Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Antorchas jodidas

Redacción
16 de septiembre, 2016

Estoy atorado en el tráfico. Es 14 de septiembre y voy saliendo de la ciudad, camino a Zacapa. Que haya tráfico en la ciudad de Guatemala, en cada esquina a cualquier hora, no es ninguna novedad. Tampoco es novedad estar parado en el tránsito por una antorcha que va frente a mí; es septiembre, el mes “patrio”, un mes de “orgullo patriota”. Lastimosamente, tampoco es novedad escuchar este tipo de comentarios en el bus: “Antorchas jodidas”, “Solo para hacer tráfico sirven”, “Que corran en otro lado, o mejor que ni corran”.
No digo nada porque no estoy con ánimos de debatir. Prefiero escribir mis argumentos en una columna de opinión para que no queden en el aire.
Me enojan esos comentarios. Son la representación oral de nuestra falta de patriotismo. Son una de las causas por la que el país está como lo tenemos: porque no lo queremos. Y es que ¿Cómo es posible mejorar y trabajar bien por aquello que no amas? No se puede.
Nosotros tenemos un problema muy serio: nos hace falta patriotismo. Nos hace falta amar. Quizás porque firmar la independencia no nos costó nada. O quizás porque siempre hemos estado más empeñados en ver hacia arriba (a México y Estados Unidos) en vez de vernos a nosotros mismos. ¡Quien sabe! Y en realidad no importa ahora. El problema es que nos quejamos por una antorcha, porque somos egoístas y al verla, nuestro primer pensamiento es “hay tráfico”, en vez de alegrarnos que al fin hayan personas que dediquen su tiempo a celebrar eso que nos hace lo que somos: independientes y libres.
Queremos amar más al país pero ¿qué hacemos por él? Nos sentimos patriotas porque le damos like a las fotos en Instagram de “Perhaps you need a little Guatemala” y usamos los filtros de “Guatemala” en Snapchat, pero no pasamos de allí. Somos activistas y patriotas de sofá. Luego vemos a un grupo de estudiantes corriendo con la antorcha, sudando por nuestro país y dedicando su tiempo y esfuerzo físico a hacerle un homenaje e hipócritamente nos quejamos. ¡He ahí la incoherencia! ¿Ven la falta de tolerancia?
Lo escribía en mi columna anterior: ¿Cómo rescatar la ciudadanía? ¿Qué le retribuiremos a Guatemala? Para aquel vendedor de banderitas será vendiendo productos patrios y para los de las antorchas será corriendo por su país. Cada quién tiene su forma de amar a Guatemala. Es mejor tener un método que no tenerlo. Y no se vale criticar a quienes expresan el amor por su país lejos del simple “like”. Al contrario, deberíamos aprender de ellos.
Al fin y al cabo, el amor por nuestro país debería ir más allá de compartir una foto de Atitlán o de la Antigua en nuestro perfil de Facebook, ¡eso es lo de menos!
Finalmente pasamos la antorcha y el bus vuelve a transitar de forma normal. Veo por la ventana los hermosos paisajes de mi país y de corazón me hago la siguiente pregunta: ¿Por qué el mexicano y el argentino morirían por su país mientras que para el guatemalteco ese ideal es utópico o estúpido? No lo responderé aquí. Les dejo esa pregunta para que la contesten ustedes individualmente, luego de examinarse honestamente. Los invito a pensar esto: si murieran hoy, ¿qué extrañaría Guatemala de ustedes? ¿o le harían un favor yéndose? Espero que la próxima vez que veamos una antorcha, lo hagamos con diferentes ojos, digo, si es que amamos a nuestro país.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Antorchas jodidas

Redacción
16 de septiembre, 2016

Estoy atorado en el tráfico. Es 14 de septiembre y voy saliendo de la ciudad, camino a Zacapa. Que haya tráfico en la ciudad de Guatemala, en cada esquina a cualquier hora, no es ninguna novedad. Tampoco es novedad estar parado en el tránsito por una antorcha que va frente a mí; es septiembre, el mes “patrio”, un mes de “orgullo patriota”. Lastimosamente, tampoco es novedad escuchar este tipo de comentarios en el bus: “Antorchas jodidas”, “Solo para hacer tráfico sirven”, “Que corran en otro lado, o mejor que ni corran”.
No digo nada porque no estoy con ánimos de debatir. Prefiero escribir mis argumentos en una columna de opinión para que no queden en el aire.
Me enojan esos comentarios. Son la representación oral de nuestra falta de patriotismo. Son una de las causas por la que el país está como lo tenemos: porque no lo queremos. Y es que ¿Cómo es posible mejorar y trabajar bien por aquello que no amas? No se puede.
Nosotros tenemos un problema muy serio: nos hace falta patriotismo. Nos hace falta amar. Quizás porque firmar la independencia no nos costó nada. O quizás porque siempre hemos estado más empeñados en ver hacia arriba (a México y Estados Unidos) en vez de vernos a nosotros mismos. ¡Quien sabe! Y en realidad no importa ahora. El problema es que nos quejamos por una antorcha, porque somos egoístas y al verla, nuestro primer pensamiento es “hay tráfico”, en vez de alegrarnos que al fin hayan personas que dediquen su tiempo a celebrar eso que nos hace lo que somos: independientes y libres.
Queremos amar más al país pero ¿qué hacemos por él? Nos sentimos patriotas porque le damos like a las fotos en Instagram de “Perhaps you need a little Guatemala” y usamos los filtros de “Guatemala” en Snapchat, pero no pasamos de allí. Somos activistas y patriotas de sofá. Luego vemos a un grupo de estudiantes corriendo con la antorcha, sudando por nuestro país y dedicando su tiempo y esfuerzo físico a hacerle un homenaje e hipócritamente nos quejamos. ¡He ahí la incoherencia! ¿Ven la falta de tolerancia?
Lo escribía en mi columna anterior: ¿Cómo rescatar la ciudadanía? ¿Qué le retribuiremos a Guatemala? Para aquel vendedor de banderitas será vendiendo productos patrios y para los de las antorchas será corriendo por su país. Cada quién tiene su forma de amar a Guatemala. Es mejor tener un método que no tenerlo. Y no se vale criticar a quienes expresan el amor por su país lejos del simple “like”. Al contrario, deberíamos aprender de ellos.
Al fin y al cabo, el amor por nuestro país debería ir más allá de compartir una foto de Atitlán o de la Antigua en nuestro perfil de Facebook, ¡eso es lo de menos!
Finalmente pasamos la antorcha y el bus vuelve a transitar de forma normal. Veo por la ventana los hermosos paisajes de mi país y de corazón me hago la siguiente pregunta: ¿Por qué el mexicano y el argentino morirían por su país mientras que para el guatemalteco ese ideal es utópico o estúpido? No lo responderé aquí. Les dejo esa pregunta para que la contesten ustedes individualmente, luego de examinarse honestamente. Los invito a pensar esto: si murieran hoy, ¿qué extrañaría Guatemala de ustedes? ¿o le harían un favor yéndose? Espero que la próxima vez que veamos una antorcha, lo hagamos con diferentes ojos, digo, si es que amamos a nuestro país.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo