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“¿Qué no espera este 2018?”

Ramon Parellada
18 de enero, 2018

El gobierno de Jimmy Morales está haciendo cambios importantes en sus principales ministros y en otras instituciones.  En poco tiempo, también ha conformado un bloque que le apoyará en el Congreso.   Algunos no han estado de acuerdo con los cambios y sus voces de protesta no se han hecho esperar.  Otros aplauden estas acciones.

Sea como sea, sin entrar a analizar si estos cambios son positivos o no, considero que es razonable que el presidente quiera tener su gente de más confianza en ciertos puestos claves, aunque no siempre sean necesariamente los más capaces o calificados.   Si esto permite que rompamos la caída libre en cuanto a crecimiento económico del país, pues bienvenidos los cambios.   De lo contrario, esperaría que esta año terminemos el año igual o peor que el 2017 en cuanto a crecimiento económico e inversiones de capital lo cual es nefasto para que los pobres puedan mejorar su nivel de vida.  Veamos algunas consecuencias del mal gobierno que tuvimos hasta ahora y de los ilegales, politizadas y muy dañinas resoluciones de las Cortes de Justicia y Constitucionalidad en cuanto a Oxec y la Mina San Rafael.

Tuvimos un crecimiento demasiado lento per cápita.  Si el PIB (Producto Interno Bruto) en términos reales fue 2.8% y le restamos el crecimiento poblacional 2.1% tendremos un crecimiento de 0.7% del PIB/habitante.  Tardaremos 100 años en duplicarlo, pasar de $.4,400 (cifra del Banco de Guatemala) actual a $8.800 en 2,117.

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Vemos cada día más falta de oportunidades.   Hay menos empleo.  Y están ocurriendo despidos masivos.  Me decía un amigo ayer que varias empresas han estado despidiendo gente por reestructuración.  Cuando se dice reestructuración lo que significa es que se quedaron con más gente de la que deberían tener para el crecimiento real de su producción y ventas.  Esto debido a que habían hecho un estimado mayor de ventas que no se alcanzó y que no se espera alcanzar en este año.  La empresa no puede sostener ese costo adicional de trabajadoras y debe reducir su planilla.   Si esto le ocurriera a una sola empresa no habría problema pero cuando le ocurre a todas las empresas al mismo tiempo significa que algo mal está ocurriendo en el país.

De nuevo, como todos los años, el gobierno ha decretado un aumento al Salario Mínimo sin tomar en cuenta que es el más caro dentro de los países con los que compite Guatemala porque está por encima del salario de mercado.  Nuestros vecinos tienen salarios y condiciones más competitivas que nosotros.  Esto sumado a la rigidez laboral está haciendo estragos en el empleo formal del país.  Aproximadamente, solo 20% están afiliados al IGSS.  El resto de la fuerza laboral es Informal.  Otros países ignoran el salario mínimo, aunque lo tengan.  Igual no lo suben cada año y lo que han conseguido con el pasar de los años es que el salario de mercado es muy superior al mínimo.  En el interior del país no hay empresas ni industrias a pesar que hay gente que quisiera trabajar por el salario de mercado porque actualmente no ganan nada, no tienen trabajo.  Cuando se trató de permitir los salarios diferenciados y se prohibió se hizo un gran daño a todos los trabajadores del interior del país.  Esa no era la solución final ya que seguiríamos con salarios mínimos, pero podía haber ayudado a incrementar los puestos de trabajo, la riqueza y el bienestar de los pobladores del interior de Guatemala.

Aumento de la carga regulatoria generando costos, atrasos e ineficiencia.  El tener que cumplir con tantos requisitos para que una empresa pueda operar es demasiado costoso en nuestro país.  Encima de todos los ministros han sido lentos en la aprobación de licencias y permisos encareciendo aún más las operaciones productivas del país.  Si una empresa quiere ampliar una línea de producción de entradita necesita una cantidad de permisos que le toman en total como un año completarlos.  Ese año es un año perdido, un año de frenar el crecimiento del país, un año de oportunidades esfumadas.  Guatemala tiene casi cien mil regulaciones entre leyes, reglamentos y toda clase de requisitos legales mayores y menores.  ¿Qué tal si el Congreso de la Repúblicia hace algo histórico y crea la Ley del Ocaso?  Esta ley derogaría automáticamente cualquier otra ley o reglamento después de 10 años de vigencia a menos que se vuelva a conocer y aprobar en el Congreso.    Seguramente nos quedaríamos con las que necesitamos y no con toda esa cantidad inmensa de regulaciones que nos hacen la vida más difícil y que generan discrecionalidad, corrupción e ineficiencia en el gobierno.

Es obvio que, si hay menos crecimiento económico, si se suspenden operaciones importantes de generación de riqueza como la Minera San Rafael o hidroeléctricas, y si se ahuyenta las inversiones privadas y hasta las nacionales, la recaudación forzosamente será menor.   Si el gobierno quiere recaudar más lo hará mejor si se incrementa la actividad económica y no si continúa con el chantaje ilegal e inmoral a muchas empresas como las exportadoras de café y cardamomo, entre otras.  Un problema grave que tenemos en Guatemala es que la responsabilidad individual se está perdiendo por leyes inauditas.  No es posible que yo tenga que ser responsable por los impuestos que no pague mi proveedor.  Esto es una locura.

Por otro lado, existen algunos índices que nos ayudan a ver si vamos mejorando o empeorando.  Incluso, estos índices indican en que cosas podemos mejorar.  Esto índices van disminuyendo el ranking del país debido a todas las ineficiencias que existen.  Vemos que viene, si no es que ya la tenemos, una menor calificación en Índices de Libertad, de Competitividad Global y el Doing Business (Naciones Unidas) que es un índice que se está usando cada vez más en todos los países del mundo.  Así, el “Riesgo País” se incrementa y esto implica que las tasas de interés para los préstamos del exterior serán mayores también.

En fin, hay problemas y son causados por el gobierno.  El poco crecimiento que hemos tenido ha sido a pesar del gobierno que ha hecho todo lo posible, sin saberlo, por frenarlo.  Pero ese crecimiento por inercia viene principalmente porque nuestro principal socio comercial que es Estados Unidos de América está crecimiento vigorosamente.  No porque hagamos bien las cosas aquí.

Si el gobierno revierte esta situación, entonces retomaremos el rumbo hacia un mayor crecimiento económico y un mayor bienestar de la población lo cual se traduce en una reducción de la pobreza del país.  Si no, como mencioné al inicio, esperamos otro año similar o peor al 2017.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

“¿Qué no espera este 2018?”

Ramon Parellada
18 de enero, 2018

El gobierno de Jimmy Morales está haciendo cambios importantes en sus principales ministros y en otras instituciones.  En poco tiempo, también ha conformado un bloque que le apoyará en el Congreso.   Algunos no han estado de acuerdo con los cambios y sus voces de protesta no se han hecho esperar.  Otros aplauden estas acciones.

Sea como sea, sin entrar a analizar si estos cambios son positivos o no, considero que es razonable que el presidente quiera tener su gente de más confianza en ciertos puestos claves, aunque no siempre sean necesariamente los más capaces o calificados.   Si esto permite que rompamos la caída libre en cuanto a crecimiento económico del país, pues bienvenidos los cambios.   De lo contrario, esperaría que esta año terminemos el año igual o peor que el 2017 en cuanto a crecimiento económico e inversiones de capital lo cual es nefasto para que los pobres puedan mejorar su nivel de vida.  Veamos algunas consecuencias del mal gobierno que tuvimos hasta ahora y de los ilegales, politizadas y muy dañinas resoluciones de las Cortes de Justicia y Constitucionalidad en cuanto a Oxec y la Mina San Rafael.

Tuvimos un crecimiento demasiado lento per cápita.  Si el PIB (Producto Interno Bruto) en términos reales fue 2.8% y le restamos el crecimiento poblacional 2.1% tendremos un crecimiento de 0.7% del PIB/habitante.  Tardaremos 100 años en duplicarlo, pasar de $.4,400 (cifra del Banco de Guatemala) actual a $8.800 en 2,117.

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Vemos cada día más falta de oportunidades.   Hay menos empleo.  Y están ocurriendo despidos masivos.  Me decía un amigo ayer que varias empresas han estado despidiendo gente por reestructuración.  Cuando se dice reestructuración lo que significa es que se quedaron con más gente de la que deberían tener para el crecimiento real de su producción y ventas.  Esto debido a que habían hecho un estimado mayor de ventas que no se alcanzó y que no se espera alcanzar en este año.  La empresa no puede sostener ese costo adicional de trabajadoras y debe reducir su planilla.   Si esto le ocurriera a una sola empresa no habría problema pero cuando le ocurre a todas las empresas al mismo tiempo significa que algo mal está ocurriendo en el país.

De nuevo, como todos los años, el gobierno ha decretado un aumento al Salario Mínimo sin tomar en cuenta que es el más caro dentro de los países con los que compite Guatemala porque está por encima del salario de mercado.  Nuestros vecinos tienen salarios y condiciones más competitivas que nosotros.  Esto sumado a la rigidez laboral está haciendo estragos en el empleo formal del país.  Aproximadamente, solo 20% están afiliados al IGSS.  El resto de la fuerza laboral es Informal.  Otros países ignoran el salario mínimo, aunque lo tengan.  Igual no lo suben cada año y lo que han conseguido con el pasar de los años es que el salario de mercado es muy superior al mínimo.  En el interior del país no hay empresas ni industrias a pesar que hay gente que quisiera trabajar por el salario de mercado porque actualmente no ganan nada, no tienen trabajo.  Cuando se trató de permitir los salarios diferenciados y se prohibió se hizo un gran daño a todos los trabajadores del interior del país.  Esa no era la solución final ya que seguiríamos con salarios mínimos, pero podía haber ayudado a incrementar los puestos de trabajo, la riqueza y el bienestar de los pobladores del interior de Guatemala.

Aumento de la carga regulatoria generando costos, atrasos e ineficiencia.  El tener que cumplir con tantos requisitos para que una empresa pueda operar es demasiado costoso en nuestro país.  Encima de todos los ministros han sido lentos en la aprobación de licencias y permisos encareciendo aún más las operaciones productivas del país.  Si una empresa quiere ampliar una línea de producción de entradita necesita una cantidad de permisos que le toman en total como un año completarlos.  Ese año es un año perdido, un año de frenar el crecimiento del país, un año de oportunidades esfumadas.  Guatemala tiene casi cien mil regulaciones entre leyes, reglamentos y toda clase de requisitos legales mayores y menores.  ¿Qué tal si el Congreso de la Repúblicia hace algo histórico y crea la Ley del Ocaso?  Esta ley derogaría automáticamente cualquier otra ley o reglamento después de 10 años de vigencia a menos que se vuelva a conocer y aprobar en el Congreso.    Seguramente nos quedaríamos con las que necesitamos y no con toda esa cantidad inmensa de regulaciones que nos hacen la vida más difícil y que generan discrecionalidad, corrupción e ineficiencia en el gobierno.

Es obvio que, si hay menos crecimiento económico, si se suspenden operaciones importantes de generación de riqueza como la Minera San Rafael o hidroeléctricas, y si se ahuyenta las inversiones privadas y hasta las nacionales, la recaudación forzosamente será menor.   Si el gobierno quiere recaudar más lo hará mejor si se incrementa la actividad económica y no si continúa con el chantaje ilegal e inmoral a muchas empresas como las exportadoras de café y cardamomo, entre otras.  Un problema grave que tenemos en Guatemala es que la responsabilidad individual se está perdiendo por leyes inauditas.  No es posible que yo tenga que ser responsable por los impuestos que no pague mi proveedor.  Esto es una locura.

Por otro lado, existen algunos índices que nos ayudan a ver si vamos mejorando o empeorando.  Incluso, estos índices indican en que cosas podemos mejorar.  Esto índices van disminuyendo el ranking del país debido a todas las ineficiencias que existen.  Vemos que viene, si no es que ya la tenemos, una menor calificación en Índices de Libertad, de Competitividad Global y el Doing Business (Naciones Unidas) que es un índice que se está usando cada vez más en todos los países del mundo.  Así, el “Riesgo País” se incrementa y esto implica que las tasas de interés para los préstamos del exterior serán mayores también.

En fin, hay problemas y son causados por el gobierno.  El poco crecimiento que hemos tenido ha sido a pesar del gobierno que ha hecho todo lo posible, sin saberlo, por frenarlo.  Pero ese crecimiento por inercia viene principalmente porque nuestro principal socio comercial que es Estados Unidos de América está crecimiento vigorosamente.  No porque hagamos bien las cosas aquí.

Si el gobierno revierte esta situación, entonces retomaremos el rumbo hacia un mayor crecimiento económico y un mayor bienestar de la población lo cual se traduce en una reducción de la pobreza del país.  Si no, como mencioné al inicio, esperamos otro año similar o peor al 2017.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo