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Libertad o libertinaje de expresión

Carolina Castellanos
16 de marzo, 2018

Vivimos otra intensa semana, derivada de la “procesión de la vulva” organizada por mujeres que prefieren usar esto que su inteligencia, si la tienen, para sobresalir. No comprendo ni acepto esto, y definitivamente no me representan como mujer.
Se habló mucho de la libertad de expresión. Los que apoyaron semejante acto dijeron que eran libres de expresar lo que quisieran. Veamos que dice la Real Academia Española.

Libertad: “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera u otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Libertinaje: “desenfreno en las obras o en las palabras” (lo subrayado es propio).

A todas luces es obvio que hubo libertinaje de expresión, no libertad. El problema es que, cuando es libertinaje, no hay responsabilidad de los actos por parte de quienes los hicieron. Hemos visto defensas airadas a favor de este grupúsculo de mujeres, pero no hemos visto que asuman la responsabilidad de lo que hicieron.

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¿Cuál responsabilidad? La de haber ofendido a toda la comunidad cristiana de Guatemala. La RAE define responsabilidad como “deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal”. También lo define como “cargo u obligación moral que resulta para alguien el posible yerro en cosa o asunto determinado” (el subrayado es propio).

¿Era mucho pedir que las feministas involucradas pidieran perdón por haber ofendido a toda la comunidad cristiana de Guatemala? Incluso la iglesia evangélica se pronunció al respecto, cuando ésta no venera a la Virgen María, como lo hacemos los católicos, pero vieron la aberración y el insulto que se cometió hacia todos los cristianos.
No siendo suficiente, mancharon las paredes de iglesias y edificios públicos. Al ser cuestionada una de ellas en un medio de comunicación, dijo que si pintaban las paredes de sus casas nadie las notaría, por lo que decidieron pintar en lugares donde sí les pondrían atención. Imagínese que todos decidiéramos pintar edificios públicos y profanar iglesias para que nos hagan caso, para sobresalir y llamar la atención. Viviríamos en un libertinaje tal, que seguramente habría cientos de miles de muertos constantemente. Ya lo dice aquel viejo refrán: “el que pinta pared y mesa, demuestra su bajeza”.

¿Y qué hay con el respeto? Volvamos a la RAE para ser objetivos: “veneración, acatamiento que se hace a alguien”; “miramiento, consideración, deferencia”. ¿Será mucho pedir que respeten las creencias de otros? Yo no entiendo cómo hay personas ateas, por ejemplo, pero respeto el que no crean en la existencia de ningún ser superior. Eso no es causal para que yo salga denigrando su propia existencia. El respeto es fundamental para la convivencia pacífica, que tanta falta nos hace en Guate.

Quiero resaltar algo de la definición de responsabilidad que mencioné antes. Dice “de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona”. Es inaudito que esa “otra persona”, que debió poner un alto a esto, se unió al acto de insulto y degradación de este grupúsculo. Al ver el apabullante rechazo, el procurador de los derechos humanos (en minúsculas, a propósito) niega haberlo hecho cuando hay abundantes fotos y sus declaraciones que muestran que sí lo apoyó. Y si él insiste en no haberlo apoyado, ¿dónde está la reparación?
¿Y los derechos humanos de casi la totalidad de guatemaltecos que fuimos ofendidos? Eso es irrelevante para alguien que viola su mandato casi a diario, diciendo que hay que respetar los derechos de los invasores de tierras, contradiciendo así una orden de juez competente para desalojarlos. Es irrelevante esta violación cuando aboga por los que bloquean el paso hacia la Mina San Rafael y hasta secuestraron a dos de sus trabajadores. La lista es interminable y, más temprano que tarde, deberá asumir las consecuencias de sus acciones y omisiones.

Después de varios días de vivir esta confrontación, nos damos cuenta que ha sido una lucha ideológica, de izquierda (vividores) versus derecha, en la que la primera no le da importancia al valor más importante que tenemos los seres humanos, que es el espiritual, sino que centra su agenda feminista y de “derechos” sin responsabilidad ni decencia algunas. Este es el grupo que nos quiere gobernar, a toda costa, que tiene al país en un sesgo judicial y sin certeza jurídica, afectando a cientos de miles de guatemaltecos que no logran encontrar trabajo. Ese micro grupo de vividores que han aprovechado la coyuntura para influir a todo nivel, socavando los valores y principios más fundamentales para una convivencia pacífica.

Habrá más luchas como esta. Hoy fue una vulva, mañana será nuestra forma de vida y nuestra libertad. Estemos atentos para defendernos, con todo, como lo hicimos ahora.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Libertad o libertinaje de expresión

Carolina Castellanos
16 de marzo, 2018

Vivimos otra intensa semana, derivada de la “procesión de la vulva” organizada por mujeres que prefieren usar esto que su inteligencia, si la tienen, para sobresalir. No comprendo ni acepto esto, y definitivamente no me representan como mujer.
Se habló mucho de la libertad de expresión. Los que apoyaron semejante acto dijeron que eran libres de expresar lo que quisieran. Veamos que dice la Real Academia Española.

Libertad: “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera u otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Libertinaje: “desenfreno en las obras o en las palabras” (lo subrayado es propio).

A todas luces es obvio que hubo libertinaje de expresión, no libertad. El problema es que, cuando es libertinaje, no hay responsabilidad de los actos por parte de quienes los hicieron. Hemos visto defensas airadas a favor de este grupúsculo de mujeres, pero no hemos visto que asuman la responsabilidad de lo que hicieron.

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¿Cuál responsabilidad? La de haber ofendido a toda la comunidad cristiana de Guatemala. La RAE define responsabilidad como “deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal”. También lo define como “cargo u obligación moral que resulta para alguien el posible yerro en cosa o asunto determinado” (el subrayado es propio).

¿Era mucho pedir que las feministas involucradas pidieran perdón por haber ofendido a toda la comunidad cristiana de Guatemala? Incluso la iglesia evangélica se pronunció al respecto, cuando ésta no venera a la Virgen María, como lo hacemos los católicos, pero vieron la aberración y el insulto que se cometió hacia todos los cristianos.
No siendo suficiente, mancharon las paredes de iglesias y edificios públicos. Al ser cuestionada una de ellas en un medio de comunicación, dijo que si pintaban las paredes de sus casas nadie las notaría, por lo que decidieron pintar en lugares donde sí les pondrían atención. Imagínese que todos decidiéramos pintar edificios públicos y profanar iglesias para que nos hagan caso, para sobresalir y llamar la atención. Viviríamos en un libertinaje tal, que seguramente habría cientos de miles de muertos constantemente. Ya lo dice aquel viejo refrán: “el que pinta pared y mesa, demuestra su bajeza”.

¿Y qué hay con el respeto? Volvamos a la RAE para ser objetivos: “veneración, acatamiento que se hace a alguien”; “miramiento, consideración, deferencia”. ¿Será mucho pedir que respeten las creencias de otros? Yo no entiendo cómo hay personas ateas, por ejemplo, pero respeto el que no crean en la existencia de ningún ser superior. Eso no es causal para que yo salga denigrando su propia existencia. El respeto es fundamental para la convivencia pacífica, que tanta falta nos hace en Guate.

Quiero resaltar algo de la definición de responsabilidad que mencioné antes. Dice “de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona”. Es inaudito que esa “otra persona”, que debió poner un alto a esto, se unió al acto de insulto y degradación de este grupúsculo. Al ver el apabullante rechazo, el procurador de los derechos humanos (en minúsculas, a propósito) niega haberlo hecho cuando hay abundantes fotos y sus declaraciones que muestran que sí lo apoyó. Y si él insiste en no haberlo apoyado, ¿dónde está la reparación?
¿Y los derechos humanos de casi la totalidad de guatemaltecos que fuimos ofendidos? Eso es irrelevante para alguien que viola su mandato casi a diario, diciendo que hay que respetar los derechos de los invasores de tierras, contradiciendo así una orden de juez competente para desalojarlos. Es irrelevante esta violación cuando aboga por los que bloquean el paso hacia la Mina San Rafael y hasta secuestraron a dos de sus trabajadores. La lista es interminable y, más temprano que tarde, deberá asumir las consecuencias de sus acciones y omisiones.

Después de varios días de vivir esta confrontación, nos damos cuenta que ha sido una lucha ideológica, de izquierda (vividores) versus derecha, en la que la primera no le da importancia al valor más importante que tenemos los seres humanos, que es el espiritual, sino que centra su agenda feminista y de “derechos” sin responsabilidad ni decencia algunas. Este es el grupo que nos quiere gobernar, a toda costa, que tiene al país en un sesgo judicial y sin certeza jurídica, afectando a cientos de miles de guatemaltecos que no logran encontrar trabajo. Ese micro grupo de vividores que han aprovechado la coyuntura para influir a todo nivel, socavando los valores y principios más fundamentales para una convivencia pacífica.

Habrá más luchas como esta. Hoy fue una vulva, mañana será nuestra forma de vida y nuestra libertad. Estemos atentos para defendernos, con todo, como lo hicimos ahora.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo