Este desgobierno va de mal en peor. Además de la cotidiana criminalidad, inseguridad y falta de certeza jurídica, se suma desde hace medio año, sí, seis meses, la carencia la carencia de documentos de identificación personal -DPI- y de libretas de pasaportes. Ambos documentos vitales para la vida ciudadana y las actividades comerciales, financieras y laborales del día a día.
Cientos de miles de DPIs están pendientes de entrega. La desesperación de la población que ha solicitado dichos documentos -y al día de hoy carece de los mismos por culpa del Renap- ha alcanzado proporciones dantescas. Los derechos individuales de las víctimas carentes de sus documentos básicos de identificación han sido así: violados sistemáticamente por el Estado.
Cientos de miles no han podido conseguir empleo, cobrar su sueldo mensual, realizar gestiones administrativas, inscribir a sus niños en la escuela, etc, etc, etc.
Lo mismo con los pasaportes, es triste imaginar cuántas personas han perdido oportunidades de viaje de negocios o de placer, haberse quedado estancados en países extranjeros, malogrado la salud y hasta la vida por no poder viajar a un tratamiento de salud especializado.
De estos dramas humanos, poco se documenta, pero son en sí una desgracia para muchos de nosotros, ciudadanos comunes y corrientes.
Las causas a estas carencias y las excusas del Renap y de la Dirección General de Migración pueden ser muchas; sin embargo, cientos de miles de ciudadanos no podemos darnos el lujo de esperar más por nuestros documentos.
Cuando un servicio tan básico y esencial no puede resolverse en tanto tiempo, es porque la cabeza o cabezas que dirigen dichas instituciones no están haciendo su trabajo, “les queda grande el tacuche” y ya va siendo tiempo de que se tomen unas vacaciones permanentes. Exigimos personas profesionales, capaces, honestas e idóneas para los cargos públicos.
Bien lo dice el famoso refrán popular: “El primer acto de corrupción que un funcionario público comete, es aceptar un cargo para el cual no tiene las competencias necesarias”.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo