Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Seamos insensibles, hablemos de los impactos de la salud en la economía

Redacción
07 de abril, 2016

Seamos insensibles a la dureza de la realidad que viven “otros” en nuestro país y no hablemos del drama en sus vidas. Olvidemos que hay 4 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza y que pasan hambre y frío. Sí, que pereza hablar más de aquella persona que no es capaz de ver ni su propia sombra y que no sabe lo que es imaginarse un futuro. No hablemos más de esa mujer que vio morir a su niño en la acera afuera del hospital o de las madres que no les dio tiempo de ponerles nombre a sus bebés en el Hospital de Sololá este pasado fin de semana.

Pues sí, hablemos de lo que no incomoda tanto y en alguna medida tratemos de comprender porque la salud, entre otros factores como la educación, promueven el desarrollo económico y social de un país, y es una vía imprescindible para reducir la pobreza y aumentar la productividad de todas las sociedades.

Sin embargo, ¿cuál es el verdadero impacto que tiene la salud sobre el crecimiento económico? Dentro de la teoría del crecimiento económico en el campo de la salud, leí someramente para escribir esta corta columna los pioneros trabajos de Meltzer (1992) y Barro (1996), donde ya se enfatizaba que la salud contribuía al bienestar y al desarrollo económico de variadas maneras.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Y es muy simple: por un lado, se tiene que las enfermedades reducen los ingresos de una sociedad, al distraer recursos económicos que podrían ser de utilidad en otras actividades necesarias para el desarrollo económico, y por otro lado, las enfermedades también generan otro tipo de costos indirectos, al reducir la productividad y los ingresos de los trabajadores y de sus familias, limitando así las potencialidades de crecimiento económico que una nación pueda obtener.

Resulta que las personas de escasos ingresos son las que más requieren de servicios médicos, lo cual les genera una barrera para acumular capital humano (capacidad de aprender y habilidades), encontrar trabajos permanentes, ahorrar y mejorar sus ingresos de largo plazo. Por ejemplo, las personas ubicadas en el umbral de extrema pobreza que viven con menos de US$ 2/día tienen una expectativa de vida menor en nueve años que las personas que superan dicho umbral (Bidani y Ravallion 1997). Como empresaria he notado que un empleado enfermo se tarda todo un día en ir al IGSS, luego restemos los días de discapacidad médica que se ausentan del trabajo, y las limitaciones a la productividad que eso implica para el negocio.

Entonces está clarísimo que la salud es una vía imprescindible para reducir la pobreza y aumentar la productividad. En este país los corruptos e ineptos gobernantes hicieron trizas la expectativa de vida de millones de personas (eso debiese ser catalogado como homicidio culposo) y mellaron las posibilidades reales de que nuestra economía crezca más rápido. No me mal entiendan, si va a crecer la economía pero muy pronto nos vamos a estancar porque nuestra población económicamente activa pasa crónicamente enferma. Con lo cual, iremos más lento en el largo plazo.

Ustedes los gobernantes de turno que se marean tan fácilmente con el mal llamado poder político y usan los datos para adornar discursos, al fin, todos en general entendamos de una vez por todas que: No es posible generar capital humano, una sociedad productiva y positiva de carácter, si previamente las personas no se encuentran vivas y saludables.

Una población crónicamente enferma no logrará jamás llegar al máximo de su potencial productivo y acumular patrimonio económico con los años porque el 80% de sus ingresos se los gasta en curarse y el resto en comer. Si algo le queda se lo gasta en hablar por teléfono celular y transporte. Una población enferma retrocederá puntos porcentuales del PIB anualmente como ha ocurrido en otras partes del mundo donde las epidemias han hecho colapsar las economías.

Tan orgullosos que estamos de nuestra economía pujante y diversa, buscamos ser cada día más eficientes y competitivos, así mismo, con esa misma pasión deberíamos buscar que nuestra gente, el activo más importante de nuestras empresas sea cada día más sana y participe de ese bienestar que da el crecimiento económico para vivir en paz.

El gobierno heredó una crisis nunca antes vista, problemas inmensos que resolver y sin dinero. Una crisis de confianza e instituciones raquíticas para responder. Entendemos que tengan grandes limitaciones de conocimiento y experiencia en el manejo de la administracion pública, y que no todo lo podrán atender.

En una sociedad democrática y plural como la nuestra, es imprescindible que quienes nos gobiernan usen el valor del dialogo, para construir rutas criticas legitimas donde las prioridades y sacrificios sean por todos entendidas, y así tendrán a la ciudadanía de su lado para poder actuar con transparencia y carácter cuando tocan las decisiones difíciles.

La parálisis y las excusas son inadmisibles. Esperamos respuestas en el corto plazo, una convocatoria al dialogo y acciones que permitan estabilizar el país. Empezando por evitar que más personas mueran.

Seamos insensibles, hablemos de los impactos de la salud en la economía

Redacción
07 de abril, 2016

Seamos insensibles a la dureza de la realidad que viven “otros” en nuestro país y no hablemos del drama en sus vidas. Olvidemos que hay 4 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza y que pasan hambre y frío. Sí, que pereza hablar más de aquella persona que no es capaz de ver ni su propia sombra y que no sabe lo que es imaginarse un futuro. No hablemos más de esa mujer que vio morir a su niño en la acera afuera del hospital o de las madres que no les dio tiempo de ponerles nombre a sus bebés en el Hospital de Sololá este pasado fin de semana.

Pues sí, hablemos de lo que no incomoda tanto y en alguna medida tratemos de comprender porque la salud, entre otros factores como la educación, promueven el desarrollo económico y social de un país, y es una vía imprescindible para reducir la pobreza y aumentar la productividad de todas las sociedades.

Sin embargo, ¿cuál es el verdadero impacto que tiene la salud sobre el crecimiento económico? Dentro de la teoría del crecimiento económico en el campo de la salud, leí someramente para escribir esta corta columna los pioneros trabajos de Meltzer (1992) y Barro (1996), donde ya se enfatizaba que la salud contribuía al bienestar y al desarrollo económico de variadas maneras.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Y es muy simple: por un lado, se tiene que las enfermedades reducen los ingresos de una sociedad, al distraer recursos económicos que podrían ser de utilidad en otras actividades necesarias para el desarrollo económico, y por otro lado, las enfermedades también generan otro tipo de costos indirectos, al reducir la productividad y los ingresos de los trabajadores y de sus familias, limitando así las potencialidades de crecimiento económico que una nación pueda obtener.

Resulta que las personas de escasos ingresos son las que más requieren de servicios médicos, lo cual les genera una barrera para acumular capital humano (capacidad de aprender y habilidades), encontrar trabajos permanentes, ahorrar y mejorar sus ingresos de largo plazo. Por ejemplo, las personas ubicadas en el umbral de extrema pobreza que viven con menos de US$ 2/día tienen una expectativa de vida menor en nueve años que las personas que superan dicho umbral (Bidani y Ravallion 1997). Como empresaria he notado que un empleado enfermo se tarda todo un día en ir al IGSS, luego restemos los días de discapacidad médica que se ausentan del trabajo, y las limitaciones a la productividad que eso implica para el negocio.

Entonces está clarísimo que la salud es una vía imprescindible para reducir la pobreza y aumentar la productividad. En este país los corruptos e ineptos gobernantes hicieron trizas la expectativa de vida de millones de personas (eso debiese ser catalogado como homicidio culposo) y mellaron las posibilidades reales de que nuestra economía crezca más rápido. No me mal entiendan, si va a crecer la economía pero muy pronto nos vamos a estancar porque nuestra población económicamente activa pasa crónicamente enferma. Con lo cual, iremos más lento en el largo plazo.

Ustedes los gobernantes de turno que se marean tan fácilmente con el mal llamado poder político y usan los datos para adornar discursos, al fin, todos en general entendamos de una vez por todas que: No es posible generar capital humano, una sociedad productiva y positiva de carácter, si previamente las personas no se encuentran vivas y saludables.

Una población crónicamente enferma no logrará jamás llegar al máximo de su potencial productivo y acumular patrimonio económico con los años porque el 80% de sus ingresos se los gasta en curarse y el resto en comer. Si algo le queda se lo gasta en hablar por teléfono celular y transporte. Una población enferma retrocederá puntos porcentuales del PIB anualmente como ha ocurrido en otras partes del mundo donde las epidemias han hecho colapsar las economías.

Tan orgullosos que estamos de nuestra economía pujante y diversa, buscamos ser cada día más eficientes y competitivos, así mismo, con esa misma pasión deberíamos buscar que nuestra gente, el activo más importante de nuestras empresas sea cada día más sana y participe de ese bienestar que da el crecimiento económico para vivir en paz.

El gobierno heredó una crisis nunca antes vista, problemas inmensos que resolver y sin dinero. Una crisis de confianza e instituciones raquíticas para responder. Entendemos que tengan grandes limitaciones de conocimiento y experiencia en el manejo de la administracion pública, y que no todo lo podrán atender.

En una sociedad democrática y plural como la nuestra, es imprescindible que quienes nos gobiernan usen el valor del dialogo, para construir rutas criticas legitimas donde las prioridades y sacrificios sean por todos entendidas, y así tendrán a la ciudadanía de su lado para poder actuar con transparencia y carácter cuando tocan las decisiones difíciles.

La parálisis y las excusas son inadmisibles. Esperamos respuestas en el corto plazo, una convocatoria al dialogo y acciones que permitan estabilizar el país. Empezando por evitar que más personas mueran.