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Puertas abiertas a la ingobernabilidad

Claudia Galán
07 de noviembre, 2017

Ante un promedio de 200 bloqueos anuales es imposible pensar en mayor productividad en Guatemala. En la medida en que la conflictividad se ha agudizado, producto de la polarización marcada por la crisis política acentuada durante el presente año, el distanciamiento del ciudadano respecto de las instituciones del Estado ha agudizado la tensión social, desencadenando una profunda ingobernabilidad.

Mientras el Estado no impulse seguridad jurídica en aras de un entorno propicio para la actividad productiva, y de pauta a la ejecución de políticas públicas con una visión de Estado para generar desarrollo integral, el país no podrá avanzar.
La ausencia de un plan estratégico con la falta de visión de Estado, ha incrementado las brechas sociales dando paso a la conflictividad social que se encuentra a la orden del día en Guatemala.

Es inquietante como países como Honduras y Nicaragua hoy ya alcanzan el 5% del PIB por concepto de IED, mientras nuestro país ni siquiera supera el 2% del PIB.
En este contexto se presentan problemas sociales agudos, respecto de los cuales el actual gobierno no ha sido capaz de resolver, lo que ha afectado la credibilidad de las instituciones y la seguridad jurídica.

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Pareciera que en el país las movilizaciones de protesta ya presentan características ideológicas aunadas a un estado de ánimo con una mezcla entre ira y frustración ante la incapacidad del gobierno para actuar frente a las demandas.

Las inconformidades sociales acentuadas por la corrupción, representan factores de peso que ponen en peligro la estabilidad de las democracias y representan un obstáculo para la gobernabilidad y la seguridad de los países.

En este sentido, las manifestaciones y movilizaciones en el país se dan en medio de un ambiente de descontento generalizado de la población que puede tener una motivación múltiple, pudiendo ser de tipo político, además de económico.
Sin embargo, dado que estas se encuentran ya marcadas por características ideológicas, presentan agitaciones y por lo mismo acentúan la convulsión social que al mantenerse en el tiempo abren la puerta a la ingobernabilidad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Puertas abiertas a la ingobernabilidad

Claudia Galán
07 de noviembre, 2017

Ante un promedio de 200 bloqueos anuales es imposible pensar en mayor productividad en Guatemala. En la medida en que la conflictividad se ha agudizado, producto de la polarización marcada por la crisis política acentuada durante el presente año, el distanciamiento del ciudadano respecto de las instituciones del Estado ha agudizado la tensión social, desencadenando una profunda ingobernabilidad.

Mientras el Estado no impulse seguridad jurídica en aras de un entorno propicio para la actividad productiva, y de pauta a la ejecución de políticas públicas con una visión de Estado para generar desarrollo integral, el país no podrá avanzar.
La ausencia de un plan estratégico con la falta de visión de Estado, ha incrementado las brechas sociales dando paso a la conflictividad social que se encuentra a la orden del día en Guatemala.

Es inquietante como países como Honduras y Nicaragua hoy ya alcanzan el 5% del PIB por concepto de IED, mientras nuestro país ni siquiera supera el 2% del PIB.
En este contexto se presentan problemas sociales agudos, respecto de los cuales el actual gobierno no ha sido capaz de resolver, lo que ha afectado la credibilidad de las instituciones y la seguridad jurídica.

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Las inconformidades sociales acentuadas por la corrupción, representan factores de peso que ponen en peligro la estabilidad de las democracias y representan un obstáculo para la gobernabilidad y la seguridad de los países.

En este sentido, las manifestaciones y movilizaciones en el país se dan en medio de un ambiente de descontento generalizado de la población que puede tener una motivación múltiple, pudiendo ser de tipo político, además de económico.
Sin embargo, dado que estas se encuentran ya marcadas por características ideológicas, presentan agitaciones y por lo mismo acentúan la convulsión social que al mantenerse en el tiempo abren la puerta a la ingobernabilidad.

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