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10 años del CAFTA

Redacción
27 de septiembre, 2016

Uno de los escasos puntos en común en el debate el pasado lunes entre el actual candidato republicano y la candidata demócrata a la presidencia de EE.UU fue su postura en contra de los tratados comerciales.
A criterio de la actual candidata Hilary Clinton, el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América (DR- CAFTA), representa “una multinacional por la cual votó en contra”. Mientras que el candidato republicano señaló que “deben renegociarse los acuerdos comerciales e impedir que se pierdan compañías y empleos en EE.UU”.

En 1951 las exportaciones en Guatemala sumaban US$74.5 millones, de las cuales un 89.5% provenían de Estados Unidos. En el caso de las importaciones estas contabilizaron para entonces US$80.8 millones, provenientes en un 67.2% del mercado estadounidense. Hoy 65 años después la plataforma exportadora se ha diversificado. En los últimos 10 años las ventas hacia el país del norte han crecido un 36.97% de 2005 a 2015 mediante el CAFTA, y las compras un 63.50%.
Como sabemos el país del norte es nuestro principal socio comercial. Sin embargo, pese al crecimiento importante en las exportaciones tras 10 años del tratado, las compras hacia el país del norte superan las ventas hacía este país. Por lo cual el potencial de la oferta exportadora es aún muy grande para cubrir este mercado y aprovechar las ventajas de negociación con el tratado en mención.
Para el país del norte Guatemala representa el puesto 40 en exportaciones y el número 52 en importaciones. Lo cual aún no posiciona al país como el atractivo que debiera considerarse mediante un tratado bilateral.

Hoy nuestro país cuenta con un marco jurídico estable para inversionistas, exportadores e importadores, pero este potencial aún no ha sido aprovechado como se requiere para promover más inversión y empleo.
La principal ventaja de este tratado para Guatemala es la certeza jurídica que brinda esta herramienta comercial para acceder al mercado más grande en el mundo.
Sin embargo, aún persisten grandes retos para nuestro país en materia de la consolidación de Zonas Económicas Especiales (ZEE), a través de un marco jurídico estable e incentivos para que más empresas puedan instalarse y desarrollar sus negocios en Guatemala.

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Un claro ejemplo de éxito es el caso de México que estipuló un marco jurídico para estas zonas, quien aprovechando su herramienta comercial las integró con el resto del país, teniendo acceso al mercado del norte con reglas claras. La cuestionante es si las ZEE pueden generar crecimiento sostenido. La respuesta es sí, mientras logren extender sus beneficios más allá de su zona geográfica específica, atraer inversión y crear empleos en el largo plazo.

El caso de México se sustenta tras veinte años del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), que permitió unificar, en lo comercial, las economías de los tres países de América del Norte: Canadá, los Estados Unidos y México.
México es hoy el segundo mercado para las exportaciones norteamericanas. De cada dólar que Canadá y México exportan a los Estados Unidos hay 25 centavos de insumos norteamericanos, en el caso de Canadá, y unos 40 centavos en el caso de México.

Esta herramienta comercial ha permitido a México generar un clima más allá de lo económico para afianzar la democracia y mantener una política macroeconómica estable. Este podría ser el caso de Guatemala con el CAFTA si el Estado asume su papel en aras de crear un marco jurídico claro y sostenible que promueva las inversiones y garantice la sostenibilidad de los negocios, por ende, de los empleos en el tiempo.

10 años del CAFTA

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27 de septiembre, 2016

Uno de los escasos puntos en común en el debate el pasado lunes entre el actual candidato republicano y la candidata demócrata a la presidencia de EE.UU fue su postura en contra de los tratados comerciales.
A criterio de la actual candidata Hilary Clinton, el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América (DR- CAFTA), representa “una multinacional por la cual votó en contra”. Mientras que el candidato republicano señaló que “deben renegociarse los acuerdos comerciales e impedir que se pierdan compañías y empleos en EE.UU”.

En 1951 las exportaciones en Guatemala sumaban US$74.5 millones, de las cuales un 89.5% provenían de Estados Unidos. En el caso de las importaciones estas contabilizaron para entonces US$80.8 millones, provenientes en un 67.2% del mercado estadounidense. Hoy 65 años después la plataforma exportadora se ha diversificado. En los últimos 10 años las ventas hacia el país del norte han crecido un 36.97% de 2005 a 2015 mediante el CAFTA, y las compras un 63.50%.
Como sabemos el país del norte es nuestro principal socio comercial. Sin embargo, pese al crecimiento importante en las exportaciones tras 10 años del tratado, las compras hacia el país del norte superan las ventas hacía este país. Por lo cual el potencial de la oferta exportadora es aún muy grande para cubrir este mercado y aprovechar las ventajas de negociación con el tratado en mención.
Para el país del norte Guatemala representa el puesto 40 en exportaciones y el número 52 en importaciones. Lo cual aún no posiciona al país como el atractivo que debiera considerarse mediante un tratado bilateral.

Hoy nuestro país cuenta con un marco jurídico estable para inversionistas, exportadores e importadores, pero este potencial aún no ha sido aprovechado como se requiere para promover más inversión y empleo.
La principal ventaja de este tratado para Guatemala es la certeza jurídica que brinda esta herramienta comercial para acceder al mercado más grande en el mundo.
Sin embargo, aún persisten grandes retos para nuestro país en materia de la consolidación de Zonas Económicas Especiales (ZEE), a través de un marco jurídico estable e incentivos para que más empresas puedan instalarse y desarrollar sus negocios en Guatemala.

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Un claro ejemplo de éxito es el caso de México que estipuló un marco jurídico para estas zonas, quien aprovechando su herramienta comercial las integró con el resto del país, teniendo acceso al mercado del norte con reglas claras. La cuestionante es si las ZEE pueden generar crecimiento sostenido. La respuesta es sí, mientras logren extender sus beneficios más allá de su zona geográfica específica, atraer inversión y crear empleos en el largo plazo.

El caso de México se sustenta tras veinte años del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), que permitió unificar, en lo comercial, las economías de los tres países de América del Norte: Canadá, los Estados Unidos y México.
México es hoy el segundo mercado para las exportaciones norteamericanas. De cada dólar que Canadá y México exportan a los Estados Unidos hay 25 centavos de insumos norteamericanos, en el caso de Canadá, y unos 40 centavos en el caso de México.

Esta herramienta comercial ha permitido a México generar un clima más allá de lo económico para afianzar la democracia y mantener una política macroeconómica estable. Este podría ser el caso de Guatemala con el CAFTA si el Estado asume su papel en aras de crear un marco jurídico claro y sostenible que promueva las inversiones y garantice la sostenibilidad de los negocios, por ende, de los empleos en el tiempo.