El 2019 es año electoral, y aunque el principal foco de atención son los posibles candidatos a la presidencia del país, un tema crucial para la ciudad es la alcaldía capitalina. En mi columna de hace quince días exploré la temática de cómo el diseño urbano colaborativo es un reto para la nueva gestión; y es que es urgente y necesario rescatar nuestra ciudad, hermosa, pero caótica en la actualidad.
¿Qué problemáticas urbanas se deben resolver prontamente? Sin duda alguna es una pregunta que se puede resolver únicamente a través del sentir y las necesidades expuestas por la ciudadanía. El político debe salir a la calle e indagar en las preocupaciones y realidades de las distintas personas que habitan esta ciudad.
A mí, personalmente, me interesa resolver el tema del transporte público (reducción del tráfico de vehículos), acceso a agua potable, manejo de desechos sólidos, infraestructura vial, educación vial/respeto a las leyes y resiliencia urbana. Pero existen otros temas de vital importancia que no son parte de mis necesidades y/o intereses, pero sí de muchísimas otras personas que viven una realidad distinta a la mía.
Re diseñar la ciudad, recatarla del caos, implica un trabajo profundo en los aspectos más complejos de la vivencia y convivencia urbana.
En diciembre de 2016, URBACT (el programa de Cooperación Territorial Europea destinado a fomentar el desarrollo urbano integrado sostenible en ciudades de toda Europa) lanzó una convocatoria de buenas prácticas aplicadas en ciudades europeas. Las prácticas debían cumplir con los principios de URBACT, los cuales podríamos analizar y, quizá, replicar, en la tarea que tenemos de rescatar nuestra ciudad:
– Enfoque integrado: unir las acciones sociales, económicas y ambientales para abordar los desafíos de las políticas de manera integral.
– Enfoque participativo: demostrando una fuerte participación de los actores locales en el desarrollo y la implementación de la práctica.
– Transferibilidad: cuán adecuada es la práctica para adaptarse a diferentes contextos y transferir a otras ciudades.
Ese mismo año, 2016, el Banco de Desarrollo de América Latina publicó 10 intervenciones exitosas en ciudades latinoamericanas, y expuso temáticas en las cuales nos urge trabajar en Guatemala, tales como agua y saneamiento; desarrollo, regeneración urbana y vivienda; transporte y conectividad; resiliencia; educación y formación de competencias; productividad e innovación tecnológica; espacio público y cohesión social; seguridad ciudadana; y huella de carbono.
Estos dos ejemplos, entre muchos otros, nos muestran que existen diferentes maneras de resolver los problemas de ciudad que tenemos; Nos toca entonces re formular las implicaciones de vivir en este pedazo del país, participar activamente en los planes que tengan los futuros aspirantes a la alcaldía, ver más allá de nuestras propias necesidades y devolverle su belleza a esta caótica ciudad.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
El 2019 es año electoral, y aunque el principal foco de atención son los posibles candidatos a la presidencia del país, un tema crucial para la ciudad es la alcaldía capitalina. En mi columna de hace quince días exploré la temática de cómo el diseño urbano colaborativo es un reto para la nueva gestión; y es que es urgente y necesario rescatar nuestra ciudad, hermosa, pero caótica en la actualidad.
¿Qué problemáticas urbanas se deben resolver prontamente? Sin duda alguna es una pregunta que se puede resolver únicamente a través del sentir y las necesidades expuestas por la ciudadanía. El político debe salir a la calle e indagar en las preocupaciones y realidades de las distintas personas que habitan esta ciudad.
A mí, personalmente, me interesa resolver el tema del transporte público (reducción del tráfico de vehículos), acceso a agua potable, manejo de desechos sólidos, infraestructura vial, educación vial/respeto a las leyes y resiliencia urbana. Pero existen otros temas de vital importancia que no son parte de mis necesidades y/o intereses, pero sí de muchísimas otras personas que viven una realidad distinta a la mía.
Re diseñar la ciudad, recatarla del caos, implica un trabajo profundo en los aspectos más complejos de la vivencia y convivencia urbana.
En diciembre de 2016, URBACT (el programa de Cooperación Territorial Europea destinado a fomentar el desarrollo urbano integrado sostenible en ciudades de toda Europa) lanzó una convocatoria de buenas prácticas aplicadas en ciudades europeas. Las prácticas debían cumplir con los principios de URBACT, los cuales podríamos analizar y, quizá, replicar, en la tarea que tenemos de rescatar nuestra ciudad:
– Enfoque integrado: unir las acciones sociales, económicas y ambientales para abordar los desafíos de las políticas de manera integral.
– Enfoque participativo: demostrando una fuerte participación de los actores locales en el desarrollo y la implementación de la práctica.
– Transferibilidad: cuán adecuada es la práctica para adaptarse a diferentes contextos y transferir a otras ciudades.
Ese mismo año, 2016, el Banco de Desarrollo de América Latina publicó 10 intervenciones exitosas en ciudades latinoamericanas, y expuso temáticas en las cuales nos urge trabajar en Guatemala, tales como agua y saneamiento; desarrollo, regeneración urbana y vivienda; transporte y conectividad; resiliencia; educación y formación de competencias; productividad e innovación tecnológica; espacio público y cohesión social; seguridad ciudadana; y huella de carbono.
Estos dos ejemplos, entre muchos otros, nos muestran que existen diferentes maneras de resolver los problemas de ciudad que tenemos; Nos toca entonces re formular las implicaciones de vivir en este pedazo del país, participar activamente en los planes que tengan los futuros aspirantes a la alcaldía, ver más allá de nuestras propias necesidades y devolverle su belleza a esta caótica ciudad.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo