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La figura del vocero

Jorge Alvarado
20 de abril, 2017

La función del vocero es de vital importancia, tanto para una institución publica, como para un Gobierno, o una corporación de renombre que tiene como objetivo la facilitación de la información, datos, cifras, explicaciones o posturas oficiales. El vocero representa, por lo que su rol y desempeño deben ser impecables para proporcionar, en el momento en que se precise, cualquier información y evitar que exista la desinformación.

Toda institución, corporación o Gobierno tiene la necesidad de comunicarse con sus públicos e impactarlos con mensajes claves. La vocería es imprescindible, más aún durante una crisis, pues si los medios de comunicación se acercan a un vocero o viceversa, por lo menos éste debe saber: ¿Qué quiere decir? ¿Cómo lo va a decir? ¿A quién se lo va a decir? ¿Cuál es el mensaje central? ¿Cómo argumentar el mensaje?, así como la medición del tiempo y la selección del canal por el cual lo informará, como TV, Radio, prensa impresa, redes sociales o simultáneamente, esta elección se convierte en producto de una planificación que depende de una estrategia.

Para abordar el tema de los voceros existe la necesidad, según T. Phillps, de clasificarlos en dos grandes estilos que son: el vocero inside y el outside. El primero de ellos es aquel que está dentro de una institución, pero su participación es de perfil bajo, es decir, tiene contacto con los medios de comunicación, gestiona la información y es activo, pero no tiene exposición pública, más bien está concentrado en un trabajo duro, pero silencioso, y la mayoría de las veces se ocupa en gestionar la vocería de una Imagen Pública concentrándose en lograr la exposición mediática. El segundo es el vocero outside que también es una Imagen Pública, con exposición mediática propia y que refuerza la Imagen Pública que está por encima de él. Su función es la de evitar el desgaste al máximo líder, pues intenta desahogar y canalizar flujos de información para no centralizar el ojo público en el dirigente de forma exhaustiva, así como minimizar el margen de error para contrarrestar algún tipo de ataque, entre muchas otras variables.

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Ninguno de los estilos de vocero es bueno o malo, simplemente se ajusta a las necesidades del modelo de comunicación estratégica, según la forma de gestionar la comunicación externa, sobre todo. En una definición llana, un vocero es un facilitador de información, datos, y todo lo que es objeto de difusión y divulgación.

Las características mínimas de un vocero son: la disponibilidad 24/7, es decir, 24 horas al día y 7 días a la semana, confiabilidad, veracidad, honestidad, credibilidad, tranquilidad y sobre todo una buena relación con los medios de comunicación, porque debe comprender el trabajo del periodista y esforzarse porque el reportero también comprenda el suyo.

Un ejemplo de un vocero outside es David de León, de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) que ha logrado consolidarse como un facilitador, con una exposición mediática notable por su trabajo, pues suma 9 años en el puesto y ha permanecido al menos desde hace 4 gobiernos desempeñándose de forma ágil, apoyado en algunos rasgos de personalidad que lo hacen fuerte, como la serenidad, disponibilidad y confiabilidad. Además, ha explicado que más que ser un vocero que maneja información, datos, cifras e información estadística, sobre todo cree en la humanización de la información, pues más que datos fríos, habla sobre el impacto los diferentes desastres hacia los seres humanos, y en muchas ocasiones habla sobre personas y no de objetos, eso es digno de aplaudir.

El trabajo de un vocero debe ser limpio, prudente, mesurado y confidencial debido a la información que maneja, el vocero es tan importante como el presidente y gerente general de una empresa, pues es portador de mensajes, transmite una imagen, es un representante y por eso debe estar al más alto nivel para luego transmitir con eficiencia y calidad, la información.

En definitiva, un vocero más que un mero facilitador de información es un guía que comprende que es necesario mantener una buena relación con los medios de comunicación para fortalecer  la imagen con sus públicos, es una persona que destaca en una labor de sacrificio, pues dedica gran parte de su tiempo a la implementación continua del posicionamiento de mensajes estratégicos de la institución o del Gobierno.

En conclusión, hablar ante los medios de comunicación requiere no solamente de preparación informativa, además de gran valor y coraje para dar la cara en momentos difíciles, como las crisis. Un vocero debe estar orientado al servicio de una institución, Gobierno o corporación que busca generar buenas percepciones de su entorno, pero antes debe trabajar duro para que su líder comprenda la importancia de una comunicación efectiva.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La figura del vocero

Jorge Alvarado
20 de abril, 2017

La función del vocero es de vital importancia, tanto para una institución publica, como para un Gobierno, o una corporación de renombre que tiene como objetivo la facilitación de la información, datos, cifras, explicaciones o posturas oficiales. El vocero representa, por lo que su rol y desempeño deben ser impecables para proporcionar, en el momento en que se precise, cualquier información y evitar que exista la desinformación.

Toda institución, corporación o Gobierno tiene la necesidad de comunicarse con sus públicos e impactarlos con mensajes claves. La vocería es imprescindible, más aún durante una crisis, pues si los medios de comunicación se acercan a un vocero o viceversa, por lo menos éste debe saber: ¿Qué quiere decir? ¿Cómo lo va a decir? ¿A quién se lo va a decir? ¿Cuál es el mensaje central? ¿Cómo argumentar el mensaje?, así como la medición del tiempo y la selección del canal por el cual lo informará, como TV, Radio, prensa impresa, redes sociales o simultáneamente, esta elección se convierte en producto de una planificación que depende de una estrategia.

Para abordar el tema de los voceros existe la necesidad, según T. Phillps, de clasificarlos en dos grandes estilos que son: el vocero inside y el outside. El primero de ellos es aquel que está dentro de una institución, pero su participación es de perfil bajo, es decir, tiene contacto con los medios de comunicación, gestiona la información y es activo, pero no tiene exposición pública, más bien está concentrado en un trabajo duro, pero silencioso, y la mayoría de las veces se ocupa en gestionar la vocería de una Imagen Pública concentrándose en lograr la exposición mediática. El segundo es el vocero outside que también es una Imagen Pública, con exposición mediática propia y que refuerza la Imagen Pública que está por encima de él. Su función es la de evitar el desgaste al máximo líder, pues intenta desahogar y canalizar flujos de información para no centralizar el ojo público en el dirigente de forma exhaustiva, así como minimizar el margen de error para contrarrestar algún tipo de ataque, entre muchas otras variables.

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Ninguno de los estilos de vocero es bueno o malo, simplemente se ajusta a las necesidades del modelo de comunicación estratégica, según la forma de gestionar la comunicación externa, sobre todo. En una definición llana, un vocero es un facilitador de información, datos, y todo lo que es objeto de difusión y divulgación.

Las características mínimas de un vocero son: la disponibilidad 24/7, es decir, 24 horas al día y 7 días a la semana, confiabilidad, veracidad, honestidad, credibilidad, tranquilidad y sobre todo una buena relación con los medios de comunicación, porque debe comprender el trabajo del periodista y esforzarse porque el reportero también comprenda el suyo.

Un ejemplo de un vocero outside es David de León, de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) que ha logrado consolidarse como un facilitador, con una exposición mediática notable por su trabajo, pues suma 9 años en el puesto y ha permanecido al menos desde hace 4 gobiernos desempeñándose de forma ágil, apoyado en algunos rasgos de personalidad que lo hacen fuerte, como la serenidad, disponibilidad y confiabilidad. Además, ha explicado que más que ser un vocero que maneja información, datos, cifras e información estadística, sobre todo cree en la humanización de la información, pues más que datos fríos, habla sobre el impacto los diferentes desastres hacia los seres humanos, y en muchas ocasiones habla sobre personas y no de objetos, eso es digno de aplaudir.

El trabajo de un vocero debe ser limpio, prudente, mesurado y confidencial debido a la información que maneja, el vocero es tan importante como el presidente y gerente general de una empresa, pues es portador de mensajes, transmite una imagen, es un representante y por eso debe estar al más alto nivel para luego transmitir con eficiencia y calidad, la información.

En definitiva, un vocero más que un mero facilitador de información es un guía que comprende que es necesario mantener una buena relación con los medios de comunicación para fortalecer  la imagen con sus públicos, es una persona que destaca en una labor de sacrificio, pues dedica gran parte de su tiempo a la implementación continua del posicionamiento de mensajes estratégicos de la institución o del Gobierno.

En conclusión, hablar ante los medios de comunicación requiere no solamente de preparación informativa, además de gran valor y coraje para dar la cara en momentos difíciles, como las crisis. Un vocero debe estar orientado al servicio de una institución, Gobierno o corporación que busca generar buenas percepciones de su entorno, pero antes debe trabajar duro para que su líder comprenda la importancia de una comunicación efectiva.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo