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A un año del #27A

Redacción
01 de septiembre, 2016

Uno de los logros más importantes de las manifestaciones públicas que se dieron en las plazas el año pasado y que tomaron mayor fuerza el 27 de agosto, fue que guatemaltecos de diferentes etnias, sectores, niveles educativos y con capacidades económicas distintas, unieron sus voces por un objetivo común, la renuncia de un Presidente que había generado una indignación colectiva y una serie de expresiones pacíficas que ayudaron a construir el momento en que se dio un paro a nivel Nacional.

No me cabe la menor duda que las expresiones públicas, que ocurrieron sin ninguna provocación o incitación a la violencia, fueron un gran ejemplo para el mundo, de la madurez democrática que hemos alcanzado los guatemaltecos. Haber electo a un Presidente con una participación en las urnas en la primera vuelta del 71 por ciento de la población empadronada, es un resultado sin precedentes en varios países en donde las protestas hacen que la gente pierda su esperanza en el sistema democrático.

Pero más allá de las expresiones cívicas y el fervor patrio que se vio expresado en cada manifestación, un año después, tenemos un gobierno que no parece tener claro cuál es el legado que quiere dejar y qué está haciendo para conseguirlo. La clase política sigue dormida, sin tomar el papel que les corresponde. La bancada oficial, no demuestra capacidad de coordinación con el Ejecutivo y carecen de una agenda legislativa que les permita lograr consensos para aprobar iniciativas que podrían reactivar lo que es hoy el mayor sentir de la población, la falta de condiciones para crear más empleos dignos.

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Las bancadas de oposición todavía siguen sin presentar propuestas alternativas de políticas que pudieran marcar un rumbo concreto hacia posicionar a nuevos líderes, que tengan la capacidad de participar como candidatos en las próximas elecciones.

Varias organizaciones de la sociedad civil siguen impulsando proyectos que les imponen desde la cooperación internacional, para mantenerse activas. El sector empresarial organizado, ha tomado cierto liderazgo que se ha fortalecido luego de que el Ejecutivo retirara la propuesta fiscal y que se lograra el inicio de un diálogo sobre el tema, tal y como lo plantearon en su momento.

Uno puede reflexionar sobre el papel que debe tomar cada actor de manera distinta, pero el consenso común es que existe un vacío de liderazgo hacia políticas públicas que unifiquen a los guatemaltecos. Estamos en lo que varios analistas han denominado el punto de inflexión, en el que todos como ciudadanos debemos participar más activamente y lograr consensos sobre acciones concretas para generar más oportunidades económicas y desarrollo social en el país. @jczapata_s

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

A un año del #27A

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01 de septiembre, 2016

Uno de los logros más importantes de las manifestaciones públicas que se dieron en las plazas el año pasado y que tomaron mayor fuerza el 27 de agosto, fue que guatemaltecos de diferentes etnias, sectores, niveles educativos y con capacidades económicas distintas, unieron sus voces por un objetivo común, la renuncia de un Presidente que había generado una indignación colectiva y una serie de expresiones pacíficas que ayudaron a construir el momento en que se dio un paro a nivel Nacional.

No me cabe la menor duda que las expresiones públicas, que ocurrieron sin ninguna provocación o incitación a la violencia, fueron un gran ejemplo para el mundo, de la madurez democrática que hemos alcanzado los guatemaltecos. Haber electo a un Presidente con una participación en las urnas en la primera vuelta del 71 por ciento de la población empadronada, es un resultado sin precedentes en varios países en donde las protestas hacen que la gente pierda su esperanza en el sistema democrático.

Pero más allá de las expresiones cívicas y el fervor patrio que se vio expresado en cada manifestación, un año después, tenemos un gobierno que no parece tener claro cuál es el legado que quiere dejar y qué está haciendo para conseguirlo. La clase política sigue dormida, sin tomar el papel que les corresponde. La bancada oficial, no demuestra capacidad de coordinación con el Ejecutivo y carecen de una agenda legislativa que les permita lograr consensos para aprobar iniciativas que podrían reactivar lo que es hoy el mayor sentir de la población, la falta de condiciones para crear más empleos dignos.

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Varias organizaciones de la sociedad civil siguen impulsando proyectos que les imponen desde la cooperación internacional, para mantenerse activas. El sector empresarial organizado, ha tomado cierto liderazgo que se ha fortalecido luego de que el Ejecutivo retirara la propuesta fiscal y que se lograra el inicio de un diálogo sobre el tema, tal y como lo plantearon en su momento.

Uno puede reflexionar sobre el papel que debe tomar cada actor de manera distinta, pero el consenso común es que existe un vacío de liderazgo hacia políticas públicas que unifiquen a los guatemaltecos. Estamos en lo que varios analistas han denominado el punto de inflexión, en el que todos como ciudadanos debemos participar más activamente y lograr consensos sobre acciones concretas para generar más oportunidades económicas y desarrollo social en el país. @jczapata_s

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo