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Ser libres o ser engañados

Giovanni Fratti
22 de mayo, 2017

“Lamentablemente, en Guatemala (igual que en los EUA), cada vez más se revela el fenómeno de una prensa política o politizada que dejó el esfuerzo por la objetividad y la independencia hace mucho tiempo y especialmente en la parte de la información y el reportaje”.

Es impresionante descubrir y constatar las agendas políticas y partidistas en la prensa en Guatemala en la cobertura de una noticia se puede transmitir información, se pude disfrazar una agenda política y reportarla como información y se puede también ser instrumento de agendas políticas o lacayo de potencias extranjeras en desmedro del interés nacional, la seguridad y la justicia guatemalteca.

Si yo como reportero (quizá el oficio más importante de toda la prensa nacional) no reporto o traslado la verdad de lo que estoy presenciando, sin colocarle o infundirle mi preferencia política partidista o ideológica, yo no voy a informar a mis lectores o mi público, sino que trataré de hacer una labor de propaganda o endoctrinamiento con mi “información”.

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Al ver, por ejemplo, las notas y la cobertura sobre las protestas a favor y en contra de las reformas constitucionales, esa parcialidad manifiesta y falta de independencia periodística, ha estado manifiesta completamente. Es ello de suyo muy dañino, pues, al hacerle el favor artificialmente a un bando, para denigrar e insultar al otro, no soy periodista ni reportero, sencillamente me vuelvo parte de la protesta y soy un actor más y no un periodista independiente.

Otra cosa es, por supuesto, el periodismo de opinión, donde se presupone y necesita explicar un tema, una protesta, una agenda política, ideológica, cultural o sociológica, allí el periodista de opinión necesariamente es un actor de la realidad nacional y la opinión publica, pues su público exige de él la explicación del fenómeno político, social, judicial o internacional.

Estos dos claros y distintos géneros del periodismo no se pueden mezclar, pues ello, necesariamente es tratar de engañar o manipular al lector o a la audiencia, e indefectiblemente ese intento se vuelve evidente, se hace obvio y el público inmediatamente lo nota y el medio será el más afectado al perder la única moneda de cambio legítima en el periodismo: la credibilidad.

Gracias a Dios, hoy en día en redes sociales, en cable y en internet, hay miles de opciones y cada vez más los periodistas independientes y medios alternativos que no están dispuestos a hacer un “periodismo” político partidista o ideológico, pueden competir total y absolutamente con cualquier medio tradicional o ideológico y la verdad, que tiene mil puntos de vista, puede ser vista desde varias perspectivas y de allí precisamente el valor incalculable para una sociedad de hombres y mujeres libres que la libertad de opinión y la diversidad de opiniones y de puntos de vista periodísticos. Esa diversidad tiene que tener salida a la luz pública y en nuestro medio internet WhatsApp, Twitter, Facebook y todas esas nuevas tecnologías de la información han permitido y permiten iniciar una competencia abierta por la opinión pública, por la información y la nota, por la opinión e interpretación; cosa muy necesaria para la libertad de todos los ciudadanos de la república.

Recordemos ciudadanos la libertad no se cuida sola, solo los hombres y mujeres que están dispuestos a luchar por ser libres merecen serlo !Dios salve a Guatemala!, ¡Dios salve a la Constitución! y ¡Dios salve la libertad de la República! #REFORMASNO

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Ser libres o ser engañados

Giovanni Fratti
22 de mayo, 2017

“Lamentablemente, en Guatemala (igual que en los EUA), cada vez más se revela el fenómeno de una prensa política o politizada que dejó el esfuerzo por la objetividad y la independencia hace mucho tiempo y especialmente en la parte de la información y el reportaje”.

Es impresionante descubrir y constatar las agendas políticas y partidistas en la prensa en Guatemala en la cobertura de una noticia se puede transmitir información, se pude disfrazar una agenda política y reportarla como información y se puede también ser instrumento de agendas políticas o lacayo de potencias extranjeras en desmedro del interés nacional, la seguridad y la justicia guatemalteca.

Si yo como reportero (quizá el oficio más importante de toda la prensa nacional) no reporto o traslado la verdad de lo que estoy presenciando, sin colocarle o infundirle mi preferencia política partidista o ideológica, yo no voy a informar a mis lectores o mi público, sino que trataré de hacer una labor de propaganda o endoctrinamiento con mi “información”.

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Al ver, por ejemplo, las notas y la cobertura sobre las protestas a favor y en contra de las reformas constitucionales, esa parcialidad manifiesta y falta de independencia periodística, ha estado manifiesta completamente. Es ello de suyo muy dañino, pues, al hacerle el favor artificialmente a un bando, para denigrar e insultar al otro, no soy periodista ni reportero, sencillamente me vuelvo parte de la protesta y soy un actor más y no un periodista independiente.

Otra cosa es, por supuesto, el periodismo de opinión, donde se presupone y necesita explicar un tema, una protesta, una agenda política, ideológica, cultural o sociológica, allí el periodista de opinión necesariamente es un actor de la realidad nacional y la opinión publica, pues su público exige de él la explicación del fenómeno político, social, judicial o internacional.

Estos dos claros y distintos géneros del periodismo no se pueden mezclar, pues ello, necesariamente es tratar de engañar o manipular al lector o a la audiencia, e indefectiblemente ese intento se vuelve evidente, se hace obvio y el público inmediatamente lo nota y el medio será el más afectado al perder la única moneda de cambio legítima en el periodismo: la credibilidad.

Gracias a Dios, hoy en día en redes sociales, en cable y en internet, hay miles de opciones y cada vez más los periodistas independientes y medios alternativos que no están dispuestos a hacer un “periodismo” político partidista o ideológico, pueden competir total y absolutamente con cualquier medio tradicional o ideológico y la verdad, que tiene mil puntos de vista, puede ser vista desde varias perspectivas y de allí precisamente el valor incalculable para una sociedad de hombres y mujeres libres que la libertad de opinión y la diversidad de opiniones y de puntos de vista periodísticos. Esa diversidad tiene que tener salida a la luz pública y en nuestro medio internet WhatsApp, Twitter, Facebook y todas esas nuevas tecnologías de la información han permitido y permiten iniciar una competencia abierta por la opinión pública, por la información y la nota, por la opinión e interpretación; cosa muy necesaria para la libertad de todos los ciudadanos de la república.

Recordemos ciudadanos la libertad no se cuida sola, solo los hombres y mujeres que están dispuestos a luchar por ser libres merecen serlo !Dios salve a Guatemala!, ¡Dios salve a la Constitución! y ¡Dios salve la libertad de la República! #REFORMASNO

República es ajena a la opinión expresada en este artículo