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Halterofilia, sexta parte

Warren Orbaugh
07 de octubre, 2019

Narré en mi entrega anterior, como con Rolando De León fundamos la Asociación Nacional de Potencia, de la que Rolando fue el Presidente y yo el Tesorero y como organizamos varias competencias a lo largo de los años –nacionales y de Centroamérica – donde Rolando convenció a varios levantadores de potencia a que hicieran sus asociaciones en sus respectivos departamentos. Cuando ya había varias Asociaciones de Potencia en los distintos departamentos del país: en Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Cobán, Quiché, San Marcos, Escuintla, Huehuetenango y Jalapa, fundamos la Federación Nacional de Potencia de Guatemala, la que finalmente quedó establecida como tal el 7 de febrero de 1997 cuando la CDAG aprobó los estatutos. La CDAG nos había asignado anteriormente en 1990 un local en el Polideportivo de la zona 5, donde aún funciona la Federación de Potencia. Y yo fui electo Presidente de la misma, cargo que ostenté por diez años. 

Mi amigo Rolando De León, un año mayor que yo, es verdaderamente un ejemplo e inspiración para todo guatemaltco.  A pesar de haber sido víctima de la polio, gracias a su positiva actitud mental y según él, a la motivación de Cesar García Hurtarte, se superó entrenando con  pesas hasta ser cuatro veces campeón panamericano en levantamiento de fuerza en banca, nueve veces campeón mundial, dos veces campeón paralímpico, imponiendo un record en Seúl, Corea, de 375 libras pesando 119 libras. ¡Más de tres veces su peso corporal! Este record persiste todavía. Y como si esto no fuera suficiente, también destacó en el fisicoculturismo ganando mejor pecho, espalda y brazo en múltiples ocasiones. 

Con el fogueo debido a las competencias y entrenamiento que habíamos originado en el transcurso de esos años, consideramos con Rolando en 1996, que estábamos en condición de llevar un equipo de competidores al Panamericano de la IPF en Hamilton, Canadá. Nuestras marcas no eran mundialistas, pero estaban ligeramente por debajo de la de los mejores en el mundo. No lo sabíamos entonces, pero esa iba a ser una experiencia que cambiaría la historia de nosotros en este deporte. La primera sorpresa la tuvimos durante el pesaje, pues nos pidieron revisar nuestro equipo. Mostramos nuestros zapatos, que fueron aprobados, nuestros cinturones, que también fueron aprobados, nuestras vendas, que también fueron aprobadas, nuestras pantalonetas y camisetas, que fueron reprobadas. Nos indicaron que sólo podríamos competir con trajes de una pieza o butarga. Como siempre habíamos competido con pantaloneta y camiseta, y lo habíamos visto hacer así en las fotos de revistas viejas, no sabíamos de esa regla. Así que salimos a buscar dichos trajes, pero como eran piezas tan especiales, no las encontramos en los centros comerciales de Hamilton. Finalmente compramos unos leotardos para ballet que si fueron aprobados. Y así competimos, obteniendo la medalla de bronce por países. El primer lugar lo obtuvo Estados Unidos y el segundo Canadá. Yo competí en la categoría de 198 libras (90 kilos) y obtuve la medalla de bronce. El ganador en mi categoría fue un estadounidense quien al terminar la competencia me regaló su butarga marca Titán y me dijo que la probara.

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Ya en Guatemala me quise probar el susodicho traje y no había modo de que me entrara. Me pareció extraño ya que mi rival y yo éramos igual de corpulentos y de la misma estatura. Al fin, usando talcos de bebé, logré ajustármelo. Me presionaba por todos lados pero entrené con éste. Y, para mi sorpresa, ¡levanté treinta libras más que mi mejor marca! Así que a conseguir tajes para todos los competidores. Los trajes redujeron la diferencia de nuestras marcas con las de los mejores del mundo, poniéndonos a su nivel. Decidimos entonces con Rolando ir al campeonato mundial de 1998. Descartamos a la IPF porque al estar demandada judicialmente por John Inzer (fabricante de  equipo para Levantamiento de Potencia), no podía organizar competencias en Estados Unidos de Norteamérica y por tanto, la haría en Kiev, Ucrania, lo que nos resultaba muy oneroso. Elegimos ir a otra asociación mundial, que había surgido de la IPF por un desacuerdo en el levantamiento de sentadilla. Al igual que sucedió en la Federación Internacional de Halterofilia, que eliminaron el levantamiento de fuerza debido a la dificultad en juzgar su correcta ejecución, un grupo de levantadores de potencia pidió se eliminara la sentadilla por las mismas razones. No pudiéndose poner de acuerdo se separaron y crearon la WABDL o “Worl Association of Benchers and Deadlifters” (Asociación Mundial de Levantadores de Fuerza en Banco y Peso Muerto). La WABDL tiene férreos controles anti doping y es tan prestigiosa como la IPF, de manera que normalmente en la revista Powerlifting USA aparece la noticia de la competencia de la primera en la portada y en un recuadro la de la segunda, ya que ambas se celebran en la misma fecha. Sus competencias reúnen a más de seiscientos levantadores de todo el mundo y todas las categorías. Realmente son una fiesta memorable. Fuimos entonces al Campeonato Mundial de la WABDL que se celebró en Portland Oregon y ambos ganamos primer lugar.

Al año siguiente llevamos un equipo al Mundial de 1999 de la WABDL, también en Portland, donde ganó el primer lugar Ana Santiago, compitiendo en la categoría de 97 libras de peso corporal, levantando 319 libras de peso muerto, imponiendo un record mundial. También Obbiel García ganó primer lugar en su categoría de 123 libras, imponiendo un record mundial de 462 libras en peso muerto y fue reconocido como el mejor levantador junior. Yo por mi parte gané el campeonato mundial en mi categoría de 198 libras de peso corporal, en fuerza en banca y en peso muerto. El Presidente y fundador de la WABDL, Gus Rethwisch, me nombró Vice presidente de la WABDL para Centroamérica.

En el año 2000 participamos en el Campeonato Mundial de la WABDL en Reno, Nevada, donde Ana Santiago, de la categoría de 97 libras de peso corporal, volvió a ganar el primer lugar y donde impuso un nuevo record de 330.5 libras en peso muerto. Obbiel García, de la categoría de 123 libras, obtuvo el primer lugar en fuerza en banca y en peso muerto. Tomás Noj, en la categoría de 114 libras de peso corporal ganó la medalla de oro al levantar 250 libras en fuerza en banca. Heidy Rodríguez, en la categoría de 132 libras de peso corporal, ganó el segundo lugar. Nery del Cid en la categoría de 181 libras ganó la medalla de plata en peso muerto levantando 507 libras. Edgar Bravo en la categoría de 181 libras obtuvo el cuarto lugar al levantar 374 libras de fuerza en banca. Y yo gané el primer lugar en mi categoría de 198 libras de peso corporal. 

Aquí fue donde perdimos a Ana Santiago. Ya tarde, al finalizar la jornada de competencias de ese día, cuando iba a mi habitación en el hotel, vi en el lobby a Ana platicando con un levantador del equipo alemán. Al día siguiente, cuando fui a desayunar, vi que aún estaban platicando en el lobby. Mmmm, pensé. Esto huele a romance. En efecto así fue. Ese año se casaron y Ana se fue a vivir a Alemania.

Volvimos a competir en el Mundial de la WABDL del año 2001, donde Heidi Rodríguez en la categoría de 114 libras impuso un record mundial en fuerza en banca y fue nominada como Levantador Destacado de la competencia. Obbiel García ganó por tercera vez el primer lugar en la categoría de 132 libras. En la categoría de 181 libras de peso corporal, Edgar Bravo obtuvo la medalla de bronce por ser más pesado que Brian Bartlein que también levanto 407 libras en fuerza en banca. En la categoría de 275 libras de peso corporal, Pedro Velazco ganó el tercer lugar. Y yo, en la categoría de 198 libras de peso corporal, gracias a una astuta estratagema del competidor norteamericano, quedé en segundo lugar. El norteamericano Tom Gonnering y su equipo me habían estudiado bien. En la competencia tenemos derecho a tres intentos, de manera que uno empieza levantando un peso que está muy seguro de levantar para permanecer en la lid. En el segundo levantamiento uno levanta más y en el tercero es donde uno se esfuerza para empujar su máximo peso. El único que me seguía de cerca era Tom, pues al levantador alemán Rainer Gessman, quien obtuvo la medalla de bronce, le llevaba mucha ventaja. Cuando Tom hizo su segundo intento, pareció tener un desgarre y lo sacaron los paramédicos de la plataforma con claros síntomas de dolor. Gonnering iba descompuesto y quejándose. “Es evidente que Gonnering ya no va a poder seguir en la competencia”, me dijo mi amigo Pedro Velazco. Yo estuve de acuerdo y en base a esa percepción decidimos aumentar sólo 10 libras a mi último intento, por no necesitar más para ganar, en lugar de las 30 que tenía planeado y que el equipo norteamericano esperaba que hiciera si Tom hubiese seguido en la competencia. Por supuesto lo levanté con mucha facilidad. Al finalizar mi levantamiento, apareció Tom como si nada le hubiese acontecido para levantar 10 libras más que yo y así ganar el evento. “¡Hasta que al fin te ganaron!” me dijo Rainer, el alemán. Desde luego fue una excelente estratagema.

Al año siguiente, Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 198 libras, ganó medalla de oro imponiendo un record de 281 libras en fuerza en banca en el Mundial de la WABDL del 2002 en Reno, Nevada. Y Heidi Rodríguez ganó primer lugar en su categoría de 114 libras de peso corporal imponiendo un nuevo record mundial superando su record del año anterior. 

Otros levantadores que destacaron internacionalmente en esa época fueron, Enrique Martínez, quien en las categorías de 220 y 240 libras impuso records nacionales en todo levantamiento y quien fuera varias veces campeón Centroamericano, y Julio Castillo de la categoría de 275 libras, también campeón nacional y Centroamericano.

Yo ya me había retirado de las competencias desde el 2001, pues ya tenía 51 años de edad, pero me dejé convencer de participar en la que fue mi última competencia, en el Mundial WABDL del 2003 en las Vegas. En esa ocasión subí de peso corporal y entré en la categoría de 220 libras. Fui con la intención de superar mi marca de ese entonces en fuerza en banca que era de 465 libras. Lamentablemente me desgarré el manguito rotador del hombro derecho en mi segundo intento. De no haberme lesionado habría ganado la medalla de plata, pues el segundo lugar lo ganó Robert Hackett con un levantamiento de 462 libras, y el primer lugar lo ganó Kevin Scully levantando 507 libras. Yo terminé, a pesar de haber hecho sólo mi levantamiento inicial, en sexto lugar. Sin embargo, los otros levantadores del equipo si pusieron en alto el nombre de Guatemala. Enrique García ganó la medalla de plata en la categoría de 165 libras de peso corporal. Heidi Rodríguez volvió a ganar, por tercera vez, la medalla de oro en su categoría de 114 libras de peso corporal. Y Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 181 libras, ganó el primer lugar.

Durante esos años, gracias a todos esos magníficos atletas, Guatemala fue reconocida como potencia mundial en esa especialización de la halterofilia, deporte que me ha dado mucho placer a lo largo de mi vida y que aun practico en la modalidad de levantamientos olímpicos bajo la supervisión de mi entrenador y amigo Luis Rosito.





Narré en mi entrega anterior, como con Rolando De León fundamos la Asociación Nacional de Potencia, de la que Rolando fue el Presidente y yo el Tesorero y como organizamos varias competencias a lo largo de los años –nacionales y de Centroamérica – donde Rolando convenció a varios levantadores de potencia a que hicieran sus asociaciones en sus respectivos departamentos. Cuando ya había varias Asociaciones de Potencia en los distintos departamentos del país: en Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Cobán, Quiché, San Marcos, Escuintla, Huehuetenango y Jalapa, fundamos la Federación Nacional de Potencia de Guatemala, la que finalmente quedó establecida como tal el 7 de febrero de 1997 cuando la CDAG aprobó los estatutos. La CDAG nos había asignado anteriormente en 1990 un local en el Polideportivo de la zona 5, donde aún funciona la Federación de Potencia. Y yo fui electo Presidente de la misma, cargo que ostenté por diez años. 

Mi amigo Rolando De León, un año mayor que yo, es verdaderamente un ejemplo e inspiración para todo guatemaltco.  A pesar de haber sido víctima de la polio, gracias a su positiva actitud mental y según él, a la motivación de Cesar García Hurtarte, se superó entrenando con  pesas hasta ser cuatro veces campeón panamericano en levantamiento de fuerza en banca, nueve veces campeón mundial, dos veces campeón paralímpico, imponiendo un record en Seúl, Corea, de 375 libras pesando 119 libras. ¡Más de tres veces su peso corporal! Este record persiste todavía. Y como si esto no fuera suficiente, también destacó en el fisicoculturismo ganando mejor pecho, espalda y brazo en múltiples ocasiones. 

Con el fogueo debido a las competencias y entrenamiento que habíamos originado en el transcurso de esos años, consideramos con Rolando en 1996, que estábamos en condición de llevar un equipo de competidores al Panamericano de la IPF en Hamilton, Canadá. Nuestras marcas no eran mundialistas, pero estaban ligeramente por debajo de la de los mejores en el mundo. No lo sabíamos entonces, pero esa iba a ser una experiencia que cambiaría la historia de nosotros en este deporte. La primera sorpresa la tuvimos durante el pesaje, pues nos pidieron revisar nuestro equipo. Mostramos nuestros zapatos, que fueron aprobados, nuestros cinturones, que también fueron aprobados, nuestras vendas, que también fueron aprobadas, nuestras pantalonetas y camisetas, que fueron reprobadas. Nos indicaron que sólo podríamos competir con trajes de una pieza o butarga. Como siempre habíamos competido con pantaloneta y camiseta, y lo habíamos visto hacer así en las fotos de revistas viejas, no sabíamos de esa regla. Así que salimos a buscar dichos trajes, pero como eran piezas tan especiales, no las encontramos en los centros comerciales de Hamilton. Finalmente compramos unos leotardos para ballet que si fueron aprobados. Y así competimos, obteniendo la medalla de bronce por países. El primer lugar lo obtuvo Estados Unidos y el segundo Canadá. Yo competí en la categoría de 198 libras (90 kilos) y obtuve la medalla de bronce. El ganador en mi categoría fue un estadounidense quien al terminar la competencia me regaló su butarga marca Titán y me dijo que la probara.

Ya en Guatemala me quise probar el susodicho traje y no había modo de que me entrara. Me pareció extraño ya que mi rival y yo éramos igual de corpulentos y de la misma estatura. Al fin, usando talcos de bebé, logré ajustármelo. Me presionaba por todos lados pero entrené con éste. Y, para mi sorpresa, ¡levanté treinta libras más que mi mejor marca! Así que a conseguir tajes para todos los competidores. Los trajes redujeron la diferencia de nuestras marcas con las de los mejores del mundo, poniéndonos a su nivel. Decidimos entonces con Rolando ir al campeonato mundial de 1998. Descartamos a la IPF porque al estar demandada judicialmente por John Inzer (fabricante de  equipo para Levantamiento de Potencia), no podía organizar competencias en Estados Unidos de Norteamérica y por tanto, la haría en Kiev, Ucrania, lo que nos resultaba muy oneroso. Elegimos ir a otra asociación mundial, que había surgido de la IPF por un desacuerdo en el levantamiento de sentadilla. Al igual que sucedió en la Federación Internacional de Halterofilia, que eliminaron el levantamiento de fuerza debido a la dificultad en juzgar su correcta ejecución, un grupo de levantadores de potencia pidió se eliminara la sentadilla por las mismas razones. No pudiéndose poner de acuerdo se separaron y crearon la WABDL o “Worl Association of Benchers and Deadlifters” (Asociación Mundial de Levantadores de Fuerza en Banco y Peso Muerto). La WABDL tiene férreos controles anti doping y es tan prestigiosa como la IPF, de manera que normalmente en la revista Powerlifting USA aparece la noticia de la competencia de la primera en la portada y en un recuadro la de la segunda, ya que ambas se celebran en la misma fecha. Sus competencias reúnen a más de seiscientos levantadores de todo el mundo y todas las categorías. Realmente son una fiesta memorable. Fuimos entonces al Campeonato Mundial de la WABDL que se celebró en Portland Oregon y ambos ganamos primer lugar.

Al año siguiente llevamos un equipo al Mundial de 1999 de la WABDL, también en Portland, donde ganó el primer lugar Ana Santiago, compitiendo en la categoría de 97 libras de peso corporal, levantando 319 libras de peso muerto, imponiendo un record mundial. También Obbiel García ganó primer lugar en su categoría de 123 libras, imponiendo un record mundial de 462 libras en peso muerto y fue reconocido como el mejor levantador junior. Yo por mi parte gané el campeonato mundial en mi categoría de 198 libras de peso corporal, en fuerza en banca y en peso muerto. El Presidente y fundador de la WABDL, Gus Rethwisch, me nombró Vice presidente de la WABDL para Centroamérica.

En el año 2000 participamos en el Campeonato Mundial de la WABDL en Reno, Nevada, donde Ana Santiago, de la categoría de 97 libras de peso corporal, volvió a ganar el primer lugar y donde impuso un nuevo record de 330.5 libras en peso muerto. Obbiel García, de la categoría de 123 libras, obtuvo el primer lugar en fuerza en banca y en peso muerto. Tomás Noj, en la categoría de 114 libras de peso corporal ganó la medalla de oro al levantar 250 libras en fuerza en banca. Heidy Rodríguez, en la categoría de 132 libras de peso corporal, ganó el segundo lugar. Nery del Cid en la categoría de 181 libras ganó la medalla de plata en peso muerto levantando 507 libras. Edgar Bravo en la categoría de 181 libras obtuvo el cuarto lugar al levantar 374 libras de fuerza en banca. Y yo gané el primer lugar en mi categoría de 198 libras de peso corporal. 

Aquí fue donde perdimos a Ana Santiago. Ya tarde, al finalizar la jornada de competencias de ese día, cuando iba a mi habitación en el hotel, vi en el lobby a Ana platicando con un levantador del equipo alemán. Al día siguiente, cuando fui a desayunar, vi que aún estaban platicando en el lobby. Mmmm, pensé. Esto huele a romance. En efecto así fue. Ese año se casaron y Ana se fue a vivir a Alemania.

Volvimos a competir en el Mundial de la WABDL del año 2001, donde Heidi Rodríguez en la categoría de 114 libras impuso un record mundial en fuerza en banca y fue nominada como Levantador Destacado de la competencia. Obbiel García ganó por tercera vez el primer lugar en la categoría de 132 libras. En la categoría de 181 libras de peso corporal, Edgar Bravo obtuvo la medalla de bronce por ser más pesado que Brian Bartlein que también levanto 407 libras en fuerza en banca. En la categoría de 275 libras de peso corporal, Pedro Velazco ganó el tercer lugar. Y yo, en la categoría de 198 libras de peso corporal, gracias a una astuta estratagema del competidor norteamericano, quedé en segundo lugar. El norteamericano Tom Gonnering y su equipo me habían estudiado bien. En la competencia tenemos derecho a tres intentos, de manera que uno empieza levantando un peso que está muy seguro de levantar para permanecer en la lid. En el segundo levantamiento uno levanta más y en el tercero es donde uno se esfuerza para empujar su máximo peso. El único que me seguía de cerca era Tom, pues al levantador alemán Rainer Gessman, quien obtuvo la medalla de bronce, le llevaba mucha ventaja. Cuando Tom hizo su segundo intento, pareció tener un desgarre y lo sacaron los paramédicos de la plataforma con claros síntomas de dolor. Gonnering iba descompuesto y quejándose. “Es evidente que Gonnering ya no va a poder seguir en la competencia”, me dijo mi amigo Pedro Velazco. Yo estuve de acuerdo y en base a esa percepción decidimos aumentar sólo 10 libras a mi último intento, por no necesitar más para ganar, en lugar de las 30 que tenía planeado y que el equipo norteamericano esperaba que hiciera si Tom hubiese seguido en la competencia. Por supuesto lo levanté con mucha facilidad. Al finalizar mi levantamiento, apareció Tom como si nada le hubiese acontecido para levantar 10 libras más que yo y así ganar el evento. “¡Hasta que al fin te ganaron!” me dijo Rainer, el alemán. Desde luego fue una excelente estratagema.

Al año siguiente, Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 198 libras, ganó medalla de oro imponiendo un record de 281 libras en fuerza en banca en el Mundial de la WABDL del 2002 en Reno, Nevada. Y Heidi Rodríguez ganó primer lugar en su categoría de 114 libras de peso corporal imponiendo un nuevo record mundial superando su record del año anterior. 

Otros levantadores que destacaron internacionalmente en esa época fueron, Enrique Martínez, quien en las categorías de 220 y 240 libras impuso records nacionales en todo levantamiento y quien fuera varias veces campeón Centroamericano, y Julio Castillo de la categoría de 275 libras, también campeón nacional y Centroamericano.

Yo ya me había retirado de las competencias desde el 2001, pues ya tenía 51 años de edad, pero me dejé convencer de participar en la que fue mi última competencia, en el Mundial WABDL del 2003 en las Vegas. En esa ocasión subí de peso corporal y entré en la categoría de 220 libras. Fui con la intención de superar mi marca de ese entonces en fuerza en banca que era de 465 libras. Lamentablemente me desgarré el manguito rotador del hombro derecho en mi segundo intento. De no haberme lesionado habría ganado la medalla de plata, pues el segundo lugar lo ganó Robert Hackett con un levantamiento de 462 libras, y el primer lugar lo ganó Kevin Scully levantando 507 libras. Yo terminé, a pesar de haber hecho sólo mi levantamiento inicial, en sexto lugar. Sin embargo, los otros levantadores del equipo si pusieron en alto el nombre de Guatemala. Enrique García ganó la medalla de plata en la categoría de 165 libras de peso corporal. Heidi Rodríguez volvió a ganar, por tercera vez, la medalla de oro en su categoría de 114 libras de peso corporal. Y Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 181 libras, ganó el primer lugar.

Durante esos años, gracias a todos esos magníficos atletas, Guatemala fue reconocida como potencia mundial en esa especialización de la halterofilia, deporte que me ha dado mucho placer a lo largo de mi vida y que aun practico en la modalidad de levantamientos olímpicos bajo la supervisión de mi entrenador y amigo Luis Rosito.






Halterofilia, sexta parte

Warren Orbaugh
07 de octubre, 2019

Narré en mi entrega anterior, como con Rolando De León fundamos la Asociación Nacional de Potencia, de la que Rolando fue el Presidente y yo el Tesorero y como organizamos varias competencias a lo largo de los años –nacionales y de Centroamérica – donde Rolando convenció a varios levantadores de potencia a que hicieran sus asociaciones en sus respectivos departamentos. Cuando ya había varias Asociaciones de Potencia en los distintos departamentos del país: en Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Cobán, Quiché, San Marcos, Escuintla, Huehuetenango y Jalapa, fundamos la Federación Nacional de Potencia de Guatemala, la que finalmente quedó establecida como tal el 7 de febrero de 1997 cuando la CDAG aprobó los estatutos. La CDAG nos había asignado anteriormente en 1990 un local en el Polideportivo de la zona 5, donde aún funciona la Federación de Potencia. Y yo fui electo Presidente de la misma, cargo que ostenté por diez años. 

Mi amigo Rolando De León, un año mayor que yo, es verdaderamente un ejemplo e inspiración para todo guatemaltco.  A pesar de haber sido víctima de la polio, gracias a su positiva actitud mental y según él, a la motivación de Cesar García Hurtarte, se superó entrenando con  pesas hasta ser cuatro veces campeón panamericano en levantamiento de fuerza en banca, nueve veces campeón mundial, dos veces campeón paralímpico, imponiendo un record en Seúl, Corea, de 375 libras pesando 119 libras. ¡Más de tres veces su peso corporal! Este record persiste todavía. Y como si esto no fuera suficiente, también destacó en el fisicoculturismo ganando mejor pecho, espalda y brazo en múltiples ocasiones. 

Con el fogueo debido a las competencias y entrenamiento que habíamos originado en el transcurso de esos años, consideramos con Rolando en 1996, que estábamos en condición de llevar un equipo de competidores al Panamericano de la IPF en Hamilton, Canadá. Nuestras marcas no eran mundialistas, pero estaban ligeramente por debajo de la de los mejores en el mundo. No lo sabíamos entonces, pero esa iba a ser una experiencia que cambiaría la historia de nosotros en este deporte. La primera sorpresa la tuvimos durante el pesaje, pues nos pidieron revisar nuestro equipo. Mostramos nuestros zapatos, que fueron aprobados, nuestros cinturones, que también fueron aprobados, nuestras vendas, que también fueron aprobadas, nuestras pantalonetas y camisetas, que fueron reprobadas. Nos indicaron que sólo podríamos competir con trajes de una pieza o butarga. Como siempre habíamos competido con pantaloneta y camiseta, y lo habíamos visto hacer así en las fotos de revistas viejas, no sabíamos de esa regla. Así que salimos a buscar dichos trajes, pero como eran piezas tan especiales, no las encontramos en los centros comerciales de Hamilton. Finalmente compramos unos leotardos para ballet que si fueron aprobados. Y así competimos, obteniendo la medalla de bronce por países. El primer lugar lo obtuvo Estados Unidos y el segundo Canadá. Yo competí en la categoría de 198 libras (90 kilos) y obtuve la medalla de bronce. El ganador en mi categoría fue un estadounidense quien al terminar la competencia me regaló su butarga marca Titán y me dijo que la probara.

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Ya en Guatemala me quise probar el susodicho traje y no había modo de que me entrara. Me pareció extraño ya que mi rival y yo éramos igual de corpulentos y de la misma estatura. Al fin, usando talcos de bebé, logré ajustármelo. Me presionaba por todos lados pero entrené con éste. Y, para mi sorpresa, ¡levanté treinta libras más que mi mejor marca! Así que a conseguir tajes para todos los competidores. Los trajes redujeron la diferencia de nuestras marcas con las de los mejores del mundo, poniéndonos a su nivel. Decidimos entonces con Rolando ir al campeonato mundial de 1998. Descartamos a la IPF porque al estar demandada judicialmente por John Inzer (fabricante de  equipo para Levantamiento de Potencia), no podía organizar competencias en Estados Unidos de Norteamérica y por tanto, la haría en Kiev, Ucrania, lo que nos resultaba muy oneroso. Elegimos ir a otra asociación mundial, que había surgido de la IPF por un desacuerdo en el levantamiento de sentadilla. Al igual que sucedió en la Federación Internacional de Halterofilia, que eliminaron el levantamiento de fuerza debido a la dificultad en juzgar su correcta ejecución, un grupo de levantadores de potencia pidió se eliminara la sentadilla por las mismas razones. No pudiéndose poner de acuerdo se separaron y crearon la WABDL o “Worl Association of Benchers and Deadlifters” (Asociación Mundial de Levantadores de Fuerza en Banco y Peso Muerto). La WABDL tiene férreos controles anti doping y es tan prestigiosa como la IPF, de manera que normalmente en la revista Powerlifting USA aparece la noticia de la competencia de la primera en la portada y en un recuadro la de la segunda, ya que ambas se celebran en la misma fecha. Sus competencias reúnen a más de seiscientos levantadores de todo el mundo y todas las categorías. Realmente son una fiesta memorable. Fuimos entonces al Campeonato Mundial de la WABDL que se celebró en Portland Oregon y ambos ganamos primer lugar.

Al año siguiente llevamos un equipo al Mundial de 1999 de la WABDL, también en Portland, donde ganó el primer lugar Ana Santiago, compitiendo en la categoría de 97 libras de peso corporal, levantando 319 libras de peso muerto, imponiendo un record mundial. También Obbiel García ganó primer lugar en su categoría de 123 libras, imponiendo un record mundial de 462 libras en peso muerto y fue reconocido como el mejor levantador junior. Yo por mi parte gané el campeonato mundial en mi categoría de 198 libras de peso corporal, en fuerza en banca y en peso muerto. El Presidente y fundador de la WABDL, Gus Rethwisch, me nombró Vice presidente de la WABDL para Centroamérica.

En el año 2000 participamos en el Campeonato Mundial de la WABDL en Reno, Nevada, donde Ana Santiago, de la categoría de 97 libras de peso corporal, volvió a ganar el primer lugar y donde impuso un nuevo record de 330.5 libras en peso muerto. Obbiel García, de la categoría de 123 libras, obtuvo el primer lugar en fuerza en banca y en peso muerto. Tomás Noj, en la categoría de 114 libras de peso corporal ganó la medalla de oro al levantar 250 libras en fuerza en banca. Heidy Rodríguez, en la categoría de 132 libras de peso corporal, ganó el segundo lugar. Nery del Cid en la categoría de 181 libras ganó la medalla de plata en peso muerto levantando 507 libras. Edgar Bravo en la categoría de 181 libras obtuvo el cuarto lugar al levantar 374 libras de fuerza en banca. Y yo gané el primer lugar en mi categoría de 198 libras de peso corporal. 

Aquí fue donde perdimos a Ana Santiago. Ya tarde, al finalizar la jornada de competencias de ese día, cuando iba a mi habitación en el hotel, vi en el lobby a Ana platicando con un levantador del equipo alemán. Al día siguiente, cuando fui a desayunar, vi que aún estaban platicando en el lobby. Mmmm, pensé. Esto huele a romance. En efecto así fue. Ese año se casaron y Ana se fue a vivir a Alemania.

Volvimos a competir en el Mundial de la WABDL del año 2001, donde Heidi Rodríguez en la categoría de 114 libras impuso un record mundial en fuerza en banca y fue nominada como Levantador Destacado de la competencia. Obbiel García ganó por tercera vez el primer lugar en la categoría de 132 libras. En la categoría de 181 libras de peso corporal, Edgar Bravo obtuvo la medalla de bronce por ser más pesado que Brian Bartlein que también levanto 407 libras en fuerza en banca. En la categoría de 275 libras de peso corporal, Pedro Velazco ganó el tercer lugar. Y yo, en la categoría de 198 libras de peso corporal, gracias a una astuta estratagema del competidor norteamericano, quedé en segundo lugar. El norteamericano Tom Gonnering y su equipo me habían estudiado bien. En la competencia tenemos derecho a tres intentos, de manera que uno empieza levantando un peso que está muy seguro de levantar para permanecer en la lid. En el segundo levantamiento uno levanta más y en el tercero es donde uno se esfuerza para empujar su máximo peso. El único que me seguía de cerca era Tom, pues al levantador alemán Rainer Gessman, quien obtuvo la medalla de bronce, le llevaba mucha ventaja. Cuando Tom hizo su segundo intento, pareció tener un desgarre y lo sacaron los paramédicos de la plataforma con claros síntomas de dolor. Gonnering iba descompuesto y quejándose. “Es evidente que Gonnering ya no va a poder seguir en la competencia”, me dijo mi amigo Pedro Velazco. Yo estuve de acuerdo y en base a esa percepción decidimos aumentar sólo 10 libras a mi último intento, por no necesitar más para ganar, en lugar de las 30 que tenía planeado y que el equipo norteamericano esperaba que hiciera si Tom hubiese seguido en la competencia. Por supuesto lo levanté con mucha facilidad. Al finalizar mi levantamiento, apareció Tom como si nada le hubiese acontecido para levantar 10 libras más que yo y así ganar el evento. “¡Hasta que al fin te ganaron!” me dijo Rainer, el alemán. Desde luego fue una excelente estratagema.

Al año siguiente, Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 198 libras, ganó medalla de oro imponiendo un record de 281 libras en fuerza en banca en el Mundial de la WABDL del 2002 en Reno, Nevada. Y Heidi Rodríguez ganó primer lugar en su categoría de 114 libras de peso corporal imponiendo un nuevo record mundial superando su record del año anterior. 

Otros levantadores que destacaron internacionalmente en esa época fueron, Enrique Martínez, quien en las categorías de 220 y 240 libras impuso records nacionales en todo levantamiento y quien fuera varias veces campeón Centroamericano, y Julio Castillo de la categoría de 275 libras, también campeón nacional y Centroamericano.

Yo ya me había retirado de las competencias desde el 2001, pues ya tenía 51 años de edad, pero me dejé convencer de participar en la que fue mi última competencia, en el Mundial WABDL del 2003 en las Vegas. En esa ocasión subí de peso corporal y entré en la categoría de 220 libras. Fui con la intención de superar mi marca de ese entonces en fuerza en banca que era de 465 libras. Lamentablemente me desgarré el manguito rotador del hombro derecho en mi segundo intento. De no haberme lesionado habría ganado la medalla de plata, pues el segundo lugar lo ganó Robert Hackett con un levantamiento de 462 libras, y el primer lugar lo ganó Kevin Scully levantando 507 libras. Yo terminé, a pesar de haber hecho sólo mi levantamiento inicial, en sexto lugar. Sin embargo, los otros levantadores del equipo si pusieron en alto el nombre de Guatemala. Enrique García ganó la medalla de plata en la categoría de 165 libras de peso corporal. Heidi Rodríguez volvió a ganar, por tercera vez, la medalla de oro en su categoría de 114 libras de peso corporal. Y Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 181 libras, ganó el primer lugar.

Durante esos años, gracias a todos esos magníficos atletas, Guatemala fue reconocida como potencia mundial en esa especialización de la halterofilia, deporte que me ha dado mucho placer a lo largo de mi vida y que aun practico en la modalidad de levantamientos olímpicos bajo la supervisión de mi entrenador y amigo Luis Rosito.





Narré en mi entrega anterior, como con Rolando De León fundamos la Asociación Nacional de Potencia, de la que Rolando fue el Presidente y yo el Tesorero y como organizamos varias competencias a lo largo de los años –nacionales y de Centroamérica – donde Rolando convenció a varios levantadores de potencia a que hicieran sus asociaciones en sus respectivos departamentos. Cuando ya había varias Asociaciones de Potencia en los distintos departamentos del país: en Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Cobán, Quiché, San Marcos, Escuintla, Huehuetenango y Jalapa, fundamos la Federación Nacional de Potencia de Guatemala, la que finalmente quedó establecida como tal el 7 de febrero de 1997 cuando la CDAG aprobó los estatutos. La CDAG nos había asignado anteriormente en 1990 un local en el Polideportivo de la zona 5, donde aún funciona la Federación de Potencia. Y yo fui electo Presidente de la misma, cargo que ostenté por diez años. 

Mi amigo Rolando De León, un año mayor que yo, es verdaderamente un ejemplo e inspiración para todo guatemaltco.  A pesar de haber sido víctima de la polio, gracias a su positiva actitud mental y según él, a la motivación de Cesar García Hurtarte, se superó entrenando con  pesas hasta ser cuatro veces campeón panamericano en levantamiento de fuerza en banca, nueve veces campeón mundial, dos veces campeón paralímpico, imponiendo un record en Seúl, Corea, de 375 libras pesando 119 libras. ¡Más de tres veces su peso corporal! Este record persiste todavía. Y como si esto no fuera suficiente, también destacó en el fisicoculturismo ganando mejor pecho, espalda y brazo en múltiples ocasiones. 

Con el fogueo debido a las competencias y entrenamiento que habíamos originado en el transcurso de esos años, consideramos con Rolando en 1996, que estábamos en condición de llevar un equipo de competidores al Panamericano de la IPF en Hamilton, Canadá. Nuestras marcas no eran mundialistas, pero estaban ligeramente por debajo de la de los mejores en el mundo. No lo sabíamos entonces, pero esa iba a ser una experiencia que cambiaría la historia de nosotros en este deporte. La primera sorpresa la tuvimos durante el pesaje, pues nos pidieron revisar nuestro equipo. Mostramos nuestros zapatos, que fueron aprobados, nuestros cinturones, que también fueron aprobados, nuestras vendas, que también fueron aprobadas, nuestras pantalonetas y camisetas, que fueron reprobadas. Nos indicaron que sólo podríamos competir con trajes de una pieza o butarga. Como siempre habíamos competido con pantaloneta y camiseta, y lo habíamos visto hacer así en las fotos de revistas viejas, no sabíamos de esa regla. Así que salimos a buscar dichos trajes, pero como eran piezas tan especiales, no las encontramos en los centros comerciales de Hamilton. Finalmente compramos unos leotardos para ballet que si fueron aprobados. Y así competimos, obteniendo la medalla de bronce por países. El primer lugar lo obtuvo Estados Unidos y el segundo Canadá. Yo competí en la categoría de 198 libras (90 kilos) y obtuve la medalla de bronce. El ganador en mi categoría fue un estadounidense quien al terminar la competencia me regaló su butarga marca Titán y me dijo que la probara.

Ya en Guatemala me quise probar el susodicho traje y no había modo de que me entrara. Me pareció extraño ya que mi rival y yo éramos igual de corpulentos y de la misma estatura. Al fin, usando talcos de bebé, logré ajustármelo. Me presionaba por todos lados pero entrené con éste. Y, para mi sorpresa, ¡levanté treinta libras más que mi mejor marca! Así que a conseguir tajes para todos los competidores. Los trajes redujeron la diferencia de nuestras marcas con las de los mejores del mundo, poniéndonos a su nivel. Decidimos entonces con Rolando ir al campeonato mundial de 1998. Descartamos a la IPF porque al estar demandada judicialmente por John Inzer (fabricante de  equipo para Levantamiento de Potencia), no podía organizar competencias en Estados Unidos de Norteamérica y por tanto, la haría en Kiev, Ucrania, lo que nos resultaba muy oneroso. Elegimos ir a otra asociación mundial, que había surgido de la IPF por un desacuerdo en el levantamiento de sentadilla. Al igual que sucedió en la Federación Internacional de Halterofilia, que eliminaron el levantamiento de fuerza debido a la dificultad en juzgar su correcta ejecución, un grupo de levantadores de potencia pidió se eliminara la sentadilla por las mismas razones. No pudiéndose poner de acuerdo se separaron y crearon la WABDL o “Worl Association of Benchers and Deadlifters” (Asociación Mundial de Levantadores de Fuerza en Banco y Peso Muerto). La WABDL tiene férreos controles anti doping y es tan prestigiosa como la IPF, de manera que normalmente en la revista Powerlifting USA aparece la noticia de la competencia de la primera en la portada y en un recuadro la de la segunda, ya que ambas se celebran en la misma fecha. Sus competencias reúnen a más de seiscientos levantadores de todo el mundo y todas las categorías. Realmente son una fiesta memorable. Fuimos entonces al Campeonato Mundial de la WABDL que se celebró en Portland Oregon y ambos ganamos primer lugar.

Al año siguiente llevamos un equipo al Mundial de 1999 de la WABDL, también en Portland, donde ganó el primer lugar Ana Santiago, compitiendo en la categoría de 97 libras de peso corporal, levantando 319 libras de peso muerto, imponiendo un record mundial. También Obbiel García ganó primer lugar en su categoría de 123 libras, imponiendo un record mundial de 462 libras en peso muerto y fue reconocido como el mejor levantador junior. Yo por mi parte gané el campeonato mundial en mi categoría de 198 libras de peso corporal, en fuerza en banca y en peso muerto. El Presidente y fundador de la WABDL, Gus Rethwisch, me nombró Vice presidente de la WABDL para Centroamérica.

En el año 2000 participamos en el Campeonato Mundial de la WABDL en Reno, Nevada, donde Ana Santiago, de la categoría de 97 libras de peso corporal, volvió a ganar el primer lugar y donde impuso un nuevo record de 330.5 libras en peso muerto. Obbiel García, de la categoría de 123 libras, obtuvo el primer lugar en fuerza en banca y en peso muerto. Tomás Noj, en la categoría de 114 libras de peso corporal ganó la medalla de oro al levantar 250 libras en fuerza en banca. Heidy Rodríguez, en la categoría de 132 libras de peso corporal, ganó el segundo lugar. Nery del Cid en la categoría de 181 libras ganó la medalla de plata en peso muerto levantando 507 libras. Edgar Bravo en la categoría de 181 libras obtuvo el cuarto lugar al levantar 374 libras de fuerza en banca. Y yo gané el primer lugar en mi categoría de 198 libras de peso corporal. 

Aquí fue donde perdimos a Ana Santiago. Ya tarde, al finalizar la jornada de competencias de ese día, cuando iba a mi habitación en el hotel, vi en el lobby a Ana platicando con un levantador del equipo alemán. Al día siguiente, cuando fui a desayunar, vi que aún estaban platicando en el lobby. Mmmm, pensé. Esto huele a romance. En efecto así fue. Ese año se casaron y Ana se fue a vivir a Alemania.

Volvimos a competir en el Mundial de la WABDL del año 2001, donde Heidi Rodríguez en la categoría de 114 libras impuso un record mundial en fuerza en banca y fue nominada como Levantador Destacado de la competencia. Obbiel García ganó por tercera vez el primer lugar en la categoría de 132 libras. En la categoría de 181 libras de peso corporal, Edgar Bravo obtuvo la medalla de bronce por ser más pesado que Brian Bartlein que también levanto 407 libras en fuerza en banca. En la categoría de 275 libras de peso corporal, Pedro Velazco ganó el tercer lugar. Y yo, en la categoría de 198 libras de peso corporal, gracias a una astuta estratagema del competidor norteamericano, quedé en segundo lugar. El norteamericano Tom Gonnering y su equipo me habían estudiado bien. En la competencia tenemos derecho a tres intentos, de manera que uno empieza levantando un peso que está muy seguro de levantar para permanecer en la lid. En el segundo levantamiento uno levanta más y en el tercero es donde uno se esfuerza para empujar su máximo peso. El único que me seguía de cerca era Tom, pues al levantador alemán Rainer Gessman, quien obtuvo la medalla de bronce, le llevaba mucha ventaja. Cuando Tom hizo su segundo intento, pareció tener un desgarre y lo sacaron los paramédicos de la plataforma con claros síntomas de dolor. Gonnering iba descompuesto y quejándose. “Es evidente que Gonnering ya no va a poder seguir en la competencia”, me dijo mi amigo Pedro Velazco. Yo estuve de acuerdo y en base a esa percepción decidimos aumentar sólo 10 libras a mi último intento, por no necesitar más para ganar, en lugar de las 30 que tenía planeado y que el equipo norteamericano esperaba que hiciera si Tom hubiese seguido en la competencia. Por supuesto lo levanté con mucha facilidad. Al finalizar mi levantamiento, apareció Tom como si nada le hubiese acontecido para levantar 10 libras más que yo y así ganar el evento. “¡Hasta que al fin te ganaron!” me dijo Rainer, el alemán. Desde luego fue una excelente estratagema.

Al año siguiente, Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 198 libras, ganó medalla de oro imponiendo un record de 281 libras en fuerza en banca en el Mundial de la WABDL del 2002 en Reno, Nevada. Y Heidi Rodríguez ganó primer lugar en su categoría de 114 libras de peso corporal imponiendo un nuevo record mundial superando su record del año anterior. 

Otros levantadores que destacaron internacionalmente en esa época fueron, Enrique Martínez, quien en las categorías de 220 y 240 libras impuso records nacionales en todo levantamiento y quien fuera varias veces campeón Centroamericano, y Julio Castillo de la categoría de 275 libras, también campeón nacional y Centroamericano.

Yo ya me había retirado de las competencias desde el 2001, pues ya tenía 51 años de edad, pero me dejé convencer de participar en la que fue mi última competencia, en el Mundial WABDL del 2003 en las Vegas. En esa ocasión subí de peso corporal y entré en la categoría de 220 libras. Fui con la intención de superar mi marca de ese entonces en fuerza en banca que era de 465 libras. Lamentablemente me desgarré el manguito rotador del hombro derecho en mi segundo intento. De no haberme lesionado habría ganado la medalla de plata, pues el segundo lugar lo ganó Robert Hackett con un levantamiento de 462 libras, y el primer lugar lo ganó Kevin Scully levantando 507 libras. Yo terminé, a pesar de haber hecho sólo mi levantamiento inicial, en sexto lugar. Sin embargo, los otros levantadores del equipo si pusieron en alto el nombre de Guatemala. Enrique García ganó la medalla de plata en la categoría de 165 libras de peso corporal. Heidi Rodríguez volvió a ganar, por tercera vez, la medalla de oro en su categoría de 114 libras de peso corporal. Y Maguena Aragón de Caballeros, en la categoría de 181 libras, ganó el primer lugar.

Durante esos años, gracias a todos esos magníficos atletas, Guatemala fue reconocida como potencia mundial en esa especialización de la halterofilia, deporte que me ha dado mucho placer a lo largo de mi vida y que aun practico en la modalidad de levantamientos olímpicos bajo la supervisión de mi entrenador y amigo Luis Rosito.