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La patria es ara, no pedestal

Redacción
07 de septiembre, 2016

La constante expansión de las zonas urbanas de Guatemala ha rebasado la capacidad de planificación urbanística de las alcaldías. Se han incorporado a las ciudades pueblos cercanos que incluyendo su cultura y sus necesidades han pauperizado la vida civilizada.

Aunque parezca chauvinista la expresión, Guatemala ocupa geopolíticamente un lugar ganado a pulso de las naciones cuyo pensamiento liberal ha hecho un verdadero contrapeso a las expresiones socialistas incluidas en Derecho, tales como: ley de extinción de dominio, femicidio, ecológicas, reforma electoral entre otras.

Guatemala como país productivo ha logrado en medio de la barbarie más descomunal una estabilidad económica cuya participación en el comercio mundial es reconocida, valiosa e importante.

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A pesar de que invertir en Guatemala representa un riesgo elevado, las oportunidades de desarrollo siempre han sido estables en medio de toda destrucción social protagonizada por organismos estatales internacionales, el Estado de Guatemala, narcotráfico, contrabando y lumpen sociales desestabilizadores de la vida civilizada.

La productividad guatemalteca es asombrosa en medio de la crisis. Con estructuras para la industria, la agricultura, comercio, y transporte cooptadas por el Estado y apañadas con correntadas de divisas que se pierden en informes de Banco Mundial, Unicef, ONU, Fondo Monetario Internacional, ONG, etc., hemos sido capaces desde la iniciativa privada de detener todos los mecanismos de destrucción social que el Estado y sus parásitos internacionales han provocado. Con esa clase de salvadores del país es como estar en los círculos del infierno dantescos.

No dejo de admirar la administración astuta de guatemaltecos con el compromiso cívico de no victimizarse sino hacer frente a las adversidades que presenta vivir rodeados de parásitos burocráticos que no entienden que sus acciones de 2014, 2015 y 2016 han contribuido a evidenciar su ineficiencia y corrupción centenaria en medio de la cual hemos vivido los guatemaltecos.

La pléyade de inmigrantes del sur, la mediocridad española, los intereses americanos y mexicanos han hincado la ponzoña en la estabilidad que durante siglos se ha mantenido en el país de la eterna primavera. Aprovechándose de su prepotencia han amañado sistemas de burocracia inerte que ha dado la falsa sensación de que Guatemala necesita ser salvada. Ellos, miserables extranjeros han venido con pompa a destruir nuestra identidad patria en un falso patrioterismo importado con la más descarada ineptitud.

Hoy es necesario alzar la voz. Reconocer que nos hemos equivocado al creer que el papel del Ministerio Público y sus asesores han jugado el papel de abogados del diablo y se han convertido en parte mayoritaria del problema que pretendían resolver. Nuevos mecanismos de destrucción se han instalado en sus propias narices sin que si quiera puedan oler el estiércol de la nueva corrupción.

Feliz aniversario de la patria

La patria es ara, no pedestal

Redacción
07 de septiembre, 2016

La constante expansión de las zonas urbanas de Guatemala ha rebasado la capacidad de planificación urbanística de las alcaldías. Se han incorporado a las ciudades pueblos cercanos que incluyendo su cultura y sus necesidades han pauperizado la vida civilizada.

Aunque parezca chauvinista la expresión, Guatemala ocupa geopolíticamente un lugar ganado a pulso de las naciones cuyo pensamiento liberal ha hecho un verdadero contrapeso a las expresiones socialistas incluidas en Derecho, tales como: ley de extinción de dominio, femicidio, ecológicas, reforma electoral entre otras.

Guatemala como país productivo ha logrado en medio de la barbarie más descomunal una estabilidad económica cuya participación en el comercio mundial es reconocida, valiosa e importante.

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A pesar de que invertir en Guatemala representa un riesgo elevado, las oportunidades de desarrollo siempre han sido estables en medio de toda destrucción social protagonizada por organismos estatales internacionales, el Estado de Guatemala, narcotráfico, contrabando y lumpen sociales desestabilizadores de la vida civilizada.

La productividad guatemalteca es asombrosa en medio de la crisis. Con estructuras para la industria, la agricultura, comercio, y transporte cooptadas por el Estado y apañadas con correntadas de divisas que se pierden en informes de Banco Mundial, Unicef, ONU, Fondo Monetario Internacional, ONG, etc., hemos sido capaces desde la iniciativa privada de detener todos los mecanismos de destrucción social que el Estado y sus parásitos internacionales han provocado. Con esa clase de salvadores del país es como estar en los círculos del infierno dantescos.

No dejo de admirar la administración astuta de guatemaltecos con el compromiso cívico de no victimizarse sino hacer frente a las adversidades que presenta vivir rodeados de parásitos burocráticos que no entienden que sus acciones de 2014, 2015 y 2016 han contribuido a evidenciar su ineficiencia y corrupción centenaria en medio de la cual hemos vivido los guatemaltecos.

La pléyade de inmigrantes del sur, la mediocridad española, los intereses americanos y mexicanos han hincado la ponzoña en la estabilidad que durante siglos se ha mantenido en el país de la eterna primavera. Aprovechándose de su prepotencia han amañado sistemas de burocracia inerte que ha dado la falsa sensación de que Guatemala necesita ser salvada. Ellos, miserables extranjeros han venido con pompa a destruir nuestra identidad patria en un falso patrioterismo importado con la más descarada ineptitud.

Hoy es necesario alzar la voz. Reconocer que nos hemos equivocado al creer que el papel del Ministerio Público y sus asesores han jugado el papel de abogados del diablo y se han convertido en parte mayoritaria del problema que pretendían resolver. Nuevos mecanismos de destrucción se han instalado en sus propias narices sin que si quiera puedan oler el estiércol de la nueva corrupción.

Feliz aniversario de la patria