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“Mercantilismo no es liberalismo”

Ramon Parellada
08 de octubre, 2018

Es común ver a personas bien intencionadas confundir lo que es el Mercantilismo con el Liberalismo y sacar conclusiones que obviamente serán erróneas debido a ese error inicial en no saber diferenciar una cosa de la otra.   Esta confusión hace que hasta el mismo Papa Francisco, intelectuales bien educados en sus profesiones y especialidades y una enormidad de personas culpen al liberalismo de algunas injusticias que ven en el mercado cuando en realidad hablan de mercantilismo.

El Mercantilismo se originó durante el siglo XVI y XVII, en la época en que los Estados Monárquicos buscaban convertirse en Estados Nación fuertes.  Como la moneda era el oro la idea era atesorar más oro.  La idea principal consistía en que todo lo que significara incrementar el Tesoro del Estado, es decir, ingresos de oro, era bueno y lo que lo hiciera disminuir era mal.  Así, el Mercantilismo se caracterizó por aplicar medidas intervencionistas que hicieran incrementar el oro de las monarquías.  Entre estas medidas destacaban el proteccionismo de lo propio contra lo extranjero a través de prohibiciones de importación de ciertos productos que se producían localmente o altos aranceles de importación para otros, subsidio a las exportaciones, creación de monopolios mediante permisos especiales y control de la moneda.  Se prohibía la exportación de oro y metales preciosos.  La idea era que esto hacía más rico y fuerte al Estado. 

Si nos damos cuenta, el mercantilismo sigue vivo hoy en día en muchos aspectos.  Fue debido a Raúl Prebisch de la CEPAL con su teoría de la dependencia que los gobiernos de América Latina lo pusieron en práctica durante las décadas de los años sesenta y setenta donde los países tenían altos aranceles de importación, políticas de sustitución de importaciones, subsidios a las exportaciones y control férreo por parte del estado de la moneda.  Aunque hoy n día han cambiado muchas cosas, todavía podemos decir que nuestros gobiernos son mercantilistas dado que no se han eliminado totalmente los aranceles de importación, hay privilegios para ciertas empresas y grupos de presión como los sindicatos.  

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Definitivamente no es difícil producir cualquier cosa que esté protegida de la competencia haciendo que los consumidores paguen más caro por algo que podría tener mejor calidad.  Es la competencia la que te hace mejorar la calidad de tus productos y bajar los precios.  El proteccionismo es característico del mercantilismo mientras que la competencia lo es del liberalismo.

Otra consecuencia grave del mercantilismo ha sido la forma de interpretar las Balanza Comercial (Exportaciones vs. importaciones).  Se considera negativa a la Balanza Comercial uyas importaciones son mayores que las exportaciones dado que eso significaba que salía oro del país y el Tesoro se reducía.  Supuestamente empobrecía al país.  La realidad es otra como ha ocurrido durante muchísimos años en Estados Unidos cuando se estaba desarrollando economicamente aprovechando las ventajas comparativas de otros países que le vendían productos que eran más barato producirlos fuera que en el propio país.  A cambio Estados Unidos exportaba bienes y servicios pero a la vez, con sus políticas de protección a la propiedad privada, capital y movilidad de personas, tuvo un influjo de capital que servía para pagar muchas de las importaciones.   De todos modos, esa mentalidad mercantilista sigue en la mente de muchas personas como es el caso del propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su guerra comercial a través de imponer aranceles a ciertos productos de China y Europa. 

En su libro, El Proceso Económico, el Dr. Manuel F. Ayau nos recuerda que una sociedad de personas libres y responsables, en las que el derecho limita la conducta de sus miembros por medio de leyes generales y abstractas en lo mínimo necesario para hacer factible vivir en comunidad es lo que denominamos una Sociedad Libre.  Ésta tiene su fundamento moral en la propia libertad.  En este tipo de sociedad las personas actúan libre y responsablemente para alcanzar sus fines.

La historia nos ha enseñado cómo aquellas sociedades que no se han basado en la libertad sino en la coerción de las ideas particulares de alguien, han sufrido grandes y trágicos daños medidos en subdesarrollo, pobreza y muerte.   Es imposible que una persona o incluso un grupo de personas puedan, aunque estén bien intencionados, tener el suficiente conocimiento y la información necesaria para diseñar y dirigir una sociedad entera en búsqueda de la prosperidad.  Todos los intentos constructivistas de las sociedad han reducido la libertad de las personas llegando a fracasar tarde o temprano, no sin antes haber causado costos enormes tanto económicos como de vidas como resultado de esos experimentos utópicos.

Por esto es tan importante la comprensión de la coordinación y funcionamiento de las personas en una sociedad dado que implica el reconocimiento de que una sociedad de personas libres y responsables es la única compatible con los principios éticos de los códigos morales milenarios.

El Liberalismo o la economía de mercado o capitalismo o economía libre, a diferencia del Mercantilismo, no es un “modelo” diseñado como sí lo son todos los demás sistemas.  El liberalismo es el resultado del libre actuar de la gente bajo reglas generales y abstractas de conducta.  Cada persona planifica su vida, escoge sus metas, su profesión u oficio, su vocación, su lugar de residencia, sus colaboradores, etc…  Cada persona es responsable de sí misma, de su propio destino.

El fundamento moral del liberalismo radica precisamente en la propia libertad de las personas.  Sin libertad, ninguna acción humana puede ser calificada de moral o inmoral.  La moralidad es inseparable de la libertad.  En la medida en que la libertad se restringe, la moralidad cae.   Como lo afirma el moralista español Antonio Peinador Navarro : “En donde el hombre no actúa libremente allí no puede darse lo moral o la moralidad.  Por el contrario, la moralidad no puede estar ausente de la actividad libre o humana en sentido propio”.

Sin libertad, ningún ser humano puede escoger y menos entre el bien y el mal.  Si la vida de las personas está reglamentada por otras personas, que ya han elegido con antelación entre lo bueno y lo malo, no se les puede exigir que sean morales.  Únicamente el ser humano libre puede ser moral.

La ética, en el liberalismo, es la higiene diaria de su cuerpo social.  Cuando el llamado ético no encuentra respuesta, la compulsión (coerción) hace acto de presencia.  Por eso, la moral ha de ser más vigorosa que las leyes, tanto para quienes las hacen como para quienes las cumplen.  

Todo orden económico que no se base en la libertad individual es, necesariamente, tiránico, totalitario, irrespetuoso de la dignidad humana, es inmoral.  El Mercantilismo utiliza la coerción del Estado para privilegiar a unos a costa del resto de la población y eso es tiránico, injusto e inmoral.  En cambio eso no ocurre en el liberalismo.  La única coerción que existe en el liberalismo es para proteger los derechos individuales de la vida, la propiedad y le libertad y para ellos se justifica que exista un gobierno que administre la Justicia y la Seguridad.

Nuestra Guatemala sigue siendo mercantilista.  Demasiado intervencionismo crea privilegio que nos alejan del verdadero liberalismo.  Para acercarnos al liberalismo debemos eliminar todos los aranceles y tarifas proteccionistas a los productos de importación, sin excepción; rechazar cualquier injerencia en el tipo de cambio como algunos grupos que con justificaciones que causan privilegios a algún sector como el exportador quieren una devaluación manipulada más alla del mercado libre del tipo de cambio; eliminación de los privilegios que gozan los trabajadores sindicalizados; eliminar la cantidad de permisos y trámites burocráticos que limitan la libertad de entrada y competencia a nuevas empresa; eliminar cualquier subsidio a cualquier industria; evitar cualquier privilegio hacia cualquier grupo de presión por la razón que sea y muchas otras medidas más.  

Si logramos avanzar en este sentido, nos acercaremos más al liberalismo y veremos que los precios de los productos disminuirán para todos los habitantes del país incrementando así sus ingresos reales per cápita y las inversiones extranjeras comenzarán a venir generando mayor riqueza, oportunidades y mejorando el nivel de vida de todos los guatemaltecos.  Vemos pues que el mercantilismo no es liberalismo.  Necesitamos acabar con el mercantilismo y adoptar el liberalismo cuanto antes.  No los confundamos más.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

“Mercantilismo no es liberalismo”

Ramon Parellada
08 de octubre, 2018

Es común ver a personas bien intencionadas confundir lo que es el Mercantilismo con el Liberalismo y sacar conclusiones que obviamente serán erróneas debido a ese error inicial en no saber diferenciar una cosa de la otra.   Esta confusión hace que hasta el mismo Papa Francisco, intelectuales bien educados en sus profesiones y especialidades y una enormidad de personas culpen al liberalismo de algunas injusticias que ven en el mercado cuando en realidad hablan de mercantilismo.

El Mercantilismo se originó durante el siglo XVI y XVII, en la época en que los Estados Monárquicos buscaban convertirse en Estados Nación fuertes.  Como la moneda era el oro la idea era atesorar más oro.  La idea principal consistía en que todo lo que significara incrementar el Tesoro del Estado, es decir, ingresos de oro, era bueno y lo que lo hiciera disminuir era mal.  Así, el Mercantilismo se caracterizó por aplicar medidas intervencionistas que hicieran incrementar el oro de las monarquías.  Entre estas medidas destacaban el proteccionismo de lo propio contra lo extranjero a través de prohibiciones de importación de ciertos productos que se producían localmente o altos aranceles de importación para otros, subsidio a las exportaciones, creación de monopolios mediante permisos especiales y control de la moneda.  Se prohibía la exportación de oro y metales preciosos.  La idea era que esto hacía más rico y fuerte al Estado. 

Si nos damos cuenta, el mercantilismo sigue vivo hoy en día en muchos aspectos.  Fue debido a Raúl Prebisch de la CEPAL con su teoría de la dependencia que los gobiernos de América Latina lo pusieron en práctica durante las décadas de los años sesenta y setenta donde los países tenían altos aranceles de importación, políticas de sustitución de importaciones, subsidios a las exportaciones y control férreo por parte del estado de la moneda.  Aunque hoy n día han cambiado muchas cosas, todavía podemos decir que nuestros gobiernos son mercantilistas dado que no se han eliminado totalmente los aranceles de importación, hay privilegios para ciertas empresas y grupos de presión como los sindicatos.  

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Definitivamente no es difícil producir cualquier cosa que esté protegida de la competencia haciendo que los consumidores paguen más caro por algo que podría tener mejor calidad.  Es la competencia la que te hace mejorar la calidad de tus productos y bajar los precios.  El proteccionismo es característico del mercantilismo mientras que la competencia lo es del liberalismo.

Otra consecuencia grave del mercantilismo ha sido la forma de interpretar las Balanza Comercial (Exportaciones vs. importaciones).  Se considera negativa a la Balanza Comercial uyas importaciones son mayores que las exportaciones dado que eso significaba que salía oro del país y el Tesoro se reducía.  Supuestamente empobrecía al país.  La realidad es otra como ha ocurrido durante muchísimos años en Estados Unidos cuando se estaba desarrollando economicamente aprovechando las ventajas comparativas de otros países que le vendían productos que eran más barato producirlos fuera que en el propio país.  A cambio Estados Unidos exportaba bienes y servicios pero a la vez, con sus políticas de protección a la propiedad privada, capital y movilidad de personas, tuvo un influjo de capital que servía para pagar muchas de las importaciones.   De todos modos, esa mentalidad mercantilista sigue en la mente de muchas personas como es el caso del propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su guerra comercial a través de imponer aranceles a ciertos productos de China y Europa. 

En su libro, El Proceso Económico, el Dr. Manuel F. Ayau nos recuerda que una sociedad de personas libres y responsables, en las que el derecho limita la conducta de sus miembros por medio de leyes generales y abstractas en lo mínimo necesario para hacer factible vivir en comunidad es lo que denominamos una Sociedad Libre.  Ésta tiene su fundamento moral en la propia libertad.  En este tipo de sociedad las personas actúan libre y responsablemente para alcanzar sus fines.

La historia nos ha enseñado cómo aquellas sociedades que no se han basado en la libertad sino en la coerción de las ideas particulares de alguien, han sufrido grandes y trágicos daños medidos en subdesarrollo, pobreza y muerte.   Es imposible que una persona o incluso un grupo de personas puedan, aunque estén bien intencionados, tener el suficiente conocimiento y la información necesaria para diseñar y dirigir una sociedad entera en búsqueda de la prosperidad.  Todos los intentos constructivistas de las sociedad han reducido la libertad de las personas llegando a fracasar tarde o temprano, no sin antes haber causado costos enormes tanto económicos como de vidas como resultado de esos experimentos utópicos.

Por esto es tan importante la comprensión de la coordinación y funcionamiento de las personas en una sociedad dado que implica el reconocimiento de que una sociedad de personas libres y responsables es la única compatible con los principios éticos de los códigos morales milenarios.

El Liberalismo o la economía de mercado o capitalismo o economía libre, a diferencia del Mercantilismo, no es un “modelo” diseñado como sí lo son todos los demás sistemas.  El liberalismo es el resultado del libre actuar de la gente bajo reglas generales y abstractas de conducta.  Cada persona planifica su vida, escoge sus metas, su profesión u oficio, su vocación, su lugar de residencia, sus colaboradores, etc…  Cada persona es responsable de sí misma, de su propio destino.

El fundamento moral del liberalismo radica precisamente en la propia libertad de las personas.  Sin libertad, ninguna acción humana puede ser calificada de moral o inmoral.  La moralidad es inseparable de la libertad.  En la medida en que la libertad se restringe, la moralidad cae.   Como lo afirma el moralista español Antonio Peinador Navarro : “En donde el hombre no actúa libremente allí no puede darse lo moral o la moralidad.  Por el contrario, la moralidad no puede estar ausente de la actividad libre o humana en sentido propio”.

Sin libertad, ningún ser humano puede escoger y menos entre el bien y el mal.  Si la vida de las personas está reglamentada por otras personas, que ya han elegido con antelación entre lo bueno y lo malo, no se les puede exigir que sean morales.  Únicamente el ser humano libre puede ser moral.

La ética, en el liberalismo, es la higiene diaria de su cuerpo social.  Cuando el llamado ético no encuentra respuesta, la compulsión (coerción) hace acto de presencia.  Por eso, la moral ha de ser más vigorosa que las leyes, tanto para quienes las hacen como para quienes las cumplen.  

Todo orden económico que no se base en la libertad individual es, necesariamente, tiránico, totalitario, irrespetuoso de la dignidad humana, es inmoral.  El Mercantilismo utiliza la coerción del Estado para privilegiar a unos a costa del resto de la población y eso es tiránico, injusto e inmoral.  En cambio eso no ocurre en el liberalismo.  La única coerción que existe en el liberalismo es para proteger los derechos individuales de la vida, la propiedad y le libertad y para ellos se justifica que exista un gobierno que administre la Justicia y la Seguridad.

Nuestra Guatemala sigue siendo mercantilista.  Demasiado intervencionismo crea privilegio que nos alejan del verdadero liberalismo.  Para acercarnos al liberalismo debemos eliminar todos los aranceles y tarifas proteccionistas a los productos de importación, sin excepción; rechazar cualquier injerencia en el tipo de cambio como algunos grupos que con justificaciones que causan privilegios a algún sector como el exportador quieren una devaluación manipulada más alla del mercado libre del tipo de cambio; eliminación de los privilegios que gozan los trabajadores sindicalizados; eliminar la cantidad de permisos y trámites burocráticos que limitan la libertad de entrada y competencia a nuevas empresa; eliminar cualquier subsidio a cualquier industria; evitar cualquier privilegio hacia cualquier grupo de presión por la razón que sea y muchas otras medidas más.  

Si logramos avanzar en este sentido, nos acercaremos más al liberalismo y veremos que los precios de los productos disminuirán para todos los habitantes del país incrementando así sus ingresos reales per cápita y las inversiones extranjeras comenzarán a venir generando mayor riqueza, oportunidades y mejorando el nivel de vida de todos los guatemaltecos.  Vemos pues que el mercantilismo no es liberalismo.  Necesitamos acabar con el mercantilismo y adoptar el liberalismo cuanto antes.  No los confundamos más.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo