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Financiando el mercantilismo

María Dolores Arias
06 de junio, 2016

Las más recientes capturas y denuncias por corrupción en Guatemala nos muestran, con cierto detalle, el nivel de corrupción que percibíamos en el manejo de los asuntos públicos, léase compras, contratos y concesiones. Según la información que proporcionó la titular del MP y el comisionado de la CICIG, básicamente, los dueños del Partido Patriota –PP-, Otto Pérez y Roxana Baldetti, crearon una estructura para obtener financiamiento durante su campaña electoral y después, ya en el poder, les dieron contratos del Estado a algunos de sus financistas y extorsionaron a otros para darles contratos o concesiones.

Es difícil creer que esta manera de operar -de Pérez, Baldetti y demás involucrados- sea un hecho aislado y que sólo ellos tuvieron la “genial” idea de armar todo un sistema para “agenciarse” de recursos antes de llegar al poder y durante el ejercicio del mismo.

Por lo que surge la siguiente pregunta ¿también serán revisados los fondos de la campaña de Sinibaldi, Baldizón, Torres y demás candidatos en la reciente campaña? ¿Algunos “financistas” “apoyaban” sólo a un partido o lo hacían con todo aquel que tuviera posibilidad? ¿Cómo habrá sido el financiamiento en campañas anteriores?

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El financiamiento a partidos políticos no es un delito per se, es válido apoyar al partido político, iglesia, club, asociación o fundación que uno considere merecedora de sus recursos. Esto hace que quienes reciben los fondos los manejen con transparencia si desean mantener el apoyo económico o en especie. Este manejo transparente incluye no sólo los gastos sino también los ingresos, es decir, recibir los apoyos y gastarlos de forma transparente con registros auditados.

La principal diferencia con el apoyo a partidos políticos es la expectativa que tienen algunos financistas de que ese apoyo se transforme en una “inversión” cuyos rendimientos se materialicen al recibir contratos por parte del gobierno. Entonces la pregunta es ¿por qué algunos financian a los partidos políticos?

El financiamiento mercantilista es un efecto del poder que tienen los políticos, ya en el poder, para darles privilegios, contratos y prebendas de todo tipo. El financiamiento mercantilista, algunas veces, también se convierte en el seguro contra daños y perjuicios que estos polítiqueros les pueden causar. Es decir, “compran” la protección de quienes estarán en el poder y con ello se aseguran que los dejarán “trabajar en paz”, sin dilaciones ni complicaciones burocráticas, tal como sucede con algunas mafias que “cuidan” sus territorios.

Realmente usted cree que al limitar el financiamiento privado y dejarlo sólo como público –a cargo del tributario- ¿se reducirá la corrupción y la extorsión en el gobierno? Si así fuera, ¿por qué la estructura de saqueo que implementaron durante la campaña la continuaron durante el gobierno? En mi artículo la corrupción y el financiamiento mercantilista explico por qué es erróneo pensar que si limitamos el financiamiento de las campañas a fondos públicos la corrupción acabará.

Es importante que no se deje confundir, que identifique claramente las causas y los efectos. De ello dependerán los cambios que exija en el gobierno, las reformas que apoye y el sistema bajo el cual viviremos.

Las reformas deben ir en función de terminar con el sistema benefactor-mercantilista que hoy impera en nuestro país. ¿Cómo podemos combatir la corrupción? ¿Dándoles más poder a políticos como Otto Pérez Molina? ¿O a Roxanas Baldettis? ¿O a vistas de aduanas?¿o a burócratas que tienen el poder de cerrar o impedir que abra un negocio? ¿O dándole el poder de obtener información de sus cuentas bancarias sin orden de juez a burócratas como Carlos Muñoz, exsuperintendente acusado de corrupción?

Piénselo, ¿es aumentando el poder del burócrata? ¿Es aumentando las funciones del gobierno? O todo lo contrario. Piense si después de todo lo que nos enteramos que se supone hicieron los políticos en el poder, está todavía dispuesto a darles aún más poder

@Md30
Facebook.com/Mda30

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María Dolores Arias
06 de junio, 2016

Las más recientes capturas y denuncias por corrupción en Guatemala nos muestran, con cierto detalle, el nivel de corrupción que percibíamos en el manejo de los asuntos públicos, léase compras, contratos y concesiones. Según la información que proporcionó la titular del MP y el comisionado de la CICIG, básicamente, los dueños del Partido Patriota –PP-, Otto Pérez y Roxana Baldetti, crearon una estructura para obtener financiamiento durante su campaña electoral y después, ya en el poder, les dieron contratos del Estado a algunos de sus financistas y extorsionaron a otros para darles contratos o concesiones.

Es difícil creer que esta manera de operar -de Pérez, Baldetti y demás involucrados- sea un hecho aislado y que sólo ellos tuvieron la “genial” idea de armar todo un sistema para “agenciarse” de recursos antes de llegar al poder y durante el ejercicio del mismo.

Por lo que surge la siguiente pregunta ¿también serán revisados los fondos de la campaña de Sinibaldi, Baldizón, Torres y demás candidatos en la reciente campaña? ¿Algunos “financistas” “apoyaban” sólo a un partido o lo hacían con todo aquel que tuviera posibilidad? ¿Cómo habrá sido el financiamiento en campañas anteriores?

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La principal diferencia con el apoyo a partidos políticos es la expectativa que tienen algunos financistas de que ese apoyo se transforme en una “inversión” cuyos rendimientos se materialicen al recibir contratos por parte del gobierno. Entonces la pregunta es ¿por qué algunos financian a los partidos políticos?

El financiamiento mercantilista es un efecto del poder que tienen los políticos, ya en el poder, para darles privilegios, contratos y prebendas de todo tipo. El financiamiento mercantilista, algunas veces, también se convierte en el seguro contra daños y perjuicios que estos polítiqueros les pueden causar. Es decir, “compran” la protección de quienes estarán en el poder y con ello se aseguran que los dejarán “trabajar en paz”, sin dilaciones ni complicaciones burocráticas, tal como sucede con algunas mafias que “cuidan” sus territorios.

Realmente usted cree que al limitar el financiamiento privado y dejarlo sólo como público –a cargo del tributario- ¿se reducirá la corrupción y la extorsión en el gobierno? Si así fuera, ¿por qué la estructura de saqueo que implementaron durante la campaña la continuaron durante el gobierno? En mi artículo la corrupción y el financiamiento mercantilista explico por qué es erróneo pensar que si limitamos el financiamiento de las campañas a fondos públicos la corrupción acabará.

Es importante que no se deje confundir, que identifique claramente las causas y los efectos. De ello dependerán los cambios que exija en el gobierno, las reformas que apoye y el sistema bajo el cual viviremos.

Las reformas deben ir en función de terminar con el sistema benefactor-mercantilista que hoy impera en nuestro país. ¿Cómo podemos combatir la corrupción? ¿Dándoles más poder a políticos como Otto Pérez Molina? ¿O a Roxanas Baldettis? ¿O a vistas de aduanas?¿o a burócratas que tienen el poder de cerrar o impedir que abra un negocio? ¿O dándole el poder de obtener información de sus cuentas bancarias sin orden de juez a burócratas como Carlos Muñoz, exsuperintendente acusado de corrupción?

Piénselo, ¿es aumentando el poder del burócrata? ¿Es aumentando las funciones del gobierno? O todo lo contrario. Piense si después de todo lo que nos enteramos que se supone hicieron los políticos en el poder, está todavía dispuesto a darles aún más poder

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