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Vender banderitas para rescatar la ciudadanía

Redacción
10 de septiembre, 2016

Enrique siempre ha vendido rosas, juguetes y cualquier tipo de cosas en el semáforo de la 20 calle, justo en la calle (valga la redundancia) que con mis conocidos hemos apodado “la calle del centavito”; porque es demasiado angosta para los cuatro carriles que pretende abarcar.
Inició el mes de septiembre que es para algunos pocos un mes que se dedica a la patria para ayudarnos a recordar de dónde somos, cuál es nuestra historia y así replantearnos una vez más hacia dónde vamos.
Cuando el calendario marcó 01 de septiembre, para algunos fue solo la entrada de otro mes más, irrelevante. Para otros fue una señal que faltan menos días para el Fiambre o Navidad. Para muy pocos fue realmente el inicio del mes patrio, dedicado a recordar a Guatemala, con lágrimas y sonrisas, nostalgia y esperanza, pero sobre todo… incertidumbre. Y para Enrique, fue otro clásico mes de septiembre; en el que cambia las rosas rojas por banderas de colores celeste y blanco.
Enrique y yo somos amigos. El semáforo de la calle del centavito tiene la peculiaridad de ser muy lento (la luz roja dura más o menos minuto y medio) y por eso hemos tenido la oportunidad de conversar en repetidas ocasiones. Siempre, en febrero y mayo le pregunto acerca de las ventas, ya que sabemos que se venden más rosas por obvias razones. Y en septiembre, siempre hablamos de las banderas. Todos saben que para los “empresarios mendicantes”, el mes patrio representa un incremento en las ventas, un plus para la economía informal (tan criticada como defendida). Sin embargo, este año, Enrique me dio una respuesta distinta a la que estoy acostumbrado a escuchar. En vez del clásico “vendo banderitas porque eso es lo que más compra la gente en septiembre”, mi amigo me sorprendió con un: “vendo banderitas porque amo a mi país. Claro que se venden bien y eso me da más billete. Pero decido venderlas porque amo a mi país”.
Me lo repitió como seis veces: “amo a mi país”. Y al principio no sabía que pensar al respecto. ¿Puedes amar a tu país solamente por vender banderitas? Tras reflexionar un poco, llegué a la conclusión que sí es posible. Para Enrique se vale amar Guatemala vendiendo banderitas. Para mi quizás no sea vendiendo banderitas, y para otros podría ser incursionando en la política, o siendo empresarios, quién sabe.
Cada quién tiene su forma de retribuirle a Guatemala lo mucho, o lo poco, que este país le ha dado. Para Enrique son las banderitas. La pregunta es, ¿para nosotros qué es?

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Vender banderitas para rescatar la ciudadanía

Redacción
10 de septiembre, 2016

Enrique siempre ha vendido rosas, juguetes y cualquier tipo de cosas en el semáforo de la 20 calle, justo en la calle (valga la redundancia) que con mis conocidos hemos apodado “la calle del centavito”; porque es demasiado angosta para los cuatro carriles que pretende abarcar.
Inició el mes de septiembre que es para algunos pocos un mes que se dedica a la patria para ayudarnos a recordar de dónde somos, cuál es nuestra historia y así replantearnos una vez más hacia dónde vamos.
Cuando el calendario marcó 01 de septiembre, para algunos fue solo la entrada de otro mes más, irrelevante. Para otros fue una señal que faltan menos días para el Fiambre o Navidad. Para muy pocos fue realmente el inicio del mes patrio, dedicado a recordar a Guatemala, con lágrimas y sonrisas, nostalgia y esperanza, pero sobre todo… incertidumbre. Y para Enrique, fue otro clásico mes de septiembre; en el que cambia las rosas rojas por banderas de colores celeste y blanco.
Enrique y yo somos amigos. El semáforo de la calle del centavito tiene la peculiaridad de ser muy lento (la luz roja dura más o menos minuto y medio) y por eso hemos tenido la oportunidad de conversar en repetidas ocasiones. Siempre, en febrero y mayo le pregunto acerca de las ventas, ya que sabemos que se venden más rosas por obvias razones. Y en septiembre, siempre hablamos de las banderas. Todos saben que para los “empresarios mendicantes”, el mes patrio representa un incremento en las ventas, un plus para la economía informal (tan criticada como defendida). Sin embargo, este año, Enrique me dio una respuesta distinta a la que estoy acostumbrado a escuchar. En vez del clásico “vendo banderitas porque eso es lo que más compra la gente en septiembre”, mi amigo me sorprendió con un: “vendo banderitas porque amo a mi país. Claro que se venden bien y eso me da más billete. Pero decido venderlas porque amo a mi país”.
Me lo repitió como seis veces: “amo a mi país”. Y al principio no sabía que pensar al respecto. ¿Puedes amar a tu país solamente por vender banderitas? Tras reflexionar un poco, llegué a la conclusión que sí es posible. Para Enrique se vale amar Guatemala vendiendo banderitas. Para mi quizás no sea vendiendo banderitas, y para otros podría ser incursionando en la política, o siendo empresarios, quién sabe.
Cada quién tiene su forma de retribuirle a Guatemala lo mucho, o lo poco, que este país le ha dado. Para Enrique son las banderitas. La pregunta es, ¿para nosotros qué es?

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo