Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Cuesta, pero debemos seguir

Betty Marroquin
11 de mayo, 2017

Quienes nos hemos declarado preocupados por cualquier política o acción que atente contra la libertad individual estamos siendo tildados de retrógrados, extremistas, etc.  Sea que estemos en lo correcto o no, porque nadie tiene el monopolio de la razón, hasta dónde se, la Constitución Política de la República nos garantiza la libertad de expresar y externar nuestros pensamientos siempre y cuando no difamemos o digamos cosas que atenten contra la libertad de otros.  Incluyendo, la libertad de quienes opinan contrariamente a nuestros ideales de libertad, porque como dijo el célebre historiador Benedetto Croce, la libertad es singular siempre que exista la libertad plural.

Muchos, como yo, externados nuestras opiniones por amor a Guatemala. No nos pagan, no recibimos ningún tipo de remuneración por arriesgarnos a escribir o hablar, y en mi caso, no tengo ni el más ínfimo o remoto deseo de militar en política. Servir a Guatemala es un honor, pero no es necesario meterse en política para hacerlo. Creo que la generación de oportunidades para los guatemaltecos es de primordial importancia, porque creo firmemente en la libre empresa, y pienso que el individuo libre es el ciudadano productivo y feliz.  Considero que sin libertad, es mejor la muerte.  Y sin embargo, a pesar de tantos ejemplos comprobables en todo el planeta, a veces pienso que hasta que Guatemala no sea socialista quienes ven en ese sistema un modo de alcanzar el poder no tendrán paz y quienes les tienen miedo no entenderán lo que perdieron por miopía o cobardía. No aprender de ejemplos ajenos es de tontos, pero a veces es inevitable.  Tristemente, Flaubert tuvo razón al decir que “la patria, posiblemente, es como la familia, sólo sentimos su valor cuando la perdemos”.

Ganas de tirar la toalla surgen sin remedio. Es como nadar contra corriente. Si la gente quiere que la tiren al pozo uno debe dejar que la tiren, ¿correcto? El problema es que si caen unos caemos todos porque estamos amarrados en este lazo que se llama Guatemala. En una democracia la voluntad de la mayoría se sobrepone a la de la minoría. Sin embargo, vemos ahora que cuando la minoría se une, es organizada y disciplinada, bien protegida y muy bien financiada, y la mayoría es el exacto opuesto, se impone la minoría. El riesgo está ahí, y por lo que veo, tendremos que correrlo. Pesimista, quizás. Es difícil mantener el optimismo cuando el deseo de estrellarse contra la pared es evidente.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Y sin embargo, luego de un breve ataque de pesimismo, vuelvo a pensar que vale la pena seguir trabajando por mi país.  Cada día, dar lo mejor de uno mismo en su entorno, en su mundo, con su familia, sus amigos, sus colegas, en su hogar y en su casa.  Si todos luchamos día con día por hacer las cosas bien, si todos practicamos a diario algún acto de generosidad y amabilidad con el prójimo, habrían esperanzas.  Es juntos que se hace patria.  Es juntos que se construye país.  Los buenos somos más y debemos apoyar nuestro orden constitucional, defender nuestra libertad, mantenernos fuertes y respetuosos de las leyes.  El uso y abuso de nuestras leyes no han sido conceptos foráneos en Guatemala a todo nivel y en especial en el político. Verdaderamente, urge que guatemaltecos de bien, valientes, éticos y preparados se tiren a las aguas políticas.  Esperemos que vengan con un corazón limpio, sin agenda propia, y sobre todo, con amor al país y no buscando enriquecerse en el cargo público.  ¡Urge!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Cuesta, pero debemos seguir

Betty Marroquin
11 de mayo, 2017

Quienes nos hemos declarado preocupados por cualquier política o acción que atente contra la libertad individual estamos siendo tildados de retrógrados, extremistas, etc.  Sea que estemos en lo correcto o no, porque nadie tiene el monopolio de la razón, hasta dónde se, la Constitución Política de la República nos garantiza la libertad de expresar y externar nuestros pensamientos siempre y cuando no difamemos o digamos cosas que atenten contra la libertad de otros.  Incluyendo, la libertad de quienes opinan contrariamente a nuestros ideales de libertad, porque como dijo el célebre historiador Benedetto Croce, la libertad es singular siempre que exista la libertad plural.

Muchos, como yo, externados nuestras opiniones por amor a Guatemala. No nos pagan, no recibimos ningún tipo de remuneración por arriesgarnos a escribir o hablar, y en mi caso, no tengo ni el más ínfimo o remoto deseo de militar en política. Servir a Guatemala es un honor, pero no es necesario meterse en política para hacerlo. Creo que la generación de oportunidades para los guatemaltecos es de primordial importancia, porque creo firmemente en la libre empresa, y pienso que el individuo libre es el ciudadano productivo y feliz.  Considero que sin libertad, es mejor la muerte.  Y sin embargo, a pesar de tantos ejemplos comprobables en todo el planeta, a veces pienso que hasta que Guatemala no sea socialista quienes ven en ese sistema un modo de alcanzar el poder no tendrán paz y quienes les tienen miedo no entenderán lo que perdieron por miopía o cobardía. No aprender de ejemplos ajenos es de tontos, pero a veces es inevitable.  Tristemente, Flaubert tuvo razón al decir que “la patria, posiblemente, es como la familia, sólo sentimos su valor cuando la perdemos”.

Ganas de tirar la toalla surgen sin remedio. Es como nadar contra corriente. Si la gente quiere que la tiren al pozo uno debe dejar que la tiren, ¿correcto? El problema es que si caen unos caemos todos porque estamos amarrados en este lazo que se llama Guatemala. En una democracia la voluntad de la mayoría se sobrepone a la de la minoría. Sin embargo, vemos ahora que cuando la minoría se une, es organizada y disciplinada, bien protegida y muy bien financiada, y la mayoría es el exacto opuesto, se impone la minoría. El riesgo está ahí, y por lo que veo, tendremos que correrlo. Pesimista, quizás. Es difícil mantener el optimismo cuando el deseo de estrellarse contra la pared es evidente.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Y sin embargo, luego de un breve ataque de pesimismo, vuelvo a pensar que vale la pena seguir trabajando por mi país.  Cada día, dar lo mejor de uno mismo en su entorno, en su mundo, con su familia, sus amigos, sus colegas, en su hogar y en su casa.  Si todos luchamos día con día por hacer las cosas bien, si todos practicamos a diario algún acto de generosidad y amabilidad con el prójimo, habrían esperanzas.  Es juntos que se hace patria.  Es juntos que se construye país.  Los buenos somos más y debemos apoyar nuestro orden constitucional, defender nuestra libertad, mantenernos fuertes y respetuosos de las leyes.  El uso y abuso de nuestras leyes no han sido conceptos foráneos en Guatemala a todo nivel y en especial en el político. Verdaderamente, urge que guatemaltecos de bien, valientes, éticos y preparados se tiren a las aguas políticas.  Esperemos que vengan con un corazón limpio, sin agenda propia, y sobre todo, con amor al país y no buscando enriquecerse en el cargo público.  ¡Urge!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo