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Un Enemigo Común…

José Carlos Ortega
11 de junio, 2016

En todos los sectores estamos de acuerdo en que estamos hartos de la corrupción, la violencia, las extorsiones, los robos (falta de respeto a la propiedad), que los malos disfruten de la vida sin esfuerzo y que no les pase nada. Cuando cae un grupo como el que fue capturado ayer, de decenas de extorsionistas al mando de una clica de una pandilla, es un triunfo para nuestro país. Así también debemos alegrarnos de avanzar en el camino de la justicia, cuando las personas, sean estas de cualquier origen, extranjeros o nacionales, clases altas, medias o bajas, de cualquier género, etnia o credo, son capturadas por haber violentado las reglas, las normas, las instituciones que nos unen como sociedad.
Me parece increíble que dentro de nuestro propio país, cuando ingresamos a esos bellos lugares que están bajo la custodia del IRTRA, todos, y refuerzo, todos, nos comportamos de una manera completamente diferente a otros lugares. Se cumplen varias teorías de convivencia, como la Teoría de los Cristales Rotos y la de las normas o límites claros y bien establecidos, con sus consecuencias.
El año pasado, en medio de nuestro inicio de “Revolución a la Tortrix”, el CACIF, a través de unas declaraciones de su entonces presidente, el Lic. Jorge Briz Abularach, fue claro en manifestar que toda aquella empresa que estuviera involucrada en la Línea 2 debiera ser castigada, porque era competencia desleal para aquellos que sí cumplen con sus obligaciones, entre ellas sus impuestos, de una manera correcta.
El cuento está… en que hoy por hoy, tenemos involucrados a grandes empresarios, dinosaurios inamovibles, como los del monopolio de televisión, banqueros, empresarios contratistas del Estado en medicinas, construcción y otras, funcionarios, diputados, etc. que sin importar su condición de clase, apellido o contactos están siendo acusados de delitos que por años, han desgastado nuestro frágil intento de república.
Hoy salen a rasgarse las vestiduras varios, denunciando influencia de grupos en los asuntos que se comienzan a ventilar en tribunales. Si en algo debemos estar de acuerdo todos (y todas, por si acaso), los guatemaltecos es en el clamor de justicia, en el hartazgo hacia la impunidad que se ha enraizado en todo nuestro quehacer. #Yoestoyhartodelaimpunidad, porque no puede haber mayor impedimento, lastre, freno, para la sociedad que mantenerse con los niveles de inseguridad, de corrupción, robo y otros que hemos acarreado por décadas.
He escuchado a muchos amigos, estuve recientemente en un seminario con 59 personas más, todos de países en vías de mantenerse subdesarrollados, de todas partes del mundo: Afganistán, Rumania, Armenia, Rusia, Arabia Saudita, Nigeria, Bolivia, Paraguay, Colombia, México, Puerto Rico, Benin, Ruanda, Zambia, Sudáfrica, Filipinas, Mongolia, Egipto, Camboya y otros, lugares donde se han abierto a mercados libres, pero que no han llevado mejora en las condiciones de vida de su población a causa de la corrupción. ¡Una sociedad libre tiene que tener normas! Es la única forma. Una sociedad libre, sin instituciones, y de éstas, las primeras son las normas de derecho y de justicia, es una sociedad darwiniana, donde subsiste el más fuerte, el más poderoso, el que puede causar mayor daño. Eso no es lo que queremos, necesitamos un sistema de justicia que nos proteja a todos, de forma ciega, sin importar nuestro origen, condición, etnia, género o creencias.
Nuestro enemigo común es un sistema creado para delinquir, para robar, corrupto, que privilegia a los peores, que incentiva lo perverso. Por eso #yoestoyhartodelaimpunidad y voy a ir a manifestar hoy.
Nuestro enemigo común hoy, tiene muchas caras, pero un denominador común: la injusticia. Debemos participar, porque sólo si vamos todos, podemos cambiar y vigilar que el proceso vaya por el camino correcto. ¡Los veo en la plaza!

Un Enemigo Común…

José Carlos Ortega
11 de junio, 2016

En todos los sectores estamos de acuerdo en que estamos hartos de la corrupción, la violencia, las extorsiones, los robos (falta de respeto a la propiedad), que los malos disfruten de la vida sin esfuerzo y que no les pase nada. Cuando cae un grupo como el que fue capturado ayer, de decenas de extorsionistas al mando de una clica de una pandilla, es un triunfo para nuestro país. Así también debemos alegrarnos de avanzar en el camino de la justicia, cuando las personas, sean estas de cualquier origen, extranjeros o nacionales, clases altas, medias o bajas, de cualquier género, etnia o credo, son capturadas por haber violentado las reglas, las normas, las instituciones que nos unen como sociedad.
Me parece increíble que dentro de nuestro propio país, cuando ingresamos a esos bellos lugares que están bajo la custodia del IRTRA, todos, y refuerzo, todos, nos comportamos de una manera completamente diferente a otros lugares. Se cumplen varias teorías de convivencia, como la Teoría de los Cristales Rotos y la de las normas o límites claros y bien establecidos, con sus consecuencias.
El año pasado, en medio de nuestro inicio de “Revolución a la Tortrix”, el CACIF, a través de unas declaraciones de su entonces presidente, el Lic. Jorge Briz Abularach, fue claro en manifestar que toda aquella empresa que estuviera involucrada en la Línea 2 debiera ser castigada, porque era competencia desleal para aquellos que sí cumplen con sus obligaciones, entre ellas sus impuestos, de una manera correcta.
El cuento está… en que hoy por hoy, tenemos involucrados a grandes empresarios, dinosaurios inamovibles, como los del monopolio de televisión, banqueros, empresarios contratistas del Estado en medicinas, construcción y otras, funcionarios, diputados, etc. que sin importar su condición de clase, apellido o contactos están siendo acusados de delitos que por años, han desgastado nuestro frágil intento de república.
Hoy salen a rasgarse las vestiduras varios, denunciando influencia de grupos en los asuntos que se comienzan a ventilar en tribunales. Si en algo debemos estar de acuerdo todos (y todas, por si acaso), los guatemaltecos es en el clamor de justicia, en el hartazgo hacia la impunidad que se ha enraizado en todo nuestro quehacer. #Yoestoyhartodelaimpunidad, porque no puede haber mayor impedimento, lastre, freno, para la sociedad que mantenerse con los niveles de inseguridad, de corrupción, robo y otros que hemos acarreado por décadas.
He escuchado a muchos amigos, estuve recientemente en un seminario con 59 personas más, todos de países en vías de mantenerse subdesarrollados, de todas partes del mundo: Afganistán, Rumania, Armenia, Rusia, Arabia Saudita, Nigeria, Bolivia, Paraguay, Colombia, México, Puerto Rico, Benin, Ruanda, Zambia, Sudáfrica, Filipinas, Mongolia, Egipto, Camboya y otros, lugares donde se han abierto a mercados libres, pero que no han llevado mejora en las condiciones de vida de su población a causa de la corrupción. ¡Una sociedad libre tiene que tener normas! Es la única forma. Una sociedad libre, sin instituciones, y de éstas, las primeras son las normas de derecho y de justicia, es una sociedad darwiniana, donde subsiste el más fuerte, el más poderoso, el que puede causar mayor daño. Eso no es lo que queremos, necesitamos un sistema de justicia que nos proteja a todos, de forma ciega, sin importar nuestro origen, condición, etnia, género o creencias.
Nuestro enemigo común es un sistema creado para delinquir, para robar, corrupto, que privilegia a los peores, que incentiva lo perverso. Por eso #yoestoyhartodelaimpunidad y voy a ir a manifestar hoy.
Nuestro enemigo común hoy, tiene muchas caras, pero un denominador común: la injusticia. Debemos participar, porque sólo si vamos todos, podemos cambiar y vigilar que el proceso vaya por el camino correcto. ¡Los veo en la plaza!