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Contribución del Objetivismo a desvanecer los errores de Kant, parte 2

Warren Orbaugh
30 de enero, 2018

En el artículo anterior vimos que Kant en su Estética trascendental, como llama a la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad y opuesta a aquella otra que tiene por objeto los principios del pensamiento puro y que llama Lógica trascendental, primero considera aisladamente la sensibilidad separando todo lo que el entendimiento mediante sus conceptos en ella pone, para separar la intuición empírica o materia del fenómeno. Segundo, considera separando también de la intuición todo lo que pertenece a la sensación, para quedarse sólo con la intuición pura, o sea con la forma del fenómeno, que es lo único que la sensibilidad puede dar a priori.

En cuanto a la Lógica, Kant nos dice que puede ser considerada desde dos puntos de vista según se examinen las operaciones generales o las operaciones particulares del entendimiento. La primera o Lógica elemental comprende las reglas absolutamente necesarias del pensar, sin las cuales no pueden darse las operaciones intelectuales y atiende a la diversidad de objetos hacia los que se dirige el entendimiento. La segunda u Organon de la Lógica o instrumento de la lógica, contiene las reglas para pensar rectamente sobre ciertos objetos determinados.

La Lógica general, nos dice, es pura o aplicada. La Lógica general pura tiene como objeto principios a priori y es un canon del entendimiento y de la razón en relación a la parte formal de su uso, cualquiera que sea su contenido, empírico o trascendental. La Lógica general aplicada se ocupa de las reglas del uso del entendimiento bajo condiciones empíricas y psicológicas. Según él, sólo la Lógica general pura es propiamente una ciencia. En tanto general, abstrae la materia del conocimiento intelectual y toda la diversidad de sus objetos y sólo se ocupa de la forma del pensamiento. En tanto pura, no tiene ningún principio empírico, es una doctrina demostrada y todo en ella debe ser completamente cierto a priori.

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La Lógica Trascendental se ocupa sólo con las leyes del entendimiento y de la razón en la medida en que es referida a priori a objetos y no, como la lógica general, a los conocimientos empíricos y puros de la razón sin distinción alguna. Ésta es una ciencia pura del entendimiento y del conocimiento racional, que determina el origen, extensión y valor objetivo del conocimiento de los conceptos cuyo origen no es empírico ni estético, sino que únicamente como actos del pensar puro, es decir, a aquellos conceptos que se refieren a priori a objetos, no como intuiciones puras o sensibles. Aísla al entendimiento, como la sensibilidad en la Estética trascendental, y sólo toma de nuestro conocimiento la parte del pensamiento que tiene su origen tan sólo en el entendimiento. Es una Analítica trascendental y a la vez una Lógica de la verdad, aquella parte de la Lógica trascendental que trata de los elementos del conocimiento puro del entendimiento y de los principios sin los que no se puede pensar objeto alguno, porque ningún conocimiento puede estar en contradicción con ella sin perder al mismo tiempo su contenido, es decir, toda relación con un objeto y por lo tanto, toda verdad.

La Analítica Trascendental es la descomposición de todo nuestro conocimiento a priori en los elementos del conocimiento intelectual puro. Para ello los conceptos deben ser puros y no empíricos; no deben pertenecer ni a la intuición ni a la sensibilidad, sino al pensar y al entendimiento; deben ser elementales  bien diferentes de los derivados o de los compuestos; y que abraquen todo el campo del entendimiento puro. Dividió la Analítica Trascendental en Analítica de los Conceptos y en Analítica de los Principios del Entendimiento.

Veamos ahora la formulación del problema general que consiste en cómo es posible la cognición a partir de la Razón pura con el lenguaje técnico que usa Kant. La pregunta en su terminología es: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? El pensamiento, nos dice Kant, es el conocimiento por conceptos y los conceptos se relacionan como predicados de juicios posibles con una representación cualquiera de un objeto aún indeterminado. Y como el entendimiento es la facultad de pensar el objeto de la intuición sensible, el entendimiento es la facultad de juzgar.

Kant distingue entre juicios Analíticos y Sintéticos. La distinción de los juicios la da de acuerdo a su contenido. Así si son meramente explicativos, es decir que si el predicado no añade nada al contenido del conocimiento del concepto del sujeto, sino que sólo lo descompone en conceptos parciales comprendidos y concebidos, aunque tácitamente, en el mismo, son analíticos. Y si son  extensivos, incrementando el conocimiento dado, añadiendo al concepto del sujeto un predicado que no era en modo alguno pensado en aquel y que no se podría extraer por medio de ninguna descomposición, son sintéticos. Cuando digo: “Todo cuerpo es extenso”, es un juicio analítico, porque no he incrementado de modo alguno mi concepto de “cuerpo”, no tengo que salir del concepto de cuerpo para hallar unido a él la extensión y sólo tengo que descomponerlo, es decir, hacerme consciente de que la extensión estaba pensada como perteneciente al concepto antes de que se hiciera el juicio, aunque no fuera expresado. Este juicio no expresa nada en el predicado que no se encuentre ya pensado en el concepto del sujeto, aunque no tan distintivamente o con la misma claridad de consciencia. En cambio, cuando digo: “Todo cuerpo es pesado”, es un juicio sintético, porque contiene en el predicado algo no pensado en el concepto general de cuerpo; amplía mi conocimiento al añadir el atributo “pesado” al concepto.

Todo juicio analítico depende completamente de la Ley de Contradicción y es por su naturaleza cognición a priori, ya sea que los conceptos que le proveen de materia sean empíricos o no. Porque el predicado del juicio analítico afirmativo está ya contenido en el concepto del sujeto y su negación sería una contradicción. Aun cuando los conceptos del juicio analítico sean empíricos, el juicio es a priori, como vemos en el ejemplo (de Kant), “el oro es un metal amarillo”, pues para saber esto no necesito, según Kant, de experiencia alguna más allá de mi concepto del oro como metal amarillo. De hecho este es el concepto mismo y sólo tengo que analizarlo, sin mirar más allá de este en lugar alguno.

El juicio sintético requiere un principio distinto del de la Ley de Contradicción. Hay, nos dice Kant, juicios sintéticos a posteriori de origen empírico; pero también los hay aquellos que se ha probado que son ciertamente a priori y surgen del entendimiento y razón pura. Coinciden en que  ni uno ni el otro pueden surgir del principio de análisis del sujeto, o sea de la Ley de Contradicción solamente, sino que requieren de un principio distinto, y aunque hayan sido deducidos de lo que sea, deben aún estar sujetos a la Ley de Contradicción que jamás debe ser violada, aun cuando no todo pueda deducirse de ella.

El juicio empírico es siempre sintético, pues sería absurdo, dice Kant, basar un juicio analítico en la experiencia, ya que nuestro concepto resulta suficiente para el propósito sin requerir testimonio adicional alguno de esta.

Continuará.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Contribución del Objetivismo a desvanecer los errores de Kant, parte 2

Warren Orbaugh
30 de enero, 2018

En el artículo anterior vimos que Kant en su Estética trascendental, como llama a la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad y opuesta a aquella otra que tiene por objeto los principios del pensamiento puro y que llama Lógica trascendental, primero considera aisladamente la sensibilidad separando todo lo que el entendimiento mediante sus conceptos en ella pone, para separar la intuición empírica o materia del fenómeno. Segundo, considera separando también de la intuición todo lo que pertenece a la sensación, para quedarse sólo con la intuición pura, o sea con la forma del fenómeno, que es lo único que la sensibilidad puede dar a priori.

En cuanto a la Lógica, Kant nos dice que puede ser considerada desde dos puntos de vista según se examinen las operaciones generales o las operaciones particulares del entendimiento. La primera o Lógica elemental comprende las reglas absolutamente necesarias del pensar, sin las cuales no pueden darse las operaciones intelectuales y atiende a la diversidad de objetos hacia los que se dirige el entendimiento. La segunda u Organon de la Lógica o instrumento de la lógica, contiene las reglas para pensar rectamente sobre ciertos objetos determinados.

La Lógica general, nos dice, es pura o aplicada. La Lógica general pura tiene como objeto principios a priori y es un canon del entendimiento y de la razón en relación a la parte formal de su uso, cualquiera que sea su contenido, empírico o trascendental. La Lógica general aplicada se ocupa de las reglas del uso del entendimiento bajo condiciones empíricas y psicológicas. Según él, sólo la Lógica general pura es propiamente una ciencia. En tanto general, abstrae la materia del conocimiento intelectual y toda la diversidad de sus objetos y sólo se ocupa de la forma del pensamiento. En tanto pura, no tiene ningún principio empírico, es una doctrina demostrada y todo en ella debe ser completamente cierto a priori.

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La Lógica Trascendental se ocupa sólo con las leyes del entendimiento y de la razón en la medida en que es referida a priori a objetos y no, como la lógica general, a los conocimientos empíricos y puros de la razón sin distinción alguna. Ésta es una ciencia pura del entendimiento y del conocimiento racional, que determina el origen, extensión y valor objetivo del conocimiento de los conceptos cuyo origen no es empírico ni estético, sino que únicamente como actos del pensar puro, es decir, a aquellos conceptos que se refieren a priori a objetos, no como intuiciones puras o sensibles. Aísla al entendimiento, como la sensibilidad en la Estética trascendental, y sólo toma de nuestro conocimiento la parte del pensamiento que tiene su origen tan sólo en el entendimiento. Es una Analítica trascendental y a la vez una Lógica de la verdad, aquella parte de la Lógica trascendental que trata de los elementos del conocimiento puro del entendimiento y de los principios sin los que no se puede pensar objeto alguno, porque ningún conocimiento puede estar en contradicción con ella sin perder al mismo tiempo su contenido, es decir, toda relación con un objeto y por lo tanto, toda verdad.

La Analítica Trascendental es la descomposición de todo nuestro conocimiento a priori en los elementos del conocimiento intelectual puro. Para ello los conceptos deben ser puros y no empíricos; no deben pertenecer ni a la intuición ni a la sensibilidad, sino al pensar y al entendimiento; deben ser elementales  bien diferentes de los derivados o de los compuestos; y que abraquen todo el campo del entendimiento puro. Dividió la Analítica Trascendental en Analítica de los Conceptos y en Analítica de los Principios del Entendimiento.

Veamos ahora la formulación del problema general que consiste en cómo es posible la cognición a partir de la Razón pura con el lenguaje técnico que usa Kant. La pregunta en su terminología es: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? El pensamiento, nos dice Kant, es el conocimiento por conceptos y los conceptos se relacionan como predicados de juicios posibles con una representación cualquiera de un objeto aún indeterminado. Y como el entendimiento es la facultad de pensar el objeto de la intuición sensible, el entendimiento es la facultad de juzgar.

Kant distingue entre juicios Analíticos y Sintéticos. La distinción de los juicios la da de acuerdo a su contenido. Así si son meramente explicativos, es decir que si el predicado no añade nada al contenido del conocimiento del concepto del sujeto, sino que sólo lo descompone en conceptos parciales comprendidos y concebidos, aunque tácitamente, en el mismo, son analíticos. Y si son  extensivos, incrementando el conocimiento dado, añadiendo al concepto del sujeto un predicado que no era en modo alguno pensado en aquel y que no se podría extraer por medio de ninguna descomposición, son sintéticos. Cuando digo: “Todo cuerpo es extenso”, es un juicio analítico, porque no he incrementado de modo alguno mi concepto de “cuerpo”, no tengo que salir del concepto de cuerpo para hallar unido a él la extensión y sólo tengo que descomponerlo, es decir, hacerme consciente de que la extensión estaba pensada como perteneciente al concepto antes de que se hiciera el juicio, aunque no fuera expresado. Este juicio no expresa nada en el predicado que no se encuentre ya pensado en el concepto del sujeto, aunque no tan distintivamente o con la misma claridad de consciencia. En cambio, cuando digo: “Todo cuerpo es pesado”, es un juicio sintético, porque contiene en el predicado algo no pensado en el concepto general de cuerpo; amplía mi conocimiento al añadir el atributo “pesado” al concepto.

Todo juicio analítico depende completamente de la Ley de Contradicción y es por su naturaleza cognición a priori, ya sea que los conceptos que le proveen de materia sean empíricos o no. Porque el predicado del juicio analítico afirmativo está ya contenido en el concepto del sujeto y su negación sería una contradicción. Aun cuando los conceptos del juicio analítico sean empíricos, el juicio es a priori, como vemos en el ejemplo (de Kant), “el oro es un metal amarillo”, pues para saber esto no necesito, según Kant, de experiencia alguna más allá de mi concepto del oro como metal amarillo. De hecho este es el concepto mismo y sólo tengo que analizarlo, sin mirar más allá de este en lugar alguno.

El juicio sintético requiere un principio distinto del de la Ley de Contradicción. Hay, nos dice Kant, juicios sintéticos a posteriori de origen empírico; pero también los hay aquellos que se ha probado que son ciertamente a priori y surgen del entendimiento y razón pura. Coinciden en que  ni uno ni el otro pueden surgir del principio de análisis del sujeto, o sea de la Ley de Contradicción solamente, sino que requieren de un principio distinto, y aunque hayan sido deducidos de lo que sea, deben aún estar sujetos a la Ley de Contradicción que jamás debe ser violada, aun cuando no todo pueda deducirse de ella.

El juicio empírico es siempre sintético, pues sería absurdo, dice Kant, basar un juicio analítico en la experiencia, ya que nuestro concepto resulta suficiente para el propósito sin requerir testimonio adicional alguno de esta.

Continuará.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo