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¿Un nuevo modelo de elección de diputados?

Redacción
21 de julio, 2016

La convocatoria a un proceso de reformas de segunda generación de a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, promovida por el Presidente Jimmy Morales, con el acompañamiento de más de 30 organizaciones, abre la puerta para realizar reformas más profundas al sistema de elección de autoridades.
Desde hace varios años, un tema que ha sido foco de discusión es el referente al modelo de elección de diputados. Actualmente, bajo el sistema de representación proporcional de minorías, el ciudadano emite su voto por listas cerradas, inalterables y predeterminadas. Esto apuñala el poder de los partidos, pues son las agrupaciones políticas quienes ostentan el poder de determinar el orden de sus candidatos y distinguir entre aquellos candidatos con posibilidades de ser electos y aquellos de relleno. En otras palabras, sólo los candidatos ubicados en los primeros puestos de la lista tienen posibilidad de alcanzar una curul.
Asimismo, este modelo también implicaba que la correlación de fuerzas dentro del Congreso constituye el reflejo de la voluntad de la ciudadanía. El votante es quien decide a qué partido le da la mayoría, a quién convierte en fuerza de oposición o en bisagra minoritaria. No obstante, el sistema se distorsiona debido al transfuguismo, pues una vez electo el diputado, este se convierte en el dueño de su curul. De tal forma, al migrar a otra bancada, el diputado traicionaba esa correlación de fuerzas políticas legislativas, definida por el voto ciudadano.
Ante esta falencia, las propuestas son diversas. Algunos promueven la elección uninominal, en la que el votante emite su sufragio por una persona y no por un listado. Esto posiblemente requeriría de una reforma constitucional para modificar el sistema de distritos electorales. Asimismo, el efecto negativo de todo sistema uninominal es que tiende a desincentivar la consolidación de partidos, puesto que los caciques con apoyo territorial tendrían más importancia que la estructura institucional de un partido.
Una alternativa intermedia, implementada con éxito en El Salvador, es la modificación del modelo de elección, de listas cerradas a listados semi-abiertos. Bajo este sistema, el partido propone el orden de candidatos, pero el ciudadano tiene la potestad de reacomodar la lista de acuerdo a sus preferencias. Esto le permite al votante priorizar a liderazgos alternos, representantes de grupos étnicos o de género, lo que fortalece la representatividad sin debilitar al partido. En otras palabras, el votante puede reordenar el listado de candidatos, castigando a aquellos que considera poco aptos para representarle, y premiar a aquellos liderazgos que quizá no fueron postulados en los primeros espacios de las listas.
De tal manera, las listas semi-abiertas se convierten en un mecanismo para democratizar el partido, pues le resta el monopolio de decisión a la estructura central. Además, constituye un mecanismo para promover la circulación de liderazgos. Por lo menos, en El Salvador, este modelo ha obligado a ARENA a reconsiderar el rol de sus líderes tradicionales frente a líderes emergentes, dado que los votantes han decidido premiar a nuevos políticos, postulados en la cola de los listados de candidatos, y castigar a los dinosaurios que lideran los listados.

¿Un nuevo modelo de elección de diputados?

Redacción
21 de julio, 2016

La convocatoria a un proceso de reformas de segunda generación de a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, promovida por el Presidente Jimmy Morales, con el acompañamiento de más de 30 organizaciones, abre la puerta para realizar reformas más profundas al sistema de elección de autoridades.
Desde hace varios años, un tema que ha sido foco de discusión es el referente al modelo de elección de diputados. Actualmente, bajo el sistema de representación proporcional de minorías, el ciudadano emite su voto por listas cerradas, inalterables y predeterminadas. Esto apuñala el poder de los partidos, pues son las agrupaciones políticas quienes ostentan el poder de determinar el orden de sus candidatos y distinguir entre aquellos candidatos con posibilidades de ser electos y aquellos de relleno. En otras palabras, sólo los candidatos ubicados en los primeros puestos de la lista tienen posibilidad de alcanzar una curul.
Asimismo, este modelo también implicaba que la correlación de fuerzas dentro del Congreso constituye el reflejo de la voluntad de la ciudadanía. El votante es quien decide a qué partido le da la mayoría, a quién convierte en fuerza de oposición o en bisagra minoritaria. No obstante, el sistema se distorsiona debido al transfuguismo, pues una vez electo el diputado, este se convierte en el dueño de su curul. De tal forma, al migrar a otra bancada, el diputado traicionaba esa correlación de fuerzas políticas legislativas, definida por el voto ciudadano.
Ante esta falencia, las propuestas son diversas. Algunos promueven la elección uninominal, en la que el votante emite su sufragio por una persona y no por un listado. Esto posiblemente requeriría de una reforma constitucional para modificar el sistema de distritos electorales. Asimismo, el efecto negativo de todo sistema uninominal es que tiende a desincentivar la consolidación de partidos, puesto que los caciques con apoyo territorial tendrían más importancia que la estructura institucional de un partido.
Una alternativa intermedia, implementada con éxito en El Salvador, es la modificación del modelo de elección, de listas cerradas a listados semi-abiertos. Bajo este sistema, el partido propone el orden de candidatos, pero el ciudadano tiene la potestad de reacomodar la lista de acuerdo a sus preferencias. Esto le permite al votante priorizar a liderazgos alternos, representantes de grupos étnicos o de género, lo que fortalece la representatividad sin debilitar al partido. En otras palabras, el votante puede reordenar el listado de candidatos, castigando a aquellos que considera poco aptos para representarle, y premiar a aquellos liderazgos que quizá no fueron postulados en los primeros espacios de las listas.
De tal manera, las listas semi-abiertas se convierten en un mecanismo para democratizar el partido, pues le resta el monopolio de decisión a la estructura central. Además, constituye un mecanismo para promover la circulación de liderazgos. Por lo menos, en El Salvador, este modelo ha obligado a ARENA a reconsiderar el rol de sus líderes tradicionales frente a líderes emergentes, dado que los votantes han decidido premiar a nuevos políticos, postulados en la cola de los listados de candidatos, y castigar a los dinosaurios que lideran los listados.