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Sistemas corruptos

José Carlos Ortega
11 de febrero, 2018

Si dentro de una década seguimos en las mismas, habremos fracasado como sociedad y todo el esfuerzo que se ha realizado habrá sido en vano y de balde.

Tenemos que encontrar una salida a la crisis. No podemos esperar diez años más y encontrarnos en la misma situación de combate a la corrupción y a la impunidad. Si dentro de una década seguimos en las mismas, habremos fracasado como sociedad y todo el esfuerzo que se ha realizado habrá sido en vano y de balde. Si dentro de unos años lo único que hicimos fue cambiar de corruptos, ya no serán los mismos, sino otros, en nada habremos cambiado a lo que tenemos ahora cambiando de colores y de “supuestas ideologías” que se resumen en un Estado sistematizado para robar y hacer pobres a millones y ricos a unos pocos, eso sí, con unos pequeños cambios de actores… cada cuatro años y repitiendo a los que sí entendieron el sistema para perpetuar la corrupción y el enriquecimiento ilícito.

Ha habido mucha gente que ha tenido negocios con el Estado que ha corrompido el sistema, aunque otros no, y esos loables héroes han sufrido las vejaciones del sistema diseñado sistemáticamente para el latrocinio y la cleptocracia. Muchos que han visto en hacer negocios con el Estado una forma para trabajar bien y prosperar, también se han visto extorsionados de forma sistemática para recibir contratos, anticipos, pagos finales, etc.

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Lo más preocupante es que no ha sido necesario hacer negocios con el Estado para verse involucrado con él y realizar actos de corrupción. Tal el caso del robo que sistemáticamente hace el Estado a través de la retención indebida del crédito fiscal. Para una empresa que tiene retenido en crédito fiscal cantidades tan fuertes como la totalidad de su flujo de caja o lo que tiene en créditos con la banca nacional, la tentación, el incentivo de pagar para que le hagan “el favorcito” de devolverle el crédito fiscal es demasiado atractivo.

Indudablemente. el darle tanto poder a un funcionario para autorizar, denegar, rechazar, designar, etc. le da un poder que coadyuva a la corrupción. Si esto lo aunamos a una cantidad de procesos o gestión administrativa que con el ánimo de “controlar” retrasa los procesos, los hace costosos y sumamente burocráticos la tentación es aún mayor, el incentivo aumenta desproporcionadamente.

Estuvo de visita en Guatemala el Dr. Ronald McLean, exministro consejero de Bolivia, exalcalde de La Paz de 1985 a 1997 y otros puestos en el gobierno de su país. Él desarrolló, ante la inmensa necesidad de darle resultados a la población en  un momento que la inflación era del 26000% anual, y que no había ninguna capacidad de ejecutar obra pública en su ciudad, que los fondos no alcanzaban ni para pagar salarios, una metodología que terminó denominándose Islas de Integridad.

El método consiste en desarrollar y empoderar a los funcionarios, desde el más bajo, hasta las posiciones de toma de decisiones, para ir analizando el actuar de todos y así tener una visoria permanente, constante, para que la rendición de cuentas sea siempre.

El Dr. McLean tuvo tal éxito que su metodología fue rescatada por Harvard y el Banco Mundial y ahora extiende su trabajo, a través de la Fundación Islas de Integridad, alrededor del mundo, principalmente en Europa del Este, donde los sistemas comunistas dejaron niveles de corrupción altísimos y a las personas en pobreza.

Como parte de las investigaciones contra la corrupción, en Harvard se desarrolló una fórmula para determinar los niveles de corrupción que se define así: C = M + D – R / T. La corrupción se define como el incremento del Monopolio de la toma de decisiones (M) y el incremento de la Discrecionalidad del funcionario (D) y la falta de Rendición de cuentas (R), todo con una falta de transparencia (T). El Monopolio de las decisiones se refiere a cuanto poder se le ha dado a un funcionario en la realización de su trabajo para que pueda otorgar, denegar, autorizar, rechazar, cancelar, retrasar, aprobar, etc. determinado asunto. La cura, la competencia y la automatización, eliminar el poder del funcionario por medio de otros actores que puedan realizar las mismas funciones y la automatización de los procesos. La Discrecionalidad se refiere al poder que se le da a un funcionario para interpretar determinado asunto, a veces sí, a veces no, lo que no depende del proceso en sí, sino de quién lo pide, el tamaño del requerimiento, etc. Bajar la discrecionalidad se refiere a que si los requisitos se cumplen debe realizarse, en el orden establecido, así que la automatización, los plazos definidos y sancionados, la claridad de reglamentos y leyes, es vital para el combate de la corrupción. La Rendición de cuentas se refiere al constante trabajo de dar cuenta de mis acciones ante autoridades y la población, no es un simple informe, es poner mi función al escrutinio público, mostrar lo trabajado. La Transparencia refiriéndose a hacer pública todas las acciones del funcionario, de publicarlas, antes y después de realizarlas.

Es notorio que nos hace falta mucho. Pero se puede trabajar en ello y pasar de un modelo de corrupción donde no importa quién esté en el gobierno, el incentivo siempre será perverso. Claro está que sin certeza de castigo no puede haber combate a la corrupción y que esa certeza desincentiva a muchos para no realizar actos anómalos, pero no debería ser el único trabajo en este momento de crisis. El enfoque de trabajo del Ejecutivo, municipalidades, instituciones independientes, autónomas, semiautónomas, Legislativo, Judicial, etc. debiera enfocarse en el trabajo de prevención, en desmantelar el sistema cleptocrático perverso tomando las medidas que desmonopolicen la toma de decisiones, eliminen la discrecionalidad, aumenten la rendición de cuentas haciendo todo con transparencia.

Es inaudito ver que situaciones como las licencias de construcción, que antes tenían únicamente un paso de autorización, ahora tengan una infinidad de requisitos para retrasar el trabajo, volverlo oneroso y desgastante, de tal manera que incentivan a los procesos corruptos para la obtención de las mismas. Eso como un ejemplo a la burocratización de los procesos que incentivan la corrupción en todos los medios.

Coménteme y sígame en Twitter: @josekrlos

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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José Carlos Ortega
11 de febrero, 2018

Si dentro de una década seguimos en las mismas, habremos fracasado como sociedad y todo el esfuerzo que se ha realizado habrá sido en vano y de balde.

Tenemos que encontrar una salida a la crisis. No podemos esperar diez años más y encontrarnos en la misma situación de combate a la corrupción y a la impunidad. Si dentro de una década seguimos en las mismas, habremos fracasado como sociedad y todo el esfuerzo que se ha realizado habrá sido en vano y de balde. Si dentro de unos años lo único que hicimos fue cambiar de corruptos, ya no serán los mismos, sino otros, en nada habremos cambiado a lo que tenemos ahora cambiando de colores y de “supuestas ideologías” que se resumen en un Estado sistematizado para robar y hacer pobres a millones y ricos a unos pocos, eso sí, con unos pequeños cambios de actores… cada cuatro años y repitiendo a los que sí entendieron el sistema para perpetuar la corrupción y el enriquecimiento ilícito.

Ha habido mucha gente que ha tenido negocios con el Estado que ha corrompido el sistema, aunque otros no, y esos loables héroes han sufrido las vejaciones del sistema diseñado sistemáticamente para el latrocinio y la cleptocracia. Muchos que han visto en hacer negocios con el Estado una forma para trabajar bien y prosperar, también se han visto extorsionados de forma sistemática para recibir contratos, anticipos, pagos finales, etc.

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Lo más preocupante es que no ha sido necesario hacer negocios con el Estado para verse involucrado con él y realizar actos de corrupción. Tal el caso del robo que sistemáticamente hace el Estado a través de la retención indebida del crédito fiscal. Para una empresa que tiene retenido en crédito fiscal cantidades tan fuertes como la totalidad de su flujo de caja o lo que tiene en créditos con la banca nacional, la tentación, el incentivo de pagar para que le hagan “el favorcito” de devolverle el crédito fiscal es demasiado atractivo.

Indudablemente. el darle tanto poder a un funcionario para autorizar, denegar, rechazar, designar, etc. le da un poder que coadyuva a la corrupción. Si esto lo aunamos a una cantidad de procesos o gestión administrativa que con el ánimo de “controlar” retrasa los procesos, los hace costosos y sumamente burocráticos la tentación es aún mayor, el incentivo aumenta desproporcionadamente.

Estuvo de visita en Guatemala el Dr. Ronald McLean, exministro consejero de Bolivia, exalcalde de La Paz de 1985 a 1997 y otros puestos en el gobierno de su país. Él desarrolló, ante la inmensa necesidad de darle resultados a la población en  un momento que la inflación era del 26000% anual, y que no había ninguna capacidad de ejecutar obra pública en su ciudad, que los fondos no alcanzaban ni para pagar salarios, una metodología que terminó denominándose Islas de Integridad.

El método consiste en desarrollar y empoderar a los funcionarios, desde el más bajo, hasta las posiciones de toma de decisiones, para ir analizando el actuar de todos y así tener una visoria permanente, constante, para que la rendición de cuentas sea siempre.

El Dr. McLean tuvo tal éxito que su metodología fue rescatada por Harvard y el Banco Mundial y ahora extiende su trabajo, a través de la Fundación Islas de Integridad, alrededor del mundo, principalmente en Europa del Este, donde los sistemas comunistas dejaron niveles de corrupción altísimos y a las personas en pobreza.

Como parte de las investigaciones contra la corrupción, en Harvard se desarrolló una fórmula para determinar los niveles de corrupción que se define así: C = M + D – R / T. La corrupción se define como el incremento del Monopolio de la toma de decisiones (M) y el incremento de la Discrecionalidad del funcionario (D) y la falta de Rendición de cuentas (R), todo con una falta de transparencia (T). El Monopolio de las decisiones se refiere a cuanto poder se le ha dado a un funcionario en la realización de su trabajo para que pueda otorgar, denegar, autorizar, rechazar, cancelar, retrasar, aprobar, etc. determinado asunto. La cura, la competencia y la automatización, eliminar el poder del funcionario por medio de otros actores que puedan realizar las mismas funciones y la automatización de los procesos. La Discrecionalidad se refiere al poder que se le da a un funcionario para interpretar determinado asunto, a veces sí, a veces no, lo que no depende del proceso en sí, sino de quién lo pide, el tamaño del requerimiento, etc. Bajar la discrecionalidad se refiere a que si los requisitos se cumplen debe realizarse, en el orden establecido, así que la automatización, los plazos definidos y sancionados, la claridad de reglamentos y leyes, es vital para el combate de la corrupción. La Rendición de cuentas se refiere al constante trabajo de dar cuenta de mis acciones ante autoridades y la población, no es un simple informe, es poner mi función al escrutinio público, mostrar lo trabajado. La Transparencia refiriéndose a hacer pública todas las acciones del funcionario, de publicarlas, antes y después de realizarlas.

Es notorio que nos hace falta mucho. Pero se puede trabajar en ello y pasar de un modelo de corrupción donde no importa quién esté en el gobierno, el incentivo siempre será perverso. Claro está que sin certeza de castigo no puede haber combate a la corrupción y que esa certeza desincentiva a muchos para no realizar actos anómalos, pero no debería ser el único trabajo en este momento de crisis. El enfoque de trabajo del Ejecutivo, municipalidades, instituciones independientes, autónomas, semiautónomas, Legislativo, Judicial, etc. debiera enfocarse en el trabajo de prevención, en desmantelar el sistema cleptocrático perverso tomando las medidas que desmonopolicen la toma de decisiones, eliminen la discrecionalidad, aumenten la rendición de cuentas haciendo todo con transparencia.

Es inaudito ver que situaciones como las licencias de construcción, que antes tenían únicamente un paso de autorización, ahora tengan una infinidad de requisitos para retrasar el trabajo, volverlo oneroso y desgastante, de tal manera que incentivan a los procesos corruptos para la obtención de las mismas. Eso como un ejemplo a la burocratización de los procesos que incentivan la corrupción en todos los medios.

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo