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Desglosando el Himno Nacional…

Betty Marroquin
12 de junio, 2016

El Himno Nacional de Guatemala fue escrito por Jose Joaquín Palma con música de Rafael Álvarez Ovalle en 1897. Fue el General Jorge Ubico quien en 1934 decidió convertirlo en el Himno Nacional luego de ordenar a José María Bonilla Ruano que lo modificara para que dejara de reflejara la guerra de independencia en Cuba y reflejara más la independencia de Centroamérica. La Academia de Música de Milán lo calificó como el más bello del mundo, y en 1965 la ONU lo declaró uno de los tres más hermosos junto con la Marsellesa de Francia y el Himno de la antigua Checoslovaquia.

Estando en un evento nos tocó entonar el Himno durante la inauguración y mientras lo cantaba analicé la letra y lo relevante que es hoy como entonces. Con la división, polarización y negatividad que se percibe en el aire en Guatemala (y más aún en las redes sociales y algunos medios), me venían en mente comentarios puntuales a medida que pronunciaba sus estrofas.

Cuando dice “que tus aras no profane jamás el verdugo, ni haya esclavos que laman el yugo ni tiranos que escupan tu faz” me recuerda la lucha que tenemos hoy día por mantener la libertad que tenemos, preciada e invaluable, pero lamentablemente tan incomprendida, los insultos a nuestra soberanía, la falta de entendimiento de lo que ello conlleva. Me lleva a “si mañana tu suelo sagrado lo amenaza invasión extranjera…” invasión que hoy día no es necesariamente llevada a cabo con armas. Existen muchos modos de invadir o interferir en los asuntos internos de un Estado, que nosotros hemos permitido y que nos están llevando hasta donde hemos llegado. Entre resarcimientos obscenos, venganzas obtusas, mentalidades retrógradas, negatividad ilógica, estamos espantando a los pocos inversionistas extranjeros con algo de coraje para invertir en un país tan arriesgado como Guatemala, y con ello, dejando sin fuentes de empleo, ingreso de tecnología y en resumen, retrasando el progreso. Todo, con la venia de entes extranjeros que creen entender a Guatemala mejor que nosotros. Es verdad que no todo es malo, ni en cuanto a la interferencia extranjera se refiere, el problema es cuando no tenemos límites claros. La CICIG ha hecho mucho bueno, pero también cosas incorrectas e injustas (caso Sperisen y muchos otros que están siendo vistos en juicios fantoche, donde se abusa a diestra y siniestra del debido proceso).

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Reza “que tu pueblo con ánima fiera antes muerto que esclavo será” me reitera ese deseo, que se que millones de guatemaltecos comparten, de preservar nuestra libertad individual, en su totalidad. Libertad que se ve amenazada por gente que no entiende lo que significa perderla, que no quiere ver que los modelos ideológicos que la coartan se han comprobado obtusos e inservibles y que insisten en buscar la manera de imponerlos en Guatemala. Pero los pocos, porque son pocos (y si no miren la cantidad de votos que han sacado siempre los partidos de izquierda que ni el Triángulo Ixil sacaron más votos que su odiada némesis, Zury Ríos), siguen buscando la forma de imponer su visión a la “Chavez” de lo que quieren para Guatemala, no cuentan con que somos millones los guatemaltecos que defenderemos nuestra libertad porque somos un “pueblo con ánima fiera (que) antes muerto que esclavo será.”

Al igual que nuestros ancestros, lucharemos si es necesario, “encendidos en patrio ardimiento” y lograremos “sin choque sangriento”, como sucediera en el 2015, defender nuestro imperfecto y frágil estado de Derecho. Que no se engañen quienes buscan pasarse de listos, si logramos quitar del medio a un Presidente y un Vicepresidente corruptos, quitaremos a quien sea que no respete la Ley. Nosotros, los guatemaltecos, no los extranjeros que nos quieren mangonear, “valientes y altivos”, veneramos “la paz cual presea”. Siguen cucándonos, provocándonos, sin contar con que no esquivaremos “la ruda pelea si” defendemos nuestra tierra y nuestro hogar.

La libertad es sagrada, si bien la ven con desdén, quienes critican e insultan destilando negatividad y resentimiento. Ignorando que es esa misma libertad la que les permite expresarse como quieren. Esa libertad se verá afectada adversamente si seguimos con la contradicción que tenemos hoy día en la base de todo nuestro sistema democrático, la aplicación de la Ley. Clamamos por un verdadero estado de Derecho, que implica que la Ley sea igual para todos, y al mismo tiempo, defendemos leyes para grupos específicos o leyes para los Mayas, como si no fueran tan guatemaltecos como cualquier otro. El ombligo es igual en todas las razas, y también el cordón umbilical. Me disculpo por ser ignorante de las lenguas mayas, pero quisiera poder escribir claro y tondo que la Ley debe ser igual para mi, para los ladinos, o guatemaltecos de origen judíos, árabe, asiático, europeo, estadounidense y demás razas, para mi vecino y para todos y cada uno de los indígenas, garífunas y xincas que han dejado el umbilical en esta tierra. Me parece que es un concepto bastante fácil de entender, y está muy claro que sólo ganan quienes se alimentan fomentando el antagonismo y la polarización.

Si continuamos adormentados, volteando hacia el otro lado, perderemos lo logrado. Por lo que es fundamental que de una buena vez entendamos TODOS que de nosotros depende unirnos y trabajar proactivamente, si deseamos que al igual que el Quetzal, nuestro país finalmente remonte su vuelo “más que el cóndor y el águila real”.

Desglosando el Himno Nacional…

Betty Marroquin
12 de junio, 2016

El Himno Nacional de Guatemala fue escrito por Jose Joaquín Palma con música de Rafael Álvarez Ovalle en 1897. Fue el General Jorge Ubico quien en 1934 decidió convertirlo en el Himno Nacional luego de ordenar a José María Bonilla Ruano que lo modificara para que dejara de reflejara la guerra de independencia en Cuba y reflejara más la independencia de Centroamérica. La Academia de Música de Milán lo calificó como el más bello del mundo, y en 1965 la ONU lo declaró uno de los tres más hermosos junto con la Marsellesa de Francia y el Himno de la antigua Checoslovaquia.

Estando en un evento nos tocó entonar el Himno durante la inauguración y mientras lo cantaba analicé la letra y lo relevante que es hoy como entonces. Con la división, polarización y negatividad que se percibe en el aire en Guatemala (y más aún en las redes sociales y algunos medios), me venían en mente comentarios puntuales a medida que pronunciaba sus estrofas.

Cuando dice “que tus aras no profane jamás el verdugo, ni haya esclavos que laman el yugo ni tiranos que escupan tu faz” me recuerda la lucha que tenemos hoy día por mantener la libertad que tenemos, preciada e invaluable, pero lamentablemente tan incomprendida, los insultos a nuestra soberanía, la falta de entendimiento de lo que ello conlleva. Me lleva a “si mañana tu suelo sagrado lo amenaza invasión extranjera…” invasión que hoy día no es necesariamente llevada a cabo con armas. Existen muchos modos de invadir o interferir en los asuntos internos de un Estado, que nosotros hemos permitido y que nos están llevando hasta donde hemos llegado. Entre resarcimientos obscenos, venganzas obtusas, mentalidades retrógradas, negatividad ilógica, estamos espantando a los pocos inversionistas extranjeros con algo de coraje para invertir en un país tan arriesgado como Guatemala, y con ello, dejando sin fuentes de empleo, ingreso de tecnología y en resumen, retrasando el progreso. Todo, con la venia de entes extranjeros que creen entender a Guatemala mejor que nosotros. Es verdad que no todo es malo, ni en cuanto a la interferencia extranjera se refiere, el problema es cuando no tenemos límites claros. La CICIG ha hecho mucho bueno, pero también cosas incorrectas e injustas (caso Sperisen y muchos otros que están siendo vistos en juicios fantoche, donde se abusa a diestra y siniestra del debido proceso).

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Reza “que tu pueblo con ánima fiera antes muerto que esclavo será” me reitera ese deseo, que se que millones de guatemaltecos comparten, de preservar nuestra libertad individual, en su totalidad. Libertad que se ve amenazada por gente que no entiende lo que significa perderla, que no quiere ver que los modelos ideológicos que la coartan se han comprobado obtusos e inservibles y que insisten en buscar la manera de imponerlos en Guatemala. Pero los pocos, porque son pocos (y si no miren la cantidad de votos que han sacado siempre los partidos de izquierda que ni el Triángulo Ixil sacaron más votos que su odiada némesis, Zury Ríos), siguen buscando la forma de imponer su visión a la “Chavez” de lo que quieren para Guatemala, no cuentan con que somos millones los guatemaltecos que defenderemos nuestra libertad porque somos un “pueblo con ánima fiera (que) antes muerto que esclavo será.”

Al igual que nuestros ancestros, lucharemos si es necesario, “encendidos en patrio ardimiento” y lograremos “sin choque sangriento”, como sucediera en el 2015, defender nuestro imperfecto y frágil estado de Derecho. Que no se engañen quienes buscan pasarse de listos, si logramos quitar del medio a un Presidente y un Vicepresidente corruptos, quitaremos a quien sea que no respete la Ley. Nosotros, los guatemaltecos, no los extranjeros que nos quieren mangonear, “valientes y altivos”, veneramos “la paz cual presea”. Siguen cucándonos, provocándonos, sin contar con que no esquivaremos “la ruda pelea si” defendemos nuestra tierra y nuestro hogar.

La libertad es sagrada, si bien la ven con desdén, quienes critican e insultan destilando negatividad y resentimiento. Ignorando que es esa misma libertad la que les permite expresarse como quieren. Esa libertad se verá afectada adversamente si seguimos con la contradicción que tenemos hoy día en la base de todo nuestro sistema democrático, la aplicación de la Ley. Clamamos por un verdadero estado de Derecho, que implica que la Ley sea igual para todos, y al mismo tiempo, defendemos leyes para grupos específicos o leyes para los Mayas, como si no fueran tan guatemaltecos como cualquier otro. El ombligo es igual en todas las razas, y también el cordón umbilical. Me disculpo por ser ignorante de las lenguas mayas, pero quisiera poder escribir claro y tondo que la Ley debe ser igual para mi, para los ladinos, o guatemaltecos de origen judíos, árabe, asiático, europeo, estadounidense y demás razas, para mi vecino y para todos y cada uno de los indígenas, garífunas y xincas que han dejado el umbilical en esta tierra. Me parece que es un concepto bastante fácil de entender, y está muy claro que sólo ganan quienes se alimentan fomentando el antagonismo y la polarización.

Si continuamos adormentados, volteando hacia el otro lado, perderemos lo logrado. Por lo que es fundamental que de una buena vez entendamos TODOS que de nosotros depende unirnos y trabajar proactivamente, si deseamos que al igual que el Quetzal, nuestro país finalmente remonte su vuelo “más que el cóndor y el águila real”.