En palabras de Platón, el gran académico griego “revistiendo de gloria miles de gestas antiguas, contribuye a la educación de la posteridad”. La educación de los grandes héroes homéricos. Se proponía en la formación de los héroes el recuerdo de un antepasado digno de rivalizar con él en el presente.
Quién no quisiera rivalizar con Pedro de Alvarado, Francisco Morazán, Francisco Morazán, Rafael Carrera, Jorge Ubico, Luis Cardoza y Aragón, Miguel Ángel Asturias o David Vela. La sordidez como con la cual rectores, decanos de facultades, directores de Escuelas no-facultativas, coordinadores de jornada o directores de colegios privados y públicos ha alejado el sentido de la educación en Guatemala.
En palabras de profesores, la educación en Guatemala se ha hecho política y de la política estiércol al romper esa comunicación entre el profesor viejo formado en las proezas de los antecesores que recuerda para proveerse de jóvenes sin sentido de historia y de formación educativa. La educación que como Atenea afirma de Telémaco para despertar en el niño la admiración del héroe. Le dice “deja los juegos de niño y repara en la fama que conquistó entre los hombres el divino Orestes el día en que, vengador filial, dio muerte al cauteloso Egisto”.
El maestro debe idealizar la “areté heroica para que la educación se vuelva perenne en la vida de un pueblo. Alejandro Magno obsesionó su alma con la idea de revivir a Aquiles y al soñar que era el nuevo Aquiles su pueblo lo siguió. Homero enseño lo que bien saben los jóvenes que, por circunstancias de falta de héroes en el Estado, es más importante saber desdeñar una vida larga y apagada vale más una gloria fugaz pero heroica.
Homero fue escuchado en Grecia siglo, tras siglo, pudo comunicar el ideal moral de la conciencia helénica en conceptos tan valiosos como Derecho, Justicia y Moral.
Todos los impostores que por haber tenido un grado universitario usurpan la función que se adquiere en una Escuela Normal se han vuelto lacayos de políticos que instrumentalizándolos se han convertido en los verdugos de los principios sobre los cuales se fundamente la educación.
La Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala ha usurpado la función de la Escuela Normal Superior. Los educadores han cooptado las humanidades, las han asfixiado y se han inventado una maestría en docencia superior que carece de los dotes de vocación normalista.
La epigrafía ha vuelto tolerante la anarquía que divorcia la palabra escrita de la realidad y hace olvidar el valor de la persona humana. Los señoríos en los cuales se han convertido los centros de enseñanza han alejado el valor humano de rebelarse, de disentir sin ser juzgado y lo han convertido en un antro de perdición, en un lupanar, que como bien sabe el que conoce el término el engaño es invisibilizado con la dulzura de La Celestina. O como bien lo dicen los que han cooptado los centros de enseñanza con el uso de la fuerza.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
En palabras de Platón, el gran académico griego “revistiendo de gloria miles de gestas antiguas, contribuye a la educación de la posteridad”. La educación de los grandes héroes homéricos. Se proponía en la formación de los héroes el recuerdo de un antepasado digno de rivalizar con él en el presente.
Quién no quisiera rivalizar con Pedro de Alvarado, Francisco Morazán, Francisco Morazán, Rafael Carrera, Jorge Ubico, Luis Cardoza y Aragón, Miguel Ángel Asturias o David Vela. La sordidez como con la cual rectores, decanos de facultades, directores de Escuelas no-facultativas, coordinadores de jornada o directores de colegios privados y públicos ha alejado el sentido de la educación en Guatemala.
En palabras de profesores, la educación en Guatemala se ha hecho política y de la política estiércol al romper esa comunicación entre el profesor viejo formado en las proezas de los antecesores que recuerda para proveerse de jóvenes sin sentido de historia y de formación educativa. La educación que como Atenea afirma de Telémaco para despertar en el niño la admiración del héroe. Le dice “deja los juegos de niño y repara en la fama que conquistó entre los hombres el divino Orestes el día en que, vengador filial, dio muerte al cauteloso Egisto”.
El maestro debe idealizar la “areté heroica para que la educación se vuelva perenne en la vida de un pueblo. Alejandro Magno obsesionó su alma con la idea de revivir a Aquiles y al soñar que era el nuevo Aquiles su pueblo lo siguió. Homero enseño lo que bien saben los jóvenes que, por circunstancias de falta de héroes en el Estado, es más importante saber desdeñar una vida larga y apagada vale más una gloria fugaz pero heroica.
Homero fue escuchado en Grecia siglo, tras siglo, pudo comunicar el ideal moral de la conciencia helénica en conceptos tan valiosos como Derecho, Justicia y Moral.
Todos los impostores que por haber tenido un grado universitario usurpan la función que se adquiere en una Escuela Normal se han vuelto lacayos de políticos que instrumentalizándolos se han convertido en los verdugos de los principios sobre los cuales se fundamente la educación.
La Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala ha usurpado la función de la Escuela Normal Superior. Los educadores han cooptado las humanidades, las han asfixiado y se han inventado una maestría en docencia superior que carece de los dotes de vocación normalista.
La epigrafía ha vuelto tolerante la anarquía que divorcia la palabra escrita de la realidad y hace olvidar el valor de la persona humana. Los señoríos en los cuales se han convertido los centros de enseñanza han alejado el valor humano de rebelarse, de disentir sin ser juzgado y lo han convertido en un antro de perdición, en un lupanar, que como bien sabe el que conoce el término el engaño es invisibilizado con la dulzura de La Celestina. O como bien lo dicen los que han cooptado los centros de enseñanza con el uso de la fuerza.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo