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Realismo climático en un “annus horribilis”

Redacción
18 de diciembre, 2019

La Conferencia de las Partes (COP25), celebrada finalmente en Madrid, España, ha sido “decepcionante”, a decir del mismo Secretario General de Naciones Unidas y antiguo presidente de la Internacional Socialista, António Guterres. Digo “finalmente” porque recuérdese que originalmente la conferencia se llevaría a cabo en Santiago de Chile, pero la ola de protestas en el país austral obligó a cambiar la sede a último momento. 

Es necesario subrayar que las protestas fueron detonadas precisamente porque el mercantilista gobierno de Sebastián Piñera intentó un incremento de precio al Metro de Santiago, justamente en respuesta a sus compromisos en materia de impuestos al carbono y de subsidio a la conversión del suministro de energía convencional del Metro a energías renovables, compromisos que Chile habría asumido políticamente. Nótese cómo la izquierda ambiental valiéndose de una pseudo-teoría científica y de una derecha “mala” logra en última instancia un objetivo más valioso: socavar aún más el ya escaso Capitalismo liberal que había en aquel país. 

Para los burócratas de la izquierda ambiental la decepción obedece a la falta de acuerdos concretos en materia de mitigación, adaptación y financiamiento de lo que ellos llaman una Crisis climática. Ciertamente, gracias a la oposición de Brasil y Australia en materia de mercados internacionales de carbono, a la ausencia de Estados Unidos en la discusión y a la renuencia de países como China, India, Polonia y Arabia Saudita a bajar sus emisiones de dióxido de carbono, las negociaciones estatistas del clima han sido contenidas, por ahora. Está por verse qué posición adoptará ahora el Reino Unido, donde será la COP26 en diciembre de 2020, pues con Boris Johnson y los conservadores a la cabeza puede que secunden la posición de Estados Unidos.  

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No puede dejar de advertirse lo perverso de la izquierda ambiental y sus tácticas. Recurrió nuevamente al sensacionalismo, a la mentira e hizo gala de su hipocresía. Por un lado el fenómeno Greta Thunberg, el cual evidencia la manipulación, inclusive de niños, a la que es capaz esa izquierda. Financiada con millones de libras, euros y dólares, esta jovencita ha mostrado al mundo el efecto del marxismo cultural entronizado en las familias y escuelas Europeas. Sobre estas debilidades la izquierda capitalizó el sensacionalismo haciendo prevalecer la emoción, el odio y la mentira por sobre la razón, la persuasión y la verdad. 

Como pequeña muestra de lo anterior y por si eso de viajar en un yate de la familia real de Mónaco no hubiese sido ya suficiente, la jovencita fue capturada en la mentira cuando en un tuit intentó mostrar el “sacrificio” que hacía por su causa al ir sentada sobre el suelo de un tren abarrotado al lado de su abultado equipaje. La compañía de ferrocarriles alemana, Deutsche Bahn (DB), reaccionó diciéndole irónicamente que “hubiera sido aún más bonito si […] hubieras informado también de con cuánta amabilidad y competencia nuestro equipo te atendió en tu asiento en primera clase”. 

La hipocresía fue evidenciada por el periodista y realista climático Marc Morano del Climate Depot al mostrar cómo los burócratas de la COP al mismo tiempo que discutían sobre prohibir el consumo de carne al mundo por su impacto en la emisión de gases de efecto invernadero hacían fila para comprarse una jugosa hamburguesa en un Burger King que se ubicaba dentro del recinto donde se celebraba la conferencia. 

Destaquemos ahora las buenas noticias entorno al realismo climático que no son populares y poco se llegan a saber. En principio la iniciativa CLINTEL (Climate intelligence), una Declaración firmada por más de 500 científicos y profesionales que contiene 7 planteamientos: 1) No hay una emergencia climática, 2) El calentamiento obedece tanto a causas naturales como a antropogénicas (ser humano), 3) El calentamiento es más lento que lo pronosticado, 4) Las políticas climáticas descansan en modelos inadecuados, 5) El CO2 (dióxido de carbono) es el alimento de las plantas, la base de la vida en el planeta, 6) El calentamiento global no ha incrementado los desastres naturales y, 7) La política climática debe respetar las realidades económicas y científicas. Lo que me llama la atención es que esta iniciativa aglutina a muchos científicos europeos, asiáticos, latinoamericanos y oceánicos, además de los norteamericanos. 

Así mismo, es plausible el esfuerzo que en este frente hacen organizaciones como The Heartland Institute y el Committee For A Constructive Tomorrow (CFACT). El primero de ellos organizó una conferencia paralela en Madrid titulada Climate Reality Forum, a la cual acudieron prestigiosos científicos y profesionales que expusieron sus argumentos a favor del realismo climático. Y finalmente, el surgimiento espontáneo y sin tantos recursos de jóvenes anti-alarmismo climático: Naomi Seibt, una jovencita alemana que relatara su transición del alarmismo al realismo climático. 

Pese a estas noticias y voces a favor de la razón, la persuasión y la verdad, la izquierda ambiental y en general, la izquierda, sigue recuperando posiciones en América Latina. Al respecto, nosotros, los del Foro Liberal de América Latina, hemos catalogado este año como un “Annus horribilis, en alusión a la expresión que utilizara para 1992 la Reina Elizabeth II. Los invito a conocer nuestra lectura de la realidad latinoamericana y en un franco ejercicio de reflexión, a reparar en la necesidad de ejercitar la razón, la persuasión y la genuina búsqueda de la verdad. De paso proponerse para el año venidero el dejar atrás esos Malos hábitos culturales que tenemos los guatemaltecos y los latinoamericanos. 

Termino así mi último artículo del año estimados lectores, deseando que el niño Jesús renazca en sus corazones y que, en compañía de su familia, el 2020 lo encaren con lucidez y coraje.  


__________

Jorge David Chapas es político liberal clásico, académico y empresario | [email protected] – @JDChapas 


Realismo climático en un “annus horribilis”

Redacción
18 de diciembre, 2019

La Conferencia de las Partes (COP25), celebrada finalmente en Madrid, España, ha sido “decepcionante”, a decir del mismo Secretario General de Naciones Unidas y antiguo presidente de la Internacional Socialista, António Guterres. Digo “finalmente” porque recuérdese que originalmente la conferencia se llevaría a cabo en Santiago de Chile, pero la ola de protestas en el país austral obligó a cambiar la sede a último momento. 

Es necesario subrayar que las protestas fueron detonadas precisamente porque el mercantilista gobierno de Sebastián Piñera intentó un incremento de precio al Metro de Santiago, justamente en respuesta a sus compromisos en materia de impuestos al carbono y de subsidio a la conversión del suministro de energía convencional del Metro a energías renovables, compromisos que Chile habría asumido políticamente. Nótese cómo la izquierda ambiental valiéndose de una pseudo-teoría científica y de una derecha “mala” logra en última instancia un objetivo más valioso: socavar aún más el ya escaso Capitalismo liberal que había en aquel país. 

Para los burócratas de la izquierda ambiental la decepción obedece a la falta de acuerdos concretos en materia de mitigación, adaptación y financiamiento de lo que ellos llaman una Crisis climática. Ciertamente, gracias a la oposición de Brasil y Australia en materia de mercados internacionales de carbono, a la ausencia de Estados Unidos en la discusión y a la renuencia de países como China, India, Polonia y Arabia Saudita a bajar sus emisiones de dióxido de carbono, las negociaciones estatistas del clima han sido contenidas, por ahora. Está por verse qué posición adoptará ahora el Reino Unido, donde será la COP26 en diciembre de 2020, pues con Boris Johnson y los conservadores a la cabeza puede que secunden la posición de Estados Unidos.  

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No puede dejar de advertirse lo perverso de la izquierda ambiental y sus tácticas. Recurrió nuevamente al sensacionalismo, a la mentira e hizo gala de su hipocresía. Por un lado el fenómeno Greta Thunberg, el cual evidencia la manipulación, inclusive de niños, a la que es capaz esa izquierda. Financiada con millones de libras, euros y dólares, esta jovencita ha mostrado al mundo el efecto del marxismo cultural entronizado en las familias y escuelas Europeas. Sobre estas debilidades la izquierda capitalizó el sensacionalismo haciendo prevalecer la emoción, el odio y la mentira por sobre la razón, la persuasión y la verdad. 

Como pequeña muestra de lo anterior y por si eso de viajar en un yate de la familia real de Mónaco no hubiese sido ya suficiente, la jovencita fue capturada en la mentira cuando en un tuit intentó mostrar el “sacrificio” que hacía por su causa al ir sentada sobre el suelo de un tren abarrotado al lado de su abultado equipaje. La compañía de ferrocarriles alemana, Deutsche Bahn (DB), reaccionó diciéndole irónicamente que “hubiera sido aún más bonito si […] hubieras informado también de con cuánta amabilidad y competencia nuestro equipo te atendió en tu asiento en primera clase”. 

La hipocresía fue evidenciada por el periodista y realista climático Marc Morano del Climate Depot al mostrar cómo los burócratas de la COP al mismo tiempo que discutían sobre prohibir el consumo de carne al mundo por su impacto en la emisión de gases de efecto invernadero hacían fila para comprarse una jugosa hamburguesa en un Burger King que se ubicaba dentro del recinto donde se celebraba la conferencia. 

Destaquemos ahora las buenas noticias entorno al realismo climático que no son populares y poco se llegan a saber. En principio la iniciativa CLINTEL (Climate intelligence), una Declaración firmada por más de 500 científicos y profesionales que contiene 7 planteamientos: 1) No hay una emergencia climática, 2) El calentamiento obedece tanto a causas naturales como a antropogénicas (ser humano), 3) El calentamiento es más lento que lo pronosticado, 4) Las políticas climáticas descansan en modelos inadecuados, 5) El CO2 (dióxido de carbono) es el alimento de las plantas, la base de la vida en el planeta, 6) El calentamiento global no ha incrementado los desastres naturales y, 7) La política climática debe respetar las realidades económicas y científicas. Lo que me llama la atención es que esta iniciativa aglutina a muchos científicos europeos, asiáticos, latinoamericanos y oceánicos, además de los norteamericanos. 

Así mismo, es plausible el esfuerzo que en este frente hacen organizaciones como The Heartland Institute y el Committee For A Constructive Tomorrow (CFACT). El primero de ellos organizó una conferencia paralela en Madrid titulada Climate Reality Forum, a la cual acudieron prestigiosos científicos y profesionales que expusieron sus argumentos a favor del realismo climático. Y finalmente, el surgimiento espontáneo y sin tantos recursos de jóvenes anti-alarmismo climático: Naomi Seibt, una jovencita alemana que relatara su transición del alarmismo al realismo climático. 

Pese a estas noticias y voces a favor de la razón, la persuasión y la verdad, la izquierda ambiental y en general, la izquierda, sigue recuperando posiciones en América Latina. Al respecto, nosotros, los del Foro Liberal de América Latina, hemos catalogado este año como un “Annus horribilis, en alusión a la expresión que utilizara para 1992 la Reina Elizabeth II. Los invito a conocer nuestra lectura de la realidad latinoamericana y en un franco ejercicio de reflexión, a reparar en la necesidad de ejercitar la razón, la persuasión y la genuina búsqueda de la verdad. De paso proponerse para el año venidero el dejar atrás esos Malos hábitos culturales que tenemos los guatemaltecos y los latinoamericanos. 

Termino así mi último artículo del año estimados lectores, deseando que el niño Jesús renazca en sus corazones y que, en compañía de su familia, el 2020 lo encaren con lucidez y coraje.  


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Jorge David Chapas es político liberal clásico, académico y empresario | [email protected] – @JDChapas