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Todos somos responsables de lo que pasa en Guatemala

Antonio Melgar
04 de abril, 2016

Cuando escuchamos que un niño muere en los brazos de la madre en condición de desnutrición, que no puede ser atendido por un centro de salud y sin la adecuada atención, es que entendemos la magnitud de la crisis del sistema de salud que tenemos, en donde la vida de un ser indefenso se pierde por la carencia de esta sociedad, en la que la mayor riqueza se encuentra en manos de pocos, queda un sensación de tristeza y pesar profundo.

Guatemala es un país hermoso con unos paisajes envidiables, rico en muchos aspectos, con un clima indescriptible y asombroso pasado, con grandes ríos, impetuosos volcanes, majestuosas selvas, con playas en dos océanos, con una diversidad y colorido celestial, todo esto contrasta con una pobreza inexplicable, con una condición de vida pobre de la que en parte todos somos responsables.

La pregunta que nos tendríamos que hacer es ¿qué pasa en este país?, tan agraciado con todo y con carencias básicas en donde los niños mueren en la calle, sin poder alimentarse adecuadamente, los hospitales son insuficientes para contrarrestar los males más sencillos, sin medicinas con profesionales mal pagados, sin insumos necesarios; con una educación débil en la que pasa factura a aquellos que no tienen acceso a la educación es decir siempre los vulnerables.

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Tal vez usted tenga la respuesta porque yo solo tengo conjeturas, que me llenan de indignación y tristeza, en un país tan rico en diversidad alimenticia no se puede creer que 4 de cada 10 niños padecen desnutrición crónica, 8 de cada 10 niños indígenas padecen desnutrición crónica, 14 mil 657 casos de desnutrición aguda se reportaron en 2015, 183 fallecidos se registraron por esa causa, estos datos dan terror causan indignación y sobre todo vergüenza.

Cuando se delega la administración del Estado por medio del voto se tiene la esperanza que aquellos que son designados por el pueblo el cual tiene la soberanía y poder público, busquen soluciones reales a esta situación y la población espera con ansias esas soluciones, el problema es que no se dan y al contrario se acrecientan y cada vez son más y más difíciles de solucionar.

Se sabe que las soluciones a tan graves problemas no son inmediatas, pero creo que se deberían ver reflejadas acciones que busquen al menos paliar las crisis, en construcción de políticas públicas de salud, educación y seguridad que sean la solución a tan cruel realidad, porque cuando hablamos de desnutrición hablamos de varios ejes.

Los que nos administran deben comprender que la población se están muriendo de hambre, que no tiene educación, que no tienen trabajo, y que piden a gritos muchas veces desesperados y de agonía por esas oportunidades, ya basta de tanta politiquería, de pensares maquiavélicos para lograr el poder, y empezar a construir políticas realmente adecuadas.

La responsabilidad es de todos, no hay duda, cada quien en su espacio y creo que la muerte de los niños por desnutrición, que la falta de educación, es culpa de todos, y que todos tenemos responsabilidad por este país, es hora de enfrentar a los dinosaurios, es hora de buscar soluciones concretas y es horas de exigir a nuestros administradores que hagan su trabajo y demostrar que somos un pueblo dispuesto hacer lo que nos toca.

Todos somos responsables de lo que pasa en Guatemala

Antonio Melgar
04 de abril, 2016

Cuando escuchamos que un niño muere en los brazos de la madre en condición de desnutrición, que no puede ser atendido por un centro de salud y sin la adecuada atención, es que entendemos la magnitud de la crisis del sistema de salud que tenemos, en donde la vida de un ser indefenso se pierde por la carencia de esta sociedad, en la que la mayor riqueza se encuentra en manos de pocos, queda un sensación de tristeza y pesar profundo.

Guatemala es un país hermoso con unos paisajes envidiables, rico en muchos aspectos, con un clima indescriptible y asombroso pasado, con grandes ríos, impetuosos volcanes, majestuosas selvas, con playas en dos océanos, con una diversidad y colorido celestial, todo esto contrasta con una pobreza inexplicable, con una condición de vida pobre de la que en parte todos somos responsables.

La pregunta que nos tendríamos que hacer es ¿qué pasa en este país?, tan agraciado con todo y con carencias básicas en donde los niños mueren en la calle, sin poder alimentarse adecuadamente, los hospitales son insuficientes para contrarrestar los males más sencillos, sin medicinas con profesionales mal pagados, sin insumos necesarios; con una educación débil en la que pasa factura a aquellos que no tienen acceso a la educación es decir siempre los vulnerables.

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Tal vez usted tenga la respuesta porque yo solo tengo conjeturas, que me llenan de indignación y tristeza, en un país tan rico en diversidad alimenticia no se puede creer que 4 de cada 10 niños padecen desnutrición crónica, 8 de cada 10 niños indígenas padecen desnutrición crónica, 14 mil 657 casos de desnutrición aguda se reportaron en 2015, 183 fallecidos se registraron por esa causa, estos datos dan terror causan indignación y sobre todo vergüenza.

Cuando se delega la administración del Estado por medio del voto se tiene la esperanza que aquellos que son designados por el pueblo el cual tiene la soberanía y poder público, busquen soluciones reales a esta situación y la población espera con ansias esas soluciones, el problema es que no se dan y al contrario se acrecientan y cada vez son más y más difíciles de solucionar.

Se sabe que las soluciones a tan graves problemas no son inmediatas, pero creo que se deberían ver reflejadas acciones que busquen al menos paliar las crisis, en construcción de políticas públicas de salud, educación y seguridad que sean la solución a tan cruel realidad, porque cuando hablamos de desnutrición hablamos de varios ejes.

Los que nos administran deben comprender que la población se están muriendo de hambre, que no tiene educación, que no tienen trabajo, y que piden a gritos muchas veces desesperados y de agonía por esas oportunidades, ya basta de tanta politiquería, de pensares maquiavélicos para lograr el poder, y empezar a construir políticas realmente adecuadas.

La responsabilidad es de todos, no hay duda, cada quien en su espacio y creo que la muerte de los niños por desnutrición, que la falta de educación, es culpa de todos, y que todos tenemos responsabilidad por este país, es hora de enfrentar a los dinosaurios, es hora de buscar soluciones concretas y es horas de exigir a nuestros administradores que hagan su trabajo y demostrar que somos un pueblo dispuesto hacer lo que nos toca.