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Desigualdad de ingresos no significa pobreza

Mario Winter
17 de enero, 2019

José Azel

[email protected]

Durante años hepublicado columnas sobre desigualdad, entre ellas: “Huyendo de la igualdad”,“Injusticia redistributiva”, “Los ricos no existen”, y otras reproducidas en milibro “Reflexiones sobre la Libertad”. Invariablemente, este tema crea lacorrespondencia con más odio que recibo. Determinado, trataré nuevamente,motivado esta vez por el excelente análisis de Steven Pinker en su último libro“Ilustración Ahora”.

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Comencemos definiendolos términos, como demandaba Voltaire. Defiendo solamente la desigualdadresultante de creación legítima de bienes y servicios. Es importante cómo surgela desigualdad. Ganancias resultantes de privilegios gubernamentales, prácticascomerciales injustas, deshonestidad, corrupción, favoritismo, etc. son ilícitasy deben perseguirse vigorosamente. No me ofende la desigualdad como tal, sinola que surge de ingresos ilícitos.

Tomaré unejemplo ofrecido por el Dr Pinker. J K Rowling es la novelista británica quecreó las series de Harry Potter que vendió más de 400 millones de copias. En suhistoria “de harapos a la riqueza”, Rowling fue de vivir de beneficios delEstado a ser el primer autor billonario. Es una de las personas más ricas delmundo y ha donado mucha de su fortuna a obras caritativas.

Comoaficionados, hemos traspasado voluntariamente a Mrs Rowling una parte denuestro capital por el placer de leer sus libros o ver las películas de HarryPotter. La hicimos muy rica y así incrementamos la desigualdad, pero esto no haempobrecido a nadie. Lo mismo puede decirse de los productos creados porMicrosoft de Bill Gates, Apple de Steve Jobs, y muchos otros que han mejoradonuestras vidas y les hemos agradecido financieramente.

La riqueza noes, como en la repetida analogía, un pastel de tamaño fijo que hay que repartirforzosamente para alcanzar alguna igualdad artificial. La riqueza global,medida por crecimiento económico, es un pastel siempre creciendo y ofreciendomayores pedazos para cada uno. Aunque, de acuerdo, los pedazos no seránnecesariamente del mismo tamaño para todos.

Y aquí está laparadoja. Como destaca Pinker, la vida “debe haber comenzado en un estado deigualdad original, porque cuando no hay riqueza todo el mundo comparte pedazos igualesde nada”. Es solamente cuando se comienza a crear riqueza que algunosterminarán con más que otros. Cuando una sociedad comienza a crearsignificativas oportunidades para la riqueza, algunos indudablemente tomaránmayores ventajas de esas oportunidades.

“Sea por suerte,habilidades o esfuerzo”, las ganancias serán desproporcionadas. Ausente algúnesquema artificial de redistribución de ingresos, la desigualdad “absoluta” esmatemáticamente necesaria. Pongo “absoluta” entre comillas para distinguirla dela “relativa” desigualdad. Desigualdad absoluta es la diferencia entre los másricos y los más pobres. Cuando los países se enriquecen, algunos individuos seenriquecen más que otros, pero todosestarán relativamente mejor. Lo relevante es cuánto ingresamos o consumimos, nolo arriba o abajo que clasificamos comparados con otros.

La desigualdadde ingresos es notoriamente difícil de medir. Una de las mejores herramientasde medirla es el coeficiente Gini en varias versiones. El índice Gini trabajamás o menos así: un coeficiente Gini de 0 significa igualdad perfecta, por ejemplo,si todo el mundo tiene el mismo ingreso. Un coeficiente de 1 significa que unapersona recibe todo el ingreso, desigualdad perfecta. En la práctica, losvalores Gini se mueven en un rango entre 0.25 para los países más igualitarioshasta 0.70 para aquellos con una distribución elevadamente desigual. Lasnaciones pobres africanas muestran gran desigualdad, mientras las ricasnaciones escandinavas son más igualitarias.

Las medidas secomplican cuando consideramos transferencias sociales como cupones de alimentosy otras asistencias para familias necesitadas. A finales de los 2000 elcoeficiente Gini en EEUU antes de transferencias sociales era 0.486; después delas transferencias descendía a 0.378. Más interesante aún, si medimos el coeficienteGini por lo que consumimos más que por el ingreso, el incremento de desigualdadreportado recientemente desaparece completamente.

El coeficienteGini muestra que la desigualdad en el mundo declina, pero cometemos un erroranalítico y moral cuando nos enfocamos estrechamente en la desigualdad deingresos. Lo realmente importante es qué tan bien están las personas, no suposición con relación a otras personas.

El ultimo libro del Dr. Azel es “Libertad para novatos”


República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Desigualdad de ingresos no significa pobreza

Mario Winter
17 de enero, 2019

José Azel

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Durante años hepublicado columnas sobre desigualdad, entre ellas: “Huyendo de la igualdad”,“Injusticia redistributiva”, “Los ricos no existen”, y otras reproducidas en milibro “Reflexiones sobre la Libertad”. Invariablemente, este tema crea lacorrespondencia con más odio que recibo. Determinado, trataré nuevamente,motivado esta vez por el excelente análisis de Steven Pinker en su último libro“Ilustración Ahora”.

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Comencemos definiendolos términos, como demandaba Voltaire. Defiendo solamente la desigualdadresultante de creación legítima de bienes y servicios. Es importante cómo surgela desigualdad. Ganancias resultantes de privilegios gubernamentales, prácticascomerciales injustas, deshonestidad, corrupción, favoritismo, etc. son ilícitasy deben perseguirse vigorosamente. No me ofende la desigualdad como tal, sinola que surge de ingresos ilícitos.

Tomaré unejemplo ofrecido por el Dr Pinker. J K Rowling es la novelista británica quecreó las series de Harry Potter que vendió más de 400 millones de copias. En suhistoria “de harapos a la riqueza”, Rowling fue de vivir de beneficios delEstado a ser el primer autor billonario. Es una de las personas más ricas delmundo y ha donado mucha de su fortuna a obras caritativas.

Comoaficionados, hemos traspasado voluntariamente a Mrs Rowling una parte denuestro capital por el placer de leer sus libros o ver las películas de HarryPotter. La hicimos muy rica y así incrementamos la desigualdad, pero esto no haempobrecido a nadie. Lo mismo puede decirse de los productos creados porMicrosoft de Bill Gates, Apple de Steve Jobs, y muchos otros que han mejoradonuestras vidas y les hemos agradecido financieramente.

La riqueza noes, como en la repetida analogía, un pastel de tamaño fijo que hay que repartirforzosamente para alcanzar alguna igualdad artificial. La riqueza global,medida por crecimiento económico, es un pastel siempre creciendo y ofreciendomayores pedazos para cada uno. Aunque, de acuerdo, los pedazos no seránnecesariamente del mismo tamaño para todos.

Y aquí está laparadoja. Como destaca Pinker, la vida “debe haber comenzado en un estado deigualdad original, porque cuando no hay riqueza todo el mundo comparte pedazos igualesde nada”. Es solamente cuando se comienza a crear riqueza que algunosterminarán con más que otros. Cuando una sociedad comienza a crearsignificativas oportunidades para la riqueza, algunos indudablemente tomaránmayores ventajas de esas oportunidades.

“Sea por suerte,habilidades o esfuerzo”, las ganancias serán desproporcionadas. Ausente algúnesquema artificial de redistribución de ingresos, la desigualdad “absoluta” esmatemáticamente necesaria. Pongo “absoluta” entre comillas para distinguirla dela “relativa” desigualdad. Desigualdad absoluta es la diferencia entre los másricos y los más pobres. Cuando los países se enriquecen, algunos individuos seenriquecen más que otros, pero todosestarán relativamente mejor. Lo relevante es cuánto ingresamos o consumimos, nolo arriba o abajo que clasificamos comparados con otros.

La desigualdadde ingresos es notoriamente difícil de medir. Una de las mejores herramientasde medirla es el coeficiente Gini en varias versiones. El índice Gini trabajamás o menos así: un coeficiente Gini de 0 significa igualdad perfecta, por ejemplo,si todo el mundo tiene el mismo ingreso. Un coeficiente de 1 significa que unapersona recibe todo el ingreso, desigualdad perfecta. En la práctica, losvalores Gini se mueven en un rango entre 0.25 para los países más igualitarioshasta 0.70 para aquellos con una distribución elevadamente desigual. Lasnaciones pobres africanas muestran gran desigualdad, mientras las ricasnaciones escandinavas son más igualitarias.

Las medidas secomplican cuando consideramos transferencias sociales como cupones de alimentosy otras asistencias para familias necesitadas. A finales de los 2000 elcoeficiente Gini en EEUU antes de transferencias sociales era 0.486; después delas transferencias descendía a 0.378. Más interesante aún, si medimos el coeficienteGini por lo que consumimos más que por el ingreso, el incremento de desigualdadreportado recientemente desaparece completamente.

El coeficienteGini muestra que la desigualdad en el mundo declina, pero cometemos un erroranalítico y moral cuando nos enfocamos estrechamente en la desigualdad deingresos. Lo realmente importante es qué tan bien están las personas, no suposición con relación a otras personas.

El ultimo libro del Dr. Azel es “Libertad para novatos”


República es ajena a la opinión expresada en este artículo