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Magnitud aparente

Redacción
06 de septiembre, 2016

En astronomía existe un concepto llamado magnitud aparente. Esta, como su nombre indica, es la magnitud que aparenta tener un objeto celeste, con la cual aparece a nuestra mirada. Sin embargo, esta magnitud aparente no nos da información sobre la luminosidad real del astro ni sobre su naturaleza, solamente nos indica cuánto parece brillar ante nuestros ojos, la medida de su brillo tal y como es vista por un observador desde la Tierra. Como indicador del brillo, cuánto menor es el número de magnitud aparente, mayor es su brillo. Y viceversa: cuanto más brillante aparece un objeto, menor es su valor de magnitud.

Este concepto me resulta especialmente interesante cuando estoy en un lugar público y me siento segura por el amplio despliegue de policías y hombres armados. Me da una sensación de seguridad, de pensar que ahí donde haya mucha visibilidad de la fuerza policial habrá cumplimiento de la ley, y sin embargo no es más que un engaño de mi percepción. Al igual que la magnitud aparente, cuanto más visible y brillante es la fuerza de la ley, más débil es en la realidad.

Este principio se cumple a la perfección en Guatemala, en donde vemos policías en cada esquina y seguridad en la puerta de cada comercio. Y sin embargo la ley no es fuerte: es débil e incumplida. Cuando la ley es realmente fuerte no es visible porque no necesita manifestarse ni exponerse para asegurar su cumplimiento. En aquellos países en donde la ley tiene fuerza por sí misma no es necesario rodearse de patrullas y uniformes para sentirse seguro. Es tan fuerte por sí misma que se la cumple sin necesidad de “hacerla cumplir”. En Guatemala la fuerza de la ley es demasiado visible y eso indica que aún estamos lejos del ideal de la ley. Nuestra aspiración no debe ser a tener policías en cada esquina, aunque a veces yo misma he deseado por la aparente seguridad que me proporciona. Sin embargo, el brillo no es más que eso: brillo, y no representa su verdadera magnitud.

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En astronomía existe un concepto llamado magnitud aparente. Esta, como su nombre indica, es la magnitud que aparenta tener un objeto celeste, con la cual aparece a nuestra mirada. Sin embargo, esta magnitud aparente no nos da información sobre la luminosidad real del astro ni sobre su naturaleza, solamente nos indica cuánto parece brillar ante nuestros ojos, la medida de su brillo tal y como es vista por un observador desde la Tierra. Como indicador del brillo, cuánto menor es el número de magnitud aparente, mayor es su brillo. Y viceversa: cuanto más brillante aparece un objeto, menor es su valor de magnitud.

Este concepto me resulta especialmente interesante cuando estoy en un lugar público y me siento segura por el amplio despliegue de policías y hombres armados. Me da una sensación de seguridad, de pensar que ahí donde haya mucha visibilidad de la fuerza policial habrá cumplimiento de la ley, y sin embargo no es más que un engaño de mi percepción. Al igual que la magnitud aparente, cuanto más visible y brillante es la fuerza de la ley, más débil es en la realidad.

Este principio se cumple a la perfección en Guatemala, en donde vemos policías en cada esquina y seguridad en la puerta de cada comercio. Y sin embargo la ley no es fuerte: es débil e incumplida. Cuando la ley es realmente fuerte no es visible porque no necesita manifestarse ni exponerse para asegurar su cumplimiento. En aquellos países en donde la ley tiene fuerza por sí misma no es necesario rodearse de patrullas y uniformes para sentirse seguro. Es tan fuerte por sí misma que se la cumple sin necesidad de “hacerla cumplir”. En Guatemala la fuerza de la ley es demasiado visible y eso indica que aún estamos lejos del ideal de la ley. Nuestra aspiración no debe ser a tener policías en cada esquina, aunque a veces yo misma he deseado por la aparente seguridad que me proporciona. Sin embargo, el brillo no es más que eso: brillo, y no representa su verdadera magnitud.

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