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Utilizando las estrategias correctas

Adriana Lopez
30 de abril, 2016

Miles y miles de fracasos en estrategias para el desarrollo social no han sido suficientes para que aprendamos la lección. Cada día somos testigos de iniciativas que nacen con toda la intención de mejorar el nivel de vida de los guatemaltecos y siempre nos preguntamos: ¿por qué no funcionan? Algunos ejemplos pueden ser: la desnutrición, la pobreza, la falta de empleo, los cuidados sanitarios, la prevención de enfermedades y la lista puede seguir.

Acabo de leer en un diario local que 7 de cada 10 niños en Guatemala carecen de un control de vacunación. Lo que significa que ahora mismo, muchos niños están en peligro de contraer enfermedades como rotavirus, neumonía, sinusitis, etc. Que por ende afectará su condición física y su desarrollo en general. Así como éste, hay muchísimos casos más que están documentados y que se refieren (en su mayoría) a problemas que afecta la salud de la población.

Casi todos los problemas de salud que los niños, mujeres y hombres sufren en nuestro país, son corregibles. Por supuesto que no se trata de agitar una varita mágica y que comience a llover salud, cambios y soluciones. Pero de alguna manera, si dedicáramos suficiente tiempo a trabajar en los aspectos correctos, obtendríamos resultados más eficientes de los que estamos obteniendo hoy.

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Muchas de las estrategias que se están utilizando hoy en Guatemala para erradicar y prevenir enfermedades, no son más que baratas importaciones de ideas fabricadas por los países primermundistas que nada saben de nuestras condiciones de vida o raíces culturales. Quiero citar aquí a Alfonso Gumucio-Dagron y a su brillante opinión sobre esta problemática: “ Lo cierto es que las campañas (refiriéndose al tema de la salud), costosas e insostenibles y generalmente ineficaces en países del Tercer Mundo, corresponden a una mentalidad urbana propia del hemisferio norte, y si acaso podemos reconocerles alguna virtud en países de Europa o Norteamérica() su traslado mecánico a países empobrecidos, con condiciones socioeconómicas y culturales diferentes, se traduce casi siempre en rotundos fracasos.

Efectivamente estamos acostumbrados a adoptar métodos de otros países para solucionar nuestros problemas. Creemos que nos va a servir, porque si funcionó allá, ¿por qué no serviría acá? Y nos caemos de susto cuando descubrimos todo lo contrario: no es funcional aplicar en éste país iniciativas que fueron diseñadas para otras culturas. Y aquí es donde Kaplún entra para darnos una lección.

Cuando hablamos de desarrollo comunitario, de estrategias de prevención o mejoramiento del nivel de vida; es indispensable que escuchemos antes de hablar. Es difícil de considerar, pero muchas de las soluciones que se proponen a las personas para erradicar enfermedades o malos hábitos, contradicen los valores culturales de su comunidad. Si alguien quiere ayudar, debe ponerse en el lugar de los afectados y pensar: ¿Cuál es la manera correcta de enseñarles? Porque para cambiar patrones de comportamiento y costumbres es necesario solventar el conocimiento. Se necesita que las personas a quienes quiero ayudar, me entiendan. Que yo los entienda a ellos y que encontremos una manera eficaz de trabajar juntos.

El desarrollo comunitario y los temas de salud son más que un afiche en un poste que me invita a hervir el agua o un anuncio en la tele que me exige que lleve a mis hijos a vacunarse. Nos urgen como país, dos cosas: la primera es entender qué es desarrollo social y la segunda es comenzar a escuchar a los hombres y las mujeres en cada una de las comunidades de nuestro país. Aprender las razones de sus comportamientos, conocer lo que creen y de ahí partir para poder corresponder con ayuda adaptada totalmente a sus necesidades y expectativas.

Guatemala necesita cambiar, necesita mejorar muchos aspectos; pero éste, el de escuchar a su gente y aprender de ella, es el más indispensable. No podemos seguir desperdiciando recursos y tiempo en proyectos que no van a funcionar. Es hora de comenzar a fabricar nuestras propias ideas y ayudar a las personas que nos necesitan.

Utilizando las estrategias correctas

Adriana Lopez
30 de abril, 2016

Miles y miles de fracasos en estrategias para el desarrollo social no han sido suficientes para que aprendamos la lección. Cada día somos testigos de iniciativas que nacen con toda la intención de mejorar el nivel de vida de los guatemaltecos y siempre nos preguntamos: ¿por qué no funcionan? Algunos ejemplos pueden ser: la desnutrición, la pobreza, la falta de empleo, los cuidados sanitarios, la prevención de enfermedades y la lista puede seguir.

Acabo de leer en un diario local que 7 de cada 10 niños en Guatemala carecen de un control de vacunación. Lo que significa que ahora mismo, muchos niños están en peligro de contraer enfermedades como rotavirus, neumonía, sinusitis, etc. Que por ende afectará su condición física y su desarrollo en general. Así como éste, hay muchísimos casos más que están documentados y que se refieren (en su mayoría) a problemas que afecta la salud de la población.

Casi todos los problemas de salud que los niños, mujeres y hombres sufren en nuestro país, son corregibles. Por supuesto que no se trata de agitar una varita mágica y que comience a llover salud, cambios y soluciones. Pero de alguna manera, si dedicáramos suficiente tiempo a trabajar en los aspectos correctos, obtendríamos resultados más eficientes de los que estamos obteniendo hoy.

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Muchas de las estrategias que se están utilizando hoy en Guatemala para erradicar y prevenir enfermedades, no son más que baratas importaciones de ideas fabricadas por los países primermundistas que nada saben de nuestras condiciones de vida o raíces culturales. Quiero citar aquí a Alfonso Gumucio-Dagron y a su brillante opinión sobre esta problemática: “ Lo cierto es que las campañas (refiriéndose al tema de la salud), costosas e insostenibles y generalmente ineficaces en países del Tercer Mundo, corresponden a una mentalidad urbana propia del hemisferio norte, y si acaso podemos reconocerles alguna virtud en países de Europa o Norteamérica() su traslado mecánico a países empobrecidos, con condiciones socioeconómicas y culturales diferentes, se traduce casi siempre en rotundos fracasos.

Efectivamente estamos acostumbrados a adoptar métodos de otros países para solucionar nuestros problemas. Creemos que nos va a servir, porque si funcionó allá, ¿por qué no serviría acá? Y nos caemos de susto cuando descubrimos todo lo contrario: no es funcional aplicar en éste país iniciativas que fueron diseñadas para otras culturas. Y aquí es donde Kaplún entra para darnos una lección.

Cuando hablamos de desarrollo comunitario, de estrategias de prevención o mejoramiento del nivel de vida; es indispensable que escuchemos antes de hablar. Es difícil de considerar, pero muchas de las soluciones que se proponen a las personas para erradicar enfermedades o malos hábitos, contradicen los valores culturales de su comunidad. Si alguien quiere ayudar, debe ponerse en el lugar de los afectados y pensar: ¿Cuál es la manera correcta de enseñarles? Porque para cambiar patrones de comportamiento y costumbres es necesario solventar el conocimiento. Se necesita que las personas a quienes quiero ayudar, me entiendan. Que yo los entienda a ellos y que encontremos una manera eficaz de trabajar juntos.

El desarrollo comunitario y los temas de salud son más que un afiche en un poste que me invita a hervir el agua o un anuncio en la tele que me exige que lleve a mis hijos a vacunarse. Nos urgen como país, dos cosas: la primera es entender qué es desarrollo social y la segunda es comenzar a escuchar a los hombres y las mujeres en cada una de las comunidades de nuestro país. Aprender las razones de sus comportamientos, conocer lo que creen y de ahí partir para poder corresponder con ayuda adaptada totalmente a sus necesidades y expectativas.

Guatemala necesita cambiar, necesita mejorar muchos aspectos; pero éste, el de escuchar a su gente y aprender de ella, es el más indispensable. No podemos seguir desperdiciando recursos y tiempo en proyectos que no van a funcionar. Es hora de comenzar a fabricar nuestras propias ideas y ayudar a las personas que nos necesitan.