Shhhh, callate que está jugando la selección!
Hay que decir que el fútbol no es el problema, uno no está en contra del fútbol. Yo también me emociono y voy al estadio. Pero lo que sí es un problema es que se utilice esta distracción “tan sagrada” para conseguir otras cosas, para alejarnos de lo que realmente debemos vivir y sobre todo también es un problema que el fútbol vaya antes que muchos otros temas que hay que arreglar en el país.
Después de un comentario totalmente innecesario sobre el fútbol de nuestro país, David Faitelson escribió una columna donde cuestionaba cómo era posible que en un país como el nuestro el Presidente se ocupara más de situaciones como su comentario que de la cantidad de problemáticas que tenemos en el país, violencia, desnutrición, educación y salud precaria, etc. Y aunque este señor no me agrada nada… ¡¡Tiene razón!! Y parece que los hechos de esta semana en el país trataron de hacerlo más evidente aún. El Presidente debe de tener en prioridad máxima situaciones distintas a esta, pero está claro que a él lo que le interesa es seguir siendo una figura pública y no un mandatario. Le da prioridad a este tema porque sabe que es en lo poco que la mayoría de personas están de acuerdo. Y no es el único que ha utilizado esto para conseguir simpatía ¿o ya se olvidó de las promesas de ir al mundial?
¿Qué hacer? Informarnos de todo y poner nosotros mismo en prioridad algunas cosas, tener en cuenta que siempre hay una realidad a la que hay que regresar y que hay juegos aún más importantes que ganar.