Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Seguimos hablando del problema pero no de las soluciones

Redacción
05 de mayo, 2017

Incendios forestales seguirán porque lo que es de todos no es de nadie

En Guatemala es urgente que se analice de una forma más eficiente cuál es el futuro de la Reserva de la Biósfera Maya.  Claramente el modelo que se tiene actualmente está agotado.  Lo que hemos visto en el último año desde marzo del año pasado a la fecha, es que aproximadamente 30 mil hectáreas de selva se han perdido por los incendios ocurridos en Petén.  Algo recurrente en los 30 años.

Dentro de las posibles soluciones está volver a hacer como ya se hizo a principios de los años 2000 al 2010, proyectos con cooperantes que ayudaban a las comunidades y al Gobierno trabajar estrategias conjuntas de capacitación, para que las personas tuvieran ingresos por la protección del medio ambiente y a lo mejor, algunos proyectos de turismo comunitario.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Este tipo de iniciativas, que sin duda son loables, requieren no solo fondos del Estado, si no de la cooperación internacional que cada vez son más difíciles de obtener para temas ambientales.  Así, no logramos salir de la trampa que bien Aristóteles en su obra titulada Política, definió respecto a que “lo que es común a la mayoría de los individuos recibe el mínimo cuidado.  Cada uno piensa especialmente en sí mismo, y casi para nada en el interés común”, este desafío que bien lo describió Garrett Hardin en 1968 en su postulado sobre “la Tragedia de los comunes”, describe muy bien lo que ocurre con la Reserva de la Biosfera Maya.

Los intereses del Gobierno y de muchos políticos, que lastimosamente se mueven según la coyuntura política, no están alineados con generar políticas de largo plazo que permitan revisar la Ley de Áreas Protegidas y la Ley de la Reserva de la Biosfera Maya, debido a que existen ONG que claramente viven de la utopía de pensar que algún día el Estado va a tener la capacidad de proteger el 19.83 por ciento del territorio Nacional, que corresponde a los 21,602 km2 establecidos en 1990 como Reserva de la Biosfera Maya.

Es urgente que el Congreso tome acciones congruentes para permitir al Gobierno controlar los incendios y que haga un llamado a la sociedad civil y organismos internacionales, para que desde diferentes puntos de vista, presenten soluciones técnicas a las reformas que claramente necesitan las leyes en materia ambiental en el país.  De lo contrario, seguiremos extendiendo la mano a la cooperación y la buena voluntad de otros países, cuando bien el Ejército podría contar con una unidad de protección robusta que apoyara al CONAP en tareas específicas de protección del medio ambiente, con espacios para que a través de proyectos en alianzas público-privadas, se pueda invertir en la zona de manera sustentable.  @jczapata_s

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Seguimos hablando del problema pero no de las soluciones

Redacción
05 de mayo, 2017

Incendios forestales seguirán porque lo que es de todos no es de nadie

En Guatemala es urgente que se analice de una forma más eficiente cuál es el futuro de la Reserva de la Biósfera Maya.  Claramente el modelo que se tiene actualmente está agotado.  Lo que hemos visto en el último año desde marzo del año pasado a la fecha, es que aproximadamente 30 mil hectáreas de selva se han perdido por los incendios ocurridos en Petén.  Algo recurrente en los 30 años.

Dentro de las posibles soluciones está volver a hacer como ya se hizo a principios de los años 2000 al 2010, proyectos con cooperantes que ayudaban a las comunidades y al Gobierno trabajar estrategias conjuntas de capacitación, para que las personas tuvieran ingresos por la protección del medio ambiente y a lo mejor, algunos proyectos de turismo comunitario.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Este tipo de iniciativas, que sin duda son loables, requieren no solo fondos del Estado, si no de la cooperación internacional que cada vez son más difíciles de obtener para temas ambientales.  Así, no logramos salir de la trampa que bien Aristóteles en su obra titulada Política, definió respecto a que “lo que es común a la mayoría de los individuos recibe el mínimo cuidado.  Cada uno piensa especialmente en sí mismo, y casi para nada en el interés común”, este desafío que bien lo describió Garrett Hardin en 1968 en su postulado sobre “la Tragedia de los comunes”, describe muy bien lo que ocurre con la Reserva de la Biosfera Maya.

Los intereses del Gobierno y de muchos políticos, que lastimosamente se mueven según la coyuntura política, no están alineados con generar políticas de largo plazo que permitan revisar la Ley de Áreas Protegidas y la Ley de la Reserva de la Biosfera Maya, debido a que existen ONG que claramente viven de la utopía de pensar que algún día el Estado va a tener la capacidad de proteger el 19.83 por ciento del territorio Nacional, que corresponde a los 21,602 km2 establecidos en 1990 como Reserva de la Biosfera Maya.

Es urgente que el Congreso tome acciones congruentes para permitir al Gobierno controlar los incendios y que haga un llamado a la sociedad civil y organismos internacionales, para que desde diferentes puntos de vista, presenten soluciones técnicas a las reformas que claramente necesitan las leyes en materia ambiental en el país.  De lo contrario, seguiremos extendiendo la mano a la cooperación y la buena voluntad de otros países, cuando bien el Ejército podría contar con una unidad de protección robusta que apoyara al CONAP en tareas específicas de protección del medio ambiente, con espacios para que a través de proyectos en alianzas público-privadas, se pueda invertir en la zona de manera sustentable.  @jczapata_s

República es ajena a la opinión expresada en este artículo