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Intereses extranjeros

Carolina Castellanos
22 de marzo, 2018

Guatemala tiene una ubicación geográfica envidiable.  Encabezamos el istmo que une América del Norte con América del Sur. Tenemos salida al océano Atlántico y al Pacífico.  Somos vecinos de México pero, más importante, comercialmente somos vecinos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (México-Estados Unidos-Canadá).  Tenemos casi 1000 kilómetros de frontera terrestre con México. Estamos a dos horas y media de Miami (hub comercial y turístico), por avión.  Somos privilegiados, ¿o no?

Si fuéramos más “buzos”, sabríamos aprovechar positivamente todas estas ventajas, y muchas más que no menciono.  La corrupción, que no se ha reducido en un solo Quetzal porque no se han modificado sistemas de gestión en la burocracia estatal, ha impedido que saquemos provecho de esto. Pero no solo la corrupción es la responsable.  También lo es la negligencia de gobernante tras gobernante, de buscar un verdadero desarrollo para Guatemala. El abandono en la mayoría de municipios es desgarrador, pues cuentan con un deficiente servicio de salud (si es que lo tienen), hay muy poca presencia de agentes de seguridad, especialmente en los lugares más alejados.  Tampoco hay sistemas de justicia efectivos y, en muchos casos, los jueces no hablan el idioma de la población en donde están. Y mejor no hablamos del sistema educativo, que llora sangre entre instalaciones precarias y maestros sindicalizados que se van a la huelga al menor llamado del nefasto dirigente.

Todo lo anterior, y mucho más, nos hacen ser EL objetivo de muchos intereses extranjeros.  Empecemos por narcotráfico.  Somos una excelente ruta por aire, mar y tierra, para llegar a México y luego Estados Unidos, que es el destino final.  Al narcotráfico le podemos sumar tráfico de armas y de cualquier otro ilícito.  Esto, unido con los migrantes, nos hace ser una de las cinco amenazas más grandes para la seguridad nacional de Estados Unidos.  O sea, es de gran interés de este país el que podamos reducir significativamente todo esto.  A la vez, los productores y traficantes de droga, armas y cualquier otra cosa, tienen a Guatemala en su “top 5” de interés.  Dos intereses contrapuestos que coinciden en nuestra tierra chapina.  Y nosotros, en medio de la balacera.

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Resulta que, como tenemos una larga frontera terrestre con México, somos el paso no solo de centroamericanos que quieren migrar hacia Estados Unidos, sino de somalíes, iraníes y de otras nacionalidades.  Aquí la corrupción ha influido grandemente, pues han pasado extranjeros con nombres chapines estampados en un pasaporte guatemalteco.

Centro América ha sido un sueño dorado del movimiento socialista mundial.  Nuevamente, estamos muy cerca de Estados Unidos y de México donde, por tercera vez, el candidato Manuel López Obrador quiere llegar a la presidencia.  Las encuestas lo ubican muy distante de este sueño, pero el discurso de odio y polarización ya tiene sus efectos en la población.  Por otro lado, hemos tenido al FMLN de vecinos en El Salvador y a los exguerrilleros Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua.  Costa Rica parece alejarse de esta lacra socialista.  Otra vez, todos estos intereses convergen en Guatemala. Y no olvidemos a los zetas, guerrilla mexicana que cruza la frontera en Huehuetenango, como si fuera su patio trasero.

La “guinda en el pastel” es el colombiano en nuestro país, que ha logrado convertir a la corte de constitucionalidad (con minúsculas, a propósito), como la autoridad suprema del país.  Cometen una ilegalidad tras otra y nadie tiene capacidad de contrarrestarlos.  La misma CICIG no ha tenido un solo intento de fiscalización.  Alguien me dijo recientemente que el miedo es contagioso.  Ambas instituciones han utilizado esta arma para lograr someter a todo un país a sus intereses espurios. Otra vez, intereses extranjeros, aunque en este caso, no de un país sino de una persona.  Con gran alegría vimos los resultados de las elecciones legislativas en Colombia, donde las FARC obtuvieron el 0.37% del voto popular.  Confiamos en que esto permee a nivel internacional y que ese poder extra territorial se debilite a pasos agigantados.

No puedo dejar de mencionar a Erwin Sperisen.  Este movimiento socialista atacó con fuerza en los dos pseudo procesos judiciales en Suiza. No puedo llamarlos juicios, pues a Erwin no se le permitió presentar una sola prueba en su defensa.  Nada nuevo bajo el sol, pues la única forma en que los socialistas logran llegar al poder es con engaño, manipulación y “transas” de todo tipo.  Este pseudo proceso judicial no fue diferente.  El 16 de abril se enfrentará a la justicia nuevamente y se está haciendo hasta lo imposible para que, esta vez, el tercer proceso sea un verdadero juicio donde se respeten sus derechos de defensa.

Me pregunto si hay algo que podamos hacer como guatemaltecos ante esta convergencia de intereses extranjeros, la mayoría contrapuestos unos con otros. De pronto fortalecer nuestra identidad chapina y sentirnos orgullosos de serlo.  Encontrar valores comunes, sin importar nada más que eso, y luchar para que se respeten esos valores, puede ser otra ruta.  Seguramente hay muchas más.  Encontrémoslas y pongámoslas en práctica.  Guatemala es todo lo que tenemos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Intereses extranjeros

Carolina Castellanos
22 de marzo, 2018

Guatemala tiene una ubicación geográfica envidiable.  Encabezamos el istmo que une América del Norte con América del Sur. Tenemos salida al océano Atlántico y al Pacífico.  Somos vecinos de México pero, más importante, comercialmente somos vecinos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (México-Estados Unidos-Canadá).  Tenemos casi 1000 kilómetros de frontera terrestre con México. Estamos a dos horas y media de Miami (hub comercial y turístico), por avión.  Somos privilegiados, ¿o no?

Si fuéramos más “buzos”, sabríamos aprovechar positivamente todas estas ventajas, y muchas más que no menciono.  La corrupción, que no se ha reducido en un solo Quetzal porque no se han modificado sistemas de gestión en la burocracia estatal, ha impedido que saquemos provecho de esto. Pero no solo la corrupción es la responsable.  También lo es la negligencia de gobernante tras gobernante, de buscar un verdadero desarrollo para Guatemala. El abandono en la mayoría de municipios es desgarrador, pues cuentan con un deficiente servicio de salud (si es que lo tienen), hay muy poca presencia de agentes de seguridad, especialmente en los lugares más alejados.  Tampoco hay sistemas de justicia efectivos y, en muchos casos, los jueces no hablan el idioma de la población en donde están. Y mejor no hablamos del sistema educativo, que llora sangre entre instalaciones precarias y maestros sindicalizados que se van a la huelga al menor llamado del nefasto dirigente.

Todo lo anterior, y mucho más, nos hacen ser EL objetivo de muchos intereses extranjeros.  Empecemos por narcotráfico.  Somos una excelente ruta por aire, mar y tierra, para llegar a México y luego Estados Unidos, que es el destino final.  Al narcotráfico le podemos sumar tráfico de armas y de cualquier otro ilícito.  Esto, unido con los migrantes, nos hace ser una de las cinco amenazas más grandes para la seguridad nacional de Estados Unidos.  O sea, es de gran interés de este país el que podamos reducir significativamente todo esto.  A la vez, los productores y traficantes de droga, armas y cualquier otra cosa, tienen a Guatemala en su “top 5” de interés.  Dos intereses contrapuestos que coinciden en nuestra tierra chapina.  Y nosotros, en medio de la balacera.

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Resulta que, como tenemos una larga frontera terrestre con México, somos el paso no solo de centroamericanos que quieren migrar hacia Estados Unidos, sino de somalíes, iraníes y de otras nacionalidades.  Aquí la corrupción ha influido grandemente, pues han pasado extranjeros con nombres chapines estampados en un pasaporte guatemalteco.

Centro América ha sido un sueño dorado del movimiento socialista mundial.  Nuevamente, estamos muy cerca de Estados Unidos y de México donde, por tercera vez, el candidato Manuel López Obrador quiere llegar a la presidencia.  Las encuestas lo ubican muy distante de este sueño, pero el discurso de odio y polarización ya tiene sus efectos en la población.  Por otro lado, hemos tenido al FMLN de vecinos en El Salvador y a los exguerrilleros Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua.  Costa Rica parece alejarse de esta lacra socialista.  Otra vez, todos estos intereses convergen en Guatemala. Y no olvidemos a los zetas, guerrilla mexicana que cruza la frontera en Huehuetenango, como si fuera su patio trasero.

La “guinda en el pastel” es el colombiano en nuestro país, que ha logrado convertir a la corte de constitucionalidad (con minúsculas, a propósito), como la autoridad suprema del país.  Cometen una ilegalidad tras otra y nadie tiene capacidad de contrarrestarlos.  La misma CICIG no ha tenido un solo intento de fiscalización.  Alguien me dijo recientemente que el miedo es contagioso.  Ambas instituciones han utilizado esta arma para lograr someter a todo un país a sus intereses espurios. Otra vez, intereses extranjeros, aunque en este caso, no de un país sino de una persona.  Con gran alegría vimos los resultados de las elecciones legislativas en Colombia, donde las FARC obtuvieron el 0.37% del voto popular.  Confiamos en que esto permee a nivel internacional y que ese poder extra territorial se debilite a pasos agigantados.

No puedo dejar de mencionar a Erwin Sperisen.  Este movimiento socialista atacó con fuerza en los dos pseudo procesos judiciales en Suiza. No puedo llamarlos juicios, pues a Erwin no se le permitió presentar una sola prueba en su defensa.  Nada nuevo bajo el sol, pues la única forma en que los socialistas logran llegar al poder es con engaño, manipulación y “transas” de todo tipo.  Este pseudo proceso judicial no fue diferente.  El 16 de abril se enfrentará a la justicia nuevamente y se está haciendo hasta lo imposible para que, esta vez, el tercer proceso sea un verdadero juicio donde se respeten sus derechos de defensa.

Me pregunto si hay algo que podamos hacer como guatemaltecos ante esta convergencia de intereses extranjeros, la mayoría contrapuestos unos con otros. De pronto fortalecer nuestra identidad chapina y sentirnos orgullosos de serlo.  Encontrar valores comunes, sin importar nada más que eso, y luchar para que se respeten esos valores, puede ser otra ruta.  Seguramente hay muchas más.  Encontrémoslas y pongámoslas en práctica.  Guatemala es todo lo que tenemos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo