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Olimpiadas 2016

Redacción
07 de agosto, 2016

En el Peloponeso, en la región de Élide, se asentó la polis Olimpia, en la región de la Grecia Occidental. Desde el año 776 a.d.e. se celebraron los juegos olímpicos. Los cinco anillos multicolores son alrededor del mundo un símbolo de paz.

El comité olímpico internacional fue creado en 1894, por un educador suizo llamado Pierre de Coubertin inspirando la idea de ser humano en dos aspectos fundamentales: la salud y el deporte. Aunque las convicciones de la iglesia anglicana influyeron en él sobretodo el reverendo Thomas Arnold que retoma los principios de la antigüedad sobre la idea del deporte.

La idea de una iglesia fundamentada en el Estado y que recoge la tradición reformada de Westminster implica incluir el cuidado que el Estado debe tener por la salud de sus ciudadanos tanto espiritual como corporalmente.

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Algunos ahora verían como una herejía de consecuencias insospechadas la fusión de Iglesia y Estado para devolver al mundo de su banalidad cuyas consecuencias negativas las encontramos en el pensamiento de Michel Foucault.

Este drogadicto, quien en su ontología crítica deshumaniza al ser humano. Lo condena con graves consecuencias en psiquiatría, ciencias sociales y humanidades. Sus relaciones de poder y discurso solo suelen ser comparadas a la degradación de Estado que vivimos en Guatemala a todo nivel.

La rebelión contra el pensamiento se vive de forma a-crítica en los centros educativos de Guatemala a todo nivel y especialmente universitario como se refleja en la decadencia de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Ahí sus facultades, escuelas y centros universitarios riñen considerablemente una lucha de poder olvidándose por completo del ser humano sea profesor o estudiante que constituyen la raíz y el fundamento de la vida universitaria.

La herencia de Foucault no solo se vive en sus aulas, sino en sus corredores con jóvenes drogándose en sus aulas con clases sin sentido y en los corredores fumando tabaco, marihuana, o defenestrándose en todos los centros de alcohol alrededor del alma mater.

La mediocridad es herencia de la posmodernidad, ensalzada de forma tan absurda, en la Universidad de San Carlos de Guatemala, como lo percibo en la Escuela donde se forman aquellos estudiantes que deben construir la humanidad de Guatemala a través de los medios de comunicación.

Ser ser humano se recoge en la alegría con la cual en el estadio de Maracaná la delegación guatemalteca muestra ese espíritu que como simple estribillo dice: soy de Guatemala una tierra a la que amamos y en las cuales fincamos nuestras esperanzas.

El juramento olímpico que reza “en nombre de todos los competidores, prometo que participaremos en estos Juegos Olímpicos, respetando y ateniéndonos a las reglas que los gobiernan, comprometiéndonos a un deporte sin dopaje y sin drogas, con el espíritu verdadero de la deportividad, por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos” que las palabras suenen como el lema del deporte olímpico: “más rápido, más alto, más fuerte”. O el credo olímpico: “Lo más importante de los Juegos Olímpicos no es ganar sino competir, así como lo más importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha. Lo esencial no es haber vencido sino haber luchado bien”.

Olimpiadas 2016

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07 de agosto, 2016

En el Peloponeso, en la región de Élide, se asentó la polis Olimpia, en la región de la Grecia Occidental. Desde el año 776 a.d.e. se celebraron los juegos olímpicos. Los cinco anillos multicolores son alrededor del mundo un símbolo de paz.

El comité olímpico internacional fue creado en 1894, por un educador suizo llamado Pierre de Coubertin inspirando la idea de ser humano en dos aspectos fundamentales: la salud y el deporte. Aunque las convicciones de la iglesia anglicana influyeron en él sobretodo el reverendo Thomas Arnold que retoma los principios de la antigüedad sobre la idea del deporte.

La idea de una iglesia fundamentada en el Estado y que recoge la tradición reformada de Westminster implica incluir el cuidado que el Estado debe tener por la salud de sus ciudadanos tanto espiritual como corporalmente.

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Algunos ahora verían como una herejía de consecuencias insospechadas la fusión de Iglesia y Estado para devolver al mundo de su banalidad cuyas consecuencias negativas las encontramos en el pensamiento de Michel Foucault.

Este drogadicto, quien en su ontología crítica deshumaniza al ser humano. Lo condena con graves consecuencias en psiquiatría, ciencias sociales y humanidades. Sus relaciones de poder y discurso solo suelen ser comparadas a la degradación de Estado que vivimos en Guatemala a todo nivel.

La rebelión contra el pensamiento se vive de forma a-crítica en los centros educativos de Guatemala a todo nivel y especialmente universitario como se refleja en la decadencia de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Ahí sus facultades, escuelas y centros universitarios riñen considerablemente una lucha de poder olvidándose por completo del ser humano sea profesor o estudiante que constituyen la raíz y el fundamento de la vida universitaria.

La herencia de Foucault no solo se vive en sus aulas, sino en sus corredores con jóvenes drogándose en sus aulas con clases sin sentido y en los corredores fumando tabaco, marihuana, o defenestrándose en todos los centros de alcohol alrededor del alma mater.

La mediocridad es herencia de la posmodernidad, ensalzada de forma tan absurda, en la Universidad de San Carlos de Guatemala, como lo percibo en la Escuela donde se forman aquellos estudiantes que deben construir la humanidad de Guatemala a través de los medios de comunicación.

Ser ser humano se recoge en la alegría con la cual en el estadio de Maracaná la delegación guatemalteca muestra ese espíritu que como simple estribillo dice: soy de Guatemala una tierra a la que amamos y en las cuales fincamos nuestras esperanzas.

El juramento olímpico que reza “en nombre de todos los competidores, prometo que participaremos en estos Juegos Olímpicos, respetando y ateniéndonos a las reglas que los gobiernan, comprometiéndonos a un deporte sin dopaje y sin drogas, con el espíritu verdadero de la deportividad, por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos” que las palabras suenen como el lema del deporte olímpico: “más rápido, más alto, más fuerte”. O el credo olímpico: “Lo más importante de los Juegos Olímpicos no es ganar sino competir, así como lo más importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha. Lo esencial no es haber vencido sino haber luchado bien”.