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Ahora ser caro es malo

Carmen Camey
14 de septiembre, 2018

Hace algunos días el presidente tuvo a bien hacer un comentario acerca de la Universidad de San Carlos. Dijo de ella que era cara. Algo que podría parecer una observación más bien fenomenológica, aunque siempre relativa. ¿Qué es caro? ¿Q1,000 al mes? ¿Q6,000 al mes? ¿Q5 al mes? La respuesta a esto depende de muchos factores: los ingresos de quien vaya a pagar, la comparación con otros precios del mercado, el costo, etc. Ahora bien, lo que llama la atención acerca del revuelo que se ha creado alrededor de las declaraciones del presidente es que más que un juicio económico, se ha hecho un juicio moral.

Se critica a Jimmy Morales por haber dicho que la USAC era una universidad carísima: ¿cómo se le ocurre decir tal cosa, tal insulto, que la USAC es cara? Podríamos ahora entrar a otras discusiones: Q1,000 al mes es mucho para algunas familias de Guatemala, que de no ser por la subvención estatal que, ojo, sale de nuestros bolsillos, no podrían pagar. Por lo que es cara, aunque quizás no por eso la más cara. También podríamos decir los beneficios que la USAC entrega al país son mucho mayores que la inversión que se hace. Bien, nadie lo discute. Pero esto tampoco eliminaría la observación de que el costo que representa al Estado y a los contribuyentes es alto. ¿Acaso decir que algo es caro minimiza de alguna manera sus beneficios o el retorno de la inversión que se haga? ¿Es acaso moralmente reprobable que algo sea caro? ¿Debería la USAC o sus estudiantes ofenderse por ser “caros”?

Me parece una tontería convertirlo todo en una declaración de guerra. Lo que el presidente dijo, exacto o no, no pretendía ser un insulto sino una observación que llevara a quienes escuchaban a reflexionar acerca de la responsabilidad que todo el que hace uso del dinero público tiene. Y, aunque no estemos de acuerdo en todas las decisiones que pueda tomar el presidente, dice muy poco de las personas inteligentes el ofenderse por cosas como esta. Ahora, me gustaría a mi ver si todos quienes gozan de la posibilidad de estudiar gracias al dinero de todos los que pagan impuestos son así de exigentes consigo mismos a la hora de responder a este compromiso. No hay duda que muchas personas: investigadores, profesores y alumnos aprovechan bien estos fondos. Pero también sabemos que hay otros que no tanto, y si no recordemos aquellas fiestecitas tan bien montadas. Por eso, en lugar de ofenderse, lo mejor que los alumnos y profesores de la USAC pueden hacer es auto examinarse para ver si están respondiendo dignamente a la inversión que el pueblo hace en ellos. Si Jimmy Morales no lo hizo, ya rendirá cuentas.

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5% de los ingresos ordinarios del Presupuesto General de la Nación no es poco dinero y podría usarse para muchas cosas. La Constitución lo destina a la educación superior, decisión acertada según mi criterio. Nadie pone en duda todos los beneficios que el pueblo obtiene de estar inversión, comenzando con la formación de miles de profesionales y la mayoría de la investigación que se hace en Guatemala. Por cada quetzal que recibe la USAC se devuelve en servicios Q3.75, dice IPNUSAC. ¿El que el retorno sea alto significa que la inversión es barata? No, significa que es una buena inversión y eso es lo que debería preocuparnos. Y podría ser mejor, por eso cada día muchas personas se esfuerzan por dar lo mejor de sí para responder dignamente a esta responsabilidad. Enfoquémonos en mejorar la inversión, no en ofendernos por tonterías y en solicitar reuniones para “aclarar” cuestiones que no tienen nada que ver con el comentario en cuestión o caer en fatalismos como los del rector quien dijo que “Si se suspende la actividad, el sistema hospitalario sufriría un caos” (¿En qué momento pasamos de “la USAC es cara” a “el presidente quiere suspender las actividades de la USAC”?).

Alumnos, a estudiar. Profesores, a enseñar y a investigar. Rector, a gobernar. Nada de perder el tiempo porque el tiempo es oro.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Ahora ser caro es malo

Carmen Camey
14 de septiembre, 2018

Hace algunos días el presidente tuvo a bien hacer un comentario acerca de la Universidad de San Carlos. Dijo de ella que era cara. Algo que podría parecer una observación más bien fenomenológica, aunque siempre relativa. ¿Qué es caro? ¿Q1,000 al mes? ¿Q6,000 al mes? ¿Q5 al mes? La respuesta a esto depende de muchos factores: los ingresos de quien vaya a pagar, la comparación con otros precios del mercado, el costo, etc. Ahora bien, lo que llama la atención acerca del revuelo que se ha creado alrededor de las declaraciones del presidente es que más que un juicio económico, se ha hecho un juicio moral.

Se critica a Jimmy Morales por haber dicho que la USAC era una universidad carísima: ¿cómo se le ocurre decir tal cosa, tal insulto, que la USAC es cara? Podríamos ahora entrar a otras discusiones: Q1,000 al mes es mucho para algunas familias de Guatemala, que de no ser por la subvención estatal que, ojo, sale de nuestros bolsillos, no podrían pagar. Por lo que es cara, aunque quizás no por eso la más cara. También podríamos decir los beneficios que la USAC entrega al país son mucho mayores que la inversión que se hace. Bien, nadie lo discute. Pero esto tampoco eliminaría la observación de que el costo que representa al Estado y a los contribuyentes es alto. ¿Acaso decir que algo es caro minimiza de alguna manera sus beneficios o el retorno de la inversión que se haga? ¿Es acaso moralmente reprobable que algo sea caro? ¿Debería la USAC o sus estudiantes ofenderse por ser “caros”?

Me parece una tontería convertirlo todo en una declaración de guerra. Lo que el presidente dijo, exacto o no, no pretendía ser un insulto sino una observación que llevara a quienes escuchaban a reflexionar acerca de la responsabilidad que todo el que hace uso del dinero público tiene. Y, aunque no estemos de acuerdo en todas las decisiones que pueda tomar el presidente, dice muy poco de las personas inteligentes el ofenderse por cosas como esta. Ahora, me gustaría a mi ver si todos quienes gozan de la posibilidad de estudiar gracias al dinero de todos los que pagan impuestos son así de exigentes consigo mismos a la hora de responder a este compromiso. No hay duda que muchas personas: investigadores, profesores y alumnos aprovechan bien estos fondos. Pero también sabemos que hay otros que no tanto, y si no recordemos aquellas fiestecitas tan bien montadas. Por eso, en lugar de ofenderse, lo mejor que los alumnos y profesores de la USAC pueden hacer es auto examinarse para ver si están respondiendo dignamente a la inversión que el pueblo hace en ellos. Si Jimmy Morales no lo hizo, ya rendirá cuentas.

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5% de los ingresos ordinarios del Presupuesto General de la Nación no es poco dinero y podría usarse para muchas cosas. La Constitución lo destina a la educación superior, decisión acertada según mi criterio. Nadie pone en duda todos los beneficios que el pueblo obtiene de estar inversión, comenzando con la formación de miles de profesionales y la mayoría de la investigación que se hace en Guatemala. Por cada quetzal que recibe la USAC se devuelve en servicios Q3.75, dice IPNUSAC. ¿El que el retorno sea alto significa que la inversión es barata? No, significa que es una buena inversión y eso es lo que debería preocuparnos. Y podría ser mejor, por eso cada día muchas personas se esfuerzan por dar lo mejor de sí para responder dignamente a esta responsabilidad. Enfoquémonos en mejorar la inversión, no en ofendernos por tonterías y en solicitar reuniones para “aclarar” cuestiones que no tienen nada que ver con el comentario en cuestión o caer en fatalismos como los del rector quien dijo que “Si se suspende la actividad, el sistema hospitalario sufriría un caos” (¿En qué momento pasamos de “la USAC es cara” a “el presidente quiere suspender las actividades de la USAC”?).

Alumnos, a estudiar. Profesores, a enseñar y a investigar. Rector, a gobernar. Nada de perder el tiempo porque el tiempo es oro.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo