Dadas las encomiendas que me han sido otorgadas como administrador único de Ferrovias, me he estado cuestionando la importancia de contar con infraestructura competitiva en el país.
Guatemala no tanto más grande que Holanda y allá cuentan con dos de los puertos más importantes a nivel mundial. Un contenedor hace su entrada o salida en horas, no semanas. Y es en un plazo de horas que pudo haber cruzado las fronteras holandesas en tren, por río o carretera. Acá, sin embargo, un contendor tarda días y, a veces, semanas en salir de los puertos. Nuestro tren es inexistente, nuestras carreteras son de 21 km/h y no hay ríos navegables.
Sacar productos al mundo es, por tanto, carísimo. Ferrovías tiene relación con un puerto, el que opera Cobigua. Si bien la discusión podría ser el título legal con el que Cobigua opera, mi preocupación es más macro. Ese puerto, tristemente para nosotros los chapines, es mucho más eficiente que otros puertos nacionales. Ahora se quiere nacionalizar con la idea de que Cobigua tiene muchos ingresos derivados de ese puerto que el Estado no percibe. No sé en qué irá a terminar esa noticia.
En lo personal, me gustaría que nos cuestionáramos si el camino es nacionalizar los puertos o bien permitir mayor competencia entre ellos.
Tenemos que encontrar mecanismos para aumentar la eficiencia en los puertos, la velocidad de sus trámites, así como la velocidad para transitar mercancía de un punto del país al puerto o al revés. No podemos ser un país de 20 Km/h si queremos ser primer mundo, como tampoco uno en el que los puertos, las aduanas y las autoridades en general pueda cobrar mordidas o usar la infraestructura como excusa para enriquecer a los funcionarios de turno.
El cuestionamiento debe ser siempre cómo lograr mejores rendimientos como país, facilitar los intercambios entre personal y destinar los recursos en los mejores destinos del plan de gobierno.