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El significado secular de la navidad según Ayn Rand

Warren Orbaugh
09 de diciembre, 2019

Por Warren Orbaugh

En diciembre de 1976 le preguntaron a Ayn Rand que si era apropiado para un ateo celebrar la Navidad. 

«Sí, por supuesto» dijo ella. «Un feriado nacional, en este país, no puede tener un significado exclusivamente religioso.»

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Y es que Rand consideraba que el significado secular de la Navidad, el de la buena voluntad hacia los hombres, es más amplio que los dogmas de cualquier religión en particular. Esta actitud mental no es propiedad exclusiva, aunque sea una parte importante, de la religión cristiana. 

Es la época en que recordamos y tratamos de agradar a los amigos, compartimos con la familia y seres queridos. Amigos los hay de tres tipos que se definen: unos por virtud, otros porque la relación con ellos es placentera y la última porque la relación es por utilidad. La amistad por virtud se da entre hombres buenos que son un espejo psicológico el uno del otro. Ambos valoran lo mismo, ambos tienen una visión del mundo similar. Como el hombre bueno, el hombre virtuoso gusta de sí mismo, al verse en el otro, gusta de este. Le resulta agradable su compañía. Esta amistad primera pues, es la elección recíproca de los seres absolutamente buenos y agradables por ser buenos y agradables. En esta amistad se quiere al amigo en cuanto amigo y no en cuanto médico o músico, y el placer que dimana en cuanto tal es de amistad. Se le quiere a él o ella misma, por ser como es y no porque sea otro. Esta es la amistad más estable, porque no sólo es cada uno absolutamente bueno, sino que al mismo tiempo es bueno para el otro. Es pues ésta la amistad que es conforme a la virtud y motivada por el placer de la virtud.

La amistad por placer es aquella que en que los amigos se eligen por el placer que se aportan mutuamente, como en el caso de que ambos sean músicos, o uno aficionado a la música y el otro músico, porque todos tienen algo bueno, y así, pueden armonizar unos con otros. Y hasta pueden ser mutuamente útiles y provechosos –no en sentido absoluto, sino que en cuanto a lo toca a su intención.

La amistad por utilidad se da entre opuestos, pues lo opuesto es amigo de lo opuesto en cuanto útil, pues lo semejante es inútil para sí mismo. Por eso un vendedor precisa de un comprador y el comprador del vendedor; un empleado de un empleador y el empleador de un empleado; una mujer y un varón se precisan mutuamente; y lo opuesto es placentero y apetecible en cuanto útil y no en cuanto en el fin, sino que en tanto que es con vistas al fin. Pero la amistad de lo opuesto es también, de alguna manera, de lo bueno, pues se desean unos a otros gracias a los bienes intercambiados. Además la amistad de lo opuesto es accidental, pues los opuestos no se desean unos a otros, sino a lo intercambiado. Por tanto son amigas por accidente las cosas opuestas, y en virtud de lo bueno.

Esta época es magnífica porque invita a ser benevolente aún con los desconocidos. Pero la benevolencia no es lo mismo que la amistad sino que un principio de amistad, ya que todo amigo es benevolente, pero no todo benevolente es amigo. Pues el que sólo es benevolente se parece al que comienza a ser amigo; por eso es principio de amistad, pero no amistad. La benevolencia ayuda a forjar nuevas amistades, empezando con la concordia. Ahora, los amigos concuerdan y los que concuerdan son amigos. Pero la concordia amistosa no lo es en relación a todas las cosas, sino que en relación a las realizables para la convivencia. Hay concordia pues, cuando existe la misma elección acerca de las normas de conducta que permiten a cada uno alcanzar sus propios fines; es decir, cuando concuerdan que la mejor manera de que cada quien florezca es por medio de la amistad por utilidad, y que esta exige el respeto mutuo a la vida, libertad y propiedad de cada quien. En suma, la concordia es una amistad cívica o política.

El aspecto encantador de la Navidad, dijo Rand, es el hecho que expresa buena voluntad entre los hombres de una manera alegre, contenta y liberal. Uno dice “feliz Navidad” y no “llora y arrepiéntete.” Y esta buena voluntad se expresa en forma material, terrenal, dando regalos a los amigos y seres queridos, o mandándoles mensajes de cariño y buenos deseos. 

El mejor aspecto de la Navidad, indicó Rand, es el hecho de que se ha comercializado. La compra de regalos es buena para los negocios y buena para la economía del país, pero lo más importante es que estimula el ingenio y la creatividad para producir bienes que tienen un sólo propósito: darle a los hombres placer y felicidad. Y la decoración de las calles, de edificios públicos, de tiendas, almacenes y centros comerciales, con brillantes luces de colores y árboles de navidad, le dan a la ciudad una espectacular imagen visual que sólo la “ambición comercial” puede pagar. Y no digamos del ambiente musical que inunda estos días con villancicos y canciones de la época. Y los espectáculos: musicales como “El cuento de Navidad”, ballets como “El Cascanueces” de Tchaikovsky, teatro como “Cómo el Grinch robó la navidad”, luces artificiales Campero, el árbol de Navidad Gallo y música en la plaza, la competencia de maratón de baile por un carro y películas como “Sólo en casa”, además de los estrenos navideños. Y el patinaje en las pistas de hielo de la Municipalidad. Y las risas y ojos de asombro de los niños. Y la comida: los tamales, el ponche, el eggnog, las nueces, los pasteles, los chocolates, las galletas etc. Y también los convivios, donde los amigos se reúnen para celebrar con alegría la vida. Y el  beso bajo el muérdago. Y las reuniones con aquellos que están distantes. Y la vivencia en este mes de un espectáculo de vistosidad, de exuberante regocijo, colorido y alegría.

Así que sí, desde luego es apropiado para todos, aún para aquellos que no son cristianos, celebrar la navidad y contagiarse de esta actitud de alegría por la vida y buena voluntad hacia sus semejantes.

En este 2019 les deseo muy felices fiestas y un fuerte abrazo para todos ustedes.

El significado secular de la navidad según Ayn Rand

Warren Orbaugh
09 de diciembre, 2019

Por Warren Orbaugh

En diciembre de 1976 le preguntaron a Ayn Rand que si era apropiado para un ateo celebrar la Navidad. 

«Sí, por supuesto» dijo ella. «Un feriado nacional, en este país, no puede tener un significado exclusivamente religioso.»

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Y es que Rand consideraba que el significado secular de la Navidad, el de la buena voluntad hacia los hombres, es más amplio que los dogmas de cualquier religión en particular. Esta actitud mental no es propiedad exclusiva, aunque sea una parte importante, de la religión cristiana. 

Es la época en que recordamos y tratamos de agradar a los amigos, compartimos con la familia y seres queridos. Amigos los hay de tres tipos que se definen: unos por virtud, otros porque la relación con ellos es placentera y la última porque la relación es por utilidad. La amistad por virtud se da entre hombres buenos que son un espejo psicológico el uno del otro. Ambos valoran lo mismo, ambos tienen una visión del mundo similar. Como el hombre bueno, el hombre virtuoso gusta de sí mismo, al verse en el otro, gusta de este. Le resulta agradable su compañía. Esta amistad primera pues, es la elección recíproca de los seres absolutamente buenos y agradables por ser buenos y agradables. En esta amistad se quiere al amigo en cuanto amigo y no en cuanto médico o músico, y el placer que dimana en cuanto tal es de amistad. Se le quiere a él o ella misma, por ser como es y no porque sea otro. Esta es la amistad más estable, porque no sólo es cada uno absolutamente bueno, sino que al mismo tiempo es bueno para el otro. Es pues ésta la amistad que es conforme a la virtud y motivada por el placer de la virtud.

La amistad por placer es aquella que en que los amigos se eligen por el placer que se aportan mutuamente, como en el caso de que ambos sean músicos, o uno aficionado a la música y el otro músico, porque todos tienen algo bueno, y así, pueden armonizar unos con otros. Y hasta pueden ser mutuamente útiles y provechosos –no en sentido absoluto, sino que en cuanto a lo toca a su intención.

La amistad por utilidad se da entre opuestos, pues lo opuesto es amigo de lo opuesto en cuanto útil, pues lo semejante es inútil para sí mismo. Por eso un vendedor precisa de un comprador y el comprador del vendedor; un empleado de un empleador y el empleador de un empleado; una mujer y un varón se precisan mutuamente; y lo opuesto es placentero y apetecible en cuanto útil y no en cuanto en el fin, sino que en tanto que es con vistas al fin. Pero la amistad de lo opuesto es también, de alguna manera, de lo bueno, pues se desean unos a otros gracias a los bienes intercambiados. Además la amistad de lo opuesto es accidental, pues los opuestos no se desean unos a otros, sino a lo intercambiado. Por tanto son amigas por accidente las cosas opuestas, y en virtud de lo bueno.

Esta época es magnífica porque invita a ser benevolente aún con los desconocidos. Pero la benevolencia no es lo mismo que la amistad sino que un principio de amistad, ya que todo amigo es benevolente, pero no todo benevolente es amigo. Pues el que sólo es benevolente se parece al que comienza a ser amigo; por eso es principio de amistad, pero no amistad. La benevolencia ayuda a forjar nuevas amistades, empezando con la concordia. Ahora, los amigos concuerdan y los que concuerdan son amigos. Pero la concordia amistosa no lo es en relación a todas las cosas, sino que en relación a las realizables para la convivencia. Hay concordia pues, cuando existe la misma elección acerca de las normas de conducta que permiten a cada uno alcanzar sus propios fines; es decir, cuando concuerdan que la mejor manera de que cada quien florezca es por medio de la amistad por utilidad, y que esta exige el respeto mutuo a la vida, libertad y propiedad de cada quien. En suma, la concordia es una amistad cívica o política.

El aspecto encantador de la Navidad, dijo Rand, es el hecho que expresa buena voluntad entre los hombres de una manera alegre, contenta y liberal. Uno dice “feliz Navidad” y no “llora y arrepiéntete.” Y esta buena voluntad se expresa en forma material, terrenal, dando regalos a los amigos y seres queridos, o mandándoles mensajes de cariño y buenos deseos. 

El mejor aspecto de la Navidad, indicó Rand, es el hecho de que se ha comercializado. La compra de regalos es buena para los negocios y buena para la economía del país, pero lo más importante es que estimula el ingenio y la creatividad para producir bienes que tienen un sólo propósito: darle a los hombres placer y felicidad. Y la decoración de las calles, de edificios públicos, de tiendas, almacenes y centros comerciales, con brillantes luces de colores y árboles de navidad, le dan a la ciudad una espectacular imagen visual que sólo la “ambición comercial” puede pagar. Y no digamos del ambiente musical que inunda estos días con villancicos y canciones de la época. Y los espectáculos: musicales como “El cuento de Navidad”, ballets como “El Cascanueces” de Tchaikovsky, teatro como “Cómo el Grinch robó la navidad”, luces artificiales Campero, el árbol de Navidad Gallo y música en la plaza, la competencia de maratón de baile por un carro y películas como “Sólo en casa”, además de los estrenos navideños. Y el patinaje en las pistas de hielo de la Municipalidad. Y las risas y ojos de asombro de los niños. Y la comida: los tamales, el ponche, el eggnog, las nueces, los pasteles, los chocolates, las galletas etc. Y también los convivios, donde los amigos se reúnen para celebrar con alegría la vida. Y el  beso bajo el muérdago. Y las reuniones con aquellos que están distantes. Y la vivencia en este mes de un espectáculo de vistosidad, de exuberante regocijo, colorido y alegría.

Así que sí, desde luego es apropiado para todos, aún para aquellos que no son cristianos, celebrar la navidad y contagiarse de esta actitud de alegría por la vida y buena voluntad hacia sus semejantes.

En este 2019 les deseo muy felices fiestas y un fuerte abrazo para todos ustedes.